jueves, 18 de diciembre de 2014
miércoles, 17 de diciembre de 2014
Inicio de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba con vistas a normalizar las relaciones entre ambos países:
Texto del comunicado de la Casa Blanca sobre el inicio de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba con vistas a normalizar las relaciones entre ambos países:
Hoy, Estados Unidos está tomando medidas históricas para trazar un nuevo rumbo en nuestras relaciones con Cuba y para confraternizar y dar más poder al pueblo cubano. Estamos separados por 90 millas naúticas (150 kilómetros), pero unidos, gracias a las relaciones entre los dos millones de cubanos y cubano-americanos que viven en Estados Unidos y los 11 millones que viven en la isla que comparten una esperanza similar de llevar a Cuba a un futuro más prometedor.
Está claro que las décadas de aislamiento de Cuba por parte de EE UU no consiguieron nuestro objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática. En determinados momentos, esta política a largo plazo de EE UU en relación con Cuba provocó el aislamiento regional e internacional de nuestro país, restringió nuestra capacidad para influir en el curso de los acontecimientos en el hemisferio occidental e imposibilitó el uso de toda una gama de medidas que Estados Unidos podría haber utilizado para promover un cambio positivo en Cuba. A pesar de que esta política se basó en las mejores intenciones, su efecto ha sido prácticamente nulo: en la actualidad Cuba está gobernada por los hermanos Castro y el partido comunista, igual que en 1961 (fecha del embargo).
No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener resultados diferentes. Intentar empujar a Cuba al colapso no sirve a los intereses estadounidenses ni a los del pueblo cubano. Hemos aprendido tras una dura experiencia que es mejor fomentar y respaldar las reformas que imponer políticas que convierten a los países en Estados fallidos. Hoy, al tomar estas medidas, hacemos un llamamiento a Cuba para que desencadene el potencial de 11 millones de cubanos, poniendo punto final a las innecesarias restricciones en sus actividades políticas, sociales y económicas. Con ese mismo espíritu, no debemos permitir que las sanciones de EE UU impongan una carga aún mayor a los ciudadanos cubanos a los que estamos intentando ayudar.
Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a levar las anclas del pasado porque es necesario para alcanzar un futuro mejor: para nuestros intereses, para nuestros ciudadanos y para el pueblo cubano.
Hoy, Estados Unidos está tomando medidas históricas para trazar un nuevo rumbo en nuestras relaciones con Cuba y para confraternizar y dar más poder al pueblo cubano. Estamos separados por 90 millas naúticas (150 kilómetros), pero unidos, gracias a las relaciones entre los dos millones de cubanos y cubano-americanos que viven en Estados Unidos y los 11 millones que viven en la isla que comparten una esperanza similar de llevar a Cuba a un futuro más prometedor.
Está claro que las décadas de aislamiento de Cuba por parte de EE UU no consiguieron nuestro objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática. En determinados momentos, esta política a largo plazo de EE UU en relación con Cuba provocó el aislamiento regional e internacional de nuestro país, restringió nuestra capacidad para influir en el curso de los acontecimientos en el hemisferio occidental e imposibilitó el uso de toda una gama de medidas que Estados Unidos podría haber utilizado para promover un cambio positivo en Cuba. A pesar de que esta política se basó en las mejores intenciones, su efecto ha sido prácticamente nulo: en la actualidad Cuba está gobernada por los hermanos Castro y el partido comunista, igual que en 1961 (fecha del embargo).
No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener resultados diferentes. Intentar empujar a Cuba al colapso no sirve a los intereses estadounidenses ni a los del pueblo cubano. Hemos aprendido tras una dura experiencia que es mejor fomentar y respaldar las reformas que imponer políticas que convierten a los países en Estados fallidos. Hoy, al tomar estas medidas, hacemos un llamamiento a Cuba para que desencadene el potencial de 11 millones de cubanos, poniendo punto final a las innecesarias restricciones en sus actividades políticas, sociales y económicas. Con ese mismo espíritu, no debemos permitir que las sanciones de EE UU impongan una carga aún mayor a los ciudadanos cubanos a los que estamos intentando ayudar.
Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a levar las anclas del pasado porque es necesario para alcanzar un futuro mejor: para nuestros intereses, para nuestros ciudadanos y para el pueblo cubano.
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