Domingo
Arena: nuevas reflexiones sobre sus ideas.
Con motivo de una invitación recibida por parte de Miriam
Divenuto para hablar con sus alumnos sobre Domingo Arena, comencé por
preguntarme cosas sobre sus realidades y utopías a dos años de la publicación
de mi trabajo sobre su figura.
Aquí vamos:
Resulta muy difícil en el Uruguay hacer la Historia del
siglo XX sin hablar de Batlle y el batllismo. Resulta muy difícil además,
hablar de la evolución ideológica y política de nuestro país sin mencionar los últimos
treinta años del siglo XIX. Finalmente es muy difícil ocuparnos de la efervescencia
revolucionaria en ideas, pensamiento y acción del primer batllismo sin, entre
otros, ubicar a Domingo Arena como primera figura del entorno de José Batlle y
Ordóñez. Es difícil encontrar una lealtad tan duradera y fuerte como la
ocurrida entre estos dos personajes de nuestra historia. En cada proyecto, en
cada debate, en cada fracaso, en cada vuelta a empezar, en el último día de la
vida de Don Pepe, Domingo Arena estuvo junto a él.
Resulta muy difícil, también, encontrar una persona que
no fue deslumbrada por el triunfo personal, que jamás olvidó su origen y que
finalmente trató por todos los medios de buscar consensos con la simpatía
necesaria para lograr el debate. ¿ Quién no quería a Domingo Arena?.
La herencia política del primer batllismo no solo fueron
sus grandes realizaciones en muchos campos de acción que dieron forma al
Uruguay moderno, también fue la formación política de toda una generación de
hombres que creyeron en el proyecto y lo llevaron adelante, hasta que el
pragmatismo mató a las utopías y por consecuencia inmediata los sueños que son
imprescindibles para lograr realidades entraron en una lógica que la sociedad
no supo entender. El mejor intérprete del proyecto batllista fue Arena. No solo ayudando a humanizar lo
radical del proceso reformista, sino que también difundiendo en cada evento
posible, desde la tribuna, casas de familia o de las páginas periodísticas a su
alcance.
Época fermental
La facilidad de Arena para sensibilizarse de los
problemas y reclamos populares y su defensa permanente y persistente en defensa
de los que menos tenías, la debemos ubicar en sus orígenes. Proviene de una de
las zonas más castigadas en Italia de fines del Siglo XIX, el sur. Curiosamente
ese sur sigue siendo castigados por la pedantería de los Italianos más allá de
Roma hacia el norte. Arena con su facilidad para hacer respuestas ingeniosas a
plateos muy hirientes sostenía: “en el sur somos italianos, en el norte se
creen europeos, en definitiva somos compatriotas.” Arena nace el 7 de abril de
1870 en Calabria y fallece el 3 de mayo de 1939 en Montevideo. En esa época
Italia luchaba por conciliar su unificación, insertarse en sistema capitalista
imperante en la segunda fase de la Revolución industrial, y desde el punto de
vista ideológico el socialismo, el liberalismo, el nacionalismo, el catolicismo
y los anarquistas tenían una gran lucha que a menudo pasaba del pensamiento a
la acción, generalmente muy violenta. Si además sumamos a esto las propias
características de la región sureña de Italia, tierra pobre, aspereza para
roturar, y dificultades para el desarrollo económico, llevan a esta zona a
convertirse en expulsores de sus habitantes buscando la sonrisa de la fortuna
en otros sitios. En 1876, Arena y su familia arriban a Montevideo, donde los
inicios fueron duros, se trasladan al interior, allí cumple infinidad de
tareas, tropero, asistente de farmacia. Su propia inquietud lo lleva a
vincularse y generar una amistad en base a lealtad y comprensión con el cura
del pueblo, con los maestros de primeras letras y consigue, estudiando el papel
que lo habilita a seguir estudios superiores en Montevideo. Cursa estudios
universitarios y se gradúa primero como farmacéutico y luego como abogado.
Un romántico soñador Arena quiere ser escritor, logra muy
buenas piezas sobre temática del campo y también sobre la dictadura del Coronel
Lorenzo Latorre. Últimamente se ha reeditado este material con prologo del Dr.
