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sábado, 12 de noviembre de 2016

Batllismo: Entre el liberalismo y la ética de la responsabilidad.


El batllismo tuvo su prueba de fuego durante la segunda presidencia del Dr. Sanguinetti. Entre la impaciencia de resultados y el mantener el concepto de “escudo de los débiles”  para comprender su gestión debemos ir a las fuentes. No hay dudas que estamos frente a un debate de un liberalismo potente frente a  la visión batllista del siglo XXI. Evidentemente debemos abrir un profundo debate sobre estos puntos, justicia social, rol del Estado y lo competencia mediante el desarrollo de una educación adecuada a las necesidades de la época. Veremos los puntos de vista del Dr. Sanguinetti y su accionar en temas complejos como la Seguridad Social y el respeto a rajatabla del programa de gobierno.
"Uruguay, como nación-aun antes de ser un Estado-se configuró en torno a un conjunto de valores espirituales emanados de la doctrina humanista del liberalismo. La esencia de la revolución artiguista fue esa y en torno a ese núcleo ideológico se configuró nuestra nacionalidad. No fue un sueño nacionalista exagerado el que alentó esa formación en un pueblo cuyo caudillo, acendradamente federalista, persistió toda su vida en la creencia de que la independencia de los orientales debía conducirlos a la hermandad con el resto de las provincias, desgajadas del tronco virreinal hispánico. No se hizo la emancipación para sustituir la dominación española por la de una oligarquía criolla como ocurrió en otras comarcas.(...) Nuestra nacionalidad se asienta en un espíritu de tolerancia. La libertad civil y religiosa que proclamaban las Instrucciones llega a ser una realidad y a su influjo llegan al país torrentes inmigratorios que se amalgaman con la población original, asumiendo intimamente sus mismos valores. Los hijos de italianos y españoles, armenios, valdenses y judíos coexisten en un país de tolerancia. Hombres y mujeres de orígenes históricos diversos, religiones distintas, situaciones sociales diferentes, se sienten parte de una misma empresa, a la que empiezan a integrarse desde los bancos de una escuela igualitaria, laica y gratuita, que constituye el núcleo central de su doctrina. De ese modo, termina de perfilarse el espíritu nacional. La libertad individual, la tolerancia filosófica-religiosa, la aspiración permanente al igualitarismo social, afirma el ser nacional. No se cultiva un nacionalismo asentado en el poderío material ni en la vocación expansionista ni la ambición de riquezas. Uruguay asumirá como conciencia existencial que su destino no es el de ser una potencia. Su orgullo de país se asentará en el prestigio de sus instituciones, el espíritu cívico de sus gentes, su libre y justiciera voluntad de trabajo y creación. Así fuimos aquello que en un tiempo se llamó la Suiza de América".
Sanguinetti, Julio M. Correo de los Viernes , Contratapa (fragmento) 5 de agosto de 1983.



