Datos personales

viernes, 25 de febrero de 2011

Pequeños apuntes sobre el Centenario de la Segunda Presidencia de José Batlle y Ordóñez

El 22 de noviembre de 1911, Batlle y el ministro de Hacienda don José Serrato, elevan al parlamento un proyecto de  ley por el " que se crea la Administración General de las Usinas Eléctricas del Estado que monopolizará la producción y la distribución de energía, a terceros, para alumbrados, fuerza motriz, calefacción y demás aplicaciones, en toda la República.".
Si la ley de 8 horas, si el plan de Ferrocarriles del Estado, si el trazado de carreteras paralelas a los ferrocarriles extranjeros, significaron una alta expresión emancipadora, el monopolio por el Estado de los suministros de luz  y energía eléctrica tiene ya el carácter concreto de la nacionalización de las industrias y de la expropiación por el estado de los servicios públicos de interés social.
Justamente ese problema de la energía eléctrica comenzó a ser planteado por Batlle en su primer gobierno. En mayo de 1905, es decir apenas seis meses después de apagados los fuegos de Masoller, Batlle decreta ante la caducidad de las antiguas concesiones la administración directa y por el Estado de la Usina Eléctrica de Montevideo. En 1912 quedó sancionado por Ley el monopolio de los servicios de luz y energía eléctrica a cargo del Estado. Organizado el Instituto industrial como un Ente Autónomo, que a su propio desenvolvimiento aplica sus utilidades, y libres de las antiguas usuras de las concesiones privadas las ganancias para el Estado crecieron en gran forma:

Años 1910-11                              $                       556.000
         1911-12                              $                       725.000
         1913-14                              $                       971.905
         1919-20                              $                    1.268.453
         1929-30                              $                    3.367.222

Luz, energía y transportes fueron las antiguas concesiones captadas por el Estado, y definen con verdadera claridad la visión de un país tributario como mecanismo de organización económica.
Tanto en materia económica y financiera como política la República venía dando saltos mortales desde la Independencia. El 4 de agosto de 1896 se creaba por Ley el Banco de la República. Era en realidad un banco mixto. El interés privado desvirtuará su función, se necesita un banco estatal y las Leyes de 17 de julio de 1907 y del 16 de noviembre de 1908, asegurando la primera la autonomía del Banco de la República y determinando la segunda que sus utilidades se destinarían a aumentar el capital de la institución, fueron facilitando el camino par la nacionalización total que Batlle propuso por su mensaje del 13 de mayo de 1911 cuyo articulado se convierte el ley el 17 de julio del mismo año.
El 26 de abril de 1911 Batlle propone la creación del Banco de Seguros del Estado. Significaba esta reforma, fundamentalmente, abolir el monopolio privado en materia de seguros entregando esta forma de previsión social a la gestión de una entidad absolutamente nacional. El negocio del seguro era muy particular, bastaba un pequeño capital, una empresa de mayor o menor volumen, un escritorio en Montevideo. Los capitales asegurados, así en seguros contra incendios, marítimos, de vida, sumaban millones. Los premios pagados por los asegurados daban sumas cuantiosas. Las indemnizaciones repartidas por daños eran mínimas.
Había en el Uruguay hasta 1911 compañías nacionales de seguros, pero eran las menos. Las de mayor volumen eran extranjeras. En 1912 el Banco de Seguros del Estado estuvo en funciones.

El Centenario De Una Presidencia Histórica. Tomado de Correo de los viernes.

Correo de los Viernes 25 de febrero de 2011 Página  4
El Centenario De Una Presidencia Histórica

