El Krausismo en el pensamiento liberal y su influencia en José Batlle y Ordóñez.
Francisco Giner de los Ríos(1839-1915) continúa la obra de su maestro Julian Sanz del Río, en la misma línea filosófica de Krause y de Ahrens. En "Estudios jurídicos y políticos" (1875), que influyó absolutamente en los jóvenes que comenzaron a formarse intelectualmente en 1870 en adelante, entre ellos Prudencio Vazquez y Vega y José Batlle y Ordóñez, incluye tres grande slíneas de análisis: "La política Antigua y la política nueva(1868-1872), la soberanía política(1872) y un artículo de Ahrens titulado "Estado presente de la ciencia política y bases para su reforma" Este artículo sostenía en su núcleo medular conceptos como "Todo un ciclo de la civilizaci´pon toca manifiestametne a su fin en la vida y la ciencia del Estado. La teoría liberal y constitucional, hasta aquí dominante(...) ha respondido mal en las grandes conmociones de los últimos tiempos.. Creen uno hallar en el naufragio de esa doctrina señal de la decadencia de la vida misma del Estado y ven acrecentarse el peligro de una lucha y alternada victoria entre la arbitrariedad de las masas y la de los gobiernos que ha de arruinar a la sociedad entera."Ahrens citado por Giner de los Ríos Pág.228. Estudios Jurídicos(1875). Estas palabras muestran el diagnóstico de la incapacidad del Estado para resolver los problemas de la sociedad. Los pensadores liberales españoles avanzaron en la formulación de políticas concretas.El krausismo español de fines del siglo XIX protestaron contra la idea del estado mínimo y prescindente y Giner de los Ríos sostenía en 1898: " Lo spartidos liberales experimentan hoy en toda Europa honda crisis y no sé si diga verdadera disolución. Lapetrificación de esos partidos les hace mirar o con indiferencia tantos y tantos problemas sociales de sustancia que van empujando al espíritu a buscarles solución más o menos perfecta". Desde el punto de vista político, Batlle, sigue a los Krausistas españoles en su interpretación de Ahrens planteando la reforam del sisteam liberal sin modificar la vigencia de la libertad en su mayor extensión posible:Acá comienza el debate: Las cuestiones y problemas del Estado Liberal marcan el surgimiento y el desarrollo de las soluciones socialistas o comunistas. Ahrens y Batlle deciden atacar esos problemas sobre la base de la reforma de la sociedad liberal dando un papel muy importante al Estado.
Krause es uno de los teóricos más influyentes en nuestro país y sus ideas tienden a armonizar los fines individuales, siendo el Estado el que lo debe llevar adelante. Siendo el Estado una forma exterior de justicia su función es: "(...) asegurar a los ciudadanos las condiciones para cumplir libremente la totalidad de su destino; pero las condiciones exteriores de libertad y de mérito moral, las intimidades de ánimo y las potecias superiores del entendimiento y la voluntad estan fuera de su esfera y sobre sus medios. Bajo estos respectos el Estado puede solo dar las condiciones exteriores, puede concurrir a su modo, prestando derecho a la actividad de las otras instituciones relativas al destino humano; pero el Estado no puede fundar ni dirigir la vida interior de estas instituciones. Hasta aquí no alcanzan las leyes ni los medios políticos; éstos pueden impedir y hasta destruir fuerzas materiales; pero no tocan el espíritu, ni al ánimo. El Estado cuida de que no impida a los ciudadanos la prosecusión y cumplimiento de su destino individual y social, sino más bién que todo preste condición favorable para este fin, y con esta idea aspira a convertir las relaciones sociales en un sistema de recíproca condicionalidad humana. Pero lo que el hombre interior puede y debe realizar en sí, su cultura en ciencia y arte, en moral y religión, debe al Estado dejarlo a la libertad y a las influencias espontáneas, las sociales y exteriores, como las individuales e interiores sobre el hombre"
Este pensamiento es mejorado y complementado por Ahrens, al denunciar una sucesión de problemas en la definición de la doctrina liberal clásica que va a ser solucionada por la intervención del Estado. Para Ahrens el Estado es una institución que debe buscar el desarrollo social por lo que en una visión extrema el Estado puede ser empresario, agricultor, industrial, etc.. Por lo que, siguiendo a Ahrens, el Estado podrá proporcionar los instrumentos legales que fomenten el desarrollo de la sociedad civil, ya sean estas civiles, industriales o educativas. Pero su intervención deberá ser limitado por la propias iniciativas que las asociaciones determinen: "El Estado(...) no es una institución de simple policía, de seguridad y de protección; sin extralimitarse de su propio objeto, puede y debe ayudar al desarrollo social, puede y debe facilitar por medidas legales la constitución y la acción de todo género de asociaciones(...) Para Krause y para Ahrens la justificación del intervencionismo estatal en distintos campos de la realidad social, tiene su fundamento en la unidad y organicidad de la vida, o sea fundamentando la importancia del Estado asistencialista o benefactor y finalmente en la legitimación de las empresas públicas. El propio Ahrens sostenía: " El Estado ya no es una institución de simple policía, se guridad y de protección(...) puede y debe ayudar al desarrollo social, puede y debe facilitarpor medidas legales la cosntitución y la acció de todos los géneros de asociaciones(...) por los objetos de consumo y por la producción común" El fin último dse la institución Estado debería ser, entonces, la realización moral de los fines del ser humano. La tutoría del Estado está fundada en la naturaleza del hombre, entendido este como individuo y como humanidad la protección de aquello a que debe su ser. El proteccionismo que el Estado deberá desarrollar, a diferencia de la visión liberal abstensionista e indiferente, la reconstitución del equilibrio social. El liberalismo como sostenía Ardao llegó a constituirse como una conciencia nacional en el Uruguay del 900. La denominada cosntrucción de la fe en el Estado se la debemos a Karl Krause, filósofo postkantiano y fueron difundidas por obras de Heinrich Ahrens y Guillaume Tiberghien que representaban la corriente belga del krausismo.
Las primeras alusiones de esta filosofía fueron realizadas por Carlos María Ramírez en el curso de Derecho Constitucional a aprtir de 1871 en la Facultad de Derecho. A partir de 1878 fue la filosofía oficial de la cátedra de Derecho Natural y la figura más reprsentativa fue Prudencio Vázquez y Vega. También Domingo Arena fue influido por Krause, aunque se defnía como "socialista importado y sin programa".
"Este ejemplar de la obra de Ahrens me ha sido regalado por Areco. Es un obsequio que aprecio mucho, porque en esta gran obra he foramdo mi criterio sobre el derecho y ella me ha servido de guía en mi vida pública" JBO-1913
(...)"Si por una circunstancia cualquiera-escribió Ardao a propósito de este texto de Batlle, en su libro Batlle y Ordóñez y el positivismo filosófico(1951) toda la documentación que hasta aquí hemos acopiado sobre la actuación y las ideas filosóficas de Batlle y Ordóñez se hubiera perdido, no quedando ni siquiera el recuerdo de ella, y solo restara este breve autígrafo suyo, bastaría y sobraría él para destruir totalmente, definitivamente, la curiosa leyenda que ha venido presentando a su personalidad y a su obra inspiradas en positivismo comtiano(...) esforzoso tomar a dicha obra como su fundamental inspiración en el campo de la filosofía practica desde el momento en que el citado autógrafo resulta confiramdo al confrontarse su acción de político y estadista con el contenido doctrinario de aquella" El Dr. Ardao cita varios pasajes de la obra de Ahrens,con la finalidad de pensamiento entre las fuentes krausistas y la filosofía del Derecho, del Estado y del propio Uruguay que Batlle adopta y lleva adelante como programa de ideas y de acción. El eje de la reforma era el Estado para llevar adelante una reforam social, una mejoría en las condiciones de vida para mejorar la distribución de los bienes espirituales y materiales. Cita Ardao del libro de Ahrens:"En fin, la ciencia intermedia entre la Filosofía y la Historia del Derecho, y dependiendo de los dos, es la Ciencia Política; ella pide, por un lado a la filosofía del Derecho el conocimiento del objeto de la sociedad y de los principios de la organización civil, y consulta por otro, en la Historia, el derecho positivo, y en la estadística, los precedentes de un pueblo, el caracter y costumbres de sus instituciones. Con arreglo a estos datos, expone la ciencia política, las reforams para que el pueblo está preparado para su progreso por su progreso anterior, y que puede act.ualmente realizar. La política es, pues, la ciencia que sobre bases históricas y en proporción a las fuerzas existentes, expone el conjunto de las condiciones y los medios propios para asegurar el progreso continuo y para realizar las reformas más próximas al estado social(...)La política puede, por lo tanto, efinirse como la doctrina de los principios y los medios de la reforma sucesiva del Estado y de todas las relaciones de derecho"
Ver. Delio, Luis M. Nuevo enfoque sobre los origenes intelectuales del Batllismo. FCU. 2007
Ahrens, E. Curso de Derecho Natural. Pag.320
Krause, K. El Ideal de la humanidad para la vida
Berisso, Lia/Bernardo, H. Introducción al pensamiento uruguayo.
Lagrotta, M. Domingo Arena, realidades y utopías. Arca.2009
viernes, 31 de agosto de 2012
miércoles, 29 de agosto de 2012
Los orígenes intelectuales del batllismo: La influencia de Lastarria y los Catedráticos de la Facultad de Derecho.
