La última presidencia del Partido Colorado a comienzos del Siglo XXI tuvo estas características:
Presidente: Dr.
Jorge Batlle( Montevideo, 1927-2016)
Programa dirigido a liberalizar la economía. No pudo
completarse por circunstancias adversas, entre ellas la crisis del 2002.
Economía en deterioro que incluyó la crisis económica más
profunda de la historia nacional.
Quiebre de varias instituciones bancarias que originó hostilidad
de los ahorristas con el sistema bancario y el propio gobierno.
Un panorama complejo que incluyó sequías, inundaciones,
aftosa que contribuyó a generar un escenario difícil tanto nacional como
regional.
Su política económica pragmática y de claro sentido nacional
generó una recuperación económica rápida y completa que va a favorecer al
siguiente gobierno de izquierda.
La debacle electoral del Partido Colorado que con altibajos
se mantiene hasta la actualidad.
Por la importancia de la propuesta que llevó al Partido
Colorado al triunfo veremos parte del programa resumido por el propios Dr.
Batlle en su discurso ante la Asamblea General el 1 de marzo del 2000.
“Los tiempos del mercantilismo protección comenzaron a caer y quedar atrás desde 1820, las transferencias tecnológicas de entonces, la baja abrupta de los precios y en los fletes de los transportes, las inmigraciones masivas, los flujos de capital, que por entonces y en términos des estacionados eran
mayores en aquella época que lo que aun son hoy, la inmigraciones, como decía, permitieron asistir, en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, a un mundo abierto, en el cual aun las naciones más débiles que recién nacían a la vida institucional pudieron crecer y pudieron desarrollarse. Al influjo de pueblos decididos y de gobiernos ilustres, los países de nuestra América alcanzaron, por cierto, en muchos casos, a la vanguardia del crecimiento. El Uruguay sin duda fue uno de ellos. Es recién en los últimos diez años que el mundo se ha lanzado a un nuevo ciclo de apertura y globalización, proceso sostenido y alentado por los formidables cambios científicos y tecnológicos de los que hoy somos testigos. En el Uruguay, recién a partir de 1985 y en las administraciones sucesivas del Doctor Sanguinetti primera, del Doctor Lacalle después, del Doctor Sanguinetti finalmente, comenzamos a tomar conciencia de la necesidad de incorporarnos a esta nueva realidad. Han sido 15 años de procesos difíciles, iniciados con la apertura cambiaria en la década del 70 y alcanzados, finalmente, en esta administración, a través de la reforma de la Seguridad Social, el comienzo de la reforma del Estado y el consenso de que el país sólo crece sin inflación, sin déficit fiscal y con estabilidad cambiaria. Ello está sin duda definitivamente arraigado entre nosotros. Hoy, al admitir que un tiempo ha concluido y que son importantes los logros y cambios positivos que la sociedad uruguaya ha alcanzado, reconocemos implícitamente que otros es el período que comienza. Actualmente no contamos, como entonces, con un mercado europeo abierto a nuestros productos primarios, que es notorio que América los produce en igual calidad y mejor precio que cualquier otro productor. Pero tampoco es similar hacia adentro puesto que es una -contraditio in se – no advertir que, para integrarse a un mundo globalizado, no se puede al mismo tiempo, abierto hacia afuera y cerrado hacia adentro. Las regulaciones, los monopolios, los oligopolios, las trabas en todas sus formas, los mercados protegidos, tanto a los sectores públicos como a los privados, dificultan y entorpecen la evolución de esta sociedad uruguaya. Este tema será inexorablemente el asunto central de los próximos años.En primer lugar, el gobierno central debe reordenar y
disminuir el gasto muchas veces innecesario y redundante.
En segundo lugar, las empresas públicas tienen que continuar
mejorando las condiciones de calidad y precio de sus servicios. Tanto ellas
como las empresas privads deben establecer sus objetivos, no en el mercado
nacional sino en el regional, buscando asociaciones que hoy en el mundo están a
la orden del día para consolidar, como ya se ha hecho en algún caso, su exitosa
presencia en los mercados.
En tercer lugar, otro cambio no menos importante será el
perfeccionamiento de la relación institucional del Gobierno central con las Intendencias,
en la base deñ principio de descentralización previsto en la Constitución de la
República.
En cuarto lugar, haremos todos los esfuerzos por lograr la
total transparencia y objetividad en el régimen de compras del Estado y en las concesiones
de obras y de servicios. Presentaremos un proyecto de ley conteniendo normas
que aclaren en forma definitiva los aspectos más discutibles de nuestra actual
ley de contrataciones administrativas. Pondremos a disposición de los
ciudadanos en forma electrónica la información necesaria a los efectos que
sepan fehacientemente en que gasta el Estado los ingresos de los ciudadanos y
en qué forma.
En quinto lugar, procuraremos la desregulación de todas
aquellas actividades del sector privado en las que la normativa legal o reglamentaria
hoy permite, y aun facilita, la formación de situaciones monopólicas o de
acuerdos de cartelización. Aspiramos a reducir al mínimo posible las rabas
administrativas para el ingreso de nuevas empresas a todos los sectores de la
vida económica del país, con excepción de aquellos en los cuales la ley
establece limitaciones basadas en razones de interés nacional. En particular,
se habrá de propiciar la aprobación de una ley que defienda el principio de la
libre competencia en toda la actividad económica y que prevea sanciones para
todas las formas irregulares del poder monopólico u oligopólico sobre los mercados
(…)
En Sexto lugar, procuraremos impulsar una clara separación
entre el -Estado empresario- y el -Estado regulador- que ayudará a poner reglas
claras pare el funcionamiento de los distintos mercados. (…)
Estos puntos del programa del último presidente Colorado y
reafirmados en su discurso ante la Asamblea General constituyeron el primer
lineamiento de un programa esencialmente liberal propuesto en nuestro país.
El Dr. Jorge Luis Batlle Ibáñez fue un político de brillante
inteligencia, con un carácter particular y a veces cambiante y acciones
políticas imprevisibles y contundentes. Su tesis liberal lo llevó a ser una
figura política polémica dentro del batllismo, pero de permanente referencia.
Ver:
Maiztegui Casas,
L. Orientales 5 Planeta Montevideo 2010 Pp. 475 y Ss.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.