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sábado, 25 de mayo de 2019

Tomás Berreta, Juan José Amézaga y Carlos W. Cigluiti: Lealtades democráticas y partidarias.





Si tratamos de definir a un “gobierno responsable” debemos avanzar en la idea de que los gobernantes creen ser responsables ante la gente que gobiernan y por sobretodo ponen los intereses del pueblo por encima de los propios. Esta responsabilidad se logra de diferentes maneras, puede provenir de la educación, la moral, de la ética. Finalmente la preocupación por el pueblo debe estar garantizada y controlada por el principio de legalidad y por las elecciones que garantizan la voluntad popular y la rotación de opciones de gobierno. Cuando el derecho al voto se generalizó y pasó a incluir a más clases sociales e incluso a individuos sin propiedades, a las mujeres y a las minorías etnicas y raciales, las religiones y voluntades personales pasaron a un segundo plano. Estamos en el inicio del siglo XX.
A comienzos de la época Moderna, la construcción de los Estados Nacionales europeos iniciaron una serie de proyectos tendientes a la construcción de un Estado centralizado y fuerte que pudiese homogeneizar la administración en todo el territorio y alcanzara más allá de la legalidad su legitimidad. Estos intentos comenzaron a finales del siglo XV y evolucionaros hasta finales del siglo XVII. Las teorías de la soberanía del Estado parten de los escritos de Hugo Grocio y Thomas Hobbes que sostenía que el soberano no era Dios sino el monarca. Pero las ideas por sí solas no son suficientes para dar origen a una democracia liberal. Solo se pudo concretar cuando se pudo hacer cumplir la Ley.


