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lunes, 8 de octubre de 2012

domingo, 7 de octubre de 2012

Paul Kennedy "Nunca vi tantas cosas tan mal al mismo tiempo"

Paul Kennedy: "Nunca vi tantas cosas tan mal al mismo tiempo"
de Juan Martín Sánchez, el El Sábado, 6 de octubre de 2012 a la(s) 12:19 ·
Para el autor de Auge y caída de las grandes potencias, hoy falta liderazgo para encarar las crisis mundiales
Por Ennio Caretto | Corriere della Sera

Hoy somos testigos de cambios desastrosos en el mundo árabe. Desde Túnez hasta Siria, se producen manifestaciones con las cuales los grupos extremistas esperan alzarse con el poder. Como historiador, nunca pensé que la «primavera árabe» conduciría inmediatamente a la democracia. Pero tampoco imaginamos una situación como ésta, que amenaza con salirse de control. Para colmo, no es el único grave problema que debemos afrontar, hay cinco o seis más, empezando por la crisis económica y financiera de Occidente. Nunca en mi vida vi tantas cosas andando tan mal al mismo tiempo."
Así lo afirma Paul Kennedy, autor de Auge y caída de las grandes potencias -un libro que marcó una época y que será reeditado en pocos meses-. "Hay una ausencia de liderazgo; los gobiernos no saben hacia dónde ir. Deberíamos conformarnos con que en los próximos 15 años logremos al menos estar menos mal", agrega el gran historiador inglés.
"Todos los pueblos quieren una vida normal. Pero pocos lo consiguen. He visto por televisión la visita del Papa al Líbano, su plegaria por la paz, sus gestos de reconciliación entre los credos y el apoyo que ha recibido de los musulmanes. Los libaneses y el resto de los árabes están hartos de la guerra, piden serenidad y estabilidad. Pero hay gente que rechaza la paz con las armas", afirma.
El prestigioso historiador de la Universidad de Yale -cuyo próximo libro, sobre la Segunda Guerra Mundial, se llama Los ingenieros de la victoria - teme que la situación en Medio Oriente empeore: "El otro peligro es Irán. Pero no sólo es peligroso el régimen iraní, sino que, para mí, también es peligroso Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel".
Volvamos a la "primavera árabe "...
-Las esperanzas que había despertado ya están muertas. No debemos distraernos con los eventos de Benghazi de la semana pasada: los países a los que no hay que sacarles los ojos de encima son Egipto, Siria e Irán. Es allí donde se decidirán los próximos acontecimientos del mundo árabe. No nos ilusionemos, repito, con la democratización del mundo islámico: en mi propia nación, Inglaterra, el Parlamento nació después de un siglo de guerra.
¿No hay manera de prevenir las provocaciones, como el video que profana a Mahoma?
Entre nosotros, hay una minoría que piensa que el islam es venenoso, así como en el mundo musulmán hay una minoría que piensa que el veneno viene de Occidente. Los nuevos dispositivos, como el iPod, los celulares, las videocámaras particulares que nos transmitieron las imágenes de la "primavera árabe" nos hicieron creer que la libertad de expresión absoluta no sólo podía derribar un dictadura, sino también conducir a la democracia. Ahora, los nuevos medios nos hacen temer que la absoluta libertad de expresión produce los efectos contrarios. Es un problema de fondo, difícil de resolver, sobre el cual tanto la política como el derecho deberían pronunciarse.
Según usted, ¿la decisión de YouTube de bloquear el acceso al video sobre Mahoma en algunos países musulmanes constituye un acto de censura ?
Las leyes de Occidente protegen la libertad de expresión, pero también le ponen límites. No se puede incitar al odio racial o religioso, por ejemplo. Naciones como Holanda o Alemania, que padecieron este tipo de incitaciones durante la Segunda Guerra Mundial, son más severas con quienes fomentan la violencia que Estados Unidos, donde la Primera Enmienda tiene un peso enorme. En esto también hace falta llegar a un equilibrio. Pero es justamente un bien escaso en estos tiempos.
¿Francia no podía prohibir la publicación de las caricaturas?
La libertad de expresión también es un enorme problema para los grandes medios. Están en dificultades. Sus decisiones dependen de cómo responder a ciertas demandas. ¿Cuándo es legítima esta libertad y cuándo no? ¿Qué consecuencias podría tener? El sistema perfecto no existe.
¿Por qué dice que nunca en su vida vio tantas cosas andando tan mal al mismo tiempo?
Porque no sólo atravesamos una angustiante "pos-primavera árabe", sino que Europa está en crisis por sus deudas; Estados Unidos está paralizado por el enfrentamiento entre Barack Obama y el Congreso, y empantanado en una campaña presidencial desesperante; China y su ambición crecen parejo y desordenadamente, y su líder desaparece durante un mes; la India no se recompone económicamente; Afganistán está cada vez más cerca del precipicio, y la lista sigue. Nadie parece saber qué hacer.
¿Por eso habla de ausencia de liderazgo?
Tomemos, por ejemplo, la crisis económica y financiera. Acá en Estados Unidos, la Reserva Federal gasta 40.000 millones de dólares al mes en comprar los securities de los fondos, dólares que terminarán una vez más en las arcas de los bancos, cuando deberían destinarse a obras públicas que generen puestos de trabajo. En Europa, Alemania boicotea al Banco Central Europeo, que quiere comprar deuda de Italia y España, lo que a su vez amenaza con ampliar otra vez la tasa diferencial de esos países. Y en Rusia lo mismo, ahora a Vladimir Putin lo cuestionan abiertamente. Hay mucha desorientación y contradicciones profundas en el liderazgo actual.
¿No cree que la situación pueda solucionarse rápidamente?
Me temo que no. Si Europa sigue por el camino de la austeridad, su crisis se agravará, un grave problema sobre todo para Italia y España, que tienen tasas de desocupación juvenil muy altas. Estados Unidos está dividido. Por una parte, tolera; por la otra, no tiene demasiadas ganas de ayudar, y no se sabe qué camino tomará. Pensar que la situación pueda mejorar en lo inmediato sería un insulto al intelecto. En cuanto a nuestros líderes, tal vez, se trate también de un tema generacional. Son personas que se hicieron adultas en la década del sesenta y setenta, con una visión del mundo distinta de nuestra generación que la precedió.


