Una insurrección Universitaria:
La Revolución del Quebracho.
Miguel J. Lagrotta
“…Esas medidas deben buscarse preferentemente en la leal aplicación de los principios que sirven de base al movimiento revolucionario y que han hecho posible la aproximación de los partidos, proclamando(…) que la patria es de todos y que todos tienen derecho a compartir las funciones de los poderes públicos.”
(Carta orgánica de la Revolución del Quebracho suscrita en Buenos Aires el 27 de enero de 1886 por los ciudadanos Enrique Castro, José M. Arredondo, Lorenzo Btlle, Juan José de Herrera, Juan A, Vazquez, Gonzalo Ramirez, Martín Aguirre y Carlos Gaudencio)
En el año 1885 el desgaste del régimen del Gral. Santos era evidente. Se suman revueltas, denuncias de corrupción y el personalismo del propio Santos. Por otro lado existía una profunda restricción a las libertades públicas y la economía del Estado no toleraba más los despilfarros del gobierno. Los opositores eran los nacionalistas, el partido constitucional y ahora se suma el Partido Colorado. Era el momento de que se pueda producir un levantamiento revolucionario multipartidario por encima de los sectores políticos. En Buenos Aires un comité revolucionario prepara el levantamiento con la esperanza de contar con el apoyo de la opinión pública en nuestro país y se afirmaba, además, por parte del Gral. León Muñoz(combatiente a los 17 años) que muchos integrantes del ejército estaban comprometidos con el levantamiento, además que eran apoyados o por lo menos tolerados por el gobierno argentino y que contarían, incluso con una batería de artillería.
El comité revolucionario estaba integrado por civiles y militares. Eran sus miembros, los generales Lorenzo Batlle, Enrique Castro y José María Arredondo y los doctores Juan José de Herrera, Juan A. Vázquez, Gonzalo Ramírez y Martín Aguirre, se le debe sumar la figura del coronel Carlos Gaudencio. Se había determinado que en el caso de triunfar, el gobierno provisorio estaría integrado por los generales Lorenzo Batlle, Castro y Arredondo. La jefatura de las fuerzas revolucionarias la obtiene el Gral. Castro quién aseguraba el pasaje a la revolución de sus hermanos el general Gregorio Castro y el coronel Antolín Castro con soldadesca que harían posible el triunfo sin derramamiento de sangre. Suponen, además, que la plana mayor del ejército se plegaría a l movimiento.
Los efectivos de la Revolución fueron distribuidos en la Plana Mayor y cuatro compañías. La Plana mayor tenía como jefe al teniente coronel Rufino Domínguez y mayoritariamente elementos universitarios: aparece como segundo jefe el sargento mayor Luis Rodríguez Larreta; ayudante mayor Juan Campisteguy; subteniente Claudio Williman; subteniente de bandera Alfredo Vidal y Fuentes; sargento primero Juan Cat. La primera compañía tenía por jefe al capitán José Batlle y Ordóñez, de 30 años y de segundo jefe al teniente primero Dionisio Trillo. De la segunda compañía era jefe el capitán Luis Melian Lafinur, con 36 años figurando en la misma Bernardo Berro, Carlos Travieso, Alfredo Nin Reyes, León Muñoz, Manuel Quintela, Saturnino Alvarez Cortés. La Tercera compañía era jefe el capitán Juan A. Smith y de la cuarta el capitan Felipe Segundo.
Entre los ciudadanos que intervinieron encontramos a Gonzalo, José Pedro, Octavio y Carlos María Ramírez, Luis Batlle, Eugenio Garzón, Luis Romeo, Javier de Viana y Mateo Magariños. Los revolucionarios fueron transportados desde Buenos Aires por embarcaciones de la Prefectura Marítima Argentina hasta el vapor Litoral con el cual remontan el Río Paraná y se instalan el 22 de febrero de 1886 en las cercanías de Entre Ríos. Se arman con fusiles Remington y se uniformizan con vestimenta azul con vivos rojos. El 28 de marzo desembarcan en la barra del arroyo Guaviyú. ¡300 hombres con solo 150 caballos. El 31 se produce el enfrentamiento con las tropas del gobierno en las cuchillas de las Puntas de Soto, en las cercanías del Arroyo Quebracho, siendo fácilmente derrotados por los experientes soldados del gobierno que sumaban cinco mil efectivos. El comienzo fue sanguinario siendo los revolucionarios lanceados y sableados por las caballerías del gobierno. Ante esta situación el Comandante Domínguez se dirige al galope hacia donde se encuentra el jefe de las fuerzas adversaria Coronel Villar, solicitandole que ponga fin a la matanza de vidas jóvenes y valiosas. El General Máximo Tajes, con su Estado Mayor aparece en el campo de combate y ordena que la garantía de vida era el ser oriental. Tajes ordena “ ¡Cuidado! ¡pena la vida del que atente contra un prisionero!¡El nombre de Oriental debe ser garantía de vida para los vencidos!