El Uruguay de la posguerra  lo podemos definir como el vaivén entre  el “Uruguay próspero” y su crisis y lo podemos ubicar entre los años 1946 y 1964. En la década que transcurre entre 1945 y 1955 el Uruguay alcanzó el mayor desarrollo industrial en el marco de lo que se denomina economía de “crecimiento hacia afuera” una etapa de crecimiento acelerado que desde el punto de vista socio-político se ha denominado el “Uruguay feliz”. Nuestro país sobrevive a la Segunda Guerra Mundial con “ importantes reservas en monedas extranjeras, un nivel de vida en ascenso y con sus líderes políticos llenos de confianza en el país y en el futuro”. El objetivo político era, si se puede, construir una democracia perfecta. Es el período del retorno del batllismo al poder, denominado neobatllismo el cual concibe la industrialización por sustitución de importaciones como el factor que permitiría logra la democracia perfecta y el gobierno responsable equiparando con ellos el progreso, la justicia social y el orden bajo la protección del dirigismo estatal. Esto tenía un claro objetivo en la búsqueda del bienestar de la sociedad con un amplio crecimiento de las clases medias con la felicidad del crecimiento en paz. En el Partido Colorado Batllista la interna, como siempre, era compleja. La sanción del proyecto de reforma constitucional colegiada no contó con la aprobación de todos los dirigentes. Las internas de 1946 mostraron una gran preferencia por la formula  Tomás Berreta-Luis Batlle Berres venciendo con luz a César Batlle y Antonio Rubio . Las elecciones tuvieron lugar el último domingo de noviembre de 1946 triunfando la formula mencionada, le siguió el Partido Nacional Herrerista y quedó claro que habría que realizar alianzas  partidarias o incluso interpartidarias para poder gobernar debido a que no existían las suficientes mayorías parlamentarias.
El programa batllista era claro: democracia, libertad, progreso, justicia social, Estado dirigista con matices asistencialistas dentro de un Estado de bienestar y responsabilidad de gobierno. El desarrollo de la economía sería agroindustrial y en el desarrollo de las industrias manufactureras.  Don Tomás Berreta creía firmemente que logrados esos objetivos programáticos las diferencias sociales no tendrían sentido y por extensión no existiría la lucha de clases. En el marco naciente de la  guerra fría esta loable intención dará origen a un profundo anticomunismo y un viraje lento pero irreversible a una visión conservadora del batllismo.
Antes de asumir Tomás Berreta viajó a los Estados Unidos respondiendo a la invitación cursada por el presidente Harry S. Truman volviendo con un gran aporte de maquinarias agrícolas para el desarrollo previsto de las agroindustras. La inflación acompaño el inicio del gobierno de Berreta y sus medidas fueron el aumento del control del abastecimiento de los productos de primera necesidad y la intervención de la fijación de precios mediante el Consejo Nacional de Subsistencias que se crea en 1947. Para complicar más la situación los convenios salariales firmados durante la administración de Amézaga comienza a finalizar y Berreta no tuvo, por la necesidades de la realidad económica, la misma generosidad. No olvidemos del avance del temor comunista y el macartismo incipiente en los Estados Unidos que influía a todos sus aliados. Ante el exceso sindical Berreta aplicó “mano dura” desde la legalidad.. En el mes de abril se desarrolla una huelga en la construcción, otra en el puerto, seguida por los ferrocarriles y según algunos medios de prensa se había reforzados las guarniciones policiales de Montevideo. Explicando a la opinión publica la responsabilidad del gobierno y la aplicación de la Ley Berreta determina la detención de obreros y dirigentes de gremios afectados en las huelgas argumentando que el Código