miércoles, 25 de noviembre de 2015
Las figuras batllistas que conformaron la izquierda uruguaya. Domingo Arena, Julio César Grauert, Enrique Rodriguez Fabregat.
Nuestro país en la década de 1930 se veía como ordenado,
con poca población y con paz y democracia. Se le consideraba la Suiza de
América. Los partidos mayoritarios e históricos, Blanco y Colorado compartían
el poder mediantes compromisos electorales y de participación alcanzados luego
de la Guerra Civil de 1904 y de las reformas Constitucionales- Los Partidos Socialista
y Comunista no eran perseguidos, y los anarquistas habían configurado un fuerte
sentimiento libertario-social en la visión batllista de desarrollo. Salvo en la
dictadura de Gabriel Terra en 1933 proscribió a todos los partidos de
oposición. La legislación era de las más avanzadas, anticipatoria y progresista
del continente. El ejército profesional, austero y republicano estaba sujeto al
poder civil y a la Constitución. La iglesia había perdido su batalla con el
Estado uruguayo y no interfería en ningún tema de gobierno. Ocurren varios
sucesos que van a definir el futuro ideológico del Uruguay hacia finales del
Siglo XX. La muerte de Don Pepe, la crisis económica de 1929, el advenimiento
de visiones totalitarias fascistoides y stalinistas y luego la Guerra Fría.
Tenemos múltiples ejemplos de respeto intelectual por las ideas denominadas de
izquierda en el batllismo desde la visión anarquista romántica de Don Domingo
Arena a la marxista de Julio César Grauert. El propio Arena tuvo un rol muy
fuerte en el desarrollo de visiones idelogicas de vanguardia:
Arena va a reclamar la integración de los trabajadores a
la nación, procurando que tengan las armas legales, ideológicas y culturales
para enfrentarse con los sectores conservadores terratenientes y comerciantes
de la sociedad montevideana de comienzos del siglo XX. No como un planteo de
lucha de clases, sino de reformismo ideológico y legal con el objetivo de
lograr la igualdad social.
Sostenía Arena: “ Mis hermanos de ayer, mis protegidos de
hoy” que enseñanza en una sola frase para tantos jóvenes políticos actuales.
El accionar batllista, respecto del movimiento obrero es
la clave del apoyo que los sectores populares y obrero prestan a Batlle. Los
artículos del diario El Día, los discursos parlamentarios de Domingo Arena,
están condensados en una serie de publicaciones como “Batlle y los problemas
sociales en el Uruguay” sobre el mismo dice Domingo Arena: “ Los artículos son
un caso típico de la colaboración de dos: inspirados por Batlle, escritos por mi,
corregidos por él. De los discursos puede decirse substancialmente lo
mismo. En 1913 Batlle había vinculado la
campaña en favor de sus apuntes colegialistas con el voto pro-colegiado de los
obreros, y su argumento era que los que eran socialistas en otros países debían
ser colorados en Uruguay. Era, según
Batlle, el único partido que podía realizar las mejoras de la calidad de vida
del trabajador y que la postura socialista era utópica y soñadora. Ante la
pregunta de Pedro Manini Ríos de " ¿Somos colorados o somos
socialistas?" Domingo Arena, en una entrevista realizada por el Diario
Socialista "La Vanguardia", sostuvo que "somos socialistas sin
programa". Un grupo muy inquieto de
militantes batllistas va a encontrar en las acaloradas convenciones partidarias
un marco para desarrollar sus visiones ideológicamente avanzadas, o de locos
según los conservadores de la época. Acá nos encontramos con Enrique Rodriguez
Fabregat.
Con motivo de la publicación del libro de Diego Fischer
sobre el duelo Batlle-Beltran (Qué Tupé. Batlle-Beltrán ¿Duelo o Asesinato) el
autor nombró a Enrique Rodriguez Fabregat y su libro Batlle y Ordóñez. El
Reformador como una de las biblias que debe manejar cualquier batllista. Por
eso creo que podemos realizar una aproximación a su figura, que como tantas
otras personalidades ha sido olvidada, tanto por el Partido Colorado como por
el Frente Amplio que fue fundador
En el libro Enrique Rodriguez Fabregat. Una de las caras
del siglo XX. Delia Etchegoimberry escribe sobre el libro en cuestión:
En primer lugar, el libro lleva, de la primera a la
última página el sello inconfundible del autor. Ahí estaba la historia,
demasiado reciente, demasiado intensa, historia de acción y pensamiento. No
historia del pensar reflexivo sobre las cosas, sino historia del pensar para la
acción. Y, acción fue en varios planos de la realidad fue la acción de Batlle.
Durante los años en que Fabregat nació, creció y maduró en el ambiente creado
por la acción de Batlle(...)Sobre el final de su vida crea el Comité de
Doctrina Batllista, con el que se une al Frente Amplio recién fundado. Sin
embargo vale la pena transcribir lo que en la página 295 del libro de su
autoría escribió: Batlle es el hombre de la nueva fe. Cree en el hombre del
pueblo, en el hombre de la multitud(...) creer en el hombre del pueblo, vale,
primero, como una revelación; vale, segundo, como una revolución"Pp.73.