Julio María Sanguinetti. El debate educativo actual sobre lo científico por
encima de lo social, Arena lo había resuelto en forma empírica. A su capacidad
de narrador, a su romanticismo natural, a su anarquismo pacífico y romántico,
le agrega su conocimiento científico, comenzado en Tacuarembó observado como
realizaban las recetas en la farmacia y a sus estudios de química en
Montevideo. Racionalidad, idealismo, utopía y sensibilidad social se conjugan
el joven Arena.
Es imposible el análisis de Arena, sin mencionar a don
Pepe, también es muy difícil hacer juicios no muy temerarios sin analizar la
historia política del periodo para poder vincular sus sentimientos, sus
vivencias con la encarnación de un proyecto que será seguido por corrientes de
pensamiento generando un fervor social que se llamará posteriormente batllismo.
En la facultad de derecho tenía compañeros de curso que
también trascenderían en la Historia posterior de nuestro país, por diversos
caminos pero con una riqueza conceptual muy grande: Pedro Manini Ríos, Carlos
Vaz Ferreira, Luis Alberto de Herrera, entre otros. Como veremos, Arena se
enfrento conceptualmente en un debate de ideas y posiciones
filosófico-políticas con todos ellos, sin embargo con ninguno dejó de tener un
trato y un respeto intelectual y humano de por vida. La concordia, la
conciliación, el respeto y la tolerancia podrían definir la praxis de Arena de
su visión teórica de anarquista romántico.
La concepción de Arena sobre la sociedad, entre otros,
podemos encontrala en el pensamiento del italiano Errico Malatesta, que al
enlazar el pensamiento europeo entre los siglos XIX y XX sostenía: “(…)nuestra creencia es que la única vía de
emancipación y de progreso consiste en que todos tengan la libertad y los
medios para defender sus ideas, es decir, la anarquía. De este modo las
minorías más avanzadas persuadirán y arrastrarán por la fuerza de la razón y
del ejemplo” Según Hierro Gambardella Arena “tenía la religión del hombre, del ser humano, la vida humana como cosa
sagrada y definitiva, destino fundamental de las cosas del universo”
Imaginamos entonces diálogos y debates muy profundos con Don Pepe, en El Día,
en caminatas, en reuniones, el resultado fueron grandes leyes con gran impacto
social: derecho de huelga, la ley de 8 horas, la defensa de los hijos
naturales, la voluntad de la mujer para divorciarse y estudiar y luego votar,
el colegiado, en definitiva la construcción de ese pequeño país modelo que
soñaba Batlle y que disfrutamos hoy.
Anarquismo, Arena y la defensa de los
desposeídos.
Es inevitable que surjan sentimientos encontrados en el
espíritu humano en relación a la autoridad, lógicamente el deseo de ejercerla
para disfrutar de los privilegios que se derivan o la resistencia más o menos
consciente cuando la ejercen los demás. En las sociedades superiores el
gobierno se debe ejercer con el objetivo del interés común, es allí cuando los
individuos renunciamos con agrado a nuestra prerrogativas, a cambio de
beneficios recibidos como efecto de las limitaciones impuestas a los demás.
Arena va a reclamar la integración de los trabajadores a
la nación, procurando que tengan las armas legales, ideológicas y culturales
para enfrentarse con los sectores conservadores terratenientes y comerciantes
de la sociedad montevideana de comienzos del siglo XX. No como un planteo de
lucha de clases, sino de reformismo ideológico y legal con el objetivo de
lograr la igualdad social.
Sostenía Arena: “
Mis hermanos de ayer, mis protegidos de hoy” que enseñanza en una sola
frase para tantos jóvenes políticos actuales.
El accionar batllista, respecto del movimiento obrero es
la clave del apoyo que los sectores populares y obrero prestan a Batlle. Los
artículos del diario El Día, los discursos parlamentarios de Domingo Arena,
están condensados en una serie de publicaciones como “Batlle y los problemas
sociales en el Uruguay” sobre el mismo dice Domingo Arena: “ Los artículos son
un caso típico de la colaboración de dos: inspirados por Batlle, escritos por
mi, corregidos por él. De los discursos puede decirse substancialmente lo mismo. En 1913 Batlle había vinculado la campaña
en favor de sus apuntes colegialistas con el voto pro-colegiado de los obreros,
y su argumento era que los que eran socialistas en otros países debían ser
colorados en Uruguay. Era, según Batlle, el único partido que podía
realizar las mejoras de la calidad de vida del trabajador y que la postura
socialista era utópica y soñadora. Ante la pregunta de Pedro Manini Ríos de
" ¿Somos colorados o somos socialistas?" Domingo Arena, en una
entrevista realizada por el Diario Socialista "La Vanguardia",
sostuvo que "somos socialistas sin
programa". Luego en El Día sostuvo que no había entre colorados y
socialistas una oposición frontal de principios debido a que el Partido
Colorado realizaba lo que los socialistas programaban.
