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martes, 20 de febrero de 2018

El batllismo y el campo: intentos y opciones.




El país granjero era el sueño a alcanzar por el reformismo batllista. No era una idea que tuviese un plan homogéneo, los diferentes sectores del Estado tenían distintas visiones: unos planteaban el desarrollo pleno de la agricultura, otros la combinación de ganadería y agricultura crenado una política forrajera de primer nivel. La realidad era que todo el modelo batllista de desarrollo necesitaba potenciar la agricultura. El problema no venía del Estado, era la estructura de propiedad de la tierra en la cual predominaba el latifundio ganadero. Los ganaderos se habían apropiado de la tierra. Durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez entre 1911 y 1915 hubo medidas concretas para el desarrollar el agro. Una de ellas fue la recuperación de las tierras fiscales que serían redirigidas a la colonización agrícola, se atacó al latifundio improductivo con medidas impositivas progresivas sobre la productividad de la tierra. Se optó por favorecer créditos muy favorables a los pequeños productores agrícolas. El recién fundado Banco de Seguros del Estado comenzó a cubrir seguros contra el granizo y se instrumentó dentro del Ministerio de Industrias las inspecciones de Ganadería, de Agricultura la Inspección Sanitaria Animal y la de Inmigración y Colonización. En el aspecto político se produce la derrota del batllismo y el “alto” del Presidente Feliciano Viera que debilitó el proceso reformista. Por otro lado hubo un avance electoral del Partido Nacional, el batllismo recurrió a la que se denominó “ política de compromiso” con sectores moderados o conservadores. Entonces podemos afirmar que hubo una gran conciencia del problema del campo que se puede verificar con el accionar del Estado en esa línea, sin embargo hubo poca o muy poca concreción. Se concreto la intervención estatal en la comercialización de cereales y de la carne con el establecimiento a partir de 1928 del Frigorífico Nacional. Las políticas más fuertes de regulación e intervención van a comenzar con fuerza en 1935 y se va a extender hasta el inicio del  gobierno colegiado con mayoría nacionalista en 1959. La política fiscal del batllismo tenía como filosofía que no solo sería una imposición sino tendría una finalidad económica: gravar la propiedad de la tierra improductiva a favor de la producción del agro y proteger la producción nacional con un proteccionismo aduanero con el objetivo de desarrollar la industria.
El mensaje del Poder Ejecutivo a la Asamblea General el 10 de octubre de 1905 y firmado por el Presidente Batlle y Ordóñez y el Ministro de Hacienda José Serrato sostenía:
“ Un sistema impositivo basado principalmente en los impuestos indirectos es opresivo para las clases laboriosas y debe ser modificado…para no hacer aun más sensibles las diferencias en el tratamiento de los contribuyentes, se hace indispensable alterar las zonas y aforos de los inmuebles rurales. No está lejano el día en que esa propiedad será avaluada individualmente, al mismo tiempo que entraran en el impuesto las tierras fiscales actualmente ocupadas y usufructuadas individualmente. El problema agrario constituye hoy una preocupación preferente del país”
La ley de 1911 establecía el impuesto territorial para la campaña aumentó las zonas de fijación de aforos de 139 a 267. En 1914 el Proyecto del Poder Ejecutivo para Montevideo planteó un aumento del impuesto del 6/1000 al 10/1000 gravando solo la tierra excluyendo si hay mejoras o construcciones. La crisis de 1913 derivada del prologo de la Primera Guerra Mundial, cierre de mercado y corte de los prestamos eliminó este proyecto. El proyecto para los departamentos del interior plateaba una rebaja del aforo al 5/1000. Una gran oposición del Partido Nacional llevó a una baja aun mayor en este impuesto y la recaudación tuvo un incremento simbólico que impidió cualquier desarrollo de las políticas previstas. En 1923 se establece la  Sección Fomento Rural y Colonización del Banco Hipotecario con un capital de 3 millones de pesos. En 1929 se amplió a 5 millones y estableciendo que el préstamo incluiría el 100/100 del valor de la