José Victorino Lastarria 1818-1888, chileno, escribió "Los elementos de Derecho Público" en donde se manifiesta su adhesión a la filosofía krausista - ahrenista. Sin embargo su posición con referencia al Estado y su forma de accionar sobre la sociedad era un concepto anticuado y que el sistema todo se dirigía hacia un modelo con mayor libertad. Pero mantiene un sentimiento más afin al Krausismo cuando al desarrollar sus ideas sobre la independencia que lo industrial y lo comercial podían tener frente al Estado: "(...) la independencia de la Industria y el comercio no consiste en que el Estado prescinda absolutamente de estas esferas de actividad social, sino que les asegure como a todas las demás, los derechos que constituyen esa independencia y las condiciones de su progreso; de modo que la acción política no es ni puede ser extraña a la actividad social en ninguno de sus ordenes, para que tengamos necesidad de buscar justificaciones excepcionales en la pobreza o el atraso de la nación o en otras causas que no son siempre claras y bien comprendidas, y que por consiguiente quedarían a la discreción del Estado, destruyendo así la doctrina de las limitaciones opuestas a su acción"Lastarria J.V. Lecciones de Política Positiva profesadas en la Academia de Bellas Artes.Pág.213-214. Introduce una severa crítica frente a la concepción del Estado Liberal considerando que este"porque este sistema por si solo no puede realizar el fin del hombre ni encaminarnos a la mejor organización política, antes bien su aplicación exclusiva y absoluta está sujeta a graves inconvenientes(...)" Los resultados más funestos del liberalismo se manifiestan en el plano de la moralidad de mosdo que el Estrado deberá intervenir. Estos escritos fueron manejado profusamente por los catedraticos de la Facultad de Derecho.
El Doctor Carlos María de Pena, seguidor de Lastarria y del español Adolfo Posada(1860-1944) sostuvo "Preferimos quedarnos con la doctrina del Estado como realidad social, del sabio maestro Posada" en su publicación del curso de Derecho administriativo. En su cátedra instala el problema en el campo de las funciones del Estado, cmabiando el eje del asistencialismo a las acciones privadas o a la moralidad al dominio estatal: "la doctrina acerca de los fines del Estado que nosotros venimos sustentando desde los comienzos de esta enseñanza, fluye que el Estado, al intervenir en la consecución de los fines sociales, ha de hacerlo de manera que desenvuelva en los individuos y asociaciones la mayor suma de actividad espontánea de previsión y de moralidad" En lo referente a acciones concretas la influencia en José Batlle y Ordóñez sobre el Estado la posición de Krause "El Estado tiene la misión de mantener todo el desarrollo social en la senda de la justicia y de asegurar a todos los ramos del destino humano los medios necesarios para su perfección" se puede leer con claridad el en Editorial de El Día del 16 de junio de 1917:
"Es más consoladora nuestra teoría y se ajusta más a la naturaleza. El móvil de las acciones humanas no es solamente el interés; la idea, la verdad apasiona también al hombre. Podrá la clase acaudalada ser tan numerosa como la obrera y más fuerte, pero no se formará nunca clase para preconizar un interés y para entronizarlo; las ideas y los sentimientos tendrían siempre un gran prestigio entre los hombres honrados de todas las clases sociales y la fuerza de éstos es lo que ha de dicidir en la lucha de los intereses opuestos(...)Para combatir estos males es necesario que los partidos se preocupen seriamente de perfeccionar su organización, de dar coherencia y disciplina a sus elementos, y que los hombres que tiene verdadero talento e ilustración y ascendecia social sobre sus conciudadanos, abandonen la inercia en que yacen, hagan oir su palabre en los clubes y en la prensa y encaminen por el sender que los ha de conducir a la reivindicación de los derechos políticos y a satisfacer ampliamente las aspiraciones de un pueblo que tiene hambre y sed de verdad, de justicia, de libertad(...) y que no haya otras distinciones entrre los ciudadanos que las que dan el carácter, los talentos y las virtudes"
Ver. Delio, Luis,M. Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuaels del batllismo.FCU 2011.Pág.395/397
Peluas,D/Piffaretti,A. Batllismo componentes y modelo. Solaris. Pág.87
Buscio,J.José Batlle y Ordóñez. Fin de Siglo.2003.Pág.43 y Ss.
martes, 28 de agosto de 2012
Orígenes intelectuales del batllismo: Krausismo.
Krause es uno de los teóricos más influyentes en nuestro país y sus ideas tienden a armonizar los fines individuales, siendo el Estado el que lo debe llevar adelante. Siendo el Estado una forma exterior de justicia su función es: "(...) asegurar a los ciudadanos las condiciones para cumplir libremente la totalidad de su destino; pero las condiciones exteriores de libertad y de mérito moral, las intimidades de ánimo y las potecias superiores del entendimiento y la voluntad estan fuera de su esfera y sobre sus medios. Bajo estos respectos el Estado puede solo dar las condiciones exteriores, puede concurrir a su modo, prestando derecho a la actividad de las otras instituciones relativas al destino humano; pero el Estado no puede fundar ni dirigir la vida interior de estas instituciones. Hasta aquí no alcanzan las leyes ni los medios políticos; éstos pueden impedir y hasta destruir fuerzas materiales; pero no tocan el espíritu, ni al ánimo. El Estado cuida de que no impida a los ciudadanos la prosecusión y cumplimiento de su destino individual y social, sino más bién que todo preste condición favorable para este fin, y con esta idea aspira a convertir las relaciones sociales en un sistema de recíproca condicionalidad humana. Pero lo que el hombre interior puede y debe realizar en sí, su cultura en ciencia y arte, en moral y religión, debe al Estado dejarlo a la libertad y a las influencias espontáneas, las sociales y exteriores, como las individuales e interiores sobre el hombre"
Este pensamiento es mejorado y complementado por Ahrens, al denunciar una sucesión de problemas en la definición de la doctrina liberal clásica que va a ser solucionada por la intervención del Estado. Para Ahrens el Estado es una institución que debe buscar el desarrollo social por lo que en una visión extrema el Estado puede ser empresario, agricultor, industrial, etc.. Por lo que, siguiendo a Ahrens, el Estado podrá proporcionar los instrumentos legales que fomenten el desarrollo de la sociedad civil, ya sean estas civiles, industriales o educativas. Pero su intervención deberá ser limitado por la propias iniciativas que las asociaciones determinen: "El Estado(...) no es una institución de simple policía, de seguridad y de protección; sin extralimitarse de su propio objeto, puede y debe ayudar al desarrollo social, puede y debe facilitar por medidas legales la constitución y la acción de todo género de asociaciones(...) Para Krause y para Ahrens la justificación del intervencionismo estatal en distintos campos de la realidad social, tiene su fundamento en la unidad y organicidad de la vida, o sea fundamentando la importancia del Estado asistencialista o benefactor y finalmente en la legitimación de las empresas públicas. El propio Ahrens sostenía: " El Estado ya no es una institución de simple policía, se guridad y de protección(...) puede y debe ayudar al desarrollo social, puede y debe facilitarpor medidas legales la cosntitución y la acció de todos los géneros de asociaciones(...) por los objetos de consumo y por la producción común" El fin último dse la institución Estado debería ser, entonces, la realización moral de los fines del ser humano. La tutoría del Estado está fundada en la naturaleza del hombre, entendido este como individuo y como humanidad la protección de aquello a que debe su ser. El proteccionismo que el Estado deberá desarrollar, a diferencia de la visión liberal abstensionista e indiferente, la reconstitución del equilibrio social. El liberalismo como sostenía Ardao llegó a constituirse como una conciencia nacional en el Uruguay del 900. La denominada cosntrucción de la fe en el Estado se la debemos a Karl Krause, filósofo postkantiano y fueron difundidas por obras de Heinrich Ahrens y Guillaume Tiberghien que representaban la corriente belga del krausismo.
Las primeras alusiones de esta filosofía fueron realizadas por Carlos María Ramírez en el curso de Derecho Constitucional a aprtir de 1871 en la Facultad de Derecho. A partir de 1878 fue la filosofía oficial de la cátedra de Derecho Natural y la figura más reprsentativa fue Prudencio Vázquez y Vega. También Domingo Arena fue influido por Krause, aunque se defnía como "socialista importado y sin programa".
Ver. Delio, Luis M. Nuevo enfoque sobre los origenes intelectuales del Batllismo. FCU. 2007
Ahrens, E. Curso de Derecho Natural. Pag.320
Krause, K. El Ideal de la humanidad para la vida.
Berisso, Lia/Bernardo, H. Introducción al pensamiento uruguayo.
Lagrotta, M. Domingo Arena, realidades y utopías. Arca.2009
lunes, 27 de agosto de 2012
Los orígenes intelectuales del batllismo: el espiritualismo ecléctico
La corriente filosófica del espiritualismo sostiene que el mundo se encuentra integrado en su fondo último por lo espiritual lo que que le da certezas le permite reflexionar sobre lo inmaterial. En tanto el eclecticismo como doctrina toma lo mejor de las doctrinas que lo preceden. El espiritualismo ecléctico combina ambos pensamientos. En nuestro país fue introdicudo por el francés Victor Cousin mediante los textos de Eugene Geruzez.
Victor Cousin(1792-1867) parisino, concibió la historia como fases o etapas del espíritu y su conformación se logra a través de la historia de la filosofía. Era el filosofo oficial de LLuis Felipe y logró una gran influencia en la evolución filosófica francesa del siglo XIX.
Esta corriente fue difundida en nuestro país por la Universidad de Montevideo que había sido establecida en 1849, y siguió las líneas del pensamiento imperante en toda latinoamérica. José Luis de la Peña fue el catedrático de filosofía que llevó adelante esta cátedra, el texto que utilizaron los jóvenes estudiantes de la época fue el Curso de Filosófía de E. Geruzez, que era el mismo que Francia utilizaba durante el período de auge de Victor Cousin. Este manual se encontraba organizado en: psicología, lógica, moral y teodicea, como era muy claro en sus conceptos fue un éxito en los ambientes intelectuales tanto francese como uruguayos.
