"En materia de textos, el orden de las palabras altera el producto. Las instrucciones el año XIII, fueron redactadas en siete días, del 6 de abril al 13 de abril; y esa redacción apresurada supuso que que algunos detalles quedaran sin revisión.
El texto tiene un final singular. La última, la instrucción, la N° 20, termina diciendo: “Para todo lo cual, etc.” Es evidente que se quiso poner “Para constancia de todo lo cual.
El Congreso no volvió a reunirse para aprobar las instrucciones; y Artigas dio fé, sin más explicaciones.
Las instrucciones figuran sin orden pero una ordenación racional facilita su comprensión: Nombre de la provincia. //Art.8 - Extensión geográfica de la provincia. //Art 9 - Independencia de España //Art 1 - Confederación de las provincias. - //Art 2 - Liga de amistad entre las provincias. //Art 10 - Constitución de la provincia Oriental. //Art 16 - Cláusula de reserva. //Art 11 - Segunda etapa: Habrá un Gobierno Supremo de la Nación. //Art 7 - La Unión de las provincias será una República. //Art 20. – Su Capital estará fuera de Buenos Aires //Art 19 – Habrá igualdad, libertad y seguridad.//Art 4 - Los Tres Poderes //Art 5. – Serán Poderes independientes. //Art 6 - Libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable. //Art 3 - Regimientos provinciales y armas. //Art 17 - Negación del despotismo militar. //Art 18 - Impuestos y puertos libres. //Art 14 - Puerto libre de Maldonado. //Art 12 - Puerto libre , de Colonia. //Art 13 – Bienes de extranjeros intestados, etc. // Art 15.
Ordenado el texto (un cambio puramente formal) se aprecia la coherencia del “Sistema”.
Artigas no tiene dudas sobre qué quiere para su provincia y para las provincias unidas del Río de la Plata ; y se sabe ganador. Al servicio del espíritu de la revolución de mayo, había logrado dos triunfos y estaba invicto. Ganó en Las Piedras contra los españoles sin esperar al ejército auxiliar venido de Buenos Aires; y cuando el general Manuel de Sarratea lo incomodó demasiado, supo (sin alterar el sitio de Montevideo) quitarle los caballos a los porteños y manejar a Rondeau; todo sin derramar sangre. Los dos coroneles (él y Rondeau) degradaron al general; y Buenos Aires aprobó lo actuado.(¡)
Para volver a la capital, Sarratea tuvo que pedirle el tiro de su carruaje a Artigas. Entre los dos ejércitos porteños…¡ no tenían los caballos necesarios!
Si se necesita prueba respecto a la claridad con la cual Artigas juzgaba la situación y su futuro inmediato, basta leer la instrucción 19: Será “preciso e indispensable que el Gobierno Supremo de la Unión de las Provincias Unidas, se instale fuera de Buenos Aires”. Buenos Aires pensaba mal, de Artigas y su gente: “¿Quién pudo sospechar que un desconocido se propondría abatir el lustre de nuestros hogares?”- Manuel Moreno. “... Sería indigno de nosotros recibir la ley de un hombre desconocido.” - Carlos María de Alvear. ¿Qué nueva especie de pueblos son estos que jamás aparecen en traje correspondiente a su decoro?” - Gervasio Antonio Posadas.
Como respuesta al rechazo de sus delegados, Artigas abandonó el sitio de Montevideo, se instaló en el norte (el centro de sus recursos) y desde allí, organizó el levantamiento federal. Y en poco tiempo (dos años) derrotó por segunda vez al gobierno de todas las demás provincias juntas, sin contar para hacerlo, con Montevideo (10 de enero de 1815, batalla de Guayabos).
Artigas disponía de armas únicas, para vencer a la gran capital. El sistema federal unía a todas las provincias contra el centralismo porteño. Los líderes en Buenos Aires suponían que el poder del virrey había pasado de la aristocracia española a la aristocracia porteña; y ese sentimiento resultó tan profundo que dura todavía.
Los analfabetos comprendían la igualdad entre los seres humanos sin necesidad de ir a la escuela; la anarquía reinante era la incubadora del nuevo estilo republicano. Una conjura espontánea a favor de Artigas, corrió por el litoral y de ese modo, Artigas se impuso sin estar presente. El alma igualitaria de la confederación, era el motor. Los entrerrianos le decían “fomes” a esa confraternidad que iba de boca en boca y hacía crecer la resistencia al centralismo.
“Fomes” es un arcaísmo, que sobrevive en el Diccionario de la Real Academia Española: “Causa que excita y promueve una cosa.” La causa que agitaba Artigas era la igualdad entre las personas y la igualdad entre las provincias. Hubo pues, en el movimiento revolucionario el empuje de una esperanza liberal y libertaria. Asombrosamente, las luces del siglo XVIII los iluminaba, sin que ellos lo supieran.
Combates sucesivos, apoyados por los orientales, marcaron una superioridad manifiesta; predominaron. El “Sistema” (cláusula 20 de las “Instrucciones”) ofrecía a las provincias una forma de gobierno republicana y la instruccion 4 afirmaba que el fin del gobierno debía ser: conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos.
Las soluciones políticas encapsuladas en EEUU (libro de Paine) proclamaban la confederación, una palabra nueva; significaba que cada Provincia participaba en una liga de amistad (instrucción 10) donde cada provincia se obligaba a defender a las demás, si eran amenazadas o víctimas de violencia, por parte de otra provincia (prevención justificada ante Buenos Aires). La liga federal fue la culminación de esa norma de recíproca ayuda. Artigas brindó la acción o la amenaza del triunfante ejército oriental, cada vez que fue necesario. Y eran los orientales más la “caballería charrúa”, al decir de Artigas.
La Liga de amistad lo retribuyó llamándolo, el Protector de los pueblos libres. Hubo un segundo factor conmovedor, contenido en las instrucciones. Dice Juan Grompone que la instrucción 3 es la frase más importante que se escribió en nuestra historia; y es verdad: “promover la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”es un mandato que vale para todos los tiempos, pasados y futuros, de nuestro país.
La provincia fijó sus límites comprendiendo los siete pueblos de las Misiones; vio a los indios bravos participar en la Redota; en sitio de Montevideo; y en la logística decisiva, para la batalla de Guayabos. La extensión de la tolerancia religiosa debía pues, abarcar a todos los que pelearon por la libertad, incluidos, por derecho propio, los indígenas, que eran fetichistas. Las instrucciones son del año 13 y no hacen distinciones expresas, pero tres años después, se dio a conocer oficialmente, el escudo de la Provincia Oriental; y ese escudo comprensivo tiene a su izquierda, las armas de fuego; y a su derecha, el arco y un carcaj con las flechas de los indios; a su izquierda, una rama de laurel y a su derecha, una rama de pitanga. La gran balanza de la igualdad figura entre esos símbolos laterales; y coronando el escudo, por encima del sol naciente, luce una diadema de plumas, a la manera charrúa. Este escudo de la Provincia Oriental, figura en el cuadernillo publicado en mayo de 1816, cuando se inauguró la Biblioteca Pública. En esa ocasión se conmemoró en el Montevideo artiguista, la Junta de Mayo (10/5/810) y se estrenó en la Plaza Matriz, una obra de teatro titulada “El Siripo, cacique de los timbúes en el Paraná”.
A los grandes historiadores uruguayos, buenos vecinos de Montevideo, no les gusta valorar estas comprobaciones en toda su extensión imaginable. Pero ahí están y por algo cobraron realidad. Bajaron del norte profundo."
Ver: El Pais, domingo 28 de abril de 2013.