En abril de 1929 presenta Enrique Rodriguez Fabregat un
Proyecto de Ley para crear el Consejo de Patronato de la Mujer y el Niño.
Cuenta con 68 artículos y busca sensibilizar sobre la problemática de la niñez
desamparada, abandonada y delincuente y en su exposición de motivos resalta los
siguientes aspectos:
- régimen de tutela y educación.
- organización del accionar efectivo del Estado.
- madre soltera, madre sin recursos, y, en todos los
casos, la madre abandonada por el padre de sus hijos.
-abolición de las diferencias entre hijos legítimos y
naturales.
-investigación de paternidad.
-obligaciones de los padres.
-la mujer delincuente (régimen que corresponde a su
trato)
-organización de un régimen de protección post cárcel,
para adolescentes y adultos.
-prohibición del trabajo de los menores y tutela de los
derechos de la mujer obrera.
-creación de un fondo permanente de Previsión Social.
-seguro de maternidad.
-seguro de desocupación forzosa para las mujeres que
trabajan.
Este batllista de la primera hora, fervoroso y radical
orador en las convenciones partidarias en tiempos oscuros del terrismo,
escribió hace casi un siglo proyectos que tendían a solucionar problemas casi
inexistentes en aquél entonces, pero que hoy nos golpean en cada esquina de
Montevideo.
El 9 de junio de 1927 el Ministro de Instrucción Publica,
Enrique Rodriguez Fabregat publicó un decálogo de los derechos del niño:
1) Derecho a la vida. Suma de todos los derechos por la
sola razón de haber nacido. Derecho a la casa para habitar, a la atención
materna, al reconocimiento obligatorios por el padre, con todos lo deberes que
la paternidad impone, a la supervigilancia del Estado para el desarrollo y su
prosperidad fisiológica.
2)Derecho a la Educación. Primera asistencia a los
Jardines de niños. Kindergarten, segundo ciclo: escuela primaria. Abolición del
sistema de escuelas de ciudad. Abolición de la enseñanza verbalista y libresca.
Reintegración del niño al seno de la naturaleza por medio de una escuela de
trabajo y de alegría: Parques escolares para lograr las reacciones del cuerpo y
del alma.
3) Derecho a la educación especializada.
4) Derecho a amntener y desarrollar la propia
personalidad. Estudio de las vocaciones, sistemas capaces de orientación
espiritual sin artificios que solo se puede lograr en los parques escolares.
Reconocimiento en la practica de los sistemas educacionales del derecho de ser
niño de vivir y de sentir como tal libre de la artificialidad de la
escuela-claustro y del dogma pedagógico que la informa.
5) Derecho a la nutrición completa. Derecho de la madre
de criar a su hijo. Seguro del Estado para las madres sin recursos. Servicio de
copa de leche. Instalación de merenderos escolares. Instalación de
Escuelas-refectorios para menores que trabajan antes del cumplimiento integral
de esta tabla de derechos.
6) Derecho a la asistencia económica completa. Este
derecho significa la obligatoriedad de los padres o en su defecto del Estado a
asegurar al niño la situación económica sin angustias. Derecho a la vivienda.
al vestido, a todas las oportunidades de bienestar que el trabajo del hombre
pone al servicio del progreso del mundo.
7) Derecho a la tierra. Tierra para habitar.
Reconocimiento del derecho del niño a ocupar su lugar en el mundo por la sola
razón de haber nacido. Tierra para trabajar puesta a su alcance en los Parque
Escolares, para el desarrollo de sus energías, de su impulso vital, de su
inquietud, de sus facultades de observación para aprender por sí mismos en el
vasto panorama del universo y comprender que la vida es una ley inmutable de
solidaridad en el esfuerzo creador.
8) Derecho a la consideración social. Todo para el niño.
Abolición de la distinción jurídica entre hijos legítimos e hijos naturales. El
hijo es solamente hijo. El niño tiene derecho a sus padres. Transformación de
los asilos de huérfanos y reformatorios de menores donde el sistema de Pabellón
anula la personalidad en colonias familiares de educación y de trabajo
organizadas en pequeños núcleos sociales y confiados a padres y madres que
sumen el afecto de sus hijos al de un pequeño grupo de niños sin hogar.
9) Derecho a la alegría. Reconocimiento sin reaceos de
este derecho en la vida familiar sin angustia económica, en la escuela activa
en el seno de la naturaleza, en la educación sin artificios, en la mesa con
pan, en el hogar con lumbre. Derecho al aire y a la luz, a la tierra que se
siembra, al fuego que calienta y al agua que purifica. Derecho a ser niño para
ser hombre, a formar con cuerpo sano y alma limpia los obreros de la libertad,
los arquitectos de la conciencia del mundo.
10) La suma de todos estos derechos del niño forma el
derecho integral: derecho a la vida.
De su grandeza y su observancia depende la grandeza de
los pueblos. En la salud, la alegría, la formación sin trabas de los niños para
la cultura. Para el trabajo, para la libertad y la cooperación, reposan los
valores del destino del hombre en una etapa nueva de la historia.