El martes 1º de marzo se cumplen 100 años de la segunda
elección presidencial de José Batlle y Ordóñez, el período
de gobierno de mayor ímpetu renovador de nuestra historia.
Luego de una primera presidencia extraordinaria pero absorbida
en buena parte por la guerra civil de 1904, que terminó de unificar
el resquebrajado Estado uruguayo, en su segunda presidencia
pudo Don Pepe desplegar toda su capacidad reformadora, con
una multitud de iniciativas y logros que marcaron hasta hoy las
características de nuestro Estado.
El primer acto ya fue reformador, cuando prestado el
“juramento” de rigor ante la Asamblea General, que invocaba a
Dios y los Santos Evangelios, prosiguió: “Permitidme que, llenado
el requisito constitucional, para mí sin valor, a que acabo de dar
cumplimiento exprese en otra forma el compromiso solemne que
contraigo en este instante: juro por mi honor de hombre y
ciudadano que la justicia, el progreso y el bien de la República,
realizados dentro de un estricto cumplimiento de la ley, inspirarán
mi más grande y perenne anhelo de gobernante”. Su concepción
laica del Estado se definía inequívocamente, como más tarde
pudo consagrarse en nuestra carta constitucional. La escena,
bueno es recordarlo, ocurrió en el Cabildo, donde todavía
funcionaba el Poder Legislativo.
Estos serán años notables. Se aprobará la ley de divorcio por
sola voluntad de la mujer, revolucionaria idea pionera en el mundo
(1913). Se crea el Hotel de Inmigrantes y se adelantan los pasajes
para estimular la inmigración que será decisiva en el desarrollo
de la sociedad. Se dicta la ley de liceos departamentales (1912),
que funda un establecimiento en cada capital.
 Se crea la Universidad de Mujeres (proyecto de 1911) y se modifica el Código
Civil para permitir la investigación de la paternidad (1914). Se
dicta la Ley de 8 Horas (1915), pieza clave de la legislación social,
junto a la ley de accidentes de Trabajo (1914). Se funda la Escuela
Nacional para Ciegos. Se crea el Banco de Seguros (1911).
Se nacionalizará el Banco de la República (1911, iniciativa
que ya venía de su primer mandato) y el Banco Hipotecario
(1912), todas instituciones bancarias fundamentales hasta el
día de hoy. Se creará las Usinas y Teléfonos del Estado (1912).
Se terminará y ampliará el puerto de Montevideo, aun precaria
instalación, y se realizarán los proyectos para represar el río Negro.
 Se organiza el Servicio de Semáforos y Radiotelegrafía. Se
crean el Instituto de Geología y Perforaciones (1912) y el de Quí-
mica Industrial, que serán más tarde parte de la Ancap.
Se crean las Estaciones Agronómicas, el vivero de Toledo.
Se organiza el crédito rural, como una sección especial del Banco
de la República. Se dicta la Ley de Colonizaciones. Se crea el
Instituto Fitotécnico y Semillero de La Estanzuela (1911). En
Montevideo, se dicta un plan regulador, se amplía el Parque
Urbano hasta Punta Carretas y también el Prado. Se crea la
orquesta sinfónica nacional. Se propone (mensaje de 1914) la
gratuidad total de los estudios secundaria y universitarios, que
aún requerían pago de matrícula.
Se crea el Consejo de Protección de Menores. Se dicta la Ley
de Ministerios, creando el Ministerio de Justicia e Instrucción
pública (1911). Se crea la Comisión Nacional de Educación Física
(1911), luego de 5 años de tramitación. De 1913 son los Apuntes
que proponen el colegiado, idea discutible por cierto, pero que
se enmarca en el propósito constante de perfeccionar las
instituciones republicanas y preservarla del fenómeno caudillista
que había sido su mayor riesgo.
Ni entramos en la enumeración de las obras públicas o en
proyectos que no se votarán más tarde como el de las Pensiones
a la Vejez, impugnado por “La Democracia”, el órgano nacionalista.
En esta obra monumental, junto a Batlle aparecen figuras
extraordinarias como el Dr. Eduardo Acevedo, los Ingenieros
Serrato y Soudriers, el Dr. Baltasar Brum, el Dr. Feliciano Viera, el
Dr. Pedro Manini Ríos, Dr. Justino Jiménez de Aréchaga, el Dr.
Claudio Williman –Ministro del primer período y luego Rector
de la Universidad—, entre tantos otros. En el Parlamento se
destacaron figuras notables como Domingo Arena o Juan José
Amézaga. Esta gigantesca obra fue realizada en medio de una
oposición enconada de los sectores conservadores de la Repú-
blica. Ella no se detuvo ni cuando el Presidente hubo de afrontar
la enfermedad de su hija Ana Amalia, fallecida de una dolencia
pulmonar.
Alcanza la enumeración de las obras del período para advertir
que fue en esos años que se forjó el Uruguay moderno. Y que
los avances sociales de esa época todavía siguen marcando a la
sociedad uruguaya. El Partido Colorado, y todo el país, debieran
conmemorar el comienzo de años que fueron de tanta importancia
para la configuración de una democracia ejemplar y de un país
socialmente integrado.
Correo de los Viernes 25 de febrero de 2011

Ver: secretaria@forobatllista.com