El representante académico más importante del espiritualismo en el Uruguay fue el Dr. Plácido Ellauri, hermano de de José y ejerció su cargo hasta que 1877 fue destituido por el Coronel Lorenzo Latorre, su producción se basó en tareas de aula, sin embargo quedó como producción material un manual cuyo título era: Gramática general y retórica. Según Ardao este manual sostenía, no de un modo original que "el espiritualismo como doctrina reconocía en el espiritu tanto las ideas, el pensamiento, como un poder activo, libre y personal creador de la materia y el mundo" En la moral consideraba, Ellauri, al eclecticismo como la corriente que era capaz de servirse de todos los sistemas de pensamiento anteriores para sacar de ellos lo más importante. El propio Ardao sostiene como influyó en la política nacional: "El pricipismo uruguayo no hubiera sido seguramente posible, con los perfiles históricos que asumió en el terreno de la acción cívica, sin la concepción del universo y de la vida proporcionada por la filosofía espiritualista de la época, sin su absolutismo ético, basado a priori en la metafísica de Dios y el libre albedrio que daba un imperioso sentido trascendente a la personalidad humana. Nuestra grandilocuencia principista estuvo presidida por la figura de Victor Cousin(...) y difundida por Plácido Ellauri"(Ardao,A. Espiritualismo y positivismo pág,39-41. Esta corriente se vinculó con el racionalismo, que fue el origen del libre pensamiento y la tendencia antidogmática que se va a desarrollar `posteriormente. La consecuencia fue generar un espíritu cristiano que niega la Iglesia Católica como dueña hegemónica de la espiritualidad. El racionalismo metafísico fue la bandera contra la Iglesia. Esta, además, influye directametne en el laicismo, cuyo protagonista fue la Sociedad de Amigos de la Educación Popular y el antecedente directo fue el Club Universitario de tendencia espiritualista.
En la década de 1870 todavía era un corriente muy fuerte, hasta la década de 1880 tiene su momento de auge el positivismo generandose durísmos debates que involucran a Mariano Soler, Julio Herrera y Obes y Prudencio Vázquez y Vega. Julio Herrera y Obes publica "Crisis de la filosofía" siendo la suya una de las defensas más fuertes del espiritualismo realizadas en El Ateneo. Pofr supuesto que cuando asume la presidencia a partir de 1890 genera un retorno del espiritualismo a la Universidad en época de apogeo del positivismo. Julio Herrera y Obes fue el último defensor de esta corriente desde la política.
Prudencio Vázquez y Vega con la publicación de una serie de artículos titulados "La base de la moral emana de la ley eterna del deber". Lo más trascendente dsesde el punto de vista filosófico lo encontramos en su " Crítica de la Moral Evolucionista" conferencia dictada en El Ateneo el 24 de diciembre de 1881 y sostuvo:"(...) toda definición y toda teoría de la moral, entraña, con especialidad, la idea de un propósito o de un fin al que deben tender las acciones humanas(...)El imperativo categórico de la conciencia, he ahí el sentimiento más extraordinario e importante del orden moral(...)paralelamente a la corriente positivista que se ha producido entre nosotros, se ha desarrollado una corriente egoísta y utilitaria que es necesario combatir" Estos conceptos marcaron a la generación de la cual era integrante el jóven José Batlle y Ordóñez.
Ver: Ardao, A.Espiritualismo y Positivismo
Vázquez y Vega, Escritos Filosóficos. Biblioteca Artigas 1956
Berisso, Lia/Bernardo,H. Introducción al pensamiento uruguayo. Cruz del Sur, 2011.
domingo, 26 de agosto de 2012
Los origenes intelectuales del batllismo: El pensamiento de Vázquez y Vega
1875: "Las Sociedades Literarias"
En la primera conferencia que conocemos de Prudencio Vászquez y Vega. Las Sociedades literarias, publicada en el periódico fundado por Teófilo Daniel Gil, "La voz de la Juventud", encontramos presentes los temas y el estilo del autor y de la generación que logró nuclear en torno a su voz. Voz de la juventud, como el nombre del periódico en que aparecen sus primeras publicaciones, de una juventud que ya en 1875 se expresa de un modo distinto a como lo hacía la generación anterior. Estas sociedades literarias de que habla Vázquez y Vega son ya la expresión uruguaya de una renovación radical asumida por un grupo juvenil: el desarrollo de la ciencia no es independiente de la libertad; no hay progreso sin pureza cívica; no hay cultura social sin justicia.
Los violentos acontecimientos de comienzo de 1875, la ruptura de las instituciones y de la paz, que ahora se veían nuevamente sustituidas por las fórmulas de la fuerza como único medio de apuntalar el orden económico y el orden social, hicieron que, de aprte de algunos jóvenes, se proclamase que el progreso aislado de la libertad y de la justicia, aislado por lo tanto del derecho, era solo llanto para la patria.
El comienzo del discurso de Vázquez no puede ser más claro: "La patria llora y el progreso general sonríe. El pueblo oriental permanece enmudecido, en tanto que la ciencia se desarrolla y marcha. El ciudadano gime porque se le usurpan sus derechos; y el amigo de las sociedades científicas y literarias, corre a quemar incienso a sus altares; ved, pues, la antítesis que pone en revolución mi espíritu y agita sin cesar mi pensamiento"
Esta antítesis, esta contradicción, son insoportables. Esto que siente es un revolución del espíritu y del pensamiento, es su reacción que analiza los acontecimientos para poner en evidencia la falsedad de un progreso con nombres esclavizadores y de un derecho con una constitución derribada.
"El Club Fraternidad no tiene más fin que el legítimo de la perfección del hombre(...)los principios más fecundos de la cultura social por eso constituye el destello más brillante de la civilización progresiva del pueblo"
El progreso se legitima por la perfección del hombre. Las asociaciones de hombres para el desarrollo de la ciencia no pueden prescindir de este objetivo, el único legitimante. Así lo prueba la historia de la cultura. Vázquez y Vega da los ejemplos en Grecia y Europa estan los modelos:" vereís en las sociedades literarias el vínculo de unión de los más ilustres pensadores, los centros luminosos que han irradiados siempre magníficas ideas y bellísmos principios"(...)"mi amor por esas sociedades es inmenso, y este amor es inmenso porque existe en mi alma una tendencia innata, una aspiración sublime, tendencia y aspiración que se encuentran realizadas en las sociedades como el Club Fraternidad, en todo centro cietífico donde se aspire sin esfuerzo el ambiente purísimo de los conocimientos humanos"
Ciencia, amor al conocimiento y al semejante, el conocimiemto identificado con la pureza del ideal de la humanidad, conciencia de la totalidad para la libertad y para la justicia: estos son temas centrales constantes del pensamiento krausista que leen en las traducciones del krausismo español de la década del setenta. Tengamos presente que en este Club Fraternidad del barrio La Aguada está integrado por José Batlle y Ordóñez, con 18 años, el que será, pocos años después el nuevo conductor de su generación.