Este texto fue la base de los Derechos del Niño que fue
incorporado a la declaración de los derechos humanos por las Naciones Unidas:
Enrique Rodriguez Fabregat y Gabriela Mistral, fueron los redactores.
Como batllista y admirador de Don Pepe, Enrique Rodriguez
Fabregat escribió una excelente biografia de la cual tomo el siguiente
fragmento:
"José Batlle y Ordóñez por Enrique Rodriguez
Fabregat.
Hacia la Primera Presidencia.
Batlle será presidente.
En su caso, ya no se trata de una pugna entre candidatos.
Eso pertence al capítulo demasiado grande de la política demasiado menuda. En
esta ocasión es diferente. Batlle es el hombre de la nueva fe. Su presencia en
la lucha significa dos cosas nuevas, fundamentales: Batlle concreta en sí mismo
una gran esperanza no cumplida a través de 73 años de independencia. Y Batlle
cree en el hombre del pueblo, en el hombre de la multitud, en el hombre que
fuera hasta entonces apenas número en la vida nacional.
Estos dos elementos son inseparables de su
individualidad. No verlos, significa no ver a Batlle, ni interpretar su tiempo
ni comprender su obra.
Creer en el hombre del pueblo vale, primero como una
revelación; vale, segundo, como una revolución. Cuando esto se plantea y se
afirma así, viene a ocupar un lugar secundario, apenas adjetivo, apenas
circunstancial, todo lo que se reducía hasta ahora a lucha de candidatos, de
grupos solo diferenciados por las divisas de sus candidatos.
Batlle cree en el hombre del pueblo. Ese es el dogma de
su nueva fe.
La lucha, el choque, es entre este "concepto" y
lo demás; entre esta "idea" y todo lo demás; entre este elemento de
germinación y la esterilidad de los personalismos (...)¿Qué ha sido gobernar
hasta 1903? No se nos venga conque si hubo tantas vacas y se exportaron tantos
kilos. Eso es más de las vacas que de los hombres. El problema es otro. La
acción de goberanr es la que surge sustantivamente de esos elementos para
devenir como hecho social.
Hasta Batlle, la crónica de las presidencias no pasa de
las revoluciones, sus motines, sus levantamientos, las intervenciones sufridas,
los prestamos, las deudas.
Con Batlle, la crónica es la de las reformas sociales, la
de la transformación económica del país, la de su soberanía intacta, la de su
dignificación política, la del más alto nivel cultural, la de más alta estima
del ser humano. Ver. Enrique Rodriguez Fabregat. José Batlle y Ordóñez: El
Reformador.Páginas 293-294 Editorial Claridad Buenos Aires. 1940"
Nota:Enrique Rodríguez Fabregat. (11 de noviembre de 1895
- 19 de noviembre de 1976), maestro, escritor, periodista y político uruguayo.
Podemos resumir su radicalismo ideológico en una arenga en la Convención del
Partido Colorado en momentos de la dictadura de Terra.
“ La Convención del Partido declara que el pretendido
acto del 25 de junio de 1933 es nulo e inexistente, no solo en virtud de su
origen absolutamente inconstitucional sino también porque significa el más
grande atentado que puede consumarse contra la verdad del sufragio y las
libertades públicas en un pueblo que había conquistado la realidad de la
Democracia. La Convención del Partido señala el acto de 25 de junio como una
causa de deshonor que mancha para siempre a quienes lo han organizado, y
destaca que la soberanía nacional no es cómplice de la afrenta que se le ha
impuesto a la República ante propios y extraños, ante quienes lo presenciaron y
ante la historia. Puesta de pie la convención hace suyo el documento y cierra
el acto Enrique Rodriguez Fabregat diciendo: "Una sola palabra es nuestra
bandera: Revolución en nombre de la libertad"
Julio César Grauert.
Julio Cesar Grauert fue miembro de la Junta Departamental
y presidente de la misma en el año 1927 con 25 años. En 1928 fue electo
diputado nacional siendo reelecto en el siguiente período con su propia
agrupación "Principismo Batllista AVANZAR". Proyectó y llevó adelante
el seguro de desempleo, el seguro de maternidad y trabajó mucho por el
magisterio. Planteó otros proyectos en defensa de los obreros y de los
explotados del campo que no pudo concretar por la disolución de las cámaras
hecha por el Terrismo. Su personalidad se caracterizó en ser aséptico a todo lo
material. Marcó una línea radical cercana al marxismo pero indudablemente
radical batllista. Como lo recuerda Hierro Gambardella:
(...)Muchos habían sido sus amigos y lo querían; otros lo
estimaban por sus libros, sus artículos, sus discursos. Pero otros más, que
seguramente eran la mayoría de aquel pueblo dolido, solo sabían que había
muerto. Y que desde ese momento, por haber caído como cayó, había nacido entre
todos. Fue por eso, que con gravedad levantaron en sus hombros el feretro y lo
llevaron en combate, entre sablazos que lastimaron la caja mortuoria y, a la vez,
el alma de la República.
