lunes, 1 de julio de 2013
Pedro Figari: Una aproximación.
Pedro
Figari (1861-1938). Un ejemplo contemporáneo.
“Por
fortuna, cada vez más es Sancho quién toma las riendas del gobierno humano. El
reino del gran hidalgo ha terminado. Parece ya indudable que conviene a la
especie humana proceder con un criterio más práctico y por medios
experimentales, al ensanche paciente de sus conocimientos, de su recursos de
acción” Pedro Figari, en Arte, Estética, Ideal[1]
La fama
de pintor de Figari dejó de lado su multifacética capacidad en el campo de la
filosofía y de la política. En 1912 publico el libro “Arte, Estética, Ideal” y pasó casi sin atención por los círculos
intelectuales del país. Era conocido como penalista y político Colorado, el
propio Domingo Arena lo recuerda en la redacción del diario El Día “Después llegó
Figari, el glorioso pintor, de un tesón extraordinario; se convirtió en gran
compañero nuestro. En forma comunicativa nos embarcó a todos en la defensa del
caso Almeida”[2]
(Lagrotta, Miguel, Domingo Arena realidades y Utopías, Arca, Montevideo 2010).
En la obra,
que tiene éxito en Paris y que alcanzará su segunda edición en 1926 nos
presenta con claridad un pensamiento panteísta y vitalista que lo convierte en
el primer metafísico uruguayo (Claps, 1968). Defiende un materialismo
estructuralista, donde aparecen claramente
elementos y niveles de lo real. La teoría del conocimiento, la estética,
la filosofía de la religión, la cultura y la antropología so los conceptos
desarrollados en profundidad en su obra. Fue una época muy rica en planteos,
José Enrique Rodó proyectó un modelo para América Latina, Vaz Ferreira un modo
de pensar y Figari aplicó sus ideas a la práctica educativa. El concepto de
individuo como realidad individualizada y la estructura como forma de explicar
las formas, esta concepción lo llevó a a una visión democrática cada vez más
profunda. Lo trascendente de su pensamiento pedagógico esta representado en el
proyecto que presentó al Consejo de la Escuela de Artes y Oficios en 1910:
“Reorganización de la Escuela de Artes y Oficios. Proyecto de programa y
reglamento superior para la transformación de la Escuela Nacional de Artes y
Oficios en Escuela Pública de Arte Industrial, presentado al Consejo en la sesión
del 23 de Julio de 1919 por el Doctor Pedro Figari” El propio Figari escribe en
Cultural Practica Industrial: “Es indispensable llenar la necesidad primordial
de producir riqueza, que es angular en la sociedad. ¿Qué puede hacer el teórico,
que no sea enrolarse en las filas del burócrata, o en la de intermediarios que
viven sirviendo de algún modo, es verdad, pero siempre a expensas del
productor(…)” Siguiendo el pensamiento del Dr. Sanguinetti en la obra citada
.El comienzo del proceso reformista de la Escuela de Artes y Oficios, trabajoso
pero alentado por el Presidente Viera, muestran que las ideas del Dr. Figari
nunca alcanzaron niveles de aceptación total, y tuvo discrepancias con José
Batlle y Ordóñez, que establecía diferencias entre la educación liceal y la
industrial o como sostenía la Prensa de la época: “El que económicamente puede
al Liceo; y el que no, a la Escuela Industrial…[3]
En definitiva Figari tuvo una
trayectoria polifacética, de autentica humanidad y de un desarrollo intelectual
admirado por sus contemporáneos.
Algunos
datos biográficos. Tomados del prologo de Clásicos Uruguayos y escrito por
Ardao:
Nació en Montevideo el 29 de junio de 1861, de
padres italianos, realizando en esta ciudad todos sus estudios, que lo llevan a
recibirse de abogado en 1886, siendo designado Defensor de Pobres en lo Civil y
en lo Criminal. Año trascendente este de 1886, pues a los hechos antes
señalados debemos agregar su casamiento con Maria de Castro Caravia y el
comienzo de un prolongado viaje a Europa. De este, recién regresa en
1893, fundando el mismo año el diario "El Deber", en Montevideo, del
cual es codirector. A la vez, ejerce su profesión de abogado y tres años más
tarde es electo diputado y reelecto por otro periodo de tres años; ingresa al
Consejo de Estado en 18 98 y en 1903 figura como Promotor y Secretario de un
Congreso de Notables para tratar la Reforma Constitucional. Electo Presidente
del Ateneo de Montevideo en 1901, tiene en ese Instituto del libre pensamiento
diversas responsabilidades, hasta que en 1913 viaja a Francia. En 1915 es
designado Director de la Escuela Nacional de Artes y Oficios y encargado de
llevar a buen término la reforma por él propuesta en 1910.
En su
plan general de organización de la Enseñanza Industrial Figari escribe:
“Parte
Primera.
Mediante una educación apropiada, este pueblo puede
producir como cualquier otro de la tierra.
Debemos
tener gran confianza en las aptitudes de nuestra raza para trabajar(…)Ante todo
hay que enseñar a trabajar. Todos los alumnos de todas las escuelas debe
aprender a trabajar, trabajar prácticamente. Hay que acostumbrar a la mentalidad,
desde la infancia,a asociar el ingenio a la acción y fundamentalmente al fin
productor. (…)es cierto que en las escuelas, liceo y universidades se enseña
matemáticas, física, química, botánica y otras ciencias naturales(…) pero es un
espejismo del conocimiento que solo habilitan para perorar(…) se forma una
clase proletaria infeliz y estéril a pesar de su brillo: el proletariado
intelectual que pesa como una calamidad en ciertos países”[4]
La
cultura de la responsabilidad, la vinculación de nuestros alumnos al mundo y
responsabilidad del trabajo, tan necesaria hoy, fue analizada por Figari hace
103 años.
Prof.
Miguel Lagrotta (IPA-Claeh)
Ver:
Figari,
Pedro. Educación y Arte. Serie edición homenaje, Volumen 12, CETP, 2010
Lagrotta,
Miguel J. Domingo Arena, realidades y Utopías, Arca, 2010
Sanguinetti,
Julio M. El Doctor Figari. Aguilar, Montevideo. 2002.
[1]
Sanguinetti, Julio María. El Doctor Figari. Aguilar, Montevideo,
2002. Página 155.
[2]
Es un largo proceso que tiene al Dr. Figari como abogado defensor
del Alférez Almeida Acusado de matar a Tomás Butler tesorero de un Club del
Partido Nacional. El proceso se inicia el 14 de octubre de 1895, el 12 de junio
de 1899 se publica en El Día una crónica con retrato del Dr. Pedro Figari y
Enrique Almeida. El proceso toma forma de folletín y recién va a culminar con
el reconocimiento de la inocencia de Almeida, probada por Figari en 1899, en
1925.
[3]
Sanguinetti, Obra citada, Página 138.
[4]
Figari, Pedro. Educación y Arte. Serie edición Homenaje página 113. CETP 2010.
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