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jueves, 11 de junio de 2015

Buscando el batllismo: Entre obrerismo, utopías y realidades.



 En momentos en que la lucha social y laboral era muy compleja, vemos los primeros movimientos de los gremios  como la Sociedad Unión Obrera y La Protectora. Y la prensa sindical de orientación anarquista como “La Voz del Trabajador”, socialistas como “El Partido Obrero” y muchos movimientos más. En la década de 1890 de comienza la persecución a estos movimientos y desde el periódico batllista El Día se comenzó una prédica que marcará hasta hoy la legislación obrera en el Uruguay.
El Primero de Mayo de 1896, se celebra en el Uruguay por primera vez la fecha obrera. Don Pepe fue categórico desde el editorial en El Día:
“Simpatizamos con las huelgas(...) he ahí los débiles que se hacen fuertes y que, después de haber implorado justicia, la exigen…”
Desde el gobierno, muy complejo, con una Guerra Civil muy dura de por medio, durante la huelga ferroviaria de 1905, al prolongarse el conflicto se retiran los piquetes policiales para facilitar la negociación y  desde la prensa batllista se sostenía:
“Las huelgas son, sencillamente, fruto de lo mal que se paga el trabajo del obrero y de los esfuerzos que realiza aquél para conseguir que se pague mejor precio por su sudor y sus afanes…”
Y con una fuerza que nos viene desde el fondo de la Historia del Batllismo tomamos como modelo a seguir  lo que sostenía el amigo personal y mano derecha de Batlle y Ordóñez, Domingo Arena:

“…Las buenas elecciones, los buenos gobiernos no pueden ser sino medios. El verdadero objetivo(…) es el mejoramiento de las masas populares, el gobierno que no se preocupa de esta cuestión y que no la realice es un gobierno fracasado” La praxis batllista se basó en la acción reivindicativa del movimiento obrero y popular proporcionándoles soluciones tanto laborales como legales que aún hoy disfrutamos y queremos que se desarrollan de acuerdo a la concepción del batllismo del Siglo XXI: Humanismo, redistribución justa de las ganancias, libertad como pilar fundamental de toda acción humana. No creemos en una lucha entre compañeros ni entre sistemas, creemos que la obligación máxima del batllismo es llegar al máximo de justicia que la legislación nos permita. Incluso mejorándola. Aquí, nos sostenemos en Luis Batlle que en discurso realizado en 1949 sostenía:
“El gobierno no se mueve para borrar injusticias provocando otras injusticias, sino que actúa en el deseo de acercar a las fuerzas sociales y económicas que, distantes entre ellas y en opinión, podrían provocar violentas perturbaciones”
Y en el Mensaje a la Asamblea General el 15 de noviembre de 1951:

“La lucha de clases nace de la injusticia de clases. Se nutre con el desmedido afán de agaancias de quienes buscan en los factores de desequilibrio de las condiciones económicas, puntal para el logro de mayores beneficios(…)La paz social se ha de encontrar cuando se haga participar a los empleados y obreros de la riqueza que producen en su trabajo y estas conquistas serán orden en lo social, paz en lo político y progreso en lo económico.”