Filósofos, poetas, pensadores, han vibrado mucho y muy
intensamente sobre una categpría estremecedora: La inmortalidad. Por lo menos
desde el Renacimiento, con la floración de la conciencia individual y su
auto-limitación de ente perecedero, se ha pensado que es el supremo tributo
para las más altas potencias del ser humano. Es el pago que se ofrece por
cuanto dan los héroes y los genios; y a la vez, la esperanza superior que puden
acariciar quienes no tienen otras.
Los que vivimos aquellas jornadas de estupor tuvimos, no
obstante, un privilegio superior; sentimos que para aquel muerto nacía la
inmortalidad y nacía de nosotros, se depositaba en nuestro espíritu para crecer
desde él a lso tiempos de la República.
Ya Grauert no sería el abogado, el publicista, el
político supremamente desinteresado que ejemplificó con una vida austera el
servicio de sus ideas. El nimbo del martirologio cubrirá para siempre la
dimensión de su persona. Y si aquél pueblo había crado una inmortalidad era porque
Grauert era también inmortal.(...) En la madrugada de julio de 1930 un grupo de
estudiantes universitarios de distintas facultades reclamaban en la Facultad de
Derecho reformas que estaban planteadas desde mucho tiempo atrás. Los
estudianes izaban en cestas los alimentos y bebidas que simpatizantes hacían
llegar a la facultad pero rodeados por Policías y Bomberos. En la tarde la
Cámara de Representantes votaba una investigación, mientras el diputado Julio
César Grauert hacía llegar por altavoces los avances de una negociación exitosa
que determinaba la evacuación de la Unoversidad sin represalias con la promesa
de una reforma universitaria. En el viejo café "Sportman" en la
esquina de Andes y Mercedes había una rueda de batllistas radicales, Con Grauert
y Rodriguez Fabregat a la cabeza, tambien estaba Zavala Muniz. Cuenta Aldo
Ciasullo que el 1 de abril de 1933 que la casa de sus padres en la calle
Bonpland, Washington Fernández traería a tres refugiados de la dictadura y
perseguidos en consecuencia: Justino Zavala Muniz, Antonio Fusco y Julio Cesar
Grauert. Esa noche y durante toda la jornada siguiente se realizan las
reuniones de dirigentes batllistas a los que se suman: Edmundo Castillo,
Antonio Rubio, Enrique Rodriguez Fabregat, Andrés Martinez Trueba, Luis Batlle
Berres y Luis Abdala. 48 horas después el inusual movimiento en esa casa de
familia determinó el allanamiento policial sin conseuencias porque habían
decidido cambiar de sitio de reunión. En octubre de 1933 debido al 4to.
aniversario de la muerte de Batlle, el Partido Colorado decidió honrar su
memoria con actos públicos en todo el país, los que deberían realizarse en
locales cerrados debidos a los requerimientos de las autoridades. La delegación
que fue a Minas estaba integrada por Pablo Minelli, Juan F. Guichon, Julio
César Grauert. Federico Capurro, María Navarra y Carlos Massiotti. El 23 de
Octubre en el teatro "Escudero" el acto logró enfervorizar a la gente
que acompaño a la delegación en caravana hasta las afueras de la ciudad de
Minas, fue el último acto de Grauert.Son interceptados a las afueras de
Mosquitos y baleados. Mal atendido lo trasladaron al Hospital Militar, donde
murió gangrenado el 26 de octubre con sólo 30 años, dejando huérfanas a 2 niñas
de 5 y 6 años. Y un camino que se debe recorrer para que el retorno del
batllismo sea una realidad.
A finales de los 50, luego del efímero y exitoso proceso
de industrialización el desarrollo político de la mano del estancamiento
económico naufraga en una de las más
profundas crisis de la Historia
nacional, involucrando aspectos económicos, sociales y políticos. Era innegable que el modelo de desarrollo se
había agotado que cada año el Uruguay exportaba menos y que a su vez los
productos tenían menor valor en el mercado. Imposible ecuación en un sistema
industrial que dependía de insumos casi en su totalidad importados. Se
utilizaban reservas para equilibrar la economía y debido a la demanda de una
sociedad habituada a consumos culturales y de confort creciente exigía surge la
inflación que entre 1958 y 1959 fue del 20%.
Esta crisis inicia lentamente una conflictividad social,
impensada en una sociedad de clases medias urbanas y con perfil pacato y
conformista. Es el momento del movimiento estudiantil que pelean por la
aprobación de la Ley Orgánica Universitaria. Las manifestaciones estudiantiles
y la represión policial era cada vez más frecuentes. Para el Partido Colorado
el temido ascenso de los nacionalista al poder generaba inquietud. En la
intelectualidad lo más trascendente fue el surgimiento muy vigoroso del
movimiento ruralista y en en los análisis sobre el mismo se oscilaba entre
quienes lo veían como el fascismo criollo y el despertar del Uruguay real
adormecido por la visión netamente urbana del batllismo. Luego de la elección el
principal dirigente blanco Luis Alberto de Herrera rompe la alianza con Benito
Nardone generando una fractura del sector mayoritario.
