martes, 31 de mayo de 2016
domingo, 29 de mayo de 2016
viernes, 20 de mayo de 2016
jueves, 19 de mayo de 2016
lunes, 16 de mayo de 2016
sábado, 14 de mayo de 2016
El Colegiado blanco y la encrucijada de 1959.
En realidad el Uruguay había alcanzado un sistema salarial y
de seguridad social muy avanzado a fines de la década de 1950. Como siempre la
coyuntura internacional nos afectó, sobretodo el plan de recuperación del
sistema capitalista mundial para enfrentarse a la URSS. El Plan Marshall con la
ayuda a la recuperación económica
europea post segunda guerra mundial incidió directamente en la política
económica nacional. Los asalariados uruguayos vieron esfumarse el Estado de
bienestar del país de las vacas gordas y se manifiestan activamente en
reclamos y una serie de huelgas en el
transporte, la enseñanza, ANCAP, salud
pública. En 1956 comienza a variarse el valor de la moneda, duplicándose el
valor del U$S en relación al peso. En otra orden social, el Uruguay continuaba
recibiendo refugiados políticos, se había iniciado en 1954 con la crisis de
Guatemala, en 1955 el problema de Perón que fue derrocado por la Cruzada
Libertadora del General Lonardi. El
final del colegiado baatllista fue complejo, los estudiantes en la calle
reclamaban la Reforma Universitaria y la reclamada autonomía que estaba
prevista en la Constitución. El movimiento sindical reclamaba asignaciones para
los desocupados y luchaba por alcanzar el pago de salarios por maternidad. Si
bien todos los reclamos fueron concedidos por el batllismo, esto no impidió la
derrota electoral del Partido Colorado. El 30 de noviembre de 1958, el
nacionalismo alcanzó la victoria con el herrero - ruralismo como mayoría. Sin
embargo comenzaron ásperas disputas entre los ruralistas y los nacionalistas
apenas conocido el resultado electoral. En lo que si coincidían era en el
rechazo absoluto al dirigismo económico batllista con la afirmación que solo
favorecía a los industriales y enriquecía a Montevideo con los recursos que se
tomaba por el sistema de cambios multiples al capital del campo. La realidad
era que los resultados electorales cambiaron absolutamente el mapa político, el
Partido Colorado había obtenido 379062 votos contra 499425 del Partido
Nacional, además ganó en todos los departamentos menos en Artigas. El coronel
Líber Seregni desde julio a diciembre fue Inspector del Servicio de Materiales
y Armamentos y 1er subjefe del Estado Mayor, lo que le permitió estar muy cerca
del despacho del Presidente y en una nota a Barros Lemez, Sergni afirmó que: “
Alguien-un militar- le ofreció a Luis Batlle Berres la posibilidad de no
entregar el gobierno. Y Luis Batlle Berres lo mandó a rodar de la manera más
categórica”. El propio Seregni fue el encargado del desfile militar en la
ceremonia de asunción del Consejo Nacional de Administración. La propuesta,
debido a la instancia histórica de rotación de Partidos en el gobierno luego de
93 años debía tener una gran solemnidad.
La situación en la interna militar era tensa por viejas cuentas que venían
desde el período terrista. Seregni narró para la “Mañana Siguiente” que en los
últimos días de 1959, Mario Aguerrondo y Eduardo Zubía aparecieron en el Estado
Mayor para que se autorizara la presencia en el desfile de oficiales armados
para garantizar el cambio de mando. Seregni rechaza el petitorio sosteniendo
que “el gobierno entrega” el poder y se lo garantiza a Aguerrondo diciéndole “
Te aseguro que vamos a entregar. Yo estoy a cargo de todo y te prometo que va a
ser así” y como garantía de sus palabras
designa como su segundo a un hombre de Aguerrondo, el mayor Luis Vicente
Queirolo. A este problema se le debe sumar el interno en las filas
nacionalistas que no lograban alcanzar un acuerdo para la formación del nuevo
gabinete. Varios oficiales blancos andaban armados, según relata Seregni en la
nota mencionada, el general Omar Porciuncula “andaba por las azoteas con su
pistola”. Marcha por otro lado relataba otra visión desde su ángulo de
conocimientos e información: Un oficial
de la Fuerza Aérea sostenía que nuestros aviones a chorro habían iniciado sus
evoluciones sobre la ciudad. La reunión se dilataba y la persona encargado de
coordinar todos los detalles de la parada comienza a intranquilizarse y se
apersona y reclama “ Señor presidente: es absolutamente perentorio que Ud.
