Batlle es el primero en el país que pide justicia para las clases obreras y es el primero también en comenzar a realizarla. No hay solución de continuidad entre la acción del recio periodista, erguido siempre contra toda clase de tiranías, y la del Presidente de la República que, desde los balcones de la casa de gobierno proclamaba su imparcialidad en las luchas entre el trabajo y el capital, exhorta a los obreros a mantener la solidaridad en la lucha. A pesar de su encumbramiento repite aquí palabras más pañabras menos, sus brillantes alocuciones de la Plaza Independencia en las que, con todo el calor de su juventud batalladora, alienta a los obreros en su protesta contra horarios monstruosos.
El proletariado comenzaba a organizarse en centros de resistencia a fin de luchar con mayor eficacia contra la opresión que los capitalistas ejercían y que la ley amparaba. En aquellos oscuros tiempos, la acción gremial del proletariado corría pareja con la acción pública del ciudadano. Este no hacía política. Y en el gobierno era función trascendental a cargo de un círculos priviligiados blancos, colorados y constitucionalistas; y el obrero trabajaba mucho, dormía poco... y a veces comía.
La seguridad de que la democracia social-ideal último del batllismo- puede realizarse, surge de la comparación entre aquellos tiempos. Una huelga en 1895 era un acto contra la ley "era mirada como una sublevación por las autoridades policiales, y, en general por el poder público, enemigo por naturaleza de la sublevaciones" Sostenía Batlle:
" Los hombres que viven del trabajo material, ejercitan un derecho y cumplen un deber al congregarse en asociaciones gremiales para prestarse recíprocos auxilios y mejorar las condiciones del trabajo: ejercitan un derecho decimos, porque la asociación con fines lícitos está permitida por la razón y por la ley a todos los habitantes de la República; cumplen un deber, porque es un deber ponerse en condiciones de prestar auxilios a sus semejantes en situaciones difíciles y de mejorar la propia situación, sin desconocer la equidad ni el derecho de los demás. Establecido esto, es evidente que la primera agresión en la lucha entre los empleados y a las empresas de tranvías, partió de estas últimas. Ellos agredieron en efecto injustamente, a sus empleados, cuando despidieron a tres de ellos por la única falta de haber iniciado la formación de la sociedad de socorros mutuos, en el ejercicio de un derecho, en el cumplimiento de un deber los empleados no hicieron más que asumir una actitud digna y provocada por el desmán de las empresas, cuando exigieron que la injusticia fuera reparada...La bondad de la causa está, pues, de parte de los vencidos. Y ¿ no es entonces más irritante aun el abuso que se ha hecho de la victoria? El Día, 11 de Diciembre de 1895. Y agregaba Batlle: "Entre nosotros el movimiento obrero debe ser considerado como el advenimiento del pueblo trabajador a la vida pública, y asi visto ese movimiento adquiere una importancia nacional"
Ver: Batlle y el batllismo, Guidici y González Conzi, Ed.Medina 2da edición, abril de 1959. Página 305 y siguientes.