A modo de
conclusión
Domingo Arena estará inserto
dentro de las concepciones del anarquismo
pacifista. Tanto para Tolstoi como para Gandhi, la violencia genera
violencia. Del callejón sin salida de la violencia solo se puede escapar
con el triunfo de la conciencia, con la liberación de la propensión natural
de la gente a la cooperación y el amor mutuo. En “ La Ciencia Moderna y
la Anarquía” el príncipe Kropotkin define al universo como materia en
perpetua y libre evolución. Arena le exigía al Partido Colorado una
constante captación de los nuevos fenómenos ideológicos, reclama la
comprensión de sus correligionarios más conservadores afirmando que el
futuro del partido está en el contacto y la vivencia de las ideas avanzadas,
el que mejor las comprendiera tendría una ventaja de años sobre sus
oponentes. Significaba, entonces, un partido en constante evolución. No
renegaba Arena de las tradiciones partidarias, la justicia, la solidaridad y
la concepción liberal que marcan al Partido colorado, pero entendía que
todo lo concreto y aplicable de las corrientes ideológicas reformistas
debía ser tomado:
“ El Partido Colorado tiene una magnífica tradición, pero eso no basta. El Partido que se fía demasiado en su tradición puede correr la suerte de esos nobles que fían demasiado en sus pergaminos. El escenario de la democracia se ensancha día a día. Día a día entran en juegofuerzas nuevas, aspiraciones nuevas. Satisfechas las ansias de libertad e igualdad empiezan a dar su nota dominante las ansias de mejoramiento (...) De ahí nuevos horizontes que es necesario escudriñar si no queremos extraviarnos; de ahí nuevas etapas que es necesario correr y correr de prisa si no quedarnos rezagados. ¡ La política como la ciencia, debe de estar en perpetuo movimiento si quiere responder a las necesidades de todos los momentos, y el Partido Colorado que no debe dejarse vencer(...) tiene que estar constantemente alerta, en perpetua vibración(...) Su programa tiene que ser vivo(...) Y si quieren no crean que a su costa el partido liberal y el partido socialista, debe ser tan liberal como el partido liberal y asimilarse todo lo humano, todo lo práctico, todo lo realizable, todo lo que no sea una utopía del partido socialista.”
Esa conjunción de los principios tradicionales, éticos e ideológicos del
Partido Colorado más las nuevas corrientes aplicadas a nuestra sociedad,
producen un desbloqueo político trascendente dando origen al Uruguay
batllista. El Uruguay emergente de estas ideas va ser reformista social
con eje en el estado. Esa concepción podría definirse como liberal-social
y modernamente en nuestro país como batllismo.
pacifista. Tanto para Tolstoi como para Gandhi, la violencia genera
violencia. Del callejón sin salida de la violencia solo se puede escapar
con el triunfo de la conciencia, con la liberación de la propensión natural
de la gente a la cooperación y el amor mutuo. En “ La Ciencia Moderna y
la Anarquía” el príncipe Kropotkin define al universo como materia en
perpetua y libre evolución. Arena le exigía al Partido Colorado una
constante captación de los nuevos fenómenos ideológicos, reclama la
comprensión de sus correligionarios más conservadores afirmando que el
futuro del partido está en el contacto y la vivencia de las ideas avanzadas,
el que mejor las comprendiera tendría una ventaja de años sobre sus
oponentes. Significaba, entonces, un partido en constante evolución. No
renegaba Arena de las tradiciones partidarias, la justicia, la solidaridad y
la concepción liberal que marcan al Partido colorado, pero entendía que
todo lo concreto y aplicable de las corrientes ideológicas reformistas
debía ser tomado:
“ El Partido Colorado tiene una magnífica tradición, pero eso no basta. El Partido que se fía demasiado en su tradición puede correr la suerte de esos nobles que fían demasiado en sus pergaminos. El escenario de la democracia se ensancha día a día. Día a día entran en juegofuerzas nuevas, aspiraciones nuevas. Satisfechas las ansias de libertad e igualdad empiezan a dar su nota dominante las ansias de mejoramiento (...) De ahí nuevos horizontes que es necesario escudriñar si no queremos extraviarnos; de ahí nuevas etapas que es necesario correr y correr de prisa si no quedarnos rezagados. ¡ La política como la ciencia, debe de estar en perpetuo movimiento si quiere responder a las necesidades de todos los momentos, y el Partido Colorado que no debe dejarse vencer(...) tiene que estar constantemente alerta, en perpetua vibración(...) Su programa tiene que ser vivo(...) Y si quieren no crean que a su costa el partido liberal y el partido socialista, debe ser tan liberal como el partido liberal y asimilarse todo lo humano, todo lo práctico, todo lo realizable, todo lo que no sea una utopía del partido socialista.”