Instalado el gobierno comienza a introducir cambios en la
economía y en el rol del Estado, tratando de limitar su accionar al máximo.
Eran las posturas y recetas del FMI (Fondo Monetario Internacio nal) que
Uruguay integraba desde 1947 pero que hasta ese entonces nunca había aceptado
sus directivas. La tesis económica del momento impulsada desde el FMI y
aceptada a rajatabla por el nuevo gobierno sostenía que la libre empresa y la
apertura económica hacia un liberalismo abierto enfrentaría con firmeza la
inflación que era un exceso de demanda de los asalariados.
Ya el 24 de abril de 1959 se decreta el alza de los tipos
de cambio para la mayoría de las importaciones y sobre finales del año se envía
el proyecto de ley que modificaba todo el sistema cambiario: La Reforma
Cambiaria y Monetaria impulsada por el Ministro Juan Eduardo Azzini, en la cual
le daba grandes potestades al Poder Ejecutivo para adoptar medidas de política
económica sin el pasaje de las mismas por el Parlamento Nacional. Curiosa ley
en la cual presenta aspectos de liberalización de la venta de moneda extranjera
y del comercio exterior, se establecía la obligatoriedad de vender al Banco de
la República la moneda extranjera producto de las importaciones y se facultaba
al Poder Ejecutivo la posibilidad de prohibir por seis meses que se podían
prorrogar por otros seis meses las importaciones consideradas prescindibles.
También incluía una serie de detracciones a las exportaciones una especie de
impuesto con el objetivo de evitar los empujes inflacionarios. El batllismo
inició una feroz batalla en el Parlamento para limitar los alcances de esta ley
logrando algunas limitaciones sobretodo en el alcance del Poder Ejecutivo .
Votada la Ley surge en ella la primera "Carta Intención " con el FMI
en la cual se solicitaban los primeros U$S 80 millones, como contrapartida el
Uruguay se comprometía a reducir los créditos internos para reducir la
inflación y una serie de puntos como tarifas aduaneras pero ninguna referencia
a los salarios. Durante el Gobierno se realizarán dos cartas más. En realidad
el inicio de esta política no fue auspicioso debido a circunstancia que se presentaron:
las inundaciones de 1959, la sequía de 1960 que sumadas a una plaga de
langostas tuvieron graves consecuencias en la producción agropecuaria y el
colapso de la producción hidroeléctrica. También hubo grandes reclamos
sociales.
Los reclamos sociales y la Unidad Sindical.
La aplicación de la política económica aceleró el proceso
de unidad que estaba desarrollando a nivel sindical. Ya desde mediados de 1950,
simultáneo con los primeros aspectos visibles de la crisis el movimiento
sindical comienza un proceso de unidad. Este proceso era complejo debido a los
grandes enfrentamientos y luchas entre sectores desde los orígenes mismos del
sindicalismo donde se discutía posturas distintas, algunas inmediatas y otras y
otras bases para cambios profundos en la sociedad. Se establece en 1955 una
Comisión Coordinadora pro Central Unica y en mayo de 1959 una Asamblea
Consultiva sobre Central única. En forma simultánea una definición política
clara anti fondomonetarista. La crisis económica trajo paralización industrial,
inflación aceleran el proceso y en junio de 1961 se acoró establecer una
Central de Trabajadores del Uruguay tratando de separarse de cualquier
dogmatismo.
El Estado y el conflicto ideológico de la Guerra Fría.
Luis Batlle Berres siempre se jactó de que en Uruguay el
Comunismo actuando en total libertad había perdido caudal electoral. Nuestro
país fue el único país de América Latina en el cual el Partido Comunista actuó
libremente y legalmente durante la escalada más dura de la misma. Esto cambió rotundamente
durante el gobierno blanco el cual simultáneamente a la Revolución Cubana
triunfante cominza a sobrevolar un anticomunismo creciente. A esto se debe
sumar la Visita que hace el Presidente de los Estados Unidos General Dwight
Eisenhower en marzo de 1960. Luego de esto comienzan acciones anticomunistas en
el Uruguay, represión policial a las manifestaciones sindicales, surgen varios
sindicatos amarillistas. Se producen los primero muertos, el má sonado el del
prof. Arbelio Ramirez luego del discurso de Ernesto "che" Guevara en
el paraninfo de la Universidad. Había políticos involucrados en la escalada
anticomunista, Benito Nardone que fue presidente del Consejo en 1960 era uno de
los más activos aunque también existían intervenciones directas de la CIA. Una
oficina estaba establecida en Montevideo y su director E. Howard Hunt relata
sus actividades en "Memorias de un Espía" su autobiografía. Luis
Batlle se enfrenta a la postura de Nardone y este lo define como
"Comunista Chapa 15".
Ver:
Demasi, Carlos. El preambulo. Los años 60 en El Uruguay
de la dictadura.EBO. Montevideo 2004. Pág 7 -14
Ciausullo, Aldo L. Evocación de Grauert. Opinar.
Montevideo, Jueves 22 de octubre de 1981
Hierro Gambardella,L.No dejaremos que Grauert muera.
