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domingo, 7 de julio de 2013

José Bonaparte « La Factoria Historica

José Bonaparte « La Factoria Historica

El Liberalismo en el Siglo XIX uruguayo por Manuel Claps

El Liberalismo en el Siglo XIX uruguayo por Manuel Claps


Como ha dicho acertadamente López Cámara: "El liberalismo en cuanto tal no constituyó propiamente una determinada filosofía ni mucho menos un programa político concreto. Hubo, es cierto, sistemas filosóficos de raigambre netamente liberal y diversos proyectos políticos de la misma inspiración y hasta hubo determinados sistemas filosóficos que tuvieron traducciones políticas programáticas. pero el liberalismo fue algo más que todo eso: fue por así decir, la atmósfera general, el ambiente, el clima ideológico en que se nutrieron no sólo todos esos programas políticos y filosofías; sino aun en la ética personal y la conducta doméstica de cada individuo. El liberalismo fue el marco y el común denominador de todo el mundo moderno; fue el sustrato de todo pensamiento, de toda conducta, de todo interés. Fue en suma el espíritu social y político en el que los valores se vieron supeditados, como nunca, a condiciones bien concretas y contingentes" El liberalismo según el mismo autor es la filosofía de determinado grupo social, es decir, de la burguesía, filosofía que esta clase universaliza, imponiendo de este modo una ideología dela que en alguna medida aun somos tributarios. Por eso el espíritu liberal no puede ser separado de una determinada organización social, de una praxis concreta.
Teniendo como noción central la libertad, querrá ejercerla en los distintos niveles de al vida social: político, económico, religioso. Su trasfondo filosófico puede ser tanto el espiritualismo racionalista como el positivismo spenceriano. Insistirá sobre la idea y los derechos del individuo, sobre el progreso conseguido por la evolución y la reforma, creerá en la bondad natural del hombre o en su egoísmo esencial, tenderá a la secularización de las actividades sociales, y promoverá el laicismo en cuestiones de enseñanza. Pero todos estos conceptos se estructuran de diversa manera según las circunstancias históricas a las que se aplican.
Como ideología de la burguesía presenta su mismo rostro. Su tiempo revolucionario y su tiempo conservador. Reflejará sus mismas contradicciones. Tiene una gran maleabilidad, que le permite adaptarse a las situaciones por las que atraviesa, antes de llegar a su decadencia. Y al estudiarlo en su funcionamiento en latinoamérica el problema se complica más pues debe funcionar en una realidad distinta a la que le diera nacimiento. Si aquí no fue monárquico, estuvo a punto de serlo. Fue en cambio profundamente antidemocrático, en el sentido que hoy le damos a esa palabra. Entre nosotros la palabra liberalismo connota dentro del ámbito general de su significación, en los primeros tiempos: liberalismo político. Pero también liberalismo económico, tal como querían las potencias expoliadoras de ese entonces. En la década del setenta al ochenta acentuará su nota de liberalismo religioso, conservando los otros. Será principalmente  anticlerical y anti católico, carácter que conservará hasta nuestros días. En los primeros años del siglo XX se irá escindiendo en dos formas: el viejo liberalismo clásico del "laissez faire" y el neoliberalismo que preconizará la intervención estatal y cuya manifestación será entre nosotros el batllismo, preponderadamente democrático y anticlerical. Mientras las tendencias liberales conservadoras se aferran a la libre empresa y quieren mantener una democracia censitaria, aliándose a los grupos religiosos y rurales. En la heterogénea tradición nuestra se mezclan las más diversas corrientes doctrinarias del liberalismo. Liberales fueron los hombres de nuestra independencia, los redactores de la Constitución de 1830, los principistas, la generación del Ateneo y Batlle. Pero también lo fueron los hombres de negocios y los estancieros, los fundadores de la Asociación Rural y del Banco Comercial. Debemos distinguir el "liberalismo doctrinario" de la praxis liberal que es mucho más amplia. Sus representantes fueron periodistas y profesores de Derecho, pero también ministros de gobierno, abogados de compañías extranjeras y de grandes propietarios. Es el sentido meta ideológico de las ideas  lo que importa mostrar, ver como funcionaban dentro de la realidad nacional. Hemos nacido bajo su signo. Desde los movimientos ideológicos que prepararon el camino hacia nuestra independencia política formal hasta las primeras manifestaciones jurídicas. Quizás más que ningún país de Hispanoamérica la mentalidad nacional fue configurada por el liberalismo. Hasta nuestro catolicismo  es de predominancia liberal tanto en la iglesia- salvo en el interregno de Vera y Soler- como los laicos. Desde el viejo catolicismo masón hasta Dardo Regules y Gustavo Gallinal.