Finalmente para el batllismo es imprescindible un mejor uso de los recursos básicos disponibles, entre los cuales se encuentra el hombre , el trabajador, el motor de esta sociedad, es necesario para su realización una mayor vinculación entre la educación y el mundo del trabajo, con un plan que lleve adelante su capacitación con el objetivo de satisfacer la expansión de actividades que se han venido registrando.
En defintiva el pueblo trabajador promoverá y el Estado batllista impulsará los cambios necesarios en beneficio de la sociedad. Para sostener y fundamentar ideologicamente estos conceptos cito  el siguiente fragmento de #Batlle y el batllismo" . "Y la paz social seguirá reinando, sostenida y garantida por principios más firmes y más sólidos que los que hoy sostienen y garanten. El reformismo, pues, sobre el que descansa la acción batllista, asegura que todo será hecho sin provocar para nada movimientos sociales catastróficos.
El batllismo no acepta la teoría del determinismo económico. No la acepta, como única explicación de la historia. Y como teoría de alcances sociales, si el batllismo la aceptara debería abandonar sus métodos de lucha y su programa de reformas graduales. Observaría, lógicamente, una actitud expectante frente a la fatalidad de los hechos y detendría su acción reformista. La revolución debería hacerlo todo. Negaría la verdad histórica que el amor a la justicia y a la libertad puede sobreponerse a la acción mecánica de los fenómenos, o al interés de los hombres. Así el batllismo no considera que la causa de las transformaciones históricas sea sustancialmente económica. Antepone a ello el pensamiento humano, las grandes ideas de justicia y de libertad. Justicia y libertad, aspiraciones colectivas, que despertadas y agitadas por Batlle en un medio hostil, convirtieron al Uruguay en el país politicamente más libre de América. Sostenía Batlle: "Es más consoladora nuestra teoría y se ajusta más a la naturaleza. El móvil de las acciones humanas no es solamente el interés; la idea, la verdad apasiona también al hombre. Podrá la clase acaudalada llegar a ser tan numerosa como la obrera y más fuerte; pero no se formará nunca una clase para preconizar un interés y para entronizarse. Las ideas y los sentimientos tendrían siempre un gran prestigio entre los hombres honrados de todas las clases. Y la fuerza de estos es la que ha de decidir en la lucha de los intereses opuestos. Ella y solo ella impedirá que una parte de los hombres esclavice a la otra parte, primero en el seno de las naciones, después en la república mundial. El interés no resuelve nada cuando no se ajusta a inspiraciones superiores; solo sirve para desatar la enemistad y el odio, que se proclama con su cohorte de violencias y males" (El Día, Junio 16 de 1917)
El batllismo se apoya en la realidad social que no es producto de fuerzas ciegas y fatales. El cientificismo de su acción no es, pues, un calificativo más o menos claro, es el resultado de la aplicación de principios que solo la realidad social, fielmente interpretada, puede cambiar.
Para el batllismo el pensamiento humano no es producto de los hechos sociales. El batllismo cree que el pensamiento humano, la acción creadora, el esfuerzo constructivo, el altruismo de los hombres son capaces de crear, de modificar y de extinguir determinados hechos sociales. El batllismo apoya sus principios en la realidad. En hechos sociales que pueden provocarse, cambiarse y anularse. El batllismo es reformista porque es un medio para conquistar la justicia y la libertad integrales".

Ver:
Gonzalez Conzi, E y Guidici,R. Batlle y el Batllismo. Editorial Medina, Montevideo, 2da edición 1959. Pág.379 y 380







Buscando el batllismo: Del modelo a la distancia con la sociedad.