Opinar Montevideo, Jueves 29 de octubre de 1981
Enrique Rodríguez Fabregat: pueblo, multitud, revolución.
Editorial Claridad Buenos Aires 1948.
El rol del batllismo en la izquierda uruguaya. Aproximación.
La
noticia largamente esperada y seguida paso a paso del triunfo de la Revolución
Cubana, el primero de enero de 1959 no logró ser titular en la mayoría de los
periódicos latinoamericanos debido que la caída del régimen del dictador
Fulgencio Batista se produjo en la madrugada. El gobierno norteamericano y su
sistema de alianzas contra la postura ideológica soviética durante la Guerra
Fría no había estado ajeno a este proceso y la noticia de la caída de Batista
causó desconcierto sobretodo debido a su promesa de que resistiría el
alzamiento guerrilleo. El New York Times, editorializaba que al gobierno de
Eisenhower no le molestaba mucho la situación debido a que la relación con
Batista se había enfriado mucho por sus excesos y corrupcción pero que lo preocupaba
po que podía suceder después. No podemos negar que el inicio revolucionario en
Cuba fue una empresa, en el sentido literal, de libertad que paradójicamente se
convietiendo en un concepto opuesto visto desde el ya avanzado Siglo XXI. La
libertad, la búsqueda de pluralismo y el nuevo paradigma se fue convirtiendo en
la apología del caudillo casi en una visión colonial. Pero el desarrollo de la
izquierda latinoamericana no fue homogéneo, ni lineal, ni lógico, la izquierda
en América Latina son muchas izquierdas con paradigmas, matrices, táctica y
estrategias diferentes, con aspectos ideológicos y culturales que se van
enlanzando y vinculando en el desarrollo histórico. Siendo groseramente breve
podemos decir que en América Latina los principaels vectores de la izquierda
fueon el populismo, nacionalista anti oligárquico y de cercanía con el pueblo
articulado con una suerte de líder mesiánico, y el comunismo con la utopía de
la lucha de clases para llegar a una sociedad sin diferencias sociales.
¿En el
Uruguay que ocurría.?
La
inmigración masiva, a fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX,
introdujo nuevos intereses en Montevideo, trasaladan a nuestro país
instituciones e ideologías de base social, que empezaron a entrecruzarse con
las fidelidades partidarias tradicionales que hasta entonces no habían tenido
una base social homogénea. Las organizaciones obreras se fortalecieron a partir
de 1895 y el descontento laboral se intensificó durante la década de rápido
crecimiento que precedió a la Primera Guerra Mundial provocando alarma entre
los sectores empresarios más poderosos. Los partidos políticos tradicionales,
tan mal equipados para registrar y articular los nuevos reclamos se sintieron
igualmente amenazados por la militancia de los obreros. La respuesta de Batlle
fue elevar al Estado y con él al sistema político al plano de una benevolente
neutralidad desde la que se podía mediar en los conflictos sociales que se
convirtiese en un peligro para el orden que el Estado quería salvaguardar. Las
leyes consagraron una aspiración primaria del movimiento obrero, la jornada de
8 horas, en 1915. Posteriores actos legislativos fueron anticipando los
reclamos laborales y, de esa manera, los viejos partidos políticos se
fortalecieron a expensas del movimiento sindical y, más aún, de la eventual
temática de los partidos de izquierda. Mientras los clubes políticos cumplían
el rol de agentes para la integración de los inmigrantes montevideanos, la
aprobación de leyes sobre pensiones a la vejez, jubilaciones, descanso semanal
para los trabajadores, seguros de accidentes de trabajo y salarios mínimos
consolidaba la lealtad de los trabajadores al aparato estatal que los protegía.
La legislación era el precio que debían pagar los pequeños industriales en
ascenso por la estabilidad política y social. La ideología del batllismo fue,
fundamentalmente, una ideología de clase media. Aunque ningún sector social fue
excluido de la alianza batllista, los mejor representados fueron el de la
pequeña industria y el de los empleados públicos y privados. Un sentimiento
igualitario combinado con la defensa de la propiedad, la creencia en el valor
de la movilidad social manifestada a través del apoyo a la educación y a la
igualdad de oportunidades y la afirmación del Estado por encima de los
intereses de las distintas clases sociales, fueron rasgos característicos de la
temática del movimiento. La política batllista consistía, entonces, en mantener
mediante concesiones el equilibrio entre fuerzas sociales eminentemente
antagónicas, mientras conservaba y fortalecía la independencia del sistema
político a través de su capacidad de mediar entre ellas. Había entonces en
nuestro país un gran avance sobre los postulados que la izquierda
latinoamericana tenía como objetivos.
En la
década de 1950 se habían reconfigurado las hegemonías mundiales del mundo
capitalista y la inserción mundial del Uruguay no será la misma que la que se
llevó adelante durante el período del priemer batllismo liderado por Don Pepe.
Sin embargo las semejanzas del discurso son múltiples: la afirmación liberal
con proyección social y socializante, un Estado reformista, que no sustituyera
la iniciativa privada pero que permitiera articular los intereses del capital y
del trabajo; las políticas públicas anticipatorias de las necesidades sociales
y que cortaran de raíz cualquier trasnochada revolucionaria y por sobretodas
las cosas la promoción del desarrollo industrial como factor estratégico de
desarrollo económico para lograr el ideal batllista de la justa redistribución de
la riqueza.