Paul Kennedy, historiador Británico.


La tensión entre la Libertad como poder de participación y la Libertad como protección de los derechos individuales.


Esta tensión floreció en el ambiente académico angloamericano. Si hablamos de lenguajes políticos distintos que se refieren a la misma problemática, uno de ellos es el que los académicos definieron como republicanismo y elogiaba la participacioón activa en la vida pública, elevando ese accionar a la esencia de la libertad. El republicanismo tiene raíces muy antiguas pero tomaremos los escritos y pensadores de la Antiguedad clásica y de la ciudad de Florencia durante el period renacentista. Para esto pensadores el republicanismo sostenía que, por su naturaleza como ser social el hombre lograba su realización cuando deja de lado su interés particualr para procuarar el bien común. La libertad republicana era democrática cuando se refería a los derechos compartidos por el conjunto de la comunidad. Pero tenía un aspecto excluyente, basada en la clase social, cuando daba por cierto que sólo los ciudadanos que eran dueños de propiedades poseían aquella cualidad definida como virtud cuando su moral permitía trasladar lo privado al bién común. Bejamin Franklin escribió en relación a esta interpretación " solo un pueblo virtuoso es capaz de ser libre"
Si la libertad republicana era una cualidad cívica y social, solo los ciudadanos de un Estado Libre con el consentimiento de sus sobordinados, la libertad en el Siglo XVIII era considerada esencialmente individual y privada. Si seguimos a John Locke, el gobierno se establece para asegurar la vida, las libertades y las propiedades que son en defintiva los derechos naturales de todos los hombres. Por lo tanto libertad no significaba participación cívica, sino autonomía personal sin estar sometido a la voluntad, incierta, desconocida y arbitraria de otro hombre. Para que esto sucediera debía darse protección a los espacios de vida privada e intereses de las personas, entre los cuales estaban los familiares, religiosos y los económicos, de los intereses del Estado.
Según Edmund Burke: "La libertad que me fascina no es la libertad solitaria, desconectada, individual y egoísta, como si todo hombre tuviera que regular el conjunto de su conducta en función de su propia voluntrad. La libertad a la que me refiero es la libertad social" Queda bastante claro que el liberalismo abría l apuerta a quienes no tenían derechos. Por esto mismo el liberalismo y el republicanismo acabarían siendo vistos como concepciones alternativas y contradictorias de la libertad. En el siglo XVIII el liberalismo y el republicanismo muestra a muchos héroes de la Independencia simultáneamente republicanos con un gran interés por el bien público y por las obligaciones de los ciudadanos con el sistema de gobierno y liberales por su preocupación por los derechos individuales. Ambas ifeologías inspiraban un compromiso con el gobierno constitucional, con la libertad de expresión y religiosa y con limitar el poder arbitrario. Ponían, además énfasis en la seguridad de la propiedad privada como fudamento de la libertad. A ambvos lados del Atlántico era una verdad absoluta pensar que las personas dependientes no tenían volutad propia y por lo tanto no podían participar de los asuntos públicos. Quienes no controlaban su propia vida no podían ni debían contar con voz  ni voto en el Gobierno del Estado. La libertad política exigía independencia económica. Thomas Jefferson sostenía que la dependencia "engendra sumisión y venalidad, ahoga el germen de la virtud y prepara instrumentos adecuados a los designios de la ambición"
Defender la libertad, entonces, en términos de independencia económica significaba establecer una marcada línea de separación etre las clases capaces de gozar plenamente de sus beneficios y las que no.