La segunda presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti constituyó uno de los períodos de mayor impulso reformista en materia de recursos humanos y estructura organizativa de la Administración Central. También se instrumentaron algunos cambios estructurales en educación, pero sobre todo en el área de la Seguridad Social. Dentro de estas reformas los cambios implementados a nivel educativo tuvieron una impronta claramente estatista, la reforma provisional tuvo una orientación de mercado.  En materia de reforma de la Administración Central: la mayoría de disposiciones entraron dispersas en la rendición de cuentas de 1995. Durante este período se elaboró un intento coherente de implementación de una reforma administrativa de tipo gerencial y se intentó definir los objetivos  de cada unidad ejecutora, para poder organizar la situación del personal excedente de acuerdo a las funciones que desempeñaban y el personal que no estuviera implicado con los objetivos de cada unidad. Se programó que las actividades excedentarias, debían tercerizarse o descentralizarse a actores privados. También se volvió a limitar el ingreso a la Administración Pública de nuevos funcionarios y al mismo tiempo se generaron diversos mecanismos de ingreso como los contratos de Alta Especialización o los contratos de función pública. Durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti (1985 – 1989), muchas de las medidas adoptadas estuvieron orientadas básicamente a la reinstitucionalización del sistema democrático: recomposición del cuerpo de funcionarios de la Administración Pública como la restitución de 11.000 funcionarios cesados en la dictadura, prohibición del ingreso de nuevos funcionarios, políticas de capacitación con apoyo de la Escuela Nacional de Administración Pública (ENA) de Francia y creación de un nuevo sistema de calificaciones y ascensos . Por otra parte, también se realizaron acciones de reforma en algunas empresas del Estado, tales como AFE  que se disuelve y redistribuyen 7000 funcionarios, y UTE  en un ambicioso proceso de reingeniería con apoyo de FENOSA –España .  Dentro del conjunto de intereses primordiales de las administraciones del Dr. Sanguinetti la Seguridad Social era la mayor preocupación. El propio Sanguinetti sostenía en agosto del 2000 en una entrevista: “ La Reforma de la Seguridad Social era la madre de todas las batallas” y en una entrevista más extensa realizada por Carlos Lujan al secretario de la Presidencia, Elías Bluth sostenía: “ La reforma de la Seguridad Social era considerada el objetivo número uno, a partir de los lineamientos planteados en –El Uruguay para todos- programa de gobierno elaborado por el Partido Colorado para las elecciones de 1994, seguida por la Reforma Educativa, la Reforma Política en tercer lugar y la Seguridad Pública en cuarto(…) La Seguridad Social era la madre de todas las batallas. La derrota o triunfo iba a marcar el tono del gobierno de ahí en más. Si la reforma se hacía, se abría un espectro de posibilidades; si no el peligro era el fracaso total. En este sentido, el éxito era externo e interno, y el peligro era la pérdida de confianza(…) Claramente existía variedad en las posiciones frente a los puntos de la agenda. Desde aquellos que pretendían que el Presidente electo se comprometiera a una política más liberal hasta aquellos que pretendían una política menos liberal.(…) El presidente Sanguinetti en la mayoría de los casos actuó como árbitro y nunca abandonó el Programa. En la reforma de la seguridad social el Presidente actuó como un encantador de serpientes.” Era un problema grave y muy sensible y el gobierno utilizó mecanismos batllistas de resolución, atender a los débiles y beneficiar a la mayoría de la población. El Economista Luis Mosca sostenía en una nota realizada en Búsqueda en el mes de febrero de 1995: “ La reforma de la seguridad social es esencial para la estabilización económica(…) y Sanguinetti la toma como una oportunidad de  cambio y sostenía: “ Hay que tratar de lograr un sistema que a la vez sea más equilibrado, también disminuya el peso del número de jubilados sobre la población activa porque se hace imposible sostenerlo”  Ya en su discurso de asunción decía Sanguinetti: “ La Reforma del sistema de Seguridad Social es uno de los mayores desafíos que nos aguarda para salvarlo en sus bases esenciales” El gobierno envió al Parlamento un proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana que aumentaba las penas para determinados delitos y creaba la figura de la rapiña y sanciones para la conducta  de las “barras bravas” en el fútbol. Además  otro proyecto de reordenamiento tributario tendiente a la mejora de la competitividad. El 29 de junio se ingresa el proyecto de Seguridad Social y fue apoyado por el Partido Nacional con la oposición del Frente Amplio y el PIT-CNT.  En una situación muy difícil, Sanguinetti demostró capacidad para manejar los reclamos militares que se oponían a los juicios por violaciones a los derechos humanos y la economía en una fase crítica. La prioridad fundamental del Partido Colorado era asegurar la democracia, la del Frente Amplio su crecimiento electoral. La ética de la responsabilidad y los costos electorales que todavía paga el batllismo.
Ver:
AAVV. Uruguay: La reforma del Estado y las políticas públicas en la democracia restaurada (1985-2000)EBO. Montevideo 2002

Maiztegui, L. Orientales. Tomo 5 1985-2005. Planeta. Montevideo.2010

domingo, 6 de noviembre de 2016

Liberalismo y batllismo: aportes para un debate.