El periodo denominado primer batllismo inicia un proceso político que se extendió por un periodo de tres décadas lo debemos ubicar como un bisagra entre el proceso modernizador iniciado en el último cuarto del siglo XIX y sus proyecciones posteriores que llevaron a definir al Uruguay como batllista.
Como motor o como actor el batllismo, o los batllismos, contribuyeron a conformar y modernizar el sistema político uruguayo. El disparador, sin dudas, fue el reformismo y la revolucionaria visión colegialista en el proceso de cambio constitucional iniciado con los famosos "apuntes" de Don Pepe. Sin dudas estos cambios polarizaron a la sociedad y generaron fermentales debates políticos. Desde el gobierno de facto del Coronel Latorre y con el acelerador a fondo durante los gobiernos batllistas, el mando, en tanto poder decisorio y de implementación pasó a manos de un Estado, secular, nacional y con una carga de justicia social y redistributiva muy fuerte. Logicamente, luego de los procesos, revolucionarios, de reformas educativas, la vareliana, primero, la de Vazquez Acevedo después y la consecuente universalización del conocimiento sin distinción de capas o grupos sociales, hace ingresar al debate a los sectores populares ya sea mediante gremios y sindicatos o en las discusiones en la prensa o en los ambientes laborales. Todo se va a canalizar mediante las luchas electorales. donde van a convivir proyectos, avances, y frenos. Los grupos de presión comienzan a jugar un papel muy importante, estos grupos responden a viejos sectores de intereses económicos pero que se encarnan ahora en proyectos políticos que dinamizan o frenan el "inquietismo batllista" en definitiva el reformismo. A partir del año 1916 el alto a las reformas va a tomar una forma contundente de defensa, podríamos decir ,antibatllista. Entre los apuntes, las escisión del Partido Colorado, el periodo vierista y los grupos de presión, se produce la irrupción violentamente discreta, pero radical de los grupos de presión empresariales al estilo y con la filosofía moderna. Más allá del los costos políticos del accionar del batllismo, sobretodo en su segunda presidencia, su visión y aplicación del desarrollo ideológico del Estado como factor principal del desarrollo social mediante "imposición positiva" fiscal para la construcción del "hombre nuevo", educado, austero, cosmopolita y solidario laico, logró mejorar en forma efectiva las condiciones de vida de la población. Al decir de Gerardo Caetano y de José Rilla, "El primer batllismo supuso una verdadera interpretación del Uruguay de fines del siglo XIX y comienzos del XX, con su trama de proyectos y utopías. Para la implementación política y social contó con la ventaja de haber nacido en el partido del gobierno y del Estado. Desde la intransigencia política tan poco dada a las incertidumbres de la democracia, el impulso reformista recorrió las esferas de una economía próspera y a la vez fragil de la sociedad en vías de integración, de la política de partidos...y hasta una moral colectiva en individual." (Caetano, G. Rilla,J. Historia Contemporánea del Uruguay, Pág.150) La denomina ética de la responsabilidad, que no debe considerarse como justificar todo, nos muestra como el batllismo muere en su utopía, desde la desaparición de Luisito , la disidencia etica, moral, partidaria pero no filosófica de Rodriguez Fabragat y Zelmar, Gestido y Pacheco Areco, el debate del batllismo con la sociedad fue cada vez más duro y distante. Podemos afirmar que la distancia mayor se alcanza con la visión de "familias Ideológicas" o con un liberalismo un tanto insensible a los reclamos sociales, con el trasfondo de la crisis del 2002 llevado adelante por el Dr. Jorge Batlle, obligan al batllismo a generar un nuevo pacto con la sociedad, muy cercana a la praxis y muy alejada del Partido Colorado. Hace ya algunos años culminaba mi ensayo sobre la figura de Domingo Arena de esta forma que mantiene vigencia lamentablemente.
"El batllismo fue producto de una época en crisis social, fue expresión decapas sociales desesperadas, ubicadas ya en un tiempo y espacio pasado de la economía y de la política; de la filosofía y de la teología;debatiéndose entre la antigua pugna de la razón utópica versus la razón instrumental. El equipo batllista con Domingo Arena a la cabeza concibieron la utopía como fuerza de la transformación de la realidad, aparece como auténtica voluntad innovadora y base de toda renovación social, representaron una corrección de una situación político-socialexistente con miras a un cambio estructural. Proyecto o ideal de un mundo justo a partir de la construcción de la realidad presente, con el estado redistributivo, y la justicia social, para alcanzar estos objetivos la utopía representa un modo específico de conocer la realidad mediante un modelo ideal de futuro, constituyéndose en el sueño de la verdadera justicia social.Siempre la humanidad se ha sentido impulsada por anhelos de progreso,mejoramiento y perfección, alcanzando tan ilimitado punto sus aspiraciones, que se han confundido con lo imposible, desconocido e insospechable.
La utopía: para el batllismo significó la construcción de un país modelo, con la justicia y la soberanía legitimada por el Estado,con la perspectiva de un proceso histórico renovador, dentro de una humanización capaz de darle cauce a un desarrollo sostenido a medida del hombre en cuanto proyecto factible de utopía concreta, donde teoría y praxis se apuntalen, unifiquen o confundan a partir del principio de esperanza. Con la muerte del equipo por causas naturales de tiempo y biología, su memoria se mantuvo por años y se mantuvo viva también la utopía de un país mejor. Sin embargo, la muerte de la esperanza derroto la utopía."

Ver: Lagrotta, MIguel J.Domingo Arena: realidades y utopías.Arca ensayos. Montevideo.2010. Página 147.