Penal consideraba delito la paralización de los servicios públicos y en forma paralela envía al Parlamento tres proyectos de Ley: 1) creación de tribunales de conciliación y arbitraje para conflictos laborales, 2) prohibición de huelga de empleados y obreros de los servicios públicos y 3) la reglamentación sindical. La respuesta a estos proyectos fue la declaración de  huelga general por la UGT, Unión General de Trabajadores, de tendencia mayoritariamente comunista. La Guerra Fría se desarrolló en la Avenida 18 de Julio cuando la Policía quitó a los manifestantes las banderas de la URSS y de la República Española.
Durante el mes de abril comienza a filtrase la información de la mala salud de Tomás Berreta y la renuncia del Ministro de Hacienda, Dr. Héctor Alvarez Cina que fue sustituído por el connotado batllista Ledo Arroyo Torres. El nuevo ministro concurre al Parlamento y expone los principales problemas económicos del Uruguay en ese momento:

1) El bloqueo en Londres de 17 millones de libras esterlinas, 2) aumento desmesurado de la importaciones pero justificada por la rnovación del parque industrial y 3) la euforia económica que era imprescindible controlar. Comienzan las negociaciones con Londres para desbloquear los pagos de alimentos y suminstros enviados por nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial mediante la compra de las empresas de servicios públicos inglesas todavía funcionando en nuestro país y en forma paralela unos convenios que incluía carbón y carnes. Se estaban cumpliendo posturas del primer batllismo en otro contexto mundial y en otra realidad. Desde julio de 1947 Berreta gobernaba desde la cama y la situación mudial se radicalizaba. La “cortina de acero” prevista por Churchill en Fulton cae en Uruguay paralelamente con el fallecimiento de Tomás Berreta el 2 de agosto de 1947. Era la hora de Luis Batlle y el retorno del batllismo al poder.
Como conclusión el propio Tomás Berreta define la soberanía del pueblo para el batllismo.
"El ejemplo tan grande como la historia quería que fuera, en las masas proletarias reclamando su jornada mínima de ocho horas, que determinó en la gloriosa Francia cruentas luchas y en la democracia del Norte, en la Patria de Washington, de Lincoln y Roosevelt, costó ríos de sangre, en nuestro Uruguay fue el gobernante vidente de 1911, Batlle y Ordóñez, que desde los balcones de la vieja casa de Gobierno, anticipándose a los sucesos les decía a las multitudes obreras de los comercios y empleados de las industrias que desfilaban por las calles de la ciudad "organizáos, que vuestro reclamo será escuchado" lo que entonces no fue comprendido por algunos y fue en cambio considerado como un atentado del gobernante a la libertad de trabajo, fue lo que impidió que corriera sangre de esforzados trabajadores como en Nueva York y en otras partes del mundo de más avanzada civilización, entonces, que la nuestra. La Ley firmemente auspiciada por le nombrado gobernante del pueblo, llevó a todos los hogares proletarios un poco más de justicia y una llamarada de esperanza hacia un futuro más venturoso para la gran masa obrera del músculo y del intelecto. 1ro. de mayo y 8 horas fueron las conquistas legales de nuestro pueblo obtenidas sin violencias: ese es el minuto de la historia que nada ni nadie altera ni modifica, animado de un gran corazón que iluminó aquel estadista que se llamó Batlle. Desde lo alto contribuyó a estructurar la democracia que el motín destruyó. Como los obreros de 1911, como los cruzados de todas las democracias nuestro pensamiento se eleva hacia una única consideración: Por nueva constitución y leyes democráticas emanadas de asamblea, que signifiquen el fiel reflejo de la voluntad soberana del pueblo"  Tomás Berreta en la etapa final del retorno del batllismo al poder luego del terrismo y baldomirismo.