James Harrington, un autor inglés interesado en la idea del estado libre en su obraCommonwealth of Oceana, de 1656, señaló la existencia de dos períodos en lahistoria del pensamiento y la práctica de los gobiernos; el primero, iniciado por Dios mismo con la creación del Commonwealth de Israel, dio lugar a la era “en la que el concepto de autoridad política fue analizada en términos de libertad cívica e igualdad ”.Luego, siguió un período largo y una declinación melancólica en la era de la prudencia moderna, que, finalmente, llevó a una era inaugurada por Julio César cuando dejó del ado “la libertad de Roma” abriendo el camino a los bárbaros, que deformaron la faz del mundo con sus formas de gobierno. Comenzó entonces el esfuerzo por erradicar los restos de la antigua prudencia, sustituyéndolos por el pensamiento político moderno. El líder de este movimiento destructivo fue T.Hobbes.   Skinner se remite entonces a la obra de J.Rawls “A Theory of Justice”, en la que este autor asume la tesis de Hobbes referente al carácter egoísta de nuestros impulsos,que nos llevan al interés propio y al aumento de nuestra libertad personal -lo más posible- incluso en perjuicio de la de los demás. Esta teoría de la justicia está basadaen la idea de la limitación del altruismo.Para un teórico neo-romano, como Maquiavelo, el problema es más complicado. Para este autor, la mayoría del pueblo sólo quiere no ser dominado, por lo que su deseo principal es vivir libremente, persiguiendo sus propios fines lo más lejos posible, sin inseguridad o innecesaria interferencia. Quieren, en particular, ser capaces de disfrutar el beneficio común de una forma libre de vivir. Skinner cita   El Príncipe, para sostener cómo se vive como hombres libres y no como esclavos, según Maquiavelo. Aquellos quieren vivir sin temor, conduciendo a su familia sin ansiedadpor su honor o bienestar, estando en una posición libre de poseer su propiedad sin desconfianza. Estos son los beneficios que nos permiten reconocer y gozar el hecho de que hemos nacido en la libertad y no como esclavos. Sólo se puede ser libre,siguiendo este razonamiento, en una comunidad basada en instituciones libres, en las que todos, como ciudadanos, participen. Nadie, en esas circunstancias, estará sometido a la voluntad de ningún particular o grupo. “La exigencia básica de Maquiavelo es que si queremos prevenir que nuestro gobierno caiga en manos de individuos o grupos tiránicos,debemos organizarnos de modo que éste permanezca en manos de los ciudadanos como un todo.” En el pensamiento de Maquiavelo, la libertad es una forma de servicio,siendo la devoción al servicio público la condición necesaria para mantener la libertad personal. La libertad, tanto pública como privada, sólo puede ser mantenida si la ciudadanía en su conjunto dispone de la cualidad de la virtúd. Por el contrario, sucede que muchos de los ciudadanos son corruptos, colocando sus intereses privados por delante del bienestar público. El ocio y la ambición pueden pervertir las instituciones libres. El pueblo, confundido por una falsa imagen del bien, a menudo busca su propia ruina.
En la concepción republicana de la política resulta crucial el concepto de la virtud cívica. Esta noción, elaborada desde Tucídides, Aristóteles y Cicerón hasta Maquiavelo, persiste en el republicanismo moderno, desde Milton, Rousseau y los padres de la Constitución norteamericana hasta hoy. Sin hacerse ilusiones sobre la virtud del hombre, comprenden, aristotélicamente, que es menester confiar en el ciudadano medio, trabajador y honrado, que hace posible la ciudad y la práctica política.
La tradición republicana no es contradictoria con los principios liberales, sino que los complementa y potencia mediante una participación ciudadana efectiva. Para ello, es preciso reforzar ciertos elementos, todavía muy débiles, de las democracias representativas que predominan en la actualidad: fomentar una cultura cívica más robusta, alcanzar una mayor igualdad social y organizar unas instituciones políticas que aumenten la calidad de la participación, en especial mejorando los mecanismos de deliberación a efectos de adoptar las decisiones políticas más adecuadas a los intereses de todos

Ver: Foner, Eric. La Historia de la libertad. Península. Barcelona 2010. Capítulos I y II.                  http://www.fder.edu.uy/contenido/ideas/documentos_2011/garcia-bouzas/maquiavelo