El
Estado vio consolidada su participación directa en la economía monopolizando
casi todos los servicios públicos. En 1948 se crea el Instituto Nacional de
Colonización con una fuerte oposición de los ganaderos. En resumen generó una
prosperidad económica con una visión del "sueño uruguayo" con un
fuerte incremento del Estado que se convierte en el gran empleador y con
políticas sociales muy audaces para su tiempo.
¿El
batllismo está en el Frente Amplio?
Hay una
profunda tradición de izquierda dentro de los partidos tradicionales que poco
se habla por distintas razones. EL proceso de formación del Frente Amplio fue,
entre varios aspectos, legitimar la vieja tradición de izquierda que el país se
había dado desde el primer batllismo, reivindica a Grauert, a Batlle, a Brum, a
Arena, pero además en los hechos estuvieron los militantes batllistas junto a
los sectores de izquierda en la lucha contra el nazismo, contra el facismo en
el apoyo a la Revolución Española Peleado por Guatemala de Jacobo Arbenz y el
apoyo inicial a la Revolución Cubana. La lucha ideológica en el marco de la
Guerra Fría dentro del Partido Colorado se da fundamentalmente luego de la
muerte de Luis Batlle. El Dr. Jorge Batlle, y con algunos otros sectores,
claramente el sector mayoritario del Partido Colorado se vuelca hacia el Fondo
Monetario. En este aspecto los sectores populares y tradicionales batllistas
llevan al triunfo al Gral. Oscar Gestido como presidente. La presidencia de
Gestido fue corta pero, sin saberlo, fue en definitiva el triunfo de los
sectores medios del Partido Colorado que llegaron al poder que querían entre
otras cosas seguridad, estabilidad, y austeridad. En el primer período de Jorge
Pacheco Areco se consolida una visión económica que se aleja de los sectores
populares e inmediatamente comienza la aplicación de las políticas
fondomentaristas que en un esfuerzo extremo para contener la inflación se
procede a la congelación de precios y salarios y ante las crecientes
manifestaciónes sociales y la guerrilla atacando al Estado aplicación de las
medidas prontas de seguridad previstas en la Constitución. Esto implicó el
comienzo de la separación de los sectores batllistas del gobierno y del Partido
Colorado. En ese marco renuncian: Zelmar Michelini, Flores Mora, Vasconcellos,
que había sido el último que intentó la aplicación de una política no
fondomentarista y también renuncia Alba Roballo.
Ver:
Nieto,
Clara. El Intervencionismo de EE.UU en América Latina. Debate, 1998.
Introducción.
Pipitoni,Ugo.
La Esperanza y el Delirio, Taurus, 2015. Páginas 11-25.
Finch,
H. Historia Económica del Uruguay Contemporáneo. EBO. 1870-2000-
domingo, 22 de noviembre de 2015
El cambio en paz y los cambios fundamentales del Uruguay post-dictadura 1985-1986.
El balance
de los dos primeros años del gobierno batllista liderado por los Drs. Julio
María Sanguinetti y Enrique Tarigo
fueron muy complejos pero fecundos. Fue la consolidación de un tiempo nuevo y
el desarrollo de una Democracia real de verdadero perfil socialdemócrata.
Se reactivó
la industria manufacturera la cual registró un crecimiento del 11.2%. Y se
dirigía fundamentalmente al consumo interno. Se produce una reactivación muy
alta, cercana al 90% en la producción de aceites, maltas, electrodomésticos y
cervezas. En otros rubros como sustancias químicas, plaguicidas, confituras,
pinturas minerales los guarismos oscilaron entre un 20% y un 50%.
Se controló
la inflación, la contención lograda en el año 1985 permitió que la inflación se
mantuviese por debajo del 100% anual alcanzando un 83% en 1985. En tanto en
1986 se logró alcanzar el 70%.
Se recuperó
la confianza del inversionista, las fugas de capitales bajaron prácticamente a
cero en 1986 y en 1985 se había logrado un ingreso de capitales de 227 millones
de U$S. En tanto que en 1986 se logró la cifra de 250 millones de U$S.
Las
exportaciones en 1986 aumentaron un 23 % en relación a 1985 llegando a
sobrepasar al final del período la cifra de mil millones de U$S. Esto se debió,
en parte, al crecimiento de un 140% de aumento de la cantidad de carne
exportada. Los precios promedio mejoran un 15% siendo los principales destinos
el Brasil y la C.E.E. hoy Unión Europea.
En lo
referente al endeudamiento interno- créditos impagos por empresas nacionales-
se aprobó una serie de regímenes de consolidación y facilidades de pago de
deudas fiscales y de la seguridad social. Se aprobó además una refinanciación
para empresas que trabajan en el sector agropecuario, industrial, comercial, o
de servicios, con el sistema bancario.
