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domingo, 12 de junio de 2016

La descomposición del proyecto batllista: 1962-1967.



Resulta muy claro argumentar que en las elecciones de 1962 los Partidos Tradicionales se enfrentaron con sus  propias discrepancias y fraccionamientos. En el Partido Colorado el grupo del diario “ El Día” promueve la candidatura del retirado general Oscar Diego Gestido fundamentando la elección en su categoría de “ hombre honesto y probo administrador”. La lista de Luis Batlle, la 15, mantenía su programa político basado en el proteccionismo, reorganización financiera, industrialización desarrollo del agro y el comercio, en definitiva una receta que no pudo superar la crisis económica y el estancamiento post Guerra d Corea. También se produce la escisión de integrantes de la lista 15 , Michelini y Batalla, y de la lista 14, Renan Rodriguez y Enrique Martínez Moreno, formaron la lista 99. El objetivo era debatir el Colegiado y aggiornar al batllismo.  Tulio Halperin Dongi había escrito décadas atrás que “ el batllismo no tenía programa sino para tiempos de prosperidad”. Don Pepe vivió en un tiempo de relativa prosperidad, la crisis de 1913 fue un punto fuerte, pero Luis Batlle se enfrentó a duras condiciones económicas, ideológicas y sociales en el marco de la Guerra Fría y  la dura derrota electoral de 1958. Desde el llano el batllismo se vio en figurillas para mantener unidad y cohesión en un marco difícil.  La sociedad uruguaya vivía procesos de cambios bastante profundos que encuentra la propuesta batllista fragmentada y enfrentada. Sin embargo el batllismo  quincista tuvo buena votación en Montevideo lo que complicó mucho el accionar de colegiado. A esto le debemos agrega la muerte de varios líderes políticos trascendentes en el momento:  Benito Nardone en marzo, Luis Batlle Berres y Daniel Fernández Crespo en julio. Esta situación dejó la situación en manos de los caudillos menores y contribuyó a fragmentar todavía más el espectro partidario general. El ruralismo trataba de mantener influencia pero la muerte de Benito Nardone marcó el final orgánico del grupo.  Aunque siguió el proceso de participación a partir de allí más gremial que político, las figuras principales a partir de allí fueron Juan José Gari, Juan Maria Bordaberry y Benito Medero.

