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martes, 10 de mayo de 2016

Oscar Gestido: El dialogo sobre la violencia.


Gestido y el inicio de la violencia.










La visión marxista de los hechos que comenzaron a ocurrir a partir de 1959 ante el estancamiento productivo y la crisis de la economía uruguaya a comienzos de los sesenta se resumía en que el capital intentaba salvarse a costa del salario obrero. Es común ver en publicaciones de la época  como  el capitalismos aumentaba su tasa de ganancia intensificando la explotación del obrero y la eliminación de las “prestaciones sociales” que el batllismo había instaurado. Acá podemos avanzar hacia una interpretación sobre la violencia en Uruguay y ver de que modo se puede relacionar la creciente conflictividad social de esa época con la actuación de los sectores dominantes que controlaban, es verdad, los instrumentos del aparato productivo y el surgimiento de la guerrilla revolucionaria. Por supuesto que los sectores sociales obreros y la visión comunista achacan esto al capital y a la burguesía en el marco de una visión liberal fondomonetarista. Entre 1957 y 1968 el enfrentamiento era sectorizado cada grupo dominante se enfrentaba al sector obrero que estaba vinculado. Las relaciones laborales funcionaban, entonces, según las fuerzas que cada sector impusiera en las negociaciones. Esto favoreció que surgiese un sindicalismo corporativista de base marxista que hacía su contribución al enfrentamiento social. A partir de 1964 la crisis económica se agudiza, la sociedad le renueva la confianza a la mayoría nacionalista en el marco del colegiado. Este se muestra bastante distante de la problemática social y ya comienzan a escucharse rumores de golpe de Estado. Es un reflejo de lo que está ocurriendo en Brasil donde Estados Unidos apoyó un golpe militar y acá hizo un movimiento reflejo en la tensión de los grupos sociales de variada visión política. Si miramos la cantidad de grupos sociales revolucionarios que empiezas a desarrollarse en nuestro país a partir de los sesenta, la preocupación incluso alcanza a los hegemónicos e históricos Partido Socialista del Uruguay y al Partido Comunista. Estos grupos nacientes aglutinaron a sectores obreros muy postergados y dieron una luz en la violencia a sus reclamos. En 1967, la ciudadanía puso sus esperanzas en una nueva  Constitución, ahora presidencialista y con fuertes atribuciones al Poder Ejecutivo, a un militar como presidente y el retorno del Partido Colorado al poder pero con el batllismo un tanto disminuido por rencillas internas y el fallecimiento de su principal líder Luis Batlle Berres. La izquierda radical se aglutina en torno al diario Epoca y establecen puntos en común y allí encontramos los siguientes grupos: Partido Socialista, Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), Federación Anarquista del Uruguay (FAU), Movimiento independiente revolucionario, Movimiento de Acción Popular Uruguayo (MAPU) y un grupo grande de independientes que escondía al naciente grupo Tupamaros. La plataforma de acción era en primer lugar apoyar la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) reunida en Cuba, considerar a la clase obrera como la columna vertebral de la revuelta y la lucha armada como extensión de la militancia. Estos hechos comienzan a generar preocupación en los sectores industriales, bancarios y del comercio y le solicitan al Presidente Oscar Gestido “ que es tiempo de que se pusiera los pantalones” La respuesta del Poder Ejecutivo la realiza el Ministro del Interior, Augusto Legnani el 8 de setiembre y será el comienzo de una espiral de violencia de respuesta desde el Estado a los ataques de los sectores sociales, grupos radicales y la guerrilla urbana. En su discurso Legnani  informa que no será autorizada la reunión en Montevideo del “Congreso permanente para la unidad sindical de los Trabajadores Latinoamericanos” en su parte medular sostenía (...)con serena energía el Gobierno proclama: ni guerrilla contra instituciones democráticas ni cuartel de operaciones, entrenamiento, preparaciones o maniobras para penetraciones agresivas a otros Estados”. En este marco Hugo Batalla recuerda un dialogo con el presidente Gestido en el cual el presidente le confía su visión sobre la violencia y sobre el futuro tensionado del Uruguay: “ Yo sé que la gente me ha votado a mí un poco porque en el país hay problemas. Yo sé que en cierto sentido me ha votado pensando que soy un militar y que como militar puedo imponer mi bota sobre la gente. Pero soy consciente que la violencia es una cuestión muy difícil para cualquier país. Usted sabe cuándo entra en la violencia pero no cuando sale, y mucho peor no sabe cómo sale. Y cuando usted pone en marcha una solución de violencia, a mitad de camino no la puede parar”. Fallece Gestido al poco tiempo y la violencia explotó y en realidad, luego de largos años de sufrirla aun hoy tenemos caminos de salida que no se han recorrido.

El queso y sus gusanos: Huellas en el basurero de la historia - 08.05.2016 - LA NACION

Huellas en el basurero de la historia - 08.05.2016 - LA NACION

“The Postcolonial Gramsci”: Edited by Neelam Srivastava and Baidik Bhattacharya |

“The Postcolonial Gramsci”: Edited by Neelam Srivastava and Baidik Bhattacharya |

domingo, 1 de mayo de 2016

Batllismo y frentismo, una aproximación.