Ver:
Cigluiti, Carlos Walter. Vida de don Tomás Berreta. Edición del Autor, Canelones, 1975. Página 128 y Ss.






Breve aproximación biográfica de Juan José de Amézaga.

“Nació en la ciudad de Montevideo el 28 de enero de 1881, en el hogar constituido por Juan José Amézaga, y Josefa Landabaso, ambos originarios de la provincia española de Vizcaya. Casado el 7 de septiembre de 1907, con Celia Alvarez Mouliá (Chela), naciendo de dicho matrimonio, dos hijos : Juan José y Celia. A principios del siglo XX ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Recibió el título de abogado en 1905 y sus altas calificaciones le permitieron obtener una beca para continuar estudios en Europa, de acuerdo a la política impulsada por el batllismo. Viajó a Francia en 1906 y permaneció durante todo ese año y el siguiente, cursando estudios en la Sorbonne y en la Universidad de Berlín, entrando en contacto con las experiencias sociales y políticas europeas, lo que lo aproximó al pensamiento de José Batlle y Ordóñez. Fallece el 20 de agosto de 1956.”
 Amézaga, la restauración democrática. 1943-1946
Los días 24 y 25 de julio de 1938 hubo en Montevideo una gran manifestación popular en la que, según la prensa de la época, se congregaron unas 200 mil personas que reclamaban pacíficamente pero a viva voz una nueva constitución. En las elecciones realizada en 1938 nuevamente el batllismo y los nacionalistas independientes volvieron a abstenerse. Igualmente el triunfo correspondió al Partido Colorado resultando electo el general arquitecto Alfredo Baldomir. Debemos recordar que la novedad política fue que las mujeres ejercieron por primera vez su derecho al sufragio participando en las elecciones nacionales. La presión por cambios llevó al Presidente Baldomir a buscar alianzas con los batllistas y también con los nacionalistas independientes para llevar adelante un proceso que permita cambiar la Constitución. El resultado fue un golpe de Estado en el mes de febrero de 1942 que va a pasar a la historia con el nombre de "golpe bueno". Este golpe tenía como objetivo reformar la Constitución y tuvo como principal, e importante, diferencia con el desarrollado en 1933 que no ocurrieron arrestos ni represión política. Si fue similar la total indiferencia de la población frente a los hechos que se estaban desarrollando. A fines de 1942 se realizó un plebiscito conjuntamente con las elecciones para legitimar su vigencia. El resultado fue determinante en lo político, ahora los desplazados de cargos e influencia en el poder son los sectores terristas y los herreristas. De entrada la nueva constitución elimina el senado del "medio y medio". El batllismo retorna al poder de la mano de Juan José de Amézaga, que su trayectoria política había tenido su punto más alto como miembro de la comisión de consulta para la Reforma Constitucional. Su compañero de fórmula fue don Alberto Guani, diplomático de brillante actuación en el relacionamiento con los Imperios dominantes, tanto en la negociación de los empréstitos como en las variables  políticas  tan necesarias a un país tan pequeño como el Uruguay. Fue un actor principal del panamericanismo siguiendo con inteligencia  el nuevo liderazgo de los Estados Unidos. La fórmula buscó llegar a la mayoría del electorado que quería democracia y los presentaba como ganadores. El comité electoral de la candidatura lo llevaba adelante el Ingeniero José Serrato con la idea “formula nacional”, “Amézaga, candidato de la Democracia”. En el nacionalismo siguen los enfrentamientos, aunque Luis Alberto de Herrera recorría el país en ferrocarril haciendo actos en todas las estaciones con el lema: “cerremos el paso al batllismo”.  Los años de dictadura alimentaron la necesidad de democracia, parecía que el libre juego democrático se estaba desarrollando en forma fluida y todos los candidatos  más menos se presentaban como “campeones de la democracia y la libertad”. Se forma un “comité antinazi” dentro del oficialismo lo que obliga al herrerismo, con muchos simpatizantes en sus filas a los sistemas italianos y alemanes, a declararse oficialmente “pro británicos”. Las mujeres que ocupaban un importante rol también formaron un “comité femenino de unidad nacional” presidido por Clotilde Luisi y Alba Roballo.
El 29 de noviembre se dirige nuevamente al país hacia la democracia y la reforma constitucional era promulgada con el apoyo del 77% de los votantes. Los Partidos Tradicionales alcanzaron el 91% del electorado, en tanto en la izquierda el Partido Comunista creció un 140% y el Partido Socialista cae un 34%. Dentro del Partido Colorado triunfó el batllismo con el 52% de los votos. Una vez que Baldomir entregó el mando a Amézaga, fue designado integrante del Directorio del Banco de la República, al igual que Gabriel Terra en 1938.