El otro problema serio es la influencia de la Guerra Fría, la Revolución Cubana y el accionar de la CIA en Uruguay. Un anticomunismo creciente comenzó a manifestarse a comienzos de los años 60. El 25 de mayo de 1961 un proyecto de Ley enviado al Consejo Nacional de Gobierno titulado “ Ley de Defensa de las bases de la  nacionalidad y de los derechos individuales” varios importantes juristas del momento proponían revitalizar  normas transitorias del periodo de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de restablecer “disposiciones represivas” con el objetivo de llenar vacíos de poder frente al accionar subversivo que  atentaba contra las bases mismas de la nación. En la nota adjunta al proyecto los firmantes ubicaban el origen del proyecto en unos ofrecimientos que se habían elevado anteriormente  al Consejero Benito Nardone. Paralelamente una organización de padres demócratas denunciaban que en la Enseñanza Secundaria estaba actuando el Comunismo con mucha fuerza. Surge acá la idea de que para integrar la administración pública se debía brindar una notoria filiación democrática y que se debía utilizar los medios de comunicación respetuosos de la democracia, entre ellos El Día, El País, El Plata, La Mañana y el Diario Rural que mostraran la realidad de la vida en el mundo soviético. Es en este momento que el Consejero por la minoría colorada y representando a la lista 14 César Batlle Pacheco consideró como insuficiente un simple planteamiento de fe democrática y propone afirmarlo con  “atención sobre los profesores comunistas(…) denunciándolos con nombre y apellido con el objetivo de logra algo concreto” y terminando su intervención con un lapidario “ hay que eliminar a los comunistas”. En 1962 luego de una serie de incidentes violentos, a mediados del mes de julio, Benito Nardone atribuyó la responsabilidad a los comunistas argumentando que “ el propósito de atentar a nuestras instituciones viene de organizaciones foráneas” y culmina sugiriendo la ilegalidad del Partido Comunista sosteniendo: “ Al comunismo lo tenemos que combatir de todos modos. Hay que ve las libertades que goza (…) y les permitimos calificaciones contra nosotros que las toleramos en nombre de la libertad y el hecho de que las toleremos no quiere decir que las admitamos” Los Consejeros de la minoría no apoyaron la propuesta, Héctor Grauert consideró peligrosa y de dudosa legalidad la propuesta y que podría servir como excusa para cualquier tipo de excesos. Y en esa misma línea de pensamiento el Consejero Amilcar Vasconcellos sostuvo: “ (…)la lista 15, es un sector denominado Chapa 15 comunista, como es notorio, por algún locutor, con esas apreciaciones se puede llegar a cualquier extremo y a cualquier parte. Las normas legales deben proteger y se debe reglamentar la filiación política, pero, una presunción de no pertenecer al sistema democrático representativo me parece llevarlo más allá de lo que la Constitución permite” a estos conceptos Grauert agregó: “ (…) también se nos llamó comunistas chapa 15 por la radio del Consejero Nardone y también cuando defendimos la República Española . Digo estas palabras al margen de toda posición política, de blancos o colorados porque también a varios se los tildó de nazistas, falangistas, etc. (…)no debería ser tipificados como una causal de cesantía en la función pública” El proyecto salió sin el apoyo de la minoría batllista. Circunstancia que sería moneda común desde este momento histórico. La Reforma Constitucional marcará el fin del proyecto batllista progresista y radical en lo social. Resulta interesante ver la afirmación del joven Dr. Jorge Batlle cuando se planteó el tema de la reforma constitucional que baja definitivamente el principal proyecto de Don Pepe: “ Es preciso reencontrar una formula institucional para el Poder Ejecutivo que evite dos grandes males que la experiencia histórica viene señalando: un Ejecutivo fuerte y arbitrario o un Consejo irresponsable” Al decir del Dr. Gerardo Caetano el Dr. Jorge Batlle hizo una suerte de parricidio político como forma de aggiornamiento  que él veía como viable y necesario. La realidad es que el empuje desbatllistizador iniciado por por el Cr.  Azzini desde otras tiendas, ahora  en vísperas de la reforma electoral el propio  Dr. Jorge Batlle propuso una economía y una sociedad abierta cerrando definitivamente el Neo batllismo. La división del batllismo, la división del quincismo, la nueva propuesta de la 99 y el fin del proyecto principal del Colegiado hizo trizas el proyecto batllista que quedó en el ADN social siendo batllistas los no batllistas y convirtiendo lentamente el modelo en una suerte de impulsos batllistas dentro de concepciones diferentes. El caso inmediato fue el gobierno de Gestido y la experiencia pachequista que ocupó parte del espectro batllista con visiones muy alejadas en la práctica política. A partir de allí Jorgistas,  pachequistas, la 99, Vasconcellos y Flores Mora en el Partido Colorado se declararon batllistas. Todas las interpretaciones deterioraron el ser batllista. Quedando en el inconsciente social que el batllismo fue  un período de grandes realizaciones que había que encontrarlo fuera de la propuesta Colorada.

sábado, 11 de junio de 2016

1958: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país”