En 1871, en los salones del Club Universitario, se inicia otra etapa de nuestra vida cultural, se replantea allí nuevamente la cuestión religiosa. Este club fue el preludio del “Ateneo”, y en su momento llenó un vacío cultural importante qu
e dio un lugar a la adormecida intelectualidad universitaria. En 1872, en el mes de junio, se crea el Club Racionalista, para luego en 1878, establecerse el Ateneo. Como ubicación histórica política, nos encontramos en pleno gobierno del Coronel. Lorenzo Latorre y que José Pedro Varela desarrolla la Reforma Escolar, entorpecido por la Iglesia Católica. Los racionalistas de la Generación del 78 van a llevar adelante una etapa de agitación profunda en diversos campos. Surgen con el fin de lleva a la realidad las nuevas posiciones filosóficas y se sostienen en una importante variedad de publicaciones anticatólicas entre las que cabe destacar: “La Razón”, “El Correo Uruguayo”, y “El Espíritu Nuevo”. Todo giraba en la impugnación filosófica del cristianismo. Tenemos entonces tres grandes problemas en el Uruguay de fines del Siglo XIX:-Problemas sociales entre empresarios extranjeros, aristocracia criolla conservadora y un proletariado emergente.-Una dictadura militar que impedía un normal desarrollo de la libertad de expresión.-La captación de nuevas corrientes filosóficas y políticas y su aplicación a nuestra problemática, dificultada por el tipo de gobierno de transición hacia el civilismo.Cada generación está integrada por la circunstancia que la rodea y por su propia potencialidad. Surge la figura de Prudencio Vázquez y Vega[1] desde su cátedra de profesor de filosofía en el Ateneo, redactor de “La Razón” y del “Espíritu Nuevo”. Fue el principal doctrinario de la promoción racionalista de 1878. Sostenía que era imposible para una persona con convicciones liberales y democráticas, colaborar con el régimen de ipso establecido en el país. Comienza así a configurarse una generación que verá la importancia de las ideas como sostén filosófico e ideológico de las acciones concretas. En general los integrantes del Ateneo rechazaron el positivismo y el realismo creyendo en la verdad absoluta de los principios racionales, sobre los cuales fundaban el orden y la conducta. Fuera del Ateneo, ciudad ofrecía un triste espectáculo, al decir de Zum Felde, dominaba el cuartel y la oposición del Club Católico. El Ateneo, aun cuando no fuera un centro de finalidad anticatólica profesaba, oficialmente, el libre examen racional como norma de todos los problemas, desarrollando una ardorosa campaña en pro de la libertad de pensamiento contra el dogmatismo de la Iglesia Católica.En 1878 se produce una verdadera revolución en las ideas marcada por el acoso a la dictadura de Latorre por la prédica liberal punzante. Tomemos el caso del “Espíritu Nuevo” fundado el 17 de noviembre de 1878 que reunía como colaboradores entre otros a Eduardo Acevedo, Francisco Soca, P. Vázquez y Vega y José Batlle y Ordóñez. En la página editorial del primer número del “Espíritu Nuevo” se establecen las dificultades del momento:“La idea de dar a luz un periódico científico-literario ha sido puesta en marcha entre nosotros con más o menos éxito. Estas tentativas han nacido de la necesidad de estimular la inteligencia de la juventud(...)es entonces que nace, como consecuencia lógica del periódico o del diario que ha de servir de órgano a las ideas(...) Es una verdad para todo el que conozca la historia, que la revolución americana sólo se ha realizado hasta aquí en la esfera de la política. Los problemas sociales, que como consecuencia lógica nacieron con ella, están aún por resolverse(...) La Revolución asume pues un nuevo aspecto y penetra en el terreno de las ideas(...)(y) se extenderá a todas las manifestaciones de la actividad intelectual(...) Entonces habrá llegado la hora de la transformación. Un nuevo espíritu descenderá sobre la tierra...”En este primer número encontramos un artículo firmado por José T. Piaggio titulado: “El espiritualismo y el materialismo ante el tribunal de la conciencia” que se leyó en la Sociedad Universitaria. En la introducción sostiene: “Necesitamos fortalecer nuestras ideas, el medio más favorable a tal objeto es la discusión libre y razonada(...)bien sabemos que con la discusión se aclaran y se retemplan las ideas; se hace la luz, se progresa”. Se aprecia en el artículo de Piaggio el manejo de textos de Krause y de Ahrens. Para Krause, discípulo de Kant, el derecho es el conjunto de condiciones necesarias para que el hombre alcance el fin común. La influencia de Krause y de Ahrens en la generación de jóvenes liberales del Ateneo, se basó en que exponían en una forma sencilla las ideas de libertad, tanto en relación al estado como en relación a la Iglesia Católica. La obra de Krause la ubicamos en las primeras décadas del Siglo XIX, en una Alemania que buscaba su unidad y su identidad nacional. En la misma línea ideológica encontramos a Fichte, con sus “Discursos a la nación alemana” y al idealismo de Hegel. Los tres convergen en el estado y en su papel frente a la sociedad.El liberalismo de Krause y de Ahrens se identifica con un humanismo tolerante y con un distanciamiento cierto de la Iglesia Católica. Es importante tomar contacto con la concepción de Ahrens sobre el Estado.
Ver. Lagrotta, MIguel: Domingo Arena : realidades y Utopías.
Anastasía, Luis Victor. Los grandes temas del pensamiento de Vázquez y Vega.
sábado, 25 de agosto de 2012
creartehistoria: Cine y motivación para profesores
creartehistoria: Cine y motivación para profesores: Hemos trabajado en la Coordinación de Centro (Liceo Germán Cabrera) con este interesante vídeo sobre el cine y la docencia, un buen ejercici...
viernes, 24 de agosto de 2012
Contexto histórico ideológico del 900 en Uruguay.
PROF. TITULAR RAQUEL GARCÍA BOUZAS.
Contexto histórico-ideológico del 900 en Uruguay
1-Referentes generacionales.
2-Los referentes doctrinarios.
3-Los principios de justicia del reformismo batllista
www.fder.edu.uy/contenido/ideas/documentos_2011/garcia-bouzas/guia-clase-9_(grupos-c-y-e-2011).pdf
Contexto histórico-ideológico del 900 en Uruguay
1-Referentes generacionales.
2-Los referentes doctrinarios.
3-Los principios de justicia del reformismo batllista
www.fder.edu.uy/contenido/ideas/documentos_2011/garcia-bouzas/guia-clase-9_(grupos-c-y-e-2011).pdf
jueves, 23 de agosto de 2012
miércoles, 22 de agosto de 2012
El Día, Herrera y Obes. y la unidad del Partido Colorado. Tomado de Milton I. Vanger "José Batlle y Ordóñez el Creador de su época (1902-1907)
"En junio de 1903, con la Cámara a punto de debatir la ampliación del ejército que Batlle había pedido en abril. El Día explicó que, antes de la revolución de marzo, el Presidente había esperado reducirlo. "Desde entonces el gobierno ha creído que su primer deber era mantenerse fuerte para poder garantir el orden público" El debate comenzó el 9 de julio. Muy pronto su tuvo que desalojar la barra colmada de colorados excitados. Después de tres días de debate, la furia de los diputados nacionalistas forzó la postergación del proyecto para sesiones posteriores. El diario del Directorio insinuó que Batlle renunciara. Los diputados colorados, en represalia, se negaron a elegir nacionalistas para la Comisión Permanente y los políticos Colorados reactivaron los planes de unificación del partido.
Con este fin, se organizó una gigantesca asamblea política en Villa Colon con asado, vino y música. Entre 18.000 y 20.000 colorados -según los organizadores- a quienes se había advertido con anterioridad que dieran únicamente vivas y no muertes, disfrutaron de la fiesta y presenciaron el histórico abrazo entre Herrera y Obes y Máximo Tajes. La concurrencia era imponente, la ausencia de trifulcas y camorras era alentadora. Algunos pensaron que Batlle no recibiría bien el retorno a la prominencia de veteranos del Partido, pero El Día llamó al acontecimiento "Hermoso éxito partidario".
Ahora los trabajos de unificación dieron resultados. Se nombraría una Comisión Nacional interina, integrada por colorados eminentes de todos los sectores que elegirían dirigentes permanentes del Partido. Las clases conservadoras y, como es natural, los nacionalistas estaban preocupados por la preeminencia cada vez mayor de Herrera y Obes, que representa para ellos la intransigencia colorada. El Día no compartía esas preocupaciones: dejar afuera a Herrera y Obes fuera de un Partido Colorado unificado equivaldría a dejar afuera a un sector considerable del partido"
Ver:. Vanger, Milton I. "José Batlle y Ordóñez. El creador de su época (1902-1907)". EBO 2da edición 1992. Montevideo. Página 127.
Con este fin, se organizó una gigantesca asamblea política en Villa Colon con asado, vino y música. Entre 18.000 y 20.000 colorados -según los organizadores- a quienes se había advertido con anterioridad que dieran únicamente vivas y no muertes, disfrutaron de la fiesta y presenciaron el histórico abrazo entre Herrera y Obes y Máximo Tajes. La concurrencia era imponente, la ausencia de trifulcas y camorras era alentadora. Algunos pensaron que Batlle no recibiría bien el retorno a la prominencia de veteranos del Partido, pero El Día llamó al acontecimiento "Hermoso éxito partidario".
Ahora los trabajos de unificación dieron resultados. Se nombraría una Comisión Nacional interina, integrada por colorados eminentes de todos los sectores que elegirían dirigentes permanentes del Partido. Las clases conservadoras y, como es natural, los nacionalistas estaban preocupados por la preeminencia cada vez mayor de Herrera y Obes, que representa para ellos la intransigencia colorada. El Día no compartía esas preocupaciones: dejar afuera a Herrera y Obes fuera de un Partido Colorado unificado equivaldría a dejar afuera a un sector considerable del partido"
Ver:. Vanger, Milton I. "José Batlle y Ordóñez. El creador de su época (1902-1907)". EBO 2da edición 1992. Montevideo. Página 127.
lunes, 20 de agosto de 2012
El neobatllismo.
"El primer batllismo abrió nuevos cauces dentro de un partido con caractrísticas conservadoras, desarrollando un plan de reformas que se habían iniciado lentamente en el Gobierno civilista de Julio Herrera y Obes y que a comienzos del Siglo XX se podran implementar.
El neobatllismo encontró un camino abierto, lo reconce permanentemente, que habría de desarrollar. Las ideas sociales y económicas estaban presentes, la visión del Estado promotor de las demandas de la sociedad, también. Del primer batllismo se toman las ideas principales: la representación de las demandas sociales y un Estado paternalista protector de los más débiles. El valor del voto para legitimar las reformas y la intervención en la economía para regularla y hacer posible lo anterior. Ahora se le agrgó un gran proteccionismo aduanero con el objetivo de promover el desarrollo industrial. En la década del 50, a diferencia de la década del 20, la ley de lemas permitio, o mejor dicho obligó a la unificación del Partido Colorado, El sistema electoral se convierte en la garantía de la unidad partidaria.
La actitud política del neobatllismo fue dura, de todo o nada. Mayoría quincista o nada. Lo demustra la integración del colegiado. Don Pepe no fue tan audaz luego de los resultados de1916 y debió realizar permanentes transacciones y acuerdos parlamentarios.
En el periodo de existencia del neobatllismo las circunstancis fueron más favorables para la diversificación productiva debido a la situación decrépita de los países industrializados a l finalizar la Segunda Guerra Mundial, permitió el perfeccionamiento del modelo ISI al que se anexara un instrumento original, el sistema de cambios múltiples-
Los grupos de presión funcionaron fuertemente en contra del proyecto reformista, la Federación Rural durante el primer batllismo y la Liga Federal de Acción Ruralista durante el neobatllismo que en cierta manera incidieron en los frenos reformistas.. La Alianza entre herreristas y ruralistas llevará a la derrota del Partido Colorado en las elecciones de 1958." Ver.Consideraciones en torno a la caracterización del neobatllismo"Claeh. Octubre 1987.