La rotación de los Partidos Tradicionales se muestra atacada cuando en la década de 1950 surge la Liga Federal de Acción Ruralista, comunmente definida como  La Liga Federal. Fue un movimiento masivo y popular que creció al margen de los Partidos Tradicionales. Es el primer síntoma de ruptura del bipartidismo histórico en nuestra vida política. Poco después, a comienzos de 1962 surge la Unión Popular y el FIDEL. Es este el hito más importante de la izquierda uruguaya que decidió captar votantes tradicionales reinterpretando sus tradiciones, con diferencias pero con cierta similitud con el ruralismo. Los intelectuales y el giro un tanto gramsciano de la estrategia de la izquierda comienzan a socavar la historia partidaria tradicional desarrollada desde comienzos del siglo XX. El revisionismo histórico, y  la cultura popular enfocada a viejos modelos de bienestar logró que la izquierda nacional en los 60 tomara fuertemente la conciencia histórica nacional, los valores y simbología partidaria tradicional. Posteriormente se enfoca  en un discurso en el cual mediante la articulación de la gran crisis de valores políticos y la economía que apretaba los cinturones, logra el advenimiento de una opción nueva. Curiosamente la izquierda se nacionalizó y construyó simultaneamente un discurso que mostró a los Partidos Tradicionales como representantes de intereses extranjeros. Posteriormente en la conformación del Frente Amplio, los sectores populares encontrarán un espacio que le de respuestas a su visión de futuro. Sonia Scaffo cita a Hugo Batalla durante el episodio en el cual Michelini comienza su alejamiento de la lista 15, sostenía Batalla “ Es posible que fuera un camino irreversible, yo hablaba muchas veces con Zelmar y le decía- Mirá Zelmar ni tu ni yo queremos pelearnos con Batlle (Luis) pero la propia dinámica de los hechos nos va a llevar a que nos peleemos con Batlle”. Mientras esto ocurría el desarrollo inflacionario especulativo deteriora los recursos estatales y estaba muy comprometida la gestión del gobierno tanto en el presupuesto, en el sistema bancario y en el manejo del tipo de cambio. Esto se manejó mediante el endeudamiento externo que trajo como consecuencia la eliminación de subsidios y la rebaja de los salarios reales de los funcionarios públicos. Continuadas devaluaciones no lograron detener la emigración de capitales.  Dentro del batllismo la situación no era sencilla, un artículo en Marcha analizaba la situación de la 15 y lo tituló: La 15 por dentro y marca claramente la convivencia muy dura entre tres grupos enfrentados. Un joven Jorge Batlle oscilaba entre los tres grupos con una tendencia haca Amilcar Vasconcellos y a Flores Mora. Lo curioso era que todos conocían su profunda amistad con Alberto Abdala. En las elecciones internas se presentan: Unidad y Reforma liderada por Jorge Batlle y Alberto Abdala, Por la ruta de Luis Batlle integrada por Vasconcellos y Flores Mora y con la legitimación de Enrique Rodriguez Fabregat. El tercer grupo, llamado el de los senadores que la integraban entre otros Alba Roballo y Glauco Segovia. Todos estos problemas internos fueron disociando el batllismo principista  y sus diferentes interpretaciones liberales y anticolegialistas. Más allá de la retirada de la lista 99, y de  Alba Roballo con su grupo Pregón, el golpe más duro fue cuando un viejo batllista, biógrafo de Don Pepe y ardorosos defensor de la justicia social se retira también para integrar el nuevo proyecto político denominado Frente Amplio
Enrique Rodriguez Fabregat recibió invitaciones de todos los sectores que van a conformar el Frente Amplio. Era uno de los grandes legitimantes ideológicos del futuro Frente Amplio como batllista radical y principista. Su ideal de justicia social lo lleva a fundar el Comité de Doctrina Batllista y sostenía: “ Los batllistas que estamos en el Frente Amplio continuamos luchando empeñosamente por el triunfo de los principios y el progreso de los principios que colocaron a nuestro país en el camino de la democracia económica y social. Si blancos progresistas y batllistas doctrinarios pueden estar en el Frente Amplio es, principalmente, porque el Programa de Acción del Frente Amplio les da la oportunidad de continuar su lucha frente a ambos sectores tradicionales que, pese a mantener divisa distinta tienen un mismo objetivo oligárquico”

A partir de su fundación el Frente Amplio comenzó un crecimiento electoral permanente, incluso con el impasse de la dictadura, hasta llegar a la presidencia de la República en el 2005. El batllismo paso de ser mayoría dentro del Partido Colorado a ser casi nominal en un partido que no deja de perder su caudal electoral y que como sostuviera Rodriguez Fabregat , hace varias décadas, tiene en su mayoría actual componentes conservadores que lo diferencian muy poco del Herrerismo.