El desarrollo político es el cambio que experimentan las instituciones políticas a lo largo del tiempo. No debemos confundirlos con los cambios que se producen en la política y el marco normativo. Los presidentes y los legisladores van y vienen, las leyes pueden modificarse. La clave está en las normas a través de las cuales se organizan las sociedades y las definen como orden político. Los principios básicos de instituciones que conforman el orden político son el Estado, la legalidad y la responsabilidad. El Estado es una organización jerárquica y centralizada y con la capacidad de ostentar  el monopolio de la fuerza legítima en un territorio determinado.  Un Estado moderno debe tratar a los ciudadanos de un modo impersonal,  aplicando las leyes, reclutando funcionarios y aplicando sus políticas sin caer en el favoritismo. No era el caso del Estado Uruguayo a mediados de los años 50. El  Estado de Derecho se debe distinguir de lo que denominamos gobierno mediante leyes. En este último caso se convierten en “órdenes” dadas por el gobernante. Y claramente en los 50 empezó una espiral de crecimiento y violencia con claro autoritarismo del Estado que llevó a una pérdida de valores democráticos que llevaron lentamente al posterior golpe de Estado en 1973. El 1 de marzo de 1955 asume el nuevo colegiado con mayoría batllista y definitivamente quincista. También ocupa el colegiado por la minoría  Luis Alberto de Herrera, Ramón Viña por el herrerismo y Daniel Fernández Crespo  por la corriente popular nacionalista. El drama del batllismo fue sus divisiones y la necesidad de lograr acuerdos entre la 14 y la 15 para poder alcanzar gobernabilidad en el Parlamento. A la crisis política s ele suma una crisis económica que erosionaba sus vínculos con el electorado que se basó en el apoyo social a diferentes sectores de la actividad nacional. En este marco el sector agropecuario comienza a reclamar el fin del dirigismo y control de cambios, eliminar el proteccionismo al sector industrial. Los industriales por el contrario exigen mayor control de la competencia externa y que dejara de intervenir en la regulación entre el capital y el trabajo.
Dentro de toda esta gama de situaciones el accionar del gobierno colegiado fue difuso, estático y con falta de reflejos para sostener la situación en medio una creciente crisis. Cuando Luis Batlle abandona la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno las señales del gobierno no fueron suficientes para limitar o detener la creciente pérdida de credibilidad. Se desarrolla una política de vaivén favoreciendo a un sector hoy y luego a otro dejando al primero a su suerte. Esto fue utilizado inteligentemente por la oposición política muy virulenta dentro del propio Partido Colorado. Queda claro que la hegemonía dentro del Partido no la tenía el quincismo, tampoco el catorcismo y que la brecha entre ambos sectores provocaría una escisión dentro  del paraguas ideológico del batllismo. Según relata Amilcar Vasconcellos, el 9 de mayo de 1956, como consecuencia de una interpelación realizada por el Senador de la 14 Carlos Mattos, el Ministro de Salud Pública Dr. Julio Estrella presenta renuncia y esta situación llevó a la ruptura definitiva entre ambos grupos batllistas. A partir de allí la 15 debió gobernar sin respaldo parlamentario. No debemos olvidar que desde el año 1956 el ruralismo, el herrerismo y los colorados reformistas cuestionaban con dureza al gobierno y las palabras de Benito Nardone suenan fuerte aun hoy: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país” fue el puntapié inicial de la futura alianza herrero-ruralista que llevaría al gobierno a los blancos en las próximas elecciones.

El año 1958 marca lentamente el fin del proyecto batllista en una lenta agonía que llegará con la reforma de 1966 y con el advenimiento del proceso Gestido-Pacheco Areco-Bordaberry que culminó en el Golpe de Estado de 1973. Fue un año de gran actividad política con una andanada opositora increíble frente a la postura de la lista 15. El gobierno no encontraba mecanismos para superar la crisis económica y en algunos sectores de su administración la sospecha de corrupción, la creciente burocracia y el clientelismo había encarnado en la opinión pública. En esta situación ocurre, además, la conformación de un grupo que sostenía imprescindible la eliminación del Colegiado y que era liderada por el joven y carismático batllista Zelmar Michelini acompañado por un equipo de valores también jóvenes escindidos de la lista 15. Bajo las arengas de “comunistas chapa 15” la popularidad de Nardone no dejaba de crecer, tampoco la escalada sindical y como corolario a 10 días de la elección un acto de Luis Batlle Berres en Cerro comenzó con gritos hostiles, pedradas, golpes de puño y un apagón que obligó a Luis Batlle escabullirse en la oscuridad. Sin saberlo la oscuridad había llegado también al proyecto reformista del batllismo. Después serán títulos, definiciones y en terminología moderna, etiquetas. Como dice el Dr. Gerardo Caetano “ el país necesita al batllismo”. Es verdad.

domingo, 5 de junio de 2016

Batllismo a fines de los 50. Entre la identidad y la responsabilidad. Segunda parte.