"El discurso de Luis Batlle se entronca con la tradición liberal, tal como había sido reinterpretada por el batllismo de Don Pepe. Luis Batlle hizo frecuentres invocaciones a la justicia social, con un énfasis claro del papel tutelar del Estado para proteger a los más necesitados de la sociedad. También Luisito atacó a los que consideraba demasiado ricos a los que consideraba enemigos de la sociedad pero lejos de considerse un discurso que presentase a la sociedad enfrentada en lucha de clases. Para Batlle Berres los demasiado ricos y los necesitados era casos límite de una sociedad en la cual la mayoría de la población estaba bajo el amigable paraguas del Estado batllista. Por esta razón el neobatllismo tuvo un gran apoyo en la clase obrera, pero con un discurso no clasista presentándose como una alternativa a una postura de lucha de clases. Los trabajadores participaban en la vida política no en cuanto tales, sino en cuanto ciudadanos del Estado Batllista( y clientes de la maquinaria política del Partido Colorado) El hecho de que el orden social fuera libre y en armonía y sin antagonismos sociales no obedecía a un orden natural preestablecido, por le contrario al resultado directo de la estategia anticipatoria de los gobiernos batllistas. Más claro que el primer batllismo, la visión neobatllista es la mediación entre los distintos sectores sociales a través de la tutela estatal" Ver Panizza, Francisco."Uruguay, batllismo y después" EBO MVD 1990. Pág 96.
"Sin duda alguna la revolución que vive el mundo es muy violenta; y por desgracia no se ve que la tranquilidad llegue a los pueblos y la paz asegure la estabilidad de los gobiernos. Por el contrario, vemos la violencia de la lucha por todos lados.(...) Solamente nosotros damos el espectáculo de una inmensa tranquilidad. Damos el espectáculo de estar luchando por nuevas conqusitas, en la paz y en la libertad.¿Y eso por qué?(...) Solamente porque hemos sabido ser justos desde hace mucho tiempo. Leyes como las que tiene nuestro país recién algunos países las viene conquistando con sangre, cuando nosotros las heomos dado en la paz, respetrando a los hombres y a las instituciones" Ver Batlle Berres, Luis. "Pensamiento y Acción" Pág. 111
"(...)Dejó para siempre inconcluso su sueño del Uruguay industrializado, soberano y abierto al provenir por el que consumió sus energías; un sueño que procuró tal vez por caminos impropios, pero cuyo ideal, sumado a su espíritu de insoborna
ble nobleza, hace que todavía habitemos este mundo quienes, como la blanquísima madre de quién esto evoca, desde siderales distancias con el batllismo, nos definamos con orgullo y sin pudores como luisistas" Lincoln R. Maiztegui Casas sobre Luis Batlle en Caudillos 2. Pág. 351. s
domingo, 19 de agosto de 2012
EL HUMANITARISMO DE BATLLE
Artículo publicado por el Dr. Arena en EL DIA con fecha 20 de octubre de 1935
“Convenzase, la bondad ¡es inteligencia pura! como el valor, como el espíritu de justicia, solía decirme Batlle, que en su inclinación innata al concepto personal, se inclinaba a ver en la inteligencia el núcleo del alma humana, del cual irradiaban todas las otras virtudes. Y creía sinceramente, que cuando éstas existían con algún relieve, se transparentaban en la fisonomía. De ahí, que siempre que conocíamos un hombre nuevo, su primer comentario fuera: “¿Esa cara le gusta?”. Yo contestaba negativa o afirmativamente, según fuera mi impresión y por lo general coincidíamos. Tanto que ahora mismo, suelo decirle como elogio, al que encuentro de mi gusto: “¡Su cara habría agradado a Batlle. Lo felicito!”
En la primera impresión fundaba Batlle, en buena parte, su pretensión, casi siempre certera, de ser un rápido conocedor de los hombres. ¡Lástima que se equivocara a veces, y que creyendo a todos a su imagen, después de formado el buen concepto para admitir la bellaquería, fuera necesario que se la presentase documentada!. La dificultad de hacerle abandonar alguna noción que me parecía injusta, me hicieron decirle alguna vez: “Las ideas se le arraigan en la cabeza como los árboles en la tierra”.
Hablaba mucho de la gran fuerza que era la bondad. Habría que emplearla siempre, hasta cuando se gobernaba, hasta cuando se legislaba, hasta cuando se hacía justicia aparentemente dura, buscando el bien del mayor número. Precisamente esto era lo que lo hacía implacable contra el mal y los que lo elaboraban. Tanto hablábamos de la trascendente materia, que concluí por decirle: “Sí, tiene razón, la bondad ha de ser la virtud por excelencia, la única moneda de curso legal en el otro mundo, con fuerza cancelatoria para todos los pecados!” Lo que él oía con la enigmática sonrisa del que no asiente ni niega abrumado por el inescrutable misterio.
Lo que podía dar su acción de presencia
¡Si Batlle sentía tan vivamente la bondad era por se profundamente bueno! -¡no en balde era tan inteligente!-. Se le veía en el severo rostro en cuanto se le expandía movido por cualquier atracción simpática. Su trato, aunque grave y poco acogedor, acababa por volverse irresistible: Yo le sentía tan vivamente, que más de una vez invité a que se sometiese a la prueba alguno de sus adversarios más irreductibles. Contando con ello, abrigué un tiempo la esperanza de que se pudiese evitar la guerra de 1904, cuando ya parecía irremediable. Yo creía haber vislumbrado el alma de Saravia, en una inolvidable entrevista que tuve con él, como repórter, en los campos de La Cruz, en una desolada carpa azotada por la borrasca, cuando se pactaba la paz del 97 y se me había ocurrido que no era imposible alearla a la de Batlle, si se la sometía al contacto. Compartía la esperanza, estoy seguro, el ilustre adversario amigo, que sufría las angustias de la hora desde el Ministerio de Hacienda. El salvador encuentro hubo de celebrarse en una exposición feria de Cerro Largo, a la que iba a concurrir el presidente con una numerosa comitiva. Por algún detalle desgraciado que ya no puedo precisar, se desistió del propósito. ¡Es que ya estaba en los planes del destino que la inmensa actuación de Batlle, se desenvolviese entre dos cataclismos, tal vez para que quedase más destacada y resultase más ejemplar!
¿Por qué, se me dirá, siendo tan grande y tan comunicable la bondad de Batlle, no se dejaron influir por ella algunos de los hombres que después de una larga actuación a su lado, se le separaron? Sin duda porque aquellos, a pesar de su inteligencia y de su bondad, no sintieron a Batlle y por consiguiente no pudieron comprenderlo. De los hombres se conocen actos y manifestaciones, nunca intenciones. Estas, siempre impenetrables, son interpretadas con arreglo a la idiosincrasia de cada uno. De manera que, la condición esencial para compenetrar un espíritu, es estar dotado de cierta contextura similar, vibrar simpáticamente con él, como sucede con los diapasones musicales. Si faltan aquella simpatía y contextura, los espíritus podrán estar eternamente en contacto sin entenderse jamás. ¡El caso de los matrimonios desavenidos!
Su acendrado amor por los trabajadores
Un obrero algo misántropo, con ideas entre anárquicas y sentimentales, que cayó como un aerolito, hace años, cerca de Batlle y que se incrustó tan sólidamente a su lado, que todavía se mantiene en su chacra, se lamentaba, comentando mis escritos sobre aquél, que no hubiese aludido a como era con los que trabajaban a su alrededor. Y tenía razón.
Batlle era el patrón ideal, que casi no mandaba y con el cual se guardaban distancias cuanto más se acercara. Aplicaba en la práctica toda su teoría obrerista. Exigía a sus trabajadores el mínimun de esfuerzo por la remuneración superior posible y cuidaba mucho de que su vida fuese confortable. Hasta les daba maestros. Nada podía llegar a su mesa, incluso el champagne, que no fuese compartido con los que lo servían. Se interesaba mucho por los trabajos que se hacían a su vista y se pasaba largos ratos junto a sus obreros, conversándoles campechanamente u observando en silencio, absorto por la especie de solemnidad que encontraba en el esfuerzo humano. Con frecuencia pedía datos y hacía observaciones. Llevado por su espíritu razonador, que lo hacía sacar consecuencias de cuanto veía, insinuaba modificaciones en todo –en la poda, en el arado, hasta en las construcciones-, sin la pretensión, naturalmente, de que siempre se le atendiera. Su personal lo adoraba. Fuesen lo que fuesen los que trabajaban con él, se hacían batllistas.
Batlle sentía por los trabajadores una inmensa consideración unida a una gran ternura. La mejor retribución para sus brazos le parecía mezquina y a los trabajos penosos o que ofrecían peligro no le encontraba precio. ¿Quién puede fijarle un justo valor, decía, a quien se agotaba sudando al sol o se hiela en una cámara frigorífica o se arriesga en un andamio de un décimo piso? Le parecía que los trabajadores, a fuerza de realizarlo casi todo, merecían gozar de buena parte del reino de la tierra, aunque se hubiese de cercenarles después el de los cielos, con cuya esperanza se les entretiene. El trabajador, afirmaba, debería vivir como el profesional, como el comerciante, como el propietario y por reacción ante lo que la organización económica hace imposible, miraba de reojo las ganancias que realizaban aquéllos, considerándolas desproporcionadas a su esfuerzo, tomando como unidad de medida lo que se obtenía con el trabajo manual. Lo irritaba la convicción corriente de que el trabajador podía vivir con menos, porque sus necesidades son menores. ¡A la fuerza ahorcan! ¡Sienten, decía, a un trabajador ante una buena mesa, vístanlo paquete, ofrézcanle buena música y se verá como se despacha como cualquier pudiente! ¡Lo que hay, es que es cómodo establecer que no se necesita lo que no se está dispuesto a dar! Y como si se sintiese responsable de la tremenda injusticia, vivía constantemente ensimismado en la búsqueda del ignorado remedio, como si necesitase alivio para su conciencia!