Esa conjunción de los principios tradicionales, éticos e ideológicos del
Partido Colorado más las nuevas corrientes aplicadas a nuestra sociedad,
producen un desbloqueo político trascendente dando origen al Uruguay
batllista. El Uruguay emergente de estas ideas va ser reformista social
con eje en el estado. Esa concepción podría definirse como liberal-social
y modernamente en nuestro país como batllismo.
Centenares de militantes,
incluso de primera línea
del sindicalismo, el socialismo y especialmente el anarquismo se incorporaron a los partidarios de
Batlle. El mérito fue apreciar
tempranamente las nuevas fuerzas sociales e ideológicas que se estaban desarrollando en el país, no oponerse a ellas
e incluso colaborar en su desarrollo en
forma consistente.
El rol anticipador del reformismo batllista se percibe claramente en las
circunstancias sociales de comienzos de Siglo. Un reclamo socialista en
1903 va a originar una respuesta concreta del batllismo. Mientras, este
importante sector político incipiente en nuestro país aspiraba a reformas
profundas, el primer batllismo lo materializa:
“..queremos la sanción legal de la jornada de ocho horas; la responsabilidad de los patronesen los accidentes de trabajo; el reconocimiento de los derechos ciudadanos a los extranjeros que tengan dos años de residencia (...) el analfabetismo aplasta a la nacionalidad. Más de cien mil niños carecen de escuelas.”
Todos estos conceptos son peticiones del socialismo en 1905. El mismo
Arena, en un discurso en la ciudad de Florida, aclaró este concepto y el
rol concreto del Partido de Batlle de concretar en la acción las
aspiraciones sociales:
“En Florida, donde tuve la desgracia de anarquizar un club con un discurso, cuando estaba en lo mejor de mi perorata, un simpático joven me atormentaba con sus gritos de ¡ Viva el Partido Socialista! ¡Viva la realización del ideal económico sin bandera política! Y yo, cuando sentí al fin que era necesario aclarar, me acerqué al joven socialista y le dije suavemente: -Mi estimado señor, si yo no estuviese en un partido político capaz de realizar las cosas que ustedes apenas programan, probablemente sería también socialista, tal vez hasta fuera anarquista”.
El rol anticipador del reformismo batllista se percibe claramente en las
circunstancias sociales de comienzos de Siglo. Un reclamo socialista en
1903 va a originar una respuesta concreta del batllismo. Mientras, este
importante sector político incipiente en nuestro país aspiraba a reformas
profundas, el primer batllismo lo materializa:
“..queremos la sanción legal de la jornada de ocho horas; la responsabilidad de los patronesen los accidentes de trabajo; el reconocimiento de los derechos ciudadanos a los extranjeros que tengan dos años de residencia (...) el analfabetismo aplasta a la nacionalidad. Más de cien mil niños carecen de escuelas.”
Todos estos conceptos son peticiones del socialismo en 1905. El mismo
Arena, en un discurso en la ciudad de Florida, aclaró este concepto y el
rol concreto del Partido de Batlle de concretar en la acción las
aspiraciones sociales:
“En Florida, donde tuve la desgracia de anarquizar un club con un discurso, cuando estaba en lo mejor de mi perorata, un simpático joven me atormentaba con sus gritos de ¡ Viva el Partido Socialista! ¡Viva la realización del ideal económico sin bandera política! Y yo, cuando sentí al fin que era necesario aclarar, me acerqué al joven socialista y le dije suavemente: -Mi estimado señor, si yo no estuviese en un partido político capaz de realizar las cosas que ustedes apenas programan, probablemente sería también socialista, tal vez hasta fuera anarquista”.
