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sábado, 19 de marzo de 2016

Pacheco Areco: entre la responsabilidad y la pérdida de valores democráticos.



Los componentes básicos del orden político y que conforman la democracia liberal moderna, son el Estado, la legalidad y la responsabilidad. No descubro la pólvora al sostener que para ser eficaces los Estados debes actuar de acuerdo a la Ley. Prusia cocinó su desarrollo con leyes de propiedad muy claras y precisas y fue la base del despegue alemán luego del proceso de unidad culminado en 1871. La responsabilidad a través de elecciones  democráticas y dirigida a la atención de los intereses de la población es fundamental para un buen funcionamiento del Estado. Si los gobiernos son irresponsables derivan en el incumplimiento pasivo, protestas, violencia y en casos extremos a la Revolución. Los Estados modernos eficaces se forman en torno a tres pilares fundamentales como los conocimientos técnicos, la competencia y la autonomía y sobretodo un control político sobre ese Estado que representa a la voluntad popular. En nuestro páis desde el reformismo batllista estos pasos se fueron cumpliendo hasta dar forma a un ADN político nacional. Pero debemos avanzar en el análisis para comprender el proceso que llevó desde la perdida de la austeridad republicana a la pérdida de valores democráticos y los mecanismos que llevan al Uruguay a perder la institucionalidad en el proceso iniciado en octubre de 1972, el drama de febrero de 1973 y la ruptura absoluta de la legalidad en el tránsito al 27 de junio de 1973.
El reformismo batllista formuló un verdadero modelo de desarrollo con un programa claro  y con algunos de esos puntos realmente concretados. Si partimos de los críticos del modelo, el batllismo, visto desde la perspectiva contemporánea, fue una transacción entre los sectores dominantes tradicionales vinculados al modelo de explotación terrateniente con un nuevo plantel de políticos jovenes y vehementes que veía en el Estado el lugar y el medio de lograr una justa redistribución de la riqueza. Por lo tanto al decir del Dr. Caetano las bases históricas dieron el soporte a las reformas:” vino nuevo en odres viejos”
En mi artículo anterior referido al Gral. Gestido y su gobierno analizamos la incapacidad desde el Estado de contemplar las necesidades sociales crecientes con la economía bajo empujes inflacionarios y dependencia externa. Desde el punto de vista económico, su gobierno y luego el de Jorge Pacheco Areco varió entre las reformas estructurales con un tinte desarrollista de dificil aplicación en la realidad del país y que necesitaba profundamente una concertación social con el liberalismo económico. Por otro lado comienza una radicalización social y un autoritarismo creciente desde el gobierno. Salta a la vista que la visón del gobierno fue apostar al peso de los sectores dominantes de los grupos economicos principales de allí surgen como ministros Pintos Risso, Pairano Facio, Frick Davies entre otros. El batllismo en retirada desde el punto de vista ideológico lo resalta el historiador económico Henry Finch al sostener que: (...) el sistema dejó de ser la protección de los necesitados, para convertirse en la arbitraria distribución de protección inadecuada como instrumento para limitar las tensiones sociales en beneficio de los grupos políticos”
En la figura del General Oscar D. Gestido el ciudadano uruguayo había visto en él la honradez, buena administración, autoridad y responsabilidad. Al fallecer se le agrega al sentimiento ciudadano un sentimiento de gran frustración que se suma al proceso inflacionario y al aumento paulatino del accionar guerrillero del MLN tupamaros.
Gestido fallece a la 1 y 35 minutos del miércoles 7 de diciembre de 1967 y a las 5 y 20 en una sencilla y dramática ceremonia en la sede del Poder Ejecutivo, Jorge Pacheco Areco asume sus funciones como  Presidente de la República y cita al Consejo de Ministros a las 6 y 30 minutos. Confirmó previamente a los Inspectores de las tres fuerzas armadas en sus cargos. Los Ministros en pleno presentaron renuncia a sus cargos pero fueron ratificados en ellos.
Poco se conocía del nuevo presidente fuera del Partido Colorado. No era un lider popular y tenía en ese momento 47 años. Había estudiado derecho y había realizado una carrera periodística en el diario El Día. Su origen partidario era innegable, descendía del Gral. Melchor Pacheco y Obes y del Dr. Ricardo Areco y primo de los Batlle Pacheco. Integró la Cámara de Diputados como primer titular de la Unión Colorada y Batllista. 72 horas despúes de asumir el mando se dirige a la ciudadanía por cadena de radio y televisión y anuncia que seguiría  la política económica de Gestido atacando la inflación, poniendo orden en las finanzas buscando el desarrollo. Sostuvo en ese discurso: “(...) Todos deben integrarse a la empresa de salvación nacional para rendir, a nuestro querido presidente caído, el mejor de los homenajes, el de realizar la tarea que el se había propuesto: El Partido Colorado, todo el Partido Colorado al cual pertenezco y en cuyo sentido de responsabilidad  y en cuya vitalidad creo, como motor esencial y sustancial apoyo para el Gobierno, la oposición, que acababa de dar prueba noble de patriotismo en su conducta política, la ciudadanía entera de convicciones democráticas, que es, finalmente, la que ha de juzgar y permitir que nuestra gestión tenga éxito. Si es así habremos devuelto la prosperidad a nuestro Uruguay y la felicidad a nuestro pueblo”
Pragmático y con gran celeridad el 12 de diciembre de 1967 Pacheco Areco disolvió el Partido Socialista, la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO) el Movimiento de Izquierda Revolucionario. Se clausuró el diario Epoca y el diario socialista El Sol. El problema ahora mostraba con crudeza las distintas visiones sobre el futuro del país. El gobierno veía una vinculación entre el PS, el MRO, Epoca y los Tupamaros. El debate era sobre el respeto de los límites de las libertades individuales y colectivas, de los pensamientos y de ese accionar por encima de la ley.

La Guerrilla estuvo presente durante todo el mandato de Pacheco Areco y siguió posteriormente. La sociedad de fines de los 60 estaba polarizada y la pérdida de valores democráticos marcó todo este periodo. Los dados que jugaban el golpe futuro giraban sobre la mesa.

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