"El batllismo mantiene el carácter burgués del Estado ampliando su estructura democrático-burguesa y la apropiación privada de los medios de producción y de cambio. Sostiene el sistema burgués y propagandea entre las masas la confianza hacia el régimen democrático-burgués. El punto principal del batllismo ideológicamente consiste en valorar la democracia y la ley, como factores supremos, estables y condicionantes de los demás.(...)
La burguesía industrial inteligentemente conducida por Batlle y Ordóñez propagandea, posibilitada por la situación económica, la democracia, consciente de que es la forma más sutil de enfrentar la política revolucionaria del proletariado. Un proletariado, por otra parte, sumamente débil social, política e ideológicamente. Favorecida por esas circunstancias, la burguesía permite que dentro del batllismo se hable de conquistar una autentica libertad y justicia a través de la colectivización, se manifiesten principios antiimperialistas y hasta socializantes. Permite que el Estado se mantenga neutral en los conflictos obrero-patronales, aunque ejerciendo el papel de sostenedor jurídico del orden burgués, y hasta llegar a tolerar que el representante más radical de la pequeña burguesía, el obrerista Domingo Arena, declare que debe dejarse de lado la simple neutralidad estatal en los conflictos obrero-patronales para colocarse de parte del más débil.
Tan liberal es que, por boca de ese batllista, se denuncia duramente a la sociedad capitalista:-esta sociedad capitalista, para poder seguir marchando como marcha, para poder seguir utilizando como utiliza al pobre rebaño humano, necesita forzosamente mantenerlo en un estado de abyección, de embrutecimiento, de abandono que hoy vive-.(Arena, 1905)
O se plantea, para un futuro indefinido, la colectivización de la tierra y de los restantes medios de producción. Pero en el fondo, la burguesía industrial se siente expresada y segura por el batllismo, a pesar de los pujos radicales de la pequeña burguesía, expresada sobretodo por los escrito de Domingo Arena. Y eso en la medida en que el batllismo descarga todos sus dardos contra la lucha de clases, verdadero motor de donde el proletariado extrae en la práctica su ideología revolucionaria, socialista y comunista. Ataca, primero sutilmente, la lucha de clases, propagandeando la conciliación; y siempre muchas veces ya no sutilmente blandiendo el garrote o la pluma contra las ideas revolucionarias.
El gradualismo reformista es posible mientras se exprese el propósito aplicar la ley contra los que inciten a la violencia. De esta forma, hábilmente, el batllismo actúa como antídoto contra la revolución proletaria. Su práctica es la siguiente: cuando el proletariado forcejea para romper sus cadenas, le dirige palabras dulces convenciéndole de que no apele a la violencia, de que dirija sus argumentos a convencer al patrón, o se dirige al patrón pidiéndole que no sea cruel. Y por fin, mientras le asegura que algún día todos serán iguales, permite que el patrón mantenga las cadenas de la esclavitud asalariada.
Por fin es preciso estimar la significación política interna de José Batlle y Ordóñez. Su aguda inteligencia, su habilidad para maniobrar entre amigos y enemigos, su penetrante visión psicológica, puesta sagazmente de relieve par Domingo Arena, al servicio de la unidad del Partido. Es la expresión más alta, más definida, de lo que es su partido. Con sus virtudes y sus defectos. Cobija bajo su atenta mirada intereses contradictorios pero no antagónicos. Está siempre listo a inclinarse según las circunstancias, a desplegar el progresismo social, económico y político del partido hacia el cual parece predispuesto, e igualmente a replegarse, en aras de la unidad partidaria, en aras de seguir siendo expresión política de la burguesía industrial en períodos de crisis, como ocurre en el-alto de Viera-.
Su progresismo de los años de apogeo económico poco a poco se va apagando, a medida que la burguesía industrial retrocede y, junto a él, en primera fila, retrocede el partido en su conjunto.
Cumple en el Uruguay, y dentro de su partido, similar papel al de Luis Bonaparte, que Marx pone de relieve. Su papel bonapartista consiste en otorgar leyes avanzadas a los obreros, favorecer a los pequeños propietarios, proteger a las mujeres, ancianos y niños, impulsar el desarrollo de la burguesía industrial, serenar a los grandes propietarios de tierras y de comercios, nacionalizar resortes básicos y otorgar concesiones a los imperialistas. A diferencia de Luis Bonaparte, tuvo la suerte de morir a tiempo, como muy lucidamente afirma Martínez Ces, antes de que su creación estallara en mil pedazos como consecuencia de la crisis del sistema.