tierra. No tuvo éxito esta política y en 1945 no se habían utilizado más de 1.700.00 pesos. En 1929 Baltasar Brum presenta el proyecto ante el Consejo Nacional de Administración denominado “Tierras para el Pueblo” con el objetivo de erradicar ranchería y fomentar la colonización, este proyecto no fue ni siquiera debatido. Pero ese mismo año se aprobó una ley importante y muy esperada que destinaba un millón de pesos a la construcción del mercado de frutos del puerto de Montevideo y simultáneamente otro millón para la construcción de graneros en el interior del país. La gran crisis de 1929 provocó la caída total del comercio internacional. Uruguay era exportador de productos primarios. Los sectores ganaderos controlaban el Comité de Vigilancia Económica creado para defensa de intereses conservadores. En el Congreso 24 de la Federación Rural realizado en Mercedes en el mes de Julio de 1940 se muestran claramente las distancias entre los productores y el gobierno. El Presidente de la Federación Rural Santiago Bordaberry sostenía: “ Creo que ha llegado la hora de que la campaña sacuda el letargo en que vive y abra sus ojos a la luz. No olvidemos que si los hombres de trabajo abandonáramos los deberes de la democracia en manos de políticos profesionales, no tendríamos después derecho a quejarnos si no somos atendidos en nuestras justas aspiraciones”  Hacia 1945 la relación entre ganadero y gobierno explota con la instalación de los Consejos de Salarios que establecía jornales para los trabajadores rurales y las condiciones de despido de los peones. Además el Poder Ejecutivo había decretado la prohibición de exportación de ganado en pie al Brasil, debido a la gran sequía que había mermado el stock durante los años 1942 y 1943. Sería en el Parlamento donde se realizaría el choque de opiniones entre los sectores políticos colorados terristas, quincistas y batllepachequistas(hijo de don Pepe). Transcribo parte del debate:
“Sr. Bordaberry: El paro simbólico no perjudica a nadie(…) porque el Frigorífico Nacional tiene carne para dos semanas(…)Es lo menos que podemos hacer, después de haber mandado al Poder Ejecutivo varias notas, en nombre de todas las sociedades de campaña y no se nos hizo caso. Por eso es que recurrimos a esta Asamblea y a esto que el Sr. Senador llama paro simbólico, para ver si el gobierno que está sordo nos atiende. Eso es lo que quieren los rurales(…) Ya lo hemos hecho una vez. Los rurales iniciaron una marcha sobre Montevideo en la época del Dr. Terra…y se llenó el Teatro Solis.
Sr. Batlle Pacheco: Era una manifestación fascista.
Sr. Zavala Muniz: Que no repetirán.
Sr. Bordaberry: No provoque a los rurales porque si es necesario haremos una manifestación.
Sr. Arroyo Torres: No la harán.
Sr. Bordaberry: Ustedes no nos cerraran las porteras…
Sr. Batlle Pacheco: Son medidas subversivas.
Sr. Bordaberry: ¿ Por qué no dice que es subversiva la huelga  tranviaria? Si no lo dice con la huelga tranviaria tampoco puede decirse con respecto a los ganaderos.
Sr. Batlle Pacheco: Yo digo que es subversiva porque la huelga es contra el Estado. Una entidad privada manejada con fines políticos es lo que nunca toleraremos.
Sr. Bordaberry: (…) La Federación Rural es la entidad de todos los ganaderos no es una institución política ni mucho menos. Es una Institución que defiende los derechos de los trabajadores del campo y que sabe cumplir con sus deberes, y no es el Sr. Batlle Pacheco el que le va a enseñar a la Federación Rural lo que tiene que hacer…”(DSCS Tomo 181 p150-157, 1945)
La historia sin fin
O sea  que estamos hoy frente a una crisis eternamente anunciada, que hay intereses de grupos y sectores sociales , porque aun hoy vemos  cuestiones muy conservadoras como es el manejo de la contradicción Montevideo-interior y el rol del Estado y su política económica.  La contradicción entre el Batllismo y el Partido Nacional y otros sectores tan amplios como liberales y conservadores que comienzan con el origen de nuestros  partidos políticos. Y hoy  las distintas visiones dentro del FA en este mismo tema. Pero el problema real son las obligaciones financieras y la gran deuda externa que dejan muy poco margen económico para resolver este problema políticamente.