El trabajo principal de Amézaga era volver a  la democracia sin olvidar los postulados históricos del batllismo de transformaciones sociales y económicas con redistribución de la riqueza que permitieran la estabilidad social. Hay que cumplir con la plataforma  política de Amézaga que sostenía: “ Qué continúa el capitalismo individual para el progreso mientras no llegue a la injusticia” “Qué el Estado asegure a las masas, protagonistas de la producción de la sociedad industrial, su puesto en la participación de los beneficios”(AGN Caja 279, folio 109) pero lo que define el accionar del Gobierno de Amézaga es  en su discurso de asunción de mando cuando sustuvo “(…) industria, trabajo y economía con visión nacional representan intereses asociados y solidarios” El rol solidario correspondería al Estado que debería mediar en la solución de conflictos y se integraba, mediante múltiples comisiones a los distintos actores sociales, entre ellas la Comisión pro vivienda popular, la de exportaciones e importaciones. El Estado continuará con el rol de gran  empleador realizando infinidad de obras públicas, carreteras, aeropuertos y mejoras en las trasmisiones hidroeléctricas. Pero el principal logro por su trayectoria y proyección hasta la actualidad fue la creación de los Consejos de Salarios en noviembre de 1943. Que además de aplicar anticipadamente la teoría sistémica posterior de John Dunlop que extendía los beneficios de licencia anual, salarios mínimos y la fijación del horario comercial en las 8 horas y más allá de esto horas extras. Los Industriales y Ganaderos no vieron bien este proceso. En 1945 se llevó adelante el Primer Congreso Nacional de Colonización organizado por la Comisión Nacional de Fomento Rural cuyo presidente era el batllista César Mayo Gutiérrez sostenía: “Haremos todo lo que podamos hacer en el sentido de levantar los índices de nuestra producción y logar colocarla de forma segura y más  con una justa remuneración y distribución de los beneficios, se basa en el supuesto de que no se estrangulará el intercambio internacional” En 1946 se promulga la ley que equiparaba los derechos civiles de la mujer a los del hombre incluyendo la administración de los bienes de la mujer casada y la patria potestad. En su gobierno creó las leyes de Consejos de SalariosLicencia anual, indemnización por despido e igualdad de los derechos de la mujer. En 1943 presidió diversos actos de la Semana Vasca realizada en Montevideo. En 1945, le declaró la guerra a Alemania y Japón. Al finalizar su mandato, se retiró a la vida familiar, aunque se mantuvo activo en el campo del Derecho.
No olvidemos que  es la continuación de los proyectos de Baltasar Brum y Enrique Rodríguez Fabregat. Los impulsos reformistas del primer batllismo continúan  ahora de la mano de Amézaga preparando el camino a Don Tomás Berreta caudillo tropero de Canelones que llegará de la mano del batllismo  a la presidencia de la República. Pero su obra trascendió aspectos políticos, en el año 2011 se le hizo un homenaje recopilando su labor como jurista  catedrático de la Facultad de Derecho, en cuyo mensaje de presentación de la obra se sostenía: “Con la publicación de las obras de Juan José Amézaga se rinde homenaje a uno de los juristas más importantes en la historia del Derecho Civil uruguayo. En su nombre se homenajea también a la Facultad de Derecho de la Universidad de la República y a todos los profesores de Derecho Civil.
En primer lugar “De las nulidades en general”, la vigencia de esta obra es singular y constituye el estudio más importante que específicamente sobre dicho tema se ha hecho en la doctrina civilista uruguaya. En segundo lugar “Culpa Aquiliana”. En ella se recogen prolijamente las enseñanzas de Amézaga sobre la responsabilidad extracontractual. La tercera obra “Culpa contractual”, analiza y explica uno de los ámbitos más complejos del sistema jurídico, introduciendo al debate las posiciones más importantes en la doctrina y jurisprudencia de los países con mayor desarrollo en el conocimiento jurídico.
La actualización tiene dos objetivos centrales; el primero ha sido excluir las referencias a normas derogadas, de modo que la lectura del texto original no se vea obstaculizada por referencias a disposiciones ya no vigentes en nuestro sistema jurídico. El segundo ha sido complementar básicamente el texto original con los desarrollos más relevantes realizados por la doctrina civilista en cuya construcción la obra de Amézaga ha sido pilar fundamental.”