Finalmente tomaremos su
reflexión de los logros que se realizaron durante los gobiernos de Don Pepe:
“Este país
que hasta ayer era para el extranjero un simple país ganadero o cuando más un
país de blancos y colorados, hoy es un país de ideas. Nuestra fronteras morales
se han ensanchado, pues, enormemente. Lo que antes apenas se dibujaba en el
mapa del mundo, empieza a tomar relieve. Ya no solo se habla de nosotros sino
que se empieza a tomarse como ejemplo(…)”El 16 de junio de 1936 a tres años de su
muerte, don Domingo concedió
El
reportaje como colaboración a los festejos del cincuentenario de “El Día”.
Luego de la muerte de Batlle y de muchos acontecimientos nacionales y
mundiales, la gran crisis económica mundial, los fascismos, y la crisis
política en nuestro país, Don Domingo se encuentra en su quinta, con sus
frutales, su perro León y sus recuerdos.
Ahora
los traemos de la mano de este reportaje que nos dará la última
imágen
del colaborador y amigo de Don Pepe. Cuenta
sus inicios en Montevideo y el
acercamiento al periodismo, a El Día y a Don Pepe.
“...Cansado
de fundirle negocios a mi pobre padre, pensé un día venirme a Montevideo,
decidido a estudiar(1889). Coincidiendo con esta firme determinación mía, el
gobierno dictó una ley, según la cual todo estudiante que hubiese cursado hasta
séptimo año de instrucción primaria podía ingresar en la Universidad. Yo, aún
cuando había ido poco a la escuela, pues lo que más sabía me lo había enseñado
el cura del pueblo, decidí, sin embargo acogerme a la salvadora ley, y para conseguirlo
le eché el ojo a un viejo y buen maestro que había en Tacuarembó. De inmediato
me di a cultivarlo, abrumándolo con atenciones y regalos, pues proveyéndome de
botines en la zapatería de mi padre, calcé gratis al maestro, a su mujer e
hijos, con tal prodigalidad que, a los pocos meses, partía yo para Montevideo
dueño del certificado salvador!...
Fue
entonces que conocí a Carlos Travieso, por cuyo intermedio me hice amigo de
Santa Ana. Con frecuencia iba, pues, a la imprenta a visitarlos, que entonces
estaba instalada en la Plaza Independencia más o menos a la altura de donde es
hoy lo de Zito. Mis recuerdos de esa época son algo vagos. Los evoco como a
través de una niebla. El Día ocupaba un local largo y oscuro. Entrando, a la
derecha, estaba la redacción con tres o cuatro mesas en las que se escribía...A
la izquierda trabajaban los tipógrafos y allá, al fondo, se veía a don Fermín
Silveyra, el administrador.
Travieso
me animaba con calor para que me iniciase escribiendo, pero yo me resistía
enérgicamente, pues estaba seguro de no tener condiciones para ello(...)
Sin
embargo tanto insistió Travieso que un día hice una croniquilla de teatro que
no me salió del todo mal y luego escribí sobre un crimen que vi cometer en la
esquina de la casa en que entonces yo vivía. Recuerdo que era una cónica larga,
abundante en detalles y que les gustó mucho a Travieso y a Santa Ana. Pero allí
quedaron en absoluto suspendidas mis funciones periodísticas. Continué con mis
visitas bastante asiduas, pero para marcharme luego, dedicado de firme al estudio...”
Esta
primera etapa de Arena, de forma casi imperceptible se va vinculando al diario
y a Batlle y a su equipo. Su oportunidad surge circunstancialmente cuando a
raíz de una huelga se divide la empresa y Batlle se queda solo con Travieso y
con Santa Ana:
“...Yo continuaba mis visitas esporádicas ,pero
ya nadie me hablaba de entrar al diario, hasta que un día los redactores le
hicieron una huelga a Batlle, yéndose con Arturo Brizuela, que era propietario
de La Tarde. Don Pepe se quedó solo, sin más que Travieso y Santa Ana en la
redacción, pero consiguieron de inmediato el concurso de Fernández y Medina,
secretario entonces de El Bien.