Sin darnos cuenta vivimos el fin del batllismo a mediados de la década de 1950. Posteriormente se produjo un desarrollo de interpretaciones más o menos respetuosas de los principios batllistas hasta llegar a la implosión de esta corriente de ideas en una estructura conservadora, primero, macartista  después y autoritaria finalmente, Esto también definió el final de la tolerancia política y en definitiva una pérdida de valores democráticos que nos llevó en la década del 70 al advenimiento del factor militar y posteriormente la responsabilidad de la salida democrática apelando a una entereza y racionalidad aun no valorada como corresponde. La realidad es que, viendo hoy la realidad del batllismo, honrar principios básicos del batllismo no parece afirmarse en los liderazgos partidarios. Por otra parte se afirma que sus principios están en otras tiendas o que son el ADN político del Uruguay. Las encuestas marcan un total descreimiento de las posturas batllistas porque la gente no puede corporizar ese ADN en candidatos partidarios que representan una visión de vida lejana a las clases media, a los sectores populares y que, según la voz del pueblo, se enriquecieron en forma desproporcionada. Son imágenes, pero es real que la mayoría de los compatriotas festejaron que no se otorgara una venia diplomática a un dirigente de primer nivel el Partido Colorado.  Así las cosas, continúo, en una suerte de Grasmcismo al revés tratando de ver las culpas y los merecimientos que de ellas tenemos.
Entre 1955 y 1959 el batllismo colapsó y me atrevo a afirmar que nunca más tuvo una recuperación plena tanto en lo ideológico con en los liderazgos. Sobretodo si tenemos en cuenta el fallecimiento de los principales líderes, por biología nomás, y algunos sustitutos que se vieron obligados a tomar caminos separados dentro del Partido Colorado,y que incluso colaboraron a formar utopías de izquierda encarnadas finalmente en la fundación del Frente Amplio. El fracaso del neobatllismo hizo fracasar también al proyecto de vanguardia que se había iniciado medio siglo antes. Incluso culminó con la hegemonía de casi un siglo de gobiernos colorados y si bien son siempre injustas y subjetivas es importante mencionar algunos aspectos del período:
Se produjo una pérdida paulatina pero permanente del liderazgo de Luis Batlle Berres, simultaneamente a un crecimiento en las políticas de reunificación del Partido Nacional que mediante algunas alianzas sui generis llegará al poder en 1958. El viejo partido de ideas, referente intelectual de varias generaciones como lo era el Partido Socialista comienza a cambiar sus posturas que podríamos definirlas como socialdemócratas a  definiciones revolucionarias contemporáneas a la Guerra Fría y a la realidad latinoamericana de ese momento. En el Partido Comunista comienza a brillar la estrella de Rodney Arismendi y que siguiendo las directivas de Moscú, y tratando de disciplinar a los revoltosos guerrilleros latinoamericanos intentará y logrará posteriormente crear la cultura de los Frentes Populares para pelearle a la burguesía el liderazgo desde el sistema electoral. Con estos antecedentes no podemos obviar al movimiento sindical que va lentamente limando diferencias y según el viejo principio marxista con su arenga de “proletarios del mundo, uníos” avanza hacia la unidad sindical. Ninguna teoría prende en las masas en términos de bonanza económica, pues bien, estamos en el escenario de la tormenta perfecta puesto que a partir de 1956 comienza una crisis económica profunda originada tanto por factores nacionales como externos y frente a los cuales el neobatllismo enfrascado en una lucha por obtener el capital del desarrollo indutrial no tuvo respuestas. Sobre el final del período la discusión sobre la Reforma Universitaria en la cual las calles de Montevideo se convirtieron en el escenario de un debate más de prepotencia que de reflexión académica y si bien se logró todo lo que pedían los estudiantes a los ojos de la intelectualidad quedó marcado en camino gramsciano que la izquierda tomará desde allí hasta controlar todos los resortes culturales. La política internacional del neobatllismo fue independiente, tolerante y respetuosa, sin embargo era inocultable un alineamiento político con los Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría pero no en el económico rechazando una y otra vez las injerencias y las presiones del Fondo Monetario Internacional.
El final del batllismo lo podemos avizorar cuando en dos discursos Luis Batlle define la política económica y redefine los mecanismos para hacer frente al déficit fiscal que se agrandaba día a día: “ El capitalista tiene el derecho  a los beneficios de su capital invertido, pero el obrero tiene el derecho de su capital-trabajo, que es igualmente o más respetable que el capital-dinero, porque al fin capital-trabajo es sudor, es desgaste, es esfuerzo personal y permanente y es lo único que tiene los hombres para poder ir atendiendo y resolviendo sus problemas diarios...” Pero luego agregaba Luis Batlle: “ En materia de seguridad social también nos encontramos con el déficit y con la crisis, perturbando y poniendo en peligro servicios de interés general que afectan de manera profunda y directa a la sociedad y especialmente a sus clases laboriosas(...) nos embarcaremos en el desarrollo y en la ampliación de nuevos beneficios en el orden de la pasividad hasta que(...) los patrimonios y las rentas han recuperados los niveles adecuados” En realidad nunca más recuperaron sus niveles adecuados y  60 años después podemos decir que el batllismo en ese rubro finalizo en aquél período.

Dentro del Partido Colorado la división entre la 14 y la 15 se fue radicalizando. Desde el diario “El Día” la postura opositora entre batllistas crecía y crecía al punto de que