Ver. Enciclopedia Uruguaya Nr.27 Pp. 27 - 28

Las Sociedades Literarias, Prudencio Vázquez y Vega y el jóven Batlle en 1875. Por Luis Victor Anastasía.

Las Sociedades Literarias, Prudencio Vázquez y Vega y el jóven Batlle en 1875. Por Luis Victor Anastasía.


En la primera conferencia que se conoce de Prudencio Vázquez y Vega, "Las Sociedades Literarias", publicada en el periódico fundado por Teófilo Daniel Gil, "La voz de la Juventud", encontramos presentes los temas y el estilo del autor y de la generación que logró nuclear en torno a su voz. Voz de la juventud, como el nombre del periódico en que aparecen sus primeras publicaciones de una juventud que ya en 1875 se expresaba de un modo distinto a como lo hacia la generación anterior. Estas sociedades literarias son la renovación radical de un grupo juvenil: el desarrollo de la ciencia no es independiente de la libertad; no hay progreso sin pureza cívica; no hay cultura social sin justicia.
Los violentos acontecimientos de comienzos de 1875, la ruptura de las instituciones y de la paz, que ahora se veían nuevamente sustituídas por formulas de fuerza como único medio de apuntalar el orden económico y el orden social, hicieron que, de parte de algunos jóvenes, se proclamase que el progreso, se proclamase que el progreso, aislado de la libertad y de la justicia, aislado por lo tanto del derecho, era solo llanto para la patria. El comienzo del discurso de Vázquez y Vega sobre el objetivo de las sociedades literarias marca con claridad  la afirmación de lo que niega al Estado se concentra en una práctica de fuerza del poder: "La Patria gime y llora y el progreso general sonríe. El pueblo oriental permanece enmudecido, en tanto que la ciencia se desarrolla y marcha. El ciudadano gime porque se le usurpan sus derechos; y el amigo de las sociedades científicas y literarias, corre a quemar incienso a sus altares; ved, pues, la antítesis que pone en revolución mi espíritu y agita sin cesar mi pensamiento"(...)"El Club Fraternidad no tiene más fin que el legítimo de la perfección del hombre, en este club están los principios más fecundos de la cultura social, por eso constituye el destello más brillante de la civilización progresiva del pueblo" Para Prudencio el progreso se legitima por la perfección del hombre. Las asociaciones de los hombres para el desarrollo de la ciencia no pueden prescindir de este objetivo, el único legitimante. Este es el saber animado por "los más puros principios de moralidad y de justicia", es el saber de unión del hombre consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza. Estas son las verdaderas tendencias progresivas de la época. Vanos serán los intentos despóticos por sofocarlasw, "porque la civilización avanza, porque las sociedades literarias han de proclamar siempre la justicia, la libertad y el derecho"(...)mi amor por esas sociedades es inmenso porque existe en mi alma una tendencia innata, una aspiración sublime, tendencia y aspiración que se encuentran realizadas en las sociedades como en el Club Fraternidad, en todo centro científico donde se aspire sin esfuerzo el ambiente purísimo de los conocimientos humanos"
Aquí está un sentimiento compartido por la minoría de los jóvenes que está organizándose de nuevo en las nuevas sociedades. Ciencia, amor al conocimiento y al semejante, el conocimiento identificado por la pureza del ideal de la humanidad, conciencia de totalidad para la libertad y para la justicia: estos son temas centrales constantes del pensamiento krausista que leen en traducciones del krausismo español de la década del setenta. Tengamos presente que en este Club Fraternidad del barrio La Aguada esta integrado por José Batlle y Ordóñez, con diez y ocho años, el que será, pocos años después el conductor de su generación.

Ver:
Anastasía, Luis Víctor en Vázquez y Vega, Prudencio. Estudios, selección de textos y discursos, Páginas 27 y 28, serie cuadernos. Fundación Hanns Seidel, Montevideo, mayo de 1988.