Travieso
acordándose de mis croniquillas, me mandó buscar enseguida ,accediendo yo
entonces a ayudarlos. Me inicié arreglando algunos
sueltos;
a veces me mandaban en busca de noticias. La imprenta en la mudanza, había
tomado una fisonomía distinta. En la redacción, las cuatro o cinco mesitas
habían sido sustituidas por una grandota, muy larga donde escribíamos todos.
Después había un escritorio chico y por último el de don Pepe, de muebles
inverosímiles, pues eran unos presuntuosos sillones de extraños tapices,
destartalados, en los que se iban amontonando el polvo de los años.(...)El
personal se pagaba mal y cuando se podía. Los más modestos de los empleados
tenían fuertes créditos en la casa.(...) Hacíamos intensa vida bohemia. El
primer problema de la redacción era el desayuno, pues no teníamos seguro más que
el mate amargo. Cuando podíamos se mandaba por café a lo Marini,que estaba en
la esquina. El café lo proporcionaba Marella. Pepe Ríos Silva, un gran cronista
policial, agregó el medio pan francés untado con manteca y espolvoreado con
azúcar, que nos salía a un vintén por cabeza.
Los
cigarros los costeaba, algo inconscientemente, don Pepe, que era gran fumador
entonces...Llegaba Batlle ,ponía un atado arriba de la mesa y se distraía con
cualquier motivo que aprovechábamos para fumárselos...el un poco extrañado de
haber fumado tanto, mandaba a buscar otra cajilla. Tomábamos también, caña con
tangerina, que resultaba riquísima pero apenas nos daban como para llenar un
dedal con un vintén. En los raros días de abundancia o cuando aparecía algún voluntario
generoso, nos embuchábamos en el almacén de la esquina con un chorizo con
huevo(...)don Pepe, fue para mí, durante mucho tiempo,algo así como un personaje
misterioso, No misterioso, simbólico. Me producía una impresión extraña, que no
acertaba a definir bien y eso me inspiraba gran respeto.(...)Ya más en contacto
con él, la levita había desaparecido; era entonces el hombre de trabajo que
usaba un jacket amplio, desabotonado y que en los días de frío se envolvía en
un gran sobretodo que le llegaba hasta los pies(...) Batlle era un artista del
suelto corto. Por regla general cuando iniciaba sus famosas polémicas, lo hacía
en forma enérgica, pero sin recurrir a la violencia. Trabada la discusión
sentía la necesidad de superar al adversario(...)Batlle tenía dos aspectos,
como escritor bien definidos: cuando escribía en frío cuestiones doctrinarias,
resultaba extraordinariamente lento. Ponía grandes intervalos entre palabra y
palabra(...)pero cuando lo aguijoneaba la pasión o lo apremiaba el tiempo se
transformaba. Uno de los que llegó a engrosar el personal de redactores fue
Héctor Volo. Cuando apareció en El Día venía de Italia, su país natal, donde se
decía que llevó una agitada vida de conspirador...Como buen carbonario resultaba
Volo un hombre desconfiado. Tenía siempre un aire de misterio, sobretodo
gracias a sus inseparables gafas negras., por regla general hablaba despacio y
en cuanto llegaba Batlle se iba a cuchichear con él(...)Llegó Roberto de las Carreras, alto, elegante, muy fino,
vestido a lo poeta, con traje claro, corbata grande de moño y gacho de anchas
alas. Después llegó Figari, el glorioso pintor, de un tesón extraordinario; se
convirtió en gran compañero nuestro. En forma comunicativa nos embarcó a todos
en la defensa del caso Almeida(1)(...)
Tuvimos
también en El Día a Samuel Blixen, que desde el punto de vistade la crónica
literaria, fue uno de los tres portentos que pasaron por el diario: Bernárdez,
Lasso de la Vega y Blixen. Era Samuel de una fecundidad despampanante. Llegaba
siempre tarde y apurado. Se sentaba lo más lejos posible de nosotros y
comenzaba a escribir con su letra menuda, sin levantar la pluma jamás, sin una
enmendadura, y,cuando quería acordar, estaba la crónica de una columna siempre conceptuosa
y brillante. Lasso era el periodista que abarcaba las formas periodísticas más
diversas. Era ell más fecundo. Servía lo mismo para contestar un suelto
político que para una cuestión personal, y cuando nos faltaba tema hacía en un
periquete, uno de sus famosos salpicones.(...)Fueron mis primeras crónicas las
que me aproximaron a don Pepe. Una sobre romerías españolas que se realizaban
en el campo Eúskaro que a él le gustó mucho).