Su gobierno podría definirse como un constante esfuerzo para aumentar el bienestar de los desamparados, sin el cual le parecía imposible la libertad. Si no hubiese conseguido una buena parte de sus propósitos, se habría considerado un gobernante fracasado. Como las únicas diferencias sustanciales que veía entre los obreros y los acomodados eran la instrucción y la cultura, creó la enseñanza nocturna y las hizo todas gratuitas, para dar la posibilidad, al menos, de que todos pudieran alcanzar la meta. Después de abordar enérgica aunque indirectamente el aumento de los salarios por la limitación de la jornada de trabajo, -la mayor solicitante de brazos y su mejor valorizadora, repetía- se empecinó en pensionar a los viejos. “Hay que ir en ayuda de los agotados en la lucha por la vida, decía, cuando ya nadie los busca y hasta se vuelven un peso muerto, verdaderos indeseables en su propio hogar! Con cualquier concurso que aporten, recobrarán valor humano, volverán a ser considerados, y queridos; hasta por interés, entre los más pobres, el inconfesable deseo de que desaparezcan, será sustituído por el de su eternidad!”
Su solidaridad y su respeto por los desamparados
Defendía con encarnizamiento la dignidad de los desvalidos y la de los que los convencionalismos o hasta su propia culpa colocaba en situación precaria. No daba nunca tareas inferiorizantes ni toleraba que se dieran. A un comisario de campaña lo destituyó y le quitó para siempre su apoyo porque se hacía lavar los pies por sus subalternos. No tuteaba a un subordinado jamás: costábame convencerlo de que cuando lo hacía yo, con mi tono afectuoso, alejaba la desconsideración. Suyo fue el decreto que prohibió el tuteo en el ejército y en la policía. Las personas de color, aunque fuesen renegridas, no eran para él más que morenos y toleraba que se les llamase de otro modo porque era vejarlos. Los consideraba tanto, que en su segunda presidencia, casi naufraga la subvención a los bailes carnavalescos en los teatros, -no puede haberlo olvidado el ministro de la época-, porque sostenía que aquellos también tenían derecho a las diversiones, desde que contribuían a pagarlas. Invocaba como una superioridad del espíritu francés el haber visto en las grandes funciones teatrales de París, grupos de morenas lujosamente ataviadas, luciendo en los palcos sus bruñidos escotes sin que a nadie llamara la atención. ¡Hasta a los delincuentes llegaba su tolerancia! A sus cronistas les prohibía que los calificaran con dureza. “Demasiado tienen con su desgracia, decía, y con la pena que les espera para todavía agregarles la diatriba en la prensa, máxime cuando ésta se muestra tan blanda cuando tiene que dar cuenta, -si es que lo hace-, de los deslices de la gente de sociedad.” ¡Le quemaba la sangre cuando veía triturada alguna pobre muchacha incursa en falta y que sólo por la pobreza era lanzada al escarnio de la publicidad!
La enfermedad de los desgraciados lo preocupaba hondamente. ¿Por lo menos, ya que no se había podido antes, los pobres no debían recibir un tratamiento humano en el último trance? Por ello ayudó tanto a la multiplicación de los hospitales y anhelaba que éstos adquiriesen ambiente de hogar. Oponiéndose al criterio corriente, siempre le parecían pocos los médicos que se graduaban, recordando que se contaban por miles los que requerían asistencia y que se morían sin ella. ¡Que los médicos se vayan al campo, repetía, donde por mucho tiempo harán falta, aunque tengan que darse más trabajo y no ganar más que lo suficiente! Apenas supo por Ricaldoni los prodigios del radio, destinó $50.000.00 a la adquisición de un gramo, -el primero que atravesó el océano-, para el alivio de los hospitalizados y cuando vio que los poderosos aparatos de los rayos X de los institutos particulares, salvaban del cáncer a algunos ricos, pugnó porque la Asistencia adquiriese las máquinas más potentes para que fueran aprovechadas por los pobres en desgracia.
El espíritu generoso de Batlle, fue demasiado evidente para que pudiese ser negado. Pero para desfigurarlo, se inventó la especie de que lo alentaba un interés electorero. ¡Burda mentira! Si hay algo indiscutible, es que no ha habido y no puede haber en el mundo, un hombre que sienta más vivamente el dolor humano como lo sintió Batlle y que se consagrase con tal abnegado desinterés a aliviarlo. Con estadísticas en la mano se le demostraba que sus favorecidos, en las elecciones, no le respondían. Contestaba impertérrito ¡que el bien debía hacerse sin espera de recompensa!
Cuando trataba suavemente a los anarquistas –a uno deportado arbitrariamente le mandó el pasaje para que volviera-, daba por descontado que podían elegirlo como víctima preferente, por lo mismo que desacreditaba la doctrina anárquica con su buen gobierno. ¡Era, pues, amor puro, una pujante solidaridad con el sufrimiento injusto, los que movían el generoso espíritu de Batlle, que hubieran podido empujarlo hasta el martirio, si hubiera sido útil y preciso! Su vivo fervor democrático, era en gran parte pasión y esperanza por los desheredados. Porque, en la república, honradamente ejercida, veía el remedio de todos los males sociales,, desde que las masas, con su voto, podían apoderarse del gobierno e imponer sus reivindicaciones sin necesidad de extremismos.
Su horror por los espectáculos sangrientos y su ternura por los animales
Una de las obsesiones que Batlle llevó al gobierno, fue la de abolir la pena de muerte, con la firme resolución, -puesta a prueba-, de no autorizar un solo fusilamiento. ¡Siempre lo había sublevado y premeditado y alevoso asesinato legal y se había jurado algún día abatirlo! Y así fue. En cuanto se sintió relativamente firme en la presidencia, -en la primera quincena ya lo sorprendió una guerra-, envió a la Asamblea el proyecto abolicionista. El mensaje redactado por él, breve, claro, sin palabras, estaba fundado principalmente por el sentimiento, su gran cuerda, aunque la menos visible. El hombre, decía, viene al mundo dotado de un poderoso freno moral que lo detiene ante el crimen: ¡es lo que hace posible la vida de los escasos pudientes en la inmensidad de los desamparados! ¡Lo que debe de hacer, en consecuencia, la ley, es robustecer aquel freno; y nada mejor para relajarlo que los crueles y fríos ajusticiamientos! Su radicalismo le hizo aceptar de buen grado, aunque con escepticismo, mi iniciativa de llevar la abolición hasta a la guerra, hasta a favor de los espías. “¡La guerra es la barbarie, me decía. ¡se mata en ella de cualquier manera!; pero, aunque su proposición sea una utopía, hay que aceptarla en principio, recordando que casi siempre son utópicas las avanzadas del progreso.!”
Creía que había que suprimir radicalmente todo espectáculo en que se derramase sangre, para no despertar el instinto de la fiera que a veces dormita en el hombre. De ahí su odio contra los toros y la riña, y las patológicas diversiones similares. De ahí su horror por la guerra, se produjese donde se produjese, si no era defensiva, tanto peor si iba contra incivilizados, siempre los más indefensos. Le eran intolerables los conquistadores, fuese cual fuese su grandeza. No soportaba ni a Napoleón, ni a Guillermo, ni al mismo Lenin, por el desdén que habían mostrado por la vida humana. Sentía verdadera repulsión por los sangrientos tiranos de nuestro continente y miraba con temeroso recelo, a los que a través del tiempo le demostraban obsecuencia. Los únicos desmanes históricos que disculpaba, eran los del Terror, por los altos ideales que perseguía y porque en el vertiginoso rodar de cabezas, los grandes protagonistas jugaban a diario la suya. ¡Se le iluminaba el rostro con nostalgias, cuando hablaba de los trágicos debates de la Convención, en los que, la elocuencia decidía a diario de la vida y de la muerte de sus elegidos!.
El desbordante humanitarismo de Batlle llegaba hasta a los animales. Hubiera deseado que se castigase como delito, cualquier maltrato que se les infligiera. No le gustaban los amaestradores , porque al través de sus habilidades, entreveía las torturas de la enseñanza. Uno de sus sueños edilicios, era hacer de los bañados de Carrasco, inmenso parque donde las bestias pudiesen vivir y solazar, libres y felices. Detestaba tanto la caza como la pesca: ¡demasiado dolor, para agregarle nuevo, decía, prodiga el mecanismo ciego de la naturaleza, en el que la vida vive de la vida y no se da un paso sin que cueste vidas! Miraba con desgano la industria lobera por la bárbara matanza a garrotazos y hubiera deseado que el ganado se sacrificara de una manera fulmínea, porque le parecía advertir en las reses que van al matadero la angustia del que va al patíbulo. El inabarcable panorama del espanto le hacía pensar que el mundo, más que la obra de un dios pareciese la de un diablo socarrón, empeñado en que reinase entre sus criaturas la desesperación y el desconcierto. ¿Por qué, se decía, pudiendo hacer del nacimiento y de la muerte motivo de voluptuosidad los hizo de martirio?