Ver:
Caetano, G., Rilla,J. Historia Contemporánea del Uruguay, Claeh-Fin de Siglo, 2005, Montevideo, Páginas 237 y siguientes.

Frega,A., Maronna, M, Trochon, Y. Baldomir y la restauración democrática.EBO 1987. Páginas 133 y siguientes.





 Prof. Carlos W. Cigliuti: la lealtad partidaria.


Don Carlos W. Cigliuti nació en el departamento de Canelones el 12 de noviembre de 1916 y fallece el 14 de enero de 1994. Realizó cursos en la enseñanza media, desempeñando tareas docentes como profesor de Historia en el Liceo Tomás Berreta desde el año 1942. En este aspecto cumplió también una destacadísima actuación como profesor vinculado durante muchos años a la juventud, a la que orientó y formó en las aulas de los liceos.  Su función docente, en el más amplio sentido de la palabra, se cumplió hasta el último día de su vida. Es de público conocimiento que militó en el Partido Colorado desde 1933 a muy temprana edad, habiendo sido electo diputado para el período 1967-1972 en representación del sector de Unión Colorada y Batllista. En junio de 1967 pasó al Senado en calidad de suplente del doctor Héctor Luisi, que fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores. Luego, en virtud del retorno al Senado del titular, Cigliuti volvió por su parte, a la banca de la Cámara Baja el 27 de abril de 1968 pero cuando aquél fue designado embajador en los Estados Unidos, retomó su puesto en el Senado. El  senador Cigliuti intervino también en distintos foros como el celebrado en Chile en 1952, Congreso José Toribio Medina. Además, presidió la Cuarta y Quinta Asambleas Nacionales de Profesores de Enseñanza Secundaria -convocadas conforme a la ley de acuerdo al Estatuto del Profesor- a las cuales dedicó mucho de su esfuerzo, trabajo, tesón, inteligencia y pasión. El senador Cigliuti fue, además, cofundador de "La Razón" de Canelones, periódico que dirigió desde 1942. La faceta periodística de su personalidad fue cumplida y desarrollada en forma brillante. . Asimismo, es importante resaltar que obtuvo una mención honorifica en concursos realizados en Buenos Aires sobre el tema "Artigas y su influencia en el federalismo argentino". Por otro lado, recibió también una mención de la O.E.A. por su trabajo "Sesquicentenario de los hechos históricos de 1825" sobre el tema "Artigas y su significación histórica". Como se puede apreciar, su quehacer en este aspecto siempre estuvo vinculado con su tarea de profesor de historia. También publicó dos libros: "Vida de don Tomás Berreta" y "El Batllismo de Canelones". Su pasión y su inteligencia, lo llevaron a concretar, en base a sus principios batllistas, estas obras que recogen parte de su conocimiento y pasión por el batllismo.

El 27 de julio de 1972 fue designado Subsecretario de Defensa Nacional y renuncia, con el ministro Legnani, el 19 de octubre del mismo año, acompañando entonces la fórmula de ese Ministerio. Posteriormente, el 25 de noviembre de 1984 es electo senador por el sublema Unidad y Reforma, Lista 15 del Partido Colorado, el 26 de noviembre de 1989 es reelecto para integrar el mismo Cuerpo al que perteneció hasta hasta su muerte. Pero además, el senador Cigliuti, cumplió una labor trascendente en una institución deportiva de enorme arraigo en el interior del país.  Estuvo en la conducción de la Organización del Fútbol de Interior en su calidad de presidente durante más de un período en los que fue destacada su calidad de impulsor de distintos proyectos en favor de esta rama del deporte de tierra adentro. Y como en esta actividad, también el senador Cigliuti estuvo siempre unido a otras de carácter social, deportivo, cultural, industrial y comercial de su departamento natal y de ellas recogerá, sin duda, siempre, el testimonio y la expresión de reconocimiento por su tarea en favor de su comunidad.

El senador Cigliuti fue un batllista ortodoxo, convencido de las enseñanzas y trayectoria del señor José Batlle y Ordóñez. Pero, como colorado y batllista, militó en el partido sintiendo que éste no era el fin en sí mismo, sino el instrumento para servir a la sociedad. El partido fue la herramienta que eligió para esa larga trayectoria de servicio que jalonó toda su vida. Fue un polemista ardoroso, ya que en los enfrentamientos políticos levantaba su voz enérgica y firme en la defensa de sus convicciones; pero pasado el momento, el calor de la discusión, se podía ver que detrás estaba la sonrisa amable, la mano franca, el ademán cordial del compañero de tareas. Terminada la polémica y también en pleno debate era un caballero en todo el sentir que a través de los tiempos pueda darse a esa expresión.