En
forma contemporánea a la entrevista mencionada anteriormente, Domingo Arena
publica un artículo el 16 de junio de 1936 sobre su relación con Batlle como
director del diario y todo el entusiasmo del equipo para lograr que fuese una
gran empresa:
“Sería
abocarse a la realidad de una manera imperfecta, si se considerase a Batlle
como un director de diario corriente. El fue mucho más que eso desde el
principio hasta el fin. Fue el creador, el sostenedor, el propulsor de su
diario en todos sus aspectos haciendo imperar su voluntad en la administración,
en los talleres, hasta en la venta.(...)Al lector, decía, hay que darle
noticias y no papel impreso con affiches.(...)Le daba gran importancia a la
corrección. Creía que los errores y sobre todos las trasposiciones
desacreditaban y luchaba encarnizadamente por remediar el mal. Viendo que las
advertencias reiteradas no surtían efecto, recurrió al sistema de las multas.
El que se equivocaba, fuese corrector o cajista, la pagaba de acuerdo a una
tarifa de centésimos cuidadosamente escalonada en beneficio del fiscal. La medida
levantó resistencias porque a veces resultaba pesada, pero la mantuvo
inflexible durante mucho, alegando que no había nada mejor que tocar el
bolsillo para avivar la atención(...)Su afanosa persecución de los errores me
contó a mí mismo veinte pesos. Me llamó por teléfono para decirme:
-
En su artículo de ayer, que sin duda usted mismo ha corregido apareció tres
veces respecto por respeto.
-
No puede ser!, le contesté indignado.
-
Tan puede ser que si quiere, le apuesto veinte pesos.
-
¡aceptado!, le contesté, pasando de la indignación al alborozo
pareciéndome
imposible que por tres veces se hubiese repetido el disparate.
Desgraciadamente
se repitió y Barrandeguy tuvo que entregarle el importe de la apuesta
cargándola a mi cuenta...”
Como sostiene Francisco R. Pintos, Domingo Arena no
cayó como Baltasar Brum o Grauert, envuelto en sangre buscando la libertad,
pero consumió su vida en largos años de trabajo y lucha buscando los ideales de
igualdad y democracia que nos
identifican.
Don
Domingo Arena, solo es recordado por una Escuela Técnica del CETP donde fuera
su casa-quinta, un camino que lleva su nombre, hoy dominado por malvivientes,
por una cárcel que alberga tristes recuerdos de la historia del pasado reciente
y por la enseñanza que ha dejado a las nuevas generaciones de un Partido
Colorado actualmente deprimido. El sistema político uruguayo se sostuvo en el
contacto directo entre los líderes y su pueblo. En el Siglo XXI se mantienen
esas características que dieron al Uruguay las más altas calificaciones de
civismo y democracia.
Prof.
Miguel Lagrotta (IPA-Claeh)
(1)Es un largo proceso que tiene al Dr. Figari como
abogado defensor del Alférez Almeida Acusado de matar a Tomás Butler tesorero
de un Club del Partido Nacional. El proceso se inicia el 14 de octubre de 1895,
el 12 de junio de 1899 se publica en El Día una crónica con retrato del Dr.
Pedro Figari y Enrique Almeida. El proceso toma forma de folletín y recién va a
culminar con el reconocimiento de la inocencia de Almeida, probada por Figari
en 1899, en 1925.
Bibliografía
Ver:
Arena, Domingo. Batlle y los
problemas sociales en el Uruguay.Biblioteca Rodó. Número 41-42. Montevideo.
1939
Buscio, Jorge. José Batlle y
Ordóñez. Uruguay a la vanguardia del Mundo. Fin de Siglo. Montevideo.2009.
Lagrotta, Miguel. Domingo
Arena, realidades y utopías. Arca. Montevideo 2010.
Louis, Julio, Batlle y
Ordóñez: apogeo de la democracia burguesa…Arca. 2011
Suplemento. El Día. Junio de
1986. 100 años.
Mil gracias por la información. Trabajo en la UTU de Domingo Arena y tenemos un proyecto de centro tomando en cuenta el pensamiento de él, ya que están reciclando su casa en Piedras Blancas, donde está funcionando la UTU. Estas reflexiones serán de mucha ayuda para acercarnos a él. Saludos.
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