“Me he convencido, desde hace mucho tiempo, de que la prevaleciente tendencia a considerar como innatas y fundamentalmente inalterables todas las diferencias de carácter que se observan en los seres humanos, y a ignorar las pruebas irrebatibles que demuestran que la mayor parte de esas diferencias —ya sea entre individuos, razas o sexos— no son otras que las producidas por diferencias de tipo circunstancial, es uno de los grandes impedimentos para tratar racionalmente las grandes cuestiones sociales, y uno de los grandes obstáculos que impiden el progreso de la Humanidad.” John Stuart Mill (1806-1873) constituyó un puente hacia nuevos planteamientos del capitalismo. Mill pretendió en sus escritos, entre los que se destaca sus “ Principios de economía política”, contribuir a la solución del problema social al moderar las pretensiones de liberad y conceder al Estado un cierto papel intervencionista. La creciente desigualdad social y la crisis del capitalismo constituyeron razones justificadas para sus teorías.  Todo mercado tiene dos lados: la oferta y la demanda. Luego de examinar cada una de ellas podemos llegar a conclusiones de cómo funciona el mercado. Está en discusión permanente el rol del batllismo en las empresas del Estado y múltiples análisis desde sectores liberales o colectivistas tratan de mostrar, y en algún momento tiene razón, el fracaso del modelo batllista en esta área.
Un poco de Historia sobre los monopolios.
En las últimas tres décadas del siglo XIX Estados Unidos experimentó un gran crecimiento económico desarrollado entre sobornos, tecnología y gran corrupción. Estos monopolios generaron una gran riqueza. En 1861 Estados Unidos contaba tres millonarios en 1900 había 4000. Esta enorme riqueza provocó, además, un consumo ostentoso. En Uruguay, luego de los enfrentamientos armados, lograda cuando el Estado ejerció el monopolio de la fuerza. Desde el Estado se dieron los pasos necesario para fortalecer el Derecho de Propiedad y cambios en el aparato productivo que incluyó el mejoramiento de las razas bovinas y se incorporó la producción ovina. Se desarrollo el comercio. El modelo tenía debilidades, por un lado se sostenía en una oferta de base ganadera y con una gran lentitud en asumir nuevas tecnologías. Por otro lado el aumento de las importaciones debido a la modernización y al crecimiento de la población presionaba sobre la balanza comercial.
El modelo batllista intentó desalentar la explotación ganadera extensiva la cual era vista como un freno para aumentar la producción y mejorar la calidad del rodeo. Los cambios en la política impositiva intentaron diversificar las fuentes de recaudación del Estado. Se apostó, sin éxito, a aumentar la explotación agrícola estimulando la rotación en el uso de la tierra, sin embargo solo favoreció a la ganadería. Lo positivo del período fue la racionalización conseguida mediante las estatizaciones y nacionalizaciones a partir de 1911. Lo más positivo para el gobierno batllista en ese momento fue el control de las áreas estratégicas de un modo monopólico. En 1947 asume Luis Batlle Berres con el objetivo primordial de crear crecimiento mediante la industrialización por sustitución de importaciones. Con tal propósito el Estado se convirtió, mediante un rol interventor en la garantía de las rentas de los inversores privados en el área industrial y en el sector de los asalariados. Una serie de medidas se establecieron en materia económica durante este período: Contralor de Exportaciones e Importaciones, el sistema de cambios múltiples, crecimiento de Empresas Públicas y un modelo claro de fijación de precios. Hoy está en discusión el modelo creado en 1943 de los Consejos de Salarios que fueron y en parte sigue siendo un mecanismo de intervención del Estado en el mercado de trabajo a través de la regulación de los salarios. Los Consejos en aquel momento estaban integrados por tres representantes del gobierno, dos de los empresarios y dos de los trabajadores. Funcionaban por rama  de actividad y eran unos 40 en los años 50, hoy son unos 200, y merece un análisis profundo en su organización sin perder sus objetivos