Luchó por la democracia, a la que sirvió en todas las instancias, por la forma en que tuvo que luchar por las instituciones, cada vez que éstas fueron derribadas en dos etapas de su vida , la más dolorosa fue la última dictadura. Luchó a brazo partido con todos  los que pugnaban por encender cada vez más fuerte la llama de la resistencia, para imponer nuevamente el derecho y las libertades que finalmente la ciudadanía acompañó con el cambio en paz llevado adelante por los Drs. Sanguinetti y Tarigo. Fue un legislador que tuvo las dos cualidades esenciales que debe tener como tal: responsabilidad y fervor en el cumplimiento de su misión. Responsabilidad, prestigiando  la institución que integraba, y responder al mandato de quienes en él habían depositado su confianza para hacer honor a las instituciones democráticas.
Cigliuti sentía pasión por la cultura;  en las Comisiones de Presupuesto, luchaba por  incrementar los rubros para que la enseñanza y la cultura fueran el eje de toda la política del batllismo. Consta en actas del Senado que en el año 1990, cuando, por una iniciativa senador Pereyra, se rindió homenaje al gran poeta compatriota nativista Serafín J. García, se realizó una sesión extraordinaria y se invitó a un grupo de  alumnos de la escuela que lleva su nombre. Hubo varias intervenciones y, cuando parecía que el homenaje estaba concluido, el señor senador Cigliuti pidió la palabra. Su oratoria fue convocando poco a poco a la emoción y  al asombro que se reflejaba en las caras de los niños que estaban en la barra cuando, espontáneamente  comenzó a recitar estrofas y más estrofas de la obra cumbre de aquel poeta: "Tacuruses". Cuando terminó de hablar, resonó un aplauso espontáneo de los colegas y de la barra; los niños se pusieron de pie y  varios senadores interrumpieron la sesión para dirigirse a la banca del senador Cigliuti, estrecharlo con un abrazo. Durante la Presidencia del doctor Julio María Sanguinetti  era siempre el primero en la defensa de las posiciones de su Partido. Cada vez que en sala resonaba una voz que fustigaba, en cualquiera de las áreas de su gestión, lo actuado por el gobierno del Partido Colorado y, particularmente, por el presidente de la República, el primero en salir en su defensa, con argumentos y razones para oponer a las de sus contradictores, era siempre el primero en la línea de defensa del batllismo. Cigliuti fue un hombre de profundas convicciones batllistas, un hombre que quiso al batllismo y a la figura de su creador, don José Batlle y Ordóñez,
Cigliuti llegó  al Partido Colorado y al batllismo en plena adolescencia, en las horas difíciles de marzo de 1933, había comenzado su trayectoria política al lado de don Tomás Berreta, por quien tenía una profunda admiración, y lo más sabía adecuar el pensamiento de Batlle a los tiempos que corrían.
Fue, además un docente por vocación. Cuando dejó de ejercer la docencia formal, siguió actuando como un auténtico profesor, tal como podíamos apreciar en el diálogo personal o en la conversación íntima que manteníamos. Siempre tenía a flor de labios la enseñanza que estaba dispuesto a brindar generosamente, a cuantos tenían oportunidad de conversar con él. Por ejemplo,  en cierta oportunidad, a través de un medio de difusión,se le atributó al doctor Luis Alberto de Herrera la frase de que "En política, el que se precipita, se precipita".  Cigliuti le dijo al legislador que había la había afirmado: "Usted el otro día citó una frase que atribuyó al doctor Luis Alberto de Herrera, pero le puedo expresar en qué circunstancias fue que don José Batlle y Ordóñez le dijo a don Tomás Berreta que en política, el que se precipita, se precipita".


Finalmente el propio Dr Julio María Sanguinetti  lo enaltece como compañero de grandes luchas políticas:

“Fue nuestro compañero de luchas políticas y leal consejero en los años de la dictadura y el primer período de nuestro gobierno. Invariablemente recibíamos con agradecimiento su opinión independiente y la sagaz interpretación de cada momento político. A la distancia, lo evocamos como un arquetipo de aquel Uruguay forjado en los años cuarenta del pasado siglo, en que restañadas las divisiones de la década anterior, la sociedad uruguaya se elevaba con profunda convicción democrática y un notable afán de superarse a sí misma, en una singular expresión de la cultura cívica latinoamericana.”

Ver:
Actas del Parlamento Nacional en el homenaje  realizado con motivo de su fallecimiento.

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