Animal que llegaba a su casa adquiría derecho de asilo. Las hormigas fueron para él dolorosa preocupación: ¡tan industriosas, tan inteligentes, pero tan dañinas! “¡Con qué gusto, decía con tristeza, a ser capaces de un tratado leal, les abandonaría una buena parte de mi predio a condición de que no tocasen el resto!” Los caballos, y sobre todo los perros, recibían de él tratamiento de personas. Algunas noches, curamos sus nanas, entre un vistazo telescópico a la luna y una disertación sobre el insondable cielo estrellado. Uno de los preferidos, la Reina, -todos sus perros era reyes o nobles-, encontrándose enferma, fue llevada por nosotros dos a la escuela de Veterinaria, y Batlle recordaba frecuentemente los estremecimientos de emoción humana con que lo recibió cuando fuimos a recogerla. Todo lo cual, no obstó para que, cuando un gran mastín danés, Nerón; fiado en su talla y en sus mandíbulas quiso adueñarse de la casa y faltarle el respeto, se resolviese en un cuerpo a cuerpo, a someterlo a garrotazos! Se le acordaba el máximun de bienestar, pero dentro del orden.
Su obsesión divorcista y su devoción por la mujer
Otra de las obsesiones humanitaristas con que Batlle llegó al gobierno fue la del divorcio. Quería desengrillar las relaciones conyugales, para entregarlas libres al amor y a los brazos de la familia. Quería, sobre todo, impedirle vejámenes a la mujer, por el marido que no la quisiera o por lo menos que no la respetase. Y por encima de todo, apiadado ante la nutrida falange de las solteras, que por no ponerse al margen de las costumbres, crecían y morían sin conocer el amor, quería hacer algo eficaz para lanzarlas al torbellino de la vida. Y no se le ocurrió nada mejor que fomentar el matrimonio, haciéndolo fácilmente disoluble. “ Tenemos que hacer,-decía-, del viaje azaroso y sin esperanza de vuelta, del matrimonio indisoluble, una excursión de placer sin itinerario fijo, con el matrimonio soluble a voluntad. Esto, forzosamente, llevará más hombres al matrimonio, abriendo ancha brecha en la dolorosa soltería. ¿Qué algunas de las casadas podrán quedarse sin marido? ¡Pero peor es que no lo tengan nunca, quedando cegada en parte la fuente de la vida! ¡Por lo menos alguna vez y dentro de los principios, habrán ejercido la suprema función para la que vinieron al mundo! Y de repente, la divorciada, al volver a la soledad, podría llevarse consigo un hijo, lo que puede ser muchas veces un apoyo material: y uno espiritual lo es siempre!.”
El bien de la mujer fue una constante preocupación de Batlle. Fue él quien la lanzó al puesto público. Empezó por destinarle las agencias de Correo, eligiendo con cuidado entre las más perjudicadas por la guerra. Después siguió colocando muchachas en los empleos modestos y livianos, entendiendo que lo que era poco para un hombre, que podía destinar sus actividades a tareas más ásperas, importaba fuerte ayuda para la familia de la empleada. Cuidaba extraordinariamente, eso sí, que aquellos empleos no se diesen a cambio de favores. Estas bajezas, le producían tanta repugnancia, como un posible abuso de consultorio o de confesionario. La Universidad de Mujeres, única en nuestro en nuestro continente y que fue mirada como una extravagancia al iniciarse, da la medida de cuánto fue capaz de esforzarse para asegurar su independencia. Cuando se argüía que se iba a un gasto inútil, desde que la Universidad no hacía distingos de sexo, contestaba enardecido. “Hay que ayudar a la mujer hasta contra sus propios prejuicios. Es indudable que muchas, tan capacitadas como los hombres, no siguen carrera, por no estudiar confundidas con ellos. ¡Désele donde puedan hacerlo por separado y se las verá multiplicadas en las aulas!.” La creciente población de la simpática escuela, probó una vez más sus frecuentes aciertos. Y si me aceptó, de buen grado el divorcio por voluntad de la mujer, que empujado por Vaz Ferreira le opuso a su proyecto más amplio, fue porque concluyó por ver, complacido, que íbamos a crear dentro de la ley, una situación de privilegio para la mujer, hasta entonces tan olvidada, por no decir maltratada, con lo cual nos poníamos a la vanguardia en la legislación feminista universal.
Es que Batlle sentía por la mujer devoción sin límites. Ante cualquiera reverenciaba el símbolo de la belleza, de la gracia y del amor. Para admirarla, todas las edades le parecían adecuadas, como lo son para los espectáculos de la creación y las manifestaciones del arte. Las raras que llegaban hasta él, eran agasajadas con la sobria galantería de un caballero antiguo. Síntesis de sus sentimientos fue su grito, himno a la vida: ¡”la mujer madre merece siempre bien de la patria”!¡Todo lo emprendía para conquistarlas, nada para castigarlas! Ante sus propias debilidades y desvaríos para los cuales siempre encontraba excusa, el hombre debía mostrarse comprensivo, tolerante, generoso. Las violencias masculinas que quieren excusarse en la pasión –que sólo debería inspirar actos levantados- le parecían una brutalidad. Por algo dedicó los últimos fulgores de su ingenio, para fustigar, sin piedad, los mal llamados crímenes pasionales.
Su magnanimidad frente a los que atentaron contra su vida y la de toda su familia
Pero hay dos hechos descollantes,-desmedidos se les podría llamar- que prueban por encima de cuanto pueda decirse, la inmensa bondad de Batlle puesta de manifiesto en momentos tremendos.
Uno de ellos fue cómo actuó, siendo Presidente, frente a los que fabricaron e hicieron explotar una mina en la Avenida General Flores, y que solo por un milagro no lo ultimó con toda su familia. ¿Qué hizo Batlle, como suprema autoridad ante el execrable atentado? Llamó en el acto al jefe de Policía para ordenarle que trataran a los criminales con las consideraciones compatibles con el caso, olvidando quienes hubieron de ser las víctimas. Agregó que lo haría responsable de cualquier vejamen que pudieran sufrir los presos. Esto fue de tal notoriedad, que un día se hacía en la Cámara el proceso de la policía, sin entrar en distingos, yo lo invoqué sin encontrar una protesta.
Pero Batlle entonces hizo más. Hablando, apenas aprehendido, con el principal actor de la frustrada tragedia,-el técnico de la mina-, lo interpeló a fondo sobre los motivos que pudieron inspirarle su horrible crimen. El acusado, dominado por la severa pero serena actitud del interpelante, entre sollozos, dijo la verdad. ¡La culpa era de la miseria negra! ¡Tenía mujer e hijos y le faltaba techo y hasta pan! ¡Ningún medio de encontrar trabajo y un diablo tentador que ofrecía todo para ultimar a quien no conocía! ¡No era héroe y se dejó vencer! El desgraciado había encontrado el gesto para conmover a Batlle, que perturbado por tanta miseria moral, puso fin a la entrevista, lacrimoso y empezando a perdonar! El fruto natural de la escena fue que el preso, cuando años después recobró la libertad y se hizo modesto industrial, se volvió un apasionado batllista. Sus autos, -porque llegó a tener más de uno-, trabajaban infatigablemente para la causa los días de elecciones.
El otro caso es el siguiente. Una mañana de la segunda presidencia de Batlle, fue sorprendido por la policía, en la chacra de aquél, un hombre de extraña catadura, que merodeaba por los sitios por donde el presidente hacía sus solitarios paseos. Detenido el sujeto se le encontró armado de una formidable navaja y declaró que había tenido el propósito de matar al jefe de gobierno, por haberse resuelto en una agrupación en la que formaba parte y en la que había sido designado por sorteo. Batlle, apenas enterado, se hizo llevar al hombre a su despacho. Empezó por abrir la navaja y dejarla sobre el escritorio. Enseguida inició un lento y tranquilo interrogatorio. El interpelado, sin inmutarse, le manifestó que era su enemigo en ideas y que respondiendo a los designios de una conjura, tuvo el propósito de asesinarlo.
Entonces, Batlle, sin perder la calma, se levantó, empuño la navaja y dirigiéndose lentamente al encuentro de su interlocutor, le dijo más o menos: “¡Bueno, lo que usted quería hacer conmigo, yo voy a hacerlo con usted! ¡Prepárese!” E hizo ademán de herir. El sujeto tomó en serio la escena, pero lejos de amedrentarse, presentando ensanchado el pecho adelantó tan rápidamente sobre la punta de la navaja que Batlle tuvo que apresurarse a recoger el brazo para no herirlo. ¡Había que habérselas con un resuelto que se disponía a morir como se dispuso a matar!
La policía, llamada en el acto, se llevó al preso. Poco después informó que éste había sufrido un ataque de epilepsia. Y ante el inesperado desenlace, Batlle, que ya había quedado impresionado de la hombría de su presunto agresor, mandó que lo pusieran en el acto en libertad. Nunca, después, que yo sepa, se volvió a hablar de él.
Su espíritu de justicia puesto a prueba con sus adversarios indomeñables
Aunque de otra naturaleza, deben recordarse dos hechos que han de contribuir, sin duda, a robustecer el concepto de lo que realmente fue Batlle como bueno y justo.
En la guerra de 1904 le prestó importantes servicios,- como tantos otros-, un jefe de caballería, que acabada aquella, fue destacado en campaña. Batlle tenía buena opinión del expresado militar y lo trataba con la consideración consiguiente. Pero un día le llegó la noticia de que por orden de aquel jefe, habían sido dados de alta, contra su voluntad, seis de los revolucionarios que habían depuesto las armas tres meses antes. Inmediatamente de comprobado el hecho, Batlle decretó, sin más trámite, la destitución del acusado. Fueren cuales fueren los méritos del hombre de guerra, no sabía o había olvidado que en la paz, los insurrectos de la víspera, eran ciudadanos con todos sus derechos y eso debía castigarse sin consideración!