En lo
referente a la deuda externa en 1985 el Uruguay debía hacer frente a obligaciones
muy importantes con vencimientos que se concentraban entre ese año y 1989, lo
cual asfixiaba la economía nacional por el peso de los pagos al exterior. Se
refinanció la deuda externa y se estableció un programa económico-financiero
para evitar que el crecimiento del producto del país se viera afectado. Se
obtuvo un plazo de pago de 12 años con tres años iniciales de gracia- es decir
sin pago de obligaciones-lo que alivió la presión sobre la economía.
Se recuperó
el prestigio internacional utilizando la diplomacia directa y al más alto nivel
como instrumento para la apertura de mercados. El Dr. Sanguinetti visitó 10 países entre 1985 y 1986, buscan
afirmar la relaciones políticas y económicas, culturales y científicas siempre
acompañado por representantes de todos los Partido Políticos, dando carácter de
política de Estado a la que se desarrollaba en el plano internacional. La
política llevada adelante por el Gobierno batllista fue netamente
integracionista. Con Brasil el comercio aumentó un 40% y con Argentina se
duplicó.
Todos los
delitos subversivos fueron agraciados
por una ley de amnistía enviada al Parlamento, pero esto inició un debate que
todavía padecemos. Los destituídos durante el régimen de facto también fueron
amparados por una iniciativa enviada por el gobierno mediante la cual se
reparaban todos los actos administrativos. Se reconoció el derecho a la
reposición, a la reconstrucción de la carrera administrativa interrumpida o un
trámite jubilatorio que computara los años perdidos.
En marzo de 1985
el presupuesto destinado a la educación alcanzaba solo el 25.1% del gasto
nacional llegando al 35,5% al año siguiente. En las inversiones para
infraestructura educativa se crece un 20%, Se reducen los gastos en Interior y
en Defensa, ambos presupuestas incluían un 46% del gatos público, al año
siguiente se bajó al 35% y al final del periodo alcanzó el 29%.
Se recuperó
el salario lentamente un 8% y un 22% en relación a 1983. Las retribuciones de
retiro empezaron una lenta recuperación por ejemplo las pensiones a la vejez
pasaron de $ 860 en 1984 a $2.600 en 1985 . El Instituto Nacional de
Alimentación atendió a 25.000. Se dio asistencia alimentaria a 130 mil
escolares.
El nuevo gobierno democrático liderado por los
doctores Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo, electos por el voto popular
y un Parlamento también totalmente
libre, tenía por delante muchos problemas y una asignatura pendiente compleja y
difícil: restablecimiento de la paz, vigencia total y absoluta de los Derechos
Humanos y reparar todas las situaciones
injustas llevadas adelante por la administración militar con más de una década
de avasallamiento del estado de derecho.
El discurso
electoral, devenido en un aspecto cuasi filosófico de salida de la dictadura:
"El cambio en paz" se materializa
en el informe enviado a la Asamblea General el 15 de febrero de 1990 a
modo de balance del gobierno realizado:
" A lo
largo de este periodo la paz ha sido para el gobierno su más constante
proyecto, como sustento imprescindible de la reconstrucción democrática. Esta
no era posible en el enfrentamiento: hubiera naufragado si en la sociedad
hubiera comenzado el empleo de la violencia o bien la confrontación hubiera
amenazado los márgenes imprescindibles de la gobernabilidad. Naturalmente, en
este propósito el gobierno ha estado acompañado por el propio pueblo. Solo un
consenso muy generalizado ha permitido esta convivencia. En el Uruguay vivimos
estos años (1985-1990) todos quienes participamos en las confrontaciones del
pasado, sea del medio político, sindical, militar o subversivo, a título
personal, salió a ejercer la venganza o a satisfacer violentamente un ánimo
revanchista"
La primera
presidencia del Dr. Sanguinetti tiene algunos aspectos destacables:
1) Plena
restauración de las libertades democráticas.
2) Libertad
a los presos políticos.
3) Política
de favorecer el retorno de exiliados.
4)
Recomposición de las carreras laborales de los Funcionarios Públicos.
5) La
compleja ley denominada " Ley de caducidad de la pretensión punitiva del
Estado"
6) La plena
vigencia de la Constitución de 1967.
7) La opción
del MLN-Tupamaros en la acción política integrada al Frente Amplio.
El 28 de febrero de 1990 el Dr. Sanguinetti a
modo de despedida sostenía en Cadena de radio y televisión; " Hemos hecho todo el bien que pudimos. Nunca
procuramos el mal de nadie, aunque podamos habernos equivocado muchas veces;
pero sobretodo hemos evitado muchos males(...) Les digo especialmente a los
jóvenes que vivan la emoción de este cambio en paz, tan distinto a la sangre
que han tenido que regar los jóvenes de Europa del Este para salir de las
dictaduras marxistas-leninistas(...) Me despido, sin nostalgia ni cansancio, me
despido, pero no me voy"( Maiztegui, L. Orientales 5, 2010 Pág. 150) .
Ver:
Reflexiones del Batllismo. Número 4, páginas
3-5- Montevideo, marzo de 1987.
Maiztegui, L. Orientales 5, 2010 Pág. 150
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