Estas instrucciones se las había enviado Santos, en su carácter de General en Jefe de las fuerzas de mar y tierra de la República, para cuyo cargo había sido designado por el Presidente Vidal. El telegrama que había enviado Santos decía: (…)Entre los enemigos, mercenarios en su mayor parte incluso el que los comanda, hay, sin embargo muchos jóvenes orientales, que engañados por su inexperiencia, han ido a ingresar en filas de los traidores a la patria. Venzámosla, si, pero vencida, salvémosla, que la sangre de los orientales es demasiado preciosa para que sea vertida por sus hermanos(…)Recomienda muy particularmente a todas tus tropas que se tenga la mayor consideración con nuestra juventud, que el grito de <soy oriental> sea una coraza invulnerable para el que lo exclame” Te saludo Máximo Santos. Sin embargo, a continuación y en carácter cifrado ordena a Tajes “ Darás en la cabeza sin compasión ninguna a los del comité, a esa canalla de Arredondo, los Ramírez, el Aguirre, los Larreta; si no volveremos a empezar con las mismas dentro de seis meses o un año y es preciso acabar con esto”
El 6 de abril llegan a Montevideo 639 prisioneros siendo alojados los heridos en el Hospital Maciel y el resto en el cuartel del Quinto de Cazadores.
A la mañana siguiente, Santos ordena a los prisioneros formarse en la Plaza de Armas, Santos vestido de Civil saluda a los prisioneros y convoca a Garzón y a Tajes y les informa que están todos los prisioneros en libertad, homenajeando en ellos a Eugenio Garzón y al extinto coronel Francisco Tajes.
Si observamos detenidamente la composición de la conducción de la revolución encontramos:
Ex presidentes: Lorenzo Batlle.
Futuros Presidentes; José Batlle y Ordóñez, Juan Campisteguy y Claudio Williman
Ex rectores de la Universidad: Dres Gonzalo Ramirez y José Pedro Ramírez
Abogados, profesores y estudiantes de la Facultad de Derecho: Carlos María Ramírez, Luis Melián Lafinur, Saturnino Alvarez Cortez, Luis Romeo Burgues, Mateo Magariños Veira.
Médicos: Alfredo Vidal y Fuentes, Manuel Quintela.
Jóvenes estudiantes de derecho: Mario L. Gil, Juan Zorrilla de San Martín, Juan Andrés Vazquez, Juan José Herrera, Teófilo Daniel Gil( uno de los mártires de la Revolución, muere en el Quebracho) Segundo José Posada(otro de los mártires universitarios muere en el quebracho) Juan Pedro Sampere( Martir universitario fallece en el quebracho) Carlos A. Berro, Salvador T. Milans, Ricardo Julio Areco, Ildefonso García Lagos, Martín Aguirre, Eusebio Conlazo, Aureliano Rodríguez Larreta, Pablo de María, Domingo Aramburu.
Como conclusión podemos afirmar (Luis María Delio Machado) que la Generación del Quebracho fue la generación de jóvenes que, nacidos entre 1850 y 1860, en su mayoría universitarios, ateneístas y antimilitaristas fueron compañeros de generación de José Batlle y Ordóñez cuya actuación fue destacada por integrantes revolucionarios de filiación blanca. Javier de Viana sostuvo “pocos oficiales fueron más justamente queridos por sus soldados que el teniente Batlle; amigo siempre y ante todo, jamás olvidó que mandaba compañeros y nunca pensó en ser un oficial santista con amplio derecho para apalear soldados, como lo hizo más de uno”
Sin embargo, la revolución derrotada en el campo de batalla, renace victoriosa en la opinión pública y que según Barran fue la revolución de la juventud universitaria del Quebracho, que preanunciaba el retorno del civilismo.
Ver:
Gerardo Caetano.Antología del discurso Político en el UruguayTomo I. Taurus 2004.Pp.332 y Ss.
W. Reyes Abadie/A. Vazquez Romero.Crónica General del Uruguay Tomo 5. EBO 2000. Pp.278-281
Luis María Delio Machado.Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del batllismo.FCU 2007.Pp. 159-170