En los momentos más críticos de la expresada guerra de 1904 mientras Saravia ocupaba los ejércitos legales en el norte, Pampillón invadió el sur con una división organizada en la Argentina. Si este movimiento tomaba cuerpo, hubiera podido ser de funestas consecuencias para el gobierno. De manera que prestó un señalado servicio el caudillo regional que emprendió con ahínco y éxito la persecución del invasor. Pero más tarde se supo, que en aquella, había habido degüellos y que el responsable era el jefe vencedor. Inmediatamente Batlle, sin la menor vacilación, lo sometió a la justicia militar para que se le aplicase la ley. ¡La dura guerra que se le impuso la aceptó con soldados, no con asesinos! ¡El que creyó servirlo derramando una gota de sangre más de la precisa, erró miserablemente el camino!
¡Calumniado hasta por mí!
Sin duda, entre las muchas virtudes de Batlle, la de la bondad no fue de las más visibles. La disimulaba su severidad, su retraimiento, hasta su acción. Vivió combatiendo y en el combate solo aparece el torrencial avance de pasiones, quedando en la penumbra el humanitarismo que lo inspira, como la vivificadora corriente subterránea que hay que buscarla para que se haga sensible. El constante ¡no!, ¡no! Que le impuso la rectitud de su gobierno, concluyó por infundirle una irremediable dureza. Yo mismo lo sentí algunas veces. Cierto día, al verme alterado hasta lo indecible por una negativa que yo no alcanzaba a comprender, me detuvo serena pero rotundamente con un “¡cálmese, que le va a hacer daño y por más que se exalte no le voy a ceder!”. Lo que me hizo decir decepcionado: “sin duda tiene un gran corazón, pero para alcanzarlo hay que labrar un túnel en el granito!” ¡También lo calumniaba yo! Porque debí recordar que el gran hombre sólo cuando se acorazaba en el deber, se volvía invulnerable y parecía insensible!
creartehistoria: Neobatllismo: gobierno de Luis Batlle Berres
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viernes, 17 de agosto de 2012
miércoles, 15 de agosto de 2012
martes, 14 de agosto de 2012
creartehistoria: Ficha 8 para 2do. Año de Ciclo Básico
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lunes, 13 de agosto de 2012
domingo, 12 de agosto de 2012
sábado, 11 de agosto de 2012
José Batlle y Ordóñez por Enrique Rodriguez Fabregat.
José Batlle y Ordóñez
por Enrique Rodriguez Fabregat.
Hacia la Primera Presidencia.
Batlle será presidente.
En su caso, ya no se trata de una pugna entre candidatos. Eso pertence al capítulo demasiado grande de la política demasiado menuda. En esta ocasión es diferente. Batlle es el hombre de la nueva fe. Su presencia en la lucha significa dos cosas nuevas, fundamentales: Batlle concreta en sí mismo una gran esperanza no cumplida a través de 73 años de independencia. Y Batlle cree en el hombre del pueblo, en el hombre de la multitud, en el hombre que fuera hasta entonces apenas número en la vida nacional.
Estos dos elementos son inseparables de su individualidad. No verlos, significa no ver a Batlle, ni interpretar su tiempo ni comprender su obra.
Creer en el hombre del pueblo vale, primero como una revelación; vale, segundo, como una revolución. Cuando esto se plantea y se afirma así, viene a ocupar un lugar secundario, apenas adjetivo, apenas circunstancial, todo lo que se reducía hasta ahora a lucha de candidatos, de grupos solo diferenciados por las divisas de sus candidatos.
Batlle cree en el hombre del pueblo. Ese es el dogma de su nueva fe.
La lucha, el choque, es entre este "concepto" y lo demás; entre esta "idea" y todo lo demás; entre este elemento de germinación y la esterilidad de los personalismos (...)¿Qué ha sido gobernar hasta 1903? No se nos venga conque si hubo tantas vacas y se exportaron tantos kilos. Eso es más de las vacas que de los hombres. El problema es otro. La acción de goberanr es la que surge sustantivamente de esos elementos para devenir como hecho social.
Hasta Batlle, la crónica de las presidencias no pasa de las revoluciones, sus motines, sus levantamientos, las intervenciones sufridas, los prestamos, las deudas.
Con Batlle, la crónica es la de las reformas sociales, la de la transformación económica del país, la de su soberanía intacta, la de su dignificación política, la del más alto nivel cultural, la de más alta estima del ser humano. Ver. Enrique Rodriguez Fabregat. José Batlle y Ordóñez: El Reformador.Páginas 293-294 Editorial Claridad Buenos Aires. 1940
Nota:Enrique Rodríguez Fabregat. Abuelo de mi Señora Salomé Rodriguez (11 de noviembre de 1895 - 19 de noviembre de 1976), maestro, escritor, periodista y político uruguayo.
Militante del Partido Colorado, fue diputado, senador, Ministro de Instrucción Pública en la época de José Batlle y Ordóñez. Debió exiliarse a raíz de la dictadura de Terra.
Tuvo destacada actuación diplomática. Fue embajador de Uruguay ante México y Austria, ámbito en el que corredactó con Gabriela Mistral la Tabla de los Derechos de la Niñez, base para la creación de UNICEF. En su rol de delegado ante la Organización de las Naciones Unidas, integró la Comisión Investigadora de las Naciones Unidas para Palestina, donde colaboraron con él Oscar Secco Ellauri y Edmundo Sisto; su aporte fue fundamental para el establecimiento del Estado de Israel.
Tuvo también destacada actuación periodística, en el diario La Razón y como colaborador en varias revistas.
En 1971, participó en la fundación del Frente Amplio, integrando una lista con otros políticos de extracción batllista como Zelmar Michelini y Alba Roballo. En 1973 debió exiliarse nuevamente, esta vez en Buenos Aires, donde trabajó en la agencia Prensa Latina.
En 2001, una escuela de San José de Mayo fue bautizada con su nombre.
por Enrique Rodriguez Fabregat.
Hacia la Primera Presidencia.
Batlle será presidente.
En su caso, ya no se trata de una pugna entre candidatos. Eso pertence al capítulo demasiado grande de la política demasiado menuda. En esta ocasión es diferente. Batlle es el hombre de la nueva fe. Su presencia en la lucha significa dos cosas nuevas, fundamentales: Batlle concreta en sí mismo una gran esperanza no cumplida a través de 73 años de independencia. Y Batlle cree en el hombre del pueblo, en el hombre de la multitud, en el hombre que fuera hasta entonces apenas número en la vida nacional.
Estos dos elementos son inseparables de su individualidad. No verlos, significa no ver a Batlle, ni interpretar su tiempo ni comprender su obra.
Creer en el hombre del pueblo vale, primero como una revelación; vale, segundo, como una revolución. Cuando esto se plantea y se afirma así, viene a ocupar un lugar secundario, apenas adjetivo, apenas circunstancial, todo lo que se reducía hasta ahora a lucha de candidatos, de grupos solo diferenciados por las divisas de sus candidatos.
Batlle cree en el hombre del pueblo. Ese es el dogma de su nueva fe.
La lucha, el choque, es entre este "concepto" y lo demás; entre esta "idea" y todo lo demás; entre este elemento de germinación y la esterilidad de los personalismos (...)¿Qué ha sido gobernar hasta 1903? No se nos venga conque si hubo tantas vacas y se exportaron tantos kilos. Eso es más de las vacas que de los hombres. El problema es otro. La acción de goberanr es la que surge sustantivamente de esos elementos para devenir como hecho social.
Hasta Batlle, la crónica de las presidencias no pasa de las revoluciones, sus motines, sus levantamientos, las intervenciones sufridas, los prestamos, las deudas.
Con Batlle, la crónica es la de las reformas sociales, la de la transformación económica del país, la de su soberanía intacta, la de su dignificación política, la del más alto nivel cultural, la de más alta estima del ser humano. Ver. Enrique Rodriguez Fabregat. José Batlle y Ordóñez: El Reformador.Páginas 293-294 Editorial Claridad Buenos Aires. 1940
Nota:Enrique Rodríguez Fabregat. Abuelo de mi Señora Salomé Rodriguez (11 de noviembre de 1895 - 19 de noviembre de 1976), maestro, escritor, periodista y político uruguayo.
Militante del Partido Colorado, fue diputado, senador, Ministro de Instrucción Pública en la época de José Batlle y Ordóñez. Debió exiliarse a raíz de la dictadura de Terra.
Tuvo destacada actuación diplomática. Fue embajador de Uruguay ante México y Austria, ámbito en el que corredactó con Gabriela Mistral la Tabla de los Derechos de la Niñez, base para la creación de UNICEF. En su rol de delegado ante la Organización de las Naciones Unidas, integró la Comisión Investigadora de las Naciones Unidas para Palestina, donde colaboraron con él Oscar Secco Ellauri y Edmundo Sisto; su aporte fue fundamental para el establecimiento del Estado de Israel.
Tuvo también destacada actuación periodística, en el diario La Razón y como colaborador en varias revistas.
En 1971, participó en la fundación del Frente Amplio, integrando una lista con otros políticos de extracción batllista como Zelmar Michelini y Alba Roballo. En 1973 debió exiliarse nuevamente, esta vez en Buenos Aires, donde trabajó en la agencia Prensa Latina.
En 2001, una escuela de San José de Mayo fue bautizada con su nombre.
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