miércoles, 17 de enero de 2018

Keynes, el rol del Estado y el batllismo.






La crisis de 1929 afectó seriamente la economía de base ganadera de nuestro país. Esto se debió a la contracción internacional de la demanda de productos primarios y a la caída muy fuerte de sus precios en los mercados que normalmente nos compraban nuestra producción. La realidad era que ya desde la década de 1920 el sector estaba estancado debido a la baja productividad. En los años treinta las dificultades para colocar nuestros productos se agudiza. Los Convenios de Ottawa de 1932 que establecía cuotas fijas para aquellos territorios que no era integrantes de los dominios británicos determinó la pérdida de nuestro principal mercado de exportación. Los mecanismos de comercialización de la carne cambiaran a partir de 1938 año en el que comienzan a desarrollarse convenios intergubernamentales que a pesar de manejar precios muy bajos otorgaban cuotas de mercado muy  interesantes y estables. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial Uruguay firma un convenio con Inglaterra. Tras la Gran Depresión y hasta la década de 1940 el mundo capitalista atravesó uno de los períodos más críticos de su historia. Este periodo tuvo como característica un gran retroceso de la actividad económica y del empleo, perdida de salarios y  baja de precios todo sumado con las restricciones monetarias y financieras. La caída de la producción tiene dos desencadenantes, por un lado contracción de los mercados internacionales los que llevó a la disminución de la demanda de materias primas y la baja incontenible de sus precios. Los países industrializados se vuelven proteccionistas y esto determina la quiebra de los sistemas multilaterales de comercio y de pago. En latinoamérica la mayoría de los países entran en bancarrota, devalúan las monedas y sin poder afrontar sus deudas.  El sistema monetario internacional basado en el patrón oro dejó de funcionar de forma fluida debido a la mala distribución mundial del oro. En 1931 Estados Unidos y Francia tenía en conjunto las tres quintas partes del oro mundial, lo que obligaba al resto de los países a abandonar esta modalidad.
Las políticas intervencionistas.
La caída de la producción y la magnitud creciente de la desocupación y el parate absoluto de la economía determinó el inicio de las políticas intervencionistas. Era un momento de debate entre las escuelas neoclásicas, que sostenían que las crisis se superarían solo con el libre funcionamiento de las diferentes fuerzas del mercado. Surgen acá posturas intervencionistas siendo la del británico John Maynard Keynes la de más repercusión. Las medidas eran básicamente:
1)      Reducción de impuestos para aumentar el poder adquisitivo y motivar el consumo.
2)      Incremento de las tarifas aduaneras dirigidas a proteger la producción nacional
3)      Desarrollo del mercado interno a empresas nacionales.
4)      Grandes obras públicas.
5)      Manejo permanente del tipo de cambio
6)      Acuerdos para mantener la producción sin tener que desprenderse del oro.




El libro Teoría general del empleo, el interés y el dinero es uno de los trabajos del pensamiento económico más influyente y audaz desde el punto de vista intelectual que se han publicado. Demolió la creencia liberal decimonónica de la solidez y las ventajas sociales del libre mercado. Fue contra la corriente liberal una postura más contundente que la escrita por Carlos Marx en El Capital . A diferencia de Marx Keynes creía el capitalismo podía ser salvado mediante la intervención del gobierno sobretodo en emprendimientos con inversiones públicas a gran escala. El propio Keynes afirmó: “ Me siento más vinculado a  las ideas comparativamente simples y fundamentales que subyacen en mi teoría que a las formas concretas que he utilizado para expresarlas” Su argumento era revolucionario para los economistas de la época al sostener que la economía no tenía una tendencia natural hacia el pleno empleo, sino que el desempleo podía permanecer en niveles altos de forma indefinida si los gobiernos no intervenían para estimular el consumo. El dinero proporcionado por las Bancos Centrales no era suficientes. Atacaba en definitiva la tesis de la economía clásica que sostenía que el desempleo involuntario prolongado era el resultado de interferencias en la maquinaria de los precios y que para solucionarlo se requerían salarios flexibles.
Durante la crisis del 2001 que explota en el 2002, este debate se trasladó a opiniones de economistas planteadas en clave de enfrentamiento neoliberal o ideas keynesianas. La salida de la crisis con eje en la productividad fue económicamente excelente pero desde el punto de vista del Uruguay de matriz batllista generó un costo político tan grande al Partido Colorado que todavía no ha podido recomponer su visión liberal social en el ciudadano.
Las políticas neoliberales hacen centro en sus propuestas en la recuperación de la competitividad a través de reducciones de costos que, en general, se traducen en rebajas de salarios, rebajas de beneficios de la seguridad social y rebajas de gastos públicos.

Las políticas keynesianas hacen centro en la generación de demanda para los productos, con lo cual el aumento de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos es muy importante para sostener dicha demanda.

Tenemos el primer problema teórico para el desarrollo económico  capitalista que ya marcaba Marx, cuando planteaba la contradicción entre los salarios y los gastos públicos como costos de producción que eran necesario reducir para aumentar la tasa de ganancia y los salarios y gastos públicos como demanda que era necesario aumentar para garantizar la realización y venta de los productos de las propias empresas capitalistas.
En los últimos 30 años, (a diferencia del largo período de crecimiento capitalista entre 1945 y 1970 de exitoso predominio keynesiano) han predominado las políticas neoliberales, cuyo objetivo ha sido el de recuperar la competitividad por medio de la competencia entre empresas en un mercado mundializado y abierto y donde el instrumento fundamental ha sido reducciones de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos en especial de orden social.
 En función de lo anterior es necesario relanzar al debate las ideas keynesianas que permitieron una distribución de la riqueza diferente durante los años de la segunda posguerra.

 La política económica batllista sostenía como  idea central  que era posible conciliar la reducción de costos con el aumento de los mercados, en la medida en que se actúe sobre la distribución de las ganancias de productividad.  Y allí el rol del Estado y de las organizaciones sindicales y sociales es fundamental dentro de la visión batllista histórica para negociar estas ganancias. Tema de debate que hoy  la baja rentabilidad que tienen la gran cantidad de pequeños productores rurales nos demandan en las principales rutas de nuestro país.