iniciales. El número de funcionarios públicos creció en el periodo de un 2% de la PEA a un 7% de la misma y ya en 1953 se iniciaron medidas con incentivos para bajar la plantilla de funcionarios del Estado. En 1966 ganó nuevamente las elecciones el Partido Colorado y veníamos de la profunda crisis de 1965 y se avecinaba la crisis del petróleo. El presidente Jorge Pacheco Areco estableció la Congelación de Precios y Salarios y crea la Comisión de Precios e Ingresos con el objetivo de controlar los precios y contener la inflación. La CIDE había definido la crisis como estructural ya que era evidente que se debía reformular la estructura productiva del Uruguay y las propuestas coincidian en: a) la tenencia de la tierra, la reorganización del comercio exterior que permitiera la diversificación y ampliación de mercados exteriores y c) el sistema educativo que debía ser vinculado a la creación de tecnología adecuada a nuestro perfil productivo.
Sin embargo la discusión se centra y creo que sigue así en las ideas del liberalismo económico elaborado a partir del siglo XVIII en las cuales la economía está regulada por leyes naturales a las que hay que dejar actuar libremente. Todos los individuos actuando libremente constituyen el mercado cada uno decidirá según su conveniencia la forma de enriquecerse. Si todos actúan así finalmente la sociedad se enriquecerá. Este debate fue profundo en el Uruguay y sobretodo en el marco de la expansión ideológica del batllismo. Con referencia a los criterios de justicia distributiva de los recursos materiales de la sociedad, predominaban las ideas, que  a partir de las ideas de Stuart Mill y de Henry George se expresaron sobre la legitimidad de la propiedad y su valor social, su posible redistribución y el papel de la herencia en la justicia intergeneracional. De ambos el batllismo tomó la necesidad de desviar la renta de los propietarios hacia el conjunto del pueblo mediante la acción del Estado. Eduardo Acevedo sostenía: “ Las desigualdades sociales pueden y deben ser combatidas por medios más racionales: una amplísima difusión de la enseñanza gratuita en todos sus grados y variedades, una legislación protectora del obrero, que solucione los problemas del salario, del horario, del seguro, de la vivienda, del mejoramiento de la vida en general; un plan de ensanche del camino colectivo, a base de expropiaciones y de monopolios industriales, que permitan a la colectividad, a la vez que abaratar varios artículos, suprimir o disminuir impuestos perjudiciales y ejecutar obras de progreso” (Acevedo, E, Curso de Finanzas, 1904, Pag. 546) Un ejemplo claro de esto en el impuesto al ausentismo propuesto por Baltasar Brum en 1924.
El fin de la utopía batllista frente al liberalismo.
A partir del retorno a la democracia en 1985 comienza a verificarse un intento de liberalizar al Estado en relación a sus funciones económicas y sociales. Se le quitó injerencia en las políticas de “bienestar” y por un breve lapso de una década a la negociación colectiva. Esto dejó a su suerte a los asalariados a las dinámicas del mercado. Se inició un mecanismo lento y paulatino dedesarmar el sistema de Empresas Públicas iniciado, desarrollado y sostenido por el batllismo en beneficio del capital privado. La excusa era, y es,  la inviabilidad finaciera o la mala gestión. Esto repercutió en los fines sociales cuyos costos los vemos hoy cada noche en los informativos.


Especial 25 aniversario Babelia: Una nueva época, un mundo infeliz | Babelia | EL PAÍS

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martes, 1 de noviembre de 2016

Batllismo: liberal radical libertario.



Algunos de los hombres que desde 1873 intentaron limitar al Estado casi hasta su desaparición, son los que diez años más tarde entre 1884 y 1888 aprueba leyes ferroviarias que obligaron al más amplio modelo de intervención estatal ya sea en control de tarifas y autorizaciones para desarrollar ferrocarriles propios. En 1901 es obra del Estado la construcción del Puerto de Montevideo y muy pocos meses después también se encargó de la producción eléctrica. Fue un proceso que parte de la iniciativa privada