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martes, 25 de agosto de 2020

 

El 25 de Agosto de 1825. Una crónica.



“En 1816 los ejércitos portugueses habían invadido la Banda Oriental, un territorio largamente codiciado por Lisboa y a la sazón bajo el liderazgo de Artigas. La invasión contó con el beneplácito del Directorio bonaerense y la oligarquía montevideana, que prefirieron entregar la provincia a Portugal con tal de eliminar la influencia de Artigas. En 1820 la resistencia oriental había terminado, y en el Congreso Cisplatino de 1821 se oficializó la incorporación de la Banda Oriental al reino de Portugal con el nombre de Provincia Cisplatina. Importantes personajes orientales, entre los que cabe mencionar al presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, votaron favorablemente la incorporación de la provincia a

 

Los Intentos de Consolidación Nacional. La Política de Fusión y la Política de Pactos


La Política de fusión fue una corriente de opinión política en Uruguay de mediados del siglo XIX, que tuvo en Andrés Lamas uno de sus máximos exponentes teóricos y que se materializó políticamente en la formación de la Unión Liberal en 1855. Luego de finalizada al Guerra Grande quedaron delineadas dos grandes corrientes de opinión. Por una parte, dirigentes urbanos de los partidos Blanco y Colorados llamados coloquialmente "doctores" debido a su calidad de intelectuales, impulsaron la "política de fusión", mientras  por otra parte, dirigentes rurales, llamados "caudillos" llevaron adelante la "política de pactos".​ Ambas corrientes buscaban la pacificación del territorio y dejar atrás los males ocasionados por los

domingo, 23 de agosto de 2020

 

El batllismo y Montevideo, una aproximación.



En carta a Domingo Arena desde París luego de su primera presidencia, Don Pepe Batlle analizaba el futuro de nuestra capital: "(...)Pienso en Montevideo al ver estas cosas y me digo que la Junta debería de tener valor para no ahorrar en la apertura de calles, ahí donde la tierra es todavía barata, ni en la formación de jardines. El bosque de Boloña me hace pensar particularmente en un gran paseo en Carrasco, de dos mil hectáreas y me imagino que podríamos hacer algo mejor todavía que este bosque. Tendríamos el auxilio del mar, de que aquí no se ha podido disponer y que lo tendríamos a la mano. El