Batlle y Ordóñez es imágen y reflejo de una época, de un país: de un Uruguay que quiso y no pudo ser,"
Ver:
Louis, Julio A. "Batlle y Ordóñez. Apogeo y crisis de la democracia burguesa" ARCA, 2010. También en Historia del Uruguay contemporáneo, ICP, Página 88.
La burguesía industrial inteligentemente conducida por Batlle y Ordóñez propagandea, posibilitada por la situación económica, la democracia, consciente de que es la forma más sutil de enfrentar la política revolucionaria del proletariado. Un proletariado, por otra parte, sumamente débil social, política e ideológicamente. Favorecida por esas circunstancias, la burguesía permite que dentro del batllismo se hable de conquistar una autentica libertad y justicia a través de la colectivización, se manifiesten principios antiimperialistas y hasta socializantes. Permite que el Estado se mantenga neutral en los conflictos obrero-patronales, aunque ejerciendo el papel de sostenedor jurídico del orden burgués, y hasta llegar a tolerar que el representante más radical de la pequeña burguesía, el obrerista Domingo Arena, declare que debe dejarse de lado la simple neutralidad estatal en los conflictos obrero-patronales para colocarse de parte del más débil.
Tan liberal es que, por boca de ese batllista, se denuncia duramente a la sociedad capitalista:-esta sociedad capitalista, para poder seguir marchando como marcha, para poder seguir utilizando como utiliza al pobre rebaño humano, necesita forzosamente mantenerlo en un estado de abyección, de embrutecimiento, de abandono que hoy vive-.(Arena, 1905)
O se plantea, para un futuro indefinido, la colectivización de la tierra y de los restantes medios de producción. Pero en el fondo, la burguesía industrial se siente expresada y segura por el batllismo, a pesar de los pujos radicales de la pequeña burguesía, expresada sobretodo por los escrito de Domingo Arena. Y eso en la medida en que el batllismo descarga todos sus dardos contra la lucha de clases, verdadero motor de donde el proletariado extrae en la práctica su ideología revolucionaria, socialista y comunista. Ataca, primero sutilmente, la lucha de clases, propagandeando la conciliación; y siempre muchas veces ya no sutilmente blandiendo el garrote o la pluma contra las ideas revolucionarias.
El gradualismo reformista es posible mientras se exprese el propósito aplicar la ley contra los que inciten a la violencia. De esta forma, hábilmente, el batllismo actúa como antídoto contra la revolución proletaria. Su práctica es la siguiente: cuando el proletariado forcejea para romper sus cadenas, le dirige palabras dulces convenciéndole de que no apele a la violencia, de que dirija sus argumentos a convencer al patrón, o se dirige al patrón pidiéndole que no sea cruel. Y por fin, mientras le asegura que algún día todos serán iguales, permite que el patrón mantenga las cadenas de la esclavitud asalariada.
Por fin es preciso estimar la significación política interna de José Batlle y Ordóñez. Su aguda inteligencia, su habilidad para maniobrar entre amigos y enemigos, su penetrante visión psicológica, puesta sagazmente de relieve par Domingo Arena, al servicio de la unidad del Partido. Es la expresión más alta, más definida, de lo que es su partido. Con sus virtudes y sus defectos. Cobija bajo su atenta mirada intereses contradictorios pero no antagónicos. Está siempre listo a inclinarse según las circunstancias, a desplegar el progresismo social, económico y político del partido hacia el cual parece predispuesto, e igualmente a replegarse, en aras de la unidad partidaria, en aras de seguir siendo expresión política de la burguesía industrial en períodos de crisis, como ocurre en el-alto de Viera-.
Su progresismo de los años de apogeo económico poco a poco se va apagando, a medida que la burguesía industrial retrocede y, junto a él, en primera fila, retrocede el partido en su conjunto.
Cumple en el Uruguay, y dentro de su partido, similar papel al de Luis Bonaparte, que Marx pone de relieve. Su papel bonapartista consiste en otorgar leyes avanzadas a los obreros, favorecer a los pequeños propietarios, proteger a las mujeres, ancianos y niños, impulsar el desarrollo de la burguesía industrial, serenar a los grandes propietarios de tierras y de comercios, nacionalizar resortes básicos y otorgar concesiones a los imperialistas. A diferencia de Luis Bonaparte, tuvo la suerte de morir a tiempo, como muy lucidamente afirma Martínez Ces, antes de que su creación estallara en mil pedazos como consecuencia de la crisis del sistema.
Batlle y Ordóñez es imágen y reflejo de una época, de un país: de un Uruguay que quiso y no pudo ser,"
Ver:
Louis, Julio A. "Batlle y Ordóñez. Apogeo y crisis de la democracia burguesa" ARCA, 2010. También en Historia del Uruguay contemporáneo, ICP, Página 88.
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