aparezca en el balcón y ordene el comienzo del desfile. Los aviones tienen
querosén solo para siete minutos (...) el Presidente salió al balcón y el
desfile rompió la marcha” Entre tanto el Consejo logró el acuerdo: el gabinete
y las autoridades militares serían las que herrerismo quería. En tanto que en
los entes los tres directores de la mayoría se repartirían uno para cada uno de
los tres sectores del oficialismo, 10 jefaturas de policía a los ruralistas y
tres a la UBD y quedando con cinco el Herrerismo. Mientras tanto en el medio
del desfile se cambian los mandos militares incluyendo el comando del desfile
que iba en plena marcha ya sobre la calle Río Branco, según Marcha, un Jeep
deambulaba entre un extremo y otro del mismo llevando al nuevo militar
designado al frente del mismo y retirando al que estaba al mando. En el Jeep
iba Seregni cumpliendo la orden del nuevo Consejo Nacional de Gobierno. El
nuevo Comando impuesto en pleno desfile estaba integrado por Rebollo, Magnani y
Porciuncula. Comienzan una serie de contactos políticos entre los quicistas
Teófilo Collazo, Glauco Segovia. Manuel Flores Mora y Zelmar Michelini,
anfitrio y generador de un asado al cual se integro Seregni que comenzó también
a frecuentar la sede del diario Acción. La amistad entre Luis Batlle y Seregni
comienza simultáneamente con la derrota electoral de 1959.
martes, 10 de mayo de 2016
Oscar Gestido: El dialogo sobre la violencia.
Gestido y el inicio de la violencia.
La visión marxista de los hechos que comenzaron a ocurrir a
partir de 1959 ante el estancamiento productivo y la crisis de la economía
uruguaya a comienzos de los sesenta se resumía en que el capital intentaba salvarse
a costa del salario obrero. Es común ver en publicaciones de la época como
el capitalismos aumentaba su tasa de ganancia intensificando la
explotación del obrero y la eliminación de las “prestaciones sociales” que el
batllismo había instaurado. Acá podemos avanzar hacia una interpretación sobre
la violencia en Uruguay y ver de que modo se puede relacionar la creciente
conflictividad social de esa época con la actuación de los sectores dominantes
que controlaban, es verdad, los instrumentos del aparato productivo y el
surgimiento de la guerrilla revolucionaria. Por supuesto que los sectores
sociales obreros y la visión comunista achacan esto al capital y a la burguesía
en el marco de una visión liberal fondomonetarista. Entre 1957 y 1968 el enfrentamiento
era sectorizado cada grupo dominante se enfrentaba al sector obrero que estaba
vinculado. Las relaciones laborales funcionaban, entonces, según las fuerzas
que cada sector impusiera en las negociaciones. Esto favoreció que surgiese un
sindicalismo corporativista de base marxista que hacía su contribución al
enfrentamiento social. A partir de 1964 la crisis económica se agudiza, la
sociedad le renueva la confianza a la mayoría nacionalista en el marco del
colegiado. Este se muestra bastante distante de la problemática social y ya
comienzan a escucharse rumores de golpe de Estado. Es un reflejo de lo que está
ocurriendo en Brasil donde Estados Unidos apoyó un golpe militar y acá hizo un
movimiento reflejo en la tensión de los grupos sociales de variada visión
política. Si miramos la cantidad de grupos sociales revolucionarios que
empiezas a desarrollarse en nuestro país a partir de los sesenta, la
preocupación incluso alcanza a los hegemónicos e históricos Partido Socialista
del Uruguay y al Partido Comunista. Estos grupos nacientes aglutinaron a
sectores obreros muy postergados y dieron una luz en la violencia a sus
reclamos. En 1967, la ciudadanía puso sus esperanzas en una nueva Constitución, ahora presidencialista y con
fuertes atribuciones al Poder Ejecutivo, a un militar como presidente y el
retorno del Partido Colorado al poder pero con el batllismo un tanto disminuido
por rencillas internas y el fallecimiento de su principal líder Luis Batlle
Berres. La izquierda radical se aglutina en torno al diario Epoca y establecen
puntos en común y allí encontramos los siguientes grupos: Partido Socialista,
Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), Federación Anarquista del Uruguay
(FAU), Movimiento independiente revolucionario, Movimiento de Acción Popular
Uruguayo (MAPU) y un grupo grande de independientes que escondía al naciente
grupo Tupamaros. La plataforma de acción era en primer lugar apoyar la OLAS
(Organización Latinoamericana de Solidaridad) reunida en Cuba, considerar a la
clase obrera como la columna vertebral de la revuelta y la lucha armada como
extensión de la militancia. Estos hechos comienzan a generar preocupación en
los sectores industriales, bancarios y del comercio y le solicitan al
Presidente Oscar Gestido “ que es tiempo de que se pusiera los pantalones” La
respuesta del Poder Ejecutivo la realiza el Ministro del Interior, Augusto
Legnani el 8 de setiembre y será el comienzo de una espiral de violencia de
respuesta desde el Estado a los ataques de los sectores sociales, grupos
radicales y la guerrilla urbana. En su discurso Legnani informa que no será autorizada la reunión en
Montevideo del “Congreso permanente para la unidad sindical de los Trabajadores
Latinoamericanos” en su parte medular sostenía (...)con serena energía el
Gobierno proclama: ni guerrilla contra instituciones democráticas ni cuartel de
operaciones, entrenamiento, preparaciones o maniobras para penetraciones
agresivas a otros Estados”. En este marco Hugo Batalla recuerda un dialogo con
el presidente Gestido en el cual el presidente le confía su visión sobre la
violencia y sobre el futuro tensionado del Uruguay: “ Yo sé que la gente me ha
votado a mí un poco porque en el país hay problemas. Yo sé que en cierto
sentido me ha votado pensando que soy un militar y que como militar puedo
imponer mi bota sobre la gente. Pero soy consciente que la violencia es una
cuestión muy difícil para cualquier país. Usted sabe cuándo entra en la
violencia pero no cuando sale, y mucho peor no sabe cómo sale. Y cuando usted
pone en marcha una solución de violencia, a mitad de camino no la puede parar”.
Fallece Gestido al poco tiempo y la violencia explotó y en realidad, luego de
largos años de sufrirla aun hoy tenemos caminos de salida que no se han
recorrido.
lunes, 9 de mayo de 2016
jueves, 5 de mayo de 2016
domingo, 1 de mayo de 2016
Batllismo y frentismo, una aproximación.
La rotación de los Partidos Tradicionales se muestra atacada
cuando en la década de 1950 surge la Liga Federal de Acción Ruralista,
comunmente definida como La Liga Federal.
Fue un movimiento masivo y popular que creció al margen de los Partidos
Tradicionales. Es el primer síntoma de ruptura del bipartidismo histórico en
nuestra vida política. Poco después, a comienzos de 1962 surge la Unión Popular
y el FIDEL. Es este el hito más importante de la izquierda uruguaya que decidió
captar votantes tradicionales reinterpretando sus tradiciones, con diferencias
pero con cierta similitud con el ruralismo. Los intelectuales y el giro un
tanto gramsciano de la estrategia de la izquierda comienzan a socavar la
historia partidaria tradicional desarrollada desde comienzos del siglo XX. El
revisionismo histórico, y la cultura
popular enfocada a viejos modelos de bienestar logró que la izquierda nacional
en los 60 tomara fuertemente la conciencia histórica nacional, los valores y
simbología partidaria tradicional. Posteriormente se enfoca en un discurso en el cual mediante la
articulación de la gran crisis de valores políticos y la economía que apretaba
los cinturones, logra el advenimiento de una opción nueva. Curiosamente la
izquierda se nacionalizó y construyó simultaneamente un discurso que mostró a
los Partidos Tradicionales como representantes de intereses extranjeros.
Posteriormente en la conformación del Frente Amplio, los sectores populares
encontrarán un espacio que le de respuestas a su visión de futuro. Sonia Scaffo
cita a Hugo Batalla durante el episodio en el cual Michelini comienza su
alejamiento de la lista 15, sostenía Batalla “ Es posible que fuera un camino
irreversible, yo hablaba muchas veces con Zelmar y le decía- Mirá Zelmar ni tu
ni yo queremos pelearnos con Batlle (Luis) pero la propia dinámica de los
hechos nos va a llevar a que nos peleemos con Batlle”. Mientras esto ocurría el
desarrollo inflacionario especulativo deteriora los recursos estatales y estaba
muy comprometida la gestión del gobierno tanto en el presupuesto, en el sistema
bancario y en el manejo del tipo de cambio. Esto se manejó mediante el
endeudamiento externo que trajo como consecuencia la eliminación de subsidios y
la rebaja de los salarios reales de los funcionarios públicos. Continuadas
devaluaciones no lograron detener la emigración de capitales. Dentro del batllismo la situación no era
sencilla, un artículo en Marcha analizaba la situación de la 15 y lo tituló: La
15 por dentro y marca claramente la convivencia muy dura entre tres grupos
enfrentados. Un joven Jorge Batlle oscilaba entre los tres grupos con una
tendencia haca Amilcar Vasconcellos y a Flores Mora. Lo curioso era que todos
conocían su profunda amistad con Alberto Abdala. En las elecciones internas se
presentan: Unidad y Reforma liderada por Jorge Batlle y Alberto Abdala, Por la
ruta de Luis Batlle integrada por Vasconcellos y Flores Mora y con la
legitimación de Enrique Rodriguez Fabregat. El tercer grupo, llamado el de los
senadores que la integraban entre otros Alba Roballo y Glauco Segovia. Todos
estos problemas internos fueron disociando el batllismo principista y sus diferentes interpretaciones liberales y
anticolegialistas. Más allá de la retirada de la lista 99, y de Alba Roballo con su grupo Pregón, el golpe
más duro fue cuando un viejo batllista, biógrafo de Don Pepe y ardorosos
defensor de la justicia social se retira también para integrar el nuevo
proyecto político denominado Frente Amplio
Enrique Rodriguez Fabregat recibió invitaciones de todos los
sectores que van a conformar el Frente Amplio. Era uno de los grandes
legitimantes ideológicos del futuro Frente Amplio como batllista radical y
principista. Su ideal de justicia social lo lleva a fundar el Comité de
Doctrina Batllista y sostenía: “ Los batllistas que estamos en el Frente Amplio
continuamos luchando empeñosamente por el triunfo de los principios y el
progreso de los principios que colocaron a nuestro país en el camino de la
democracia económica y social. Si blancos progresistas y batllistas
doctrinarios pueden estar en el Frente Amplio es, principalmente, porque el
Programa de Acción del Frente Amplio les da la oportunidad de continuar su
lucha frente a ambos sectores tradicionales que, pese a mantener divisa
distinta tienen un mismo objetivo oligárquico”
A partir de su fundación el Frente Amplio comenzó un
crecimiento electoral permanente, incluso con el impasse de la dictadura, hasta
llegar a la presidencia de la República en el 2005. El batllismo paso de ser mayoría
dentro del Partido Colorado a ser casi nominal en un partido que no deja de
perder su caudal electoral y que como sostuviera Rodriguez Fabregat , hace
varias décadas, tiene en su mayoría actual componentes conservadores que lo
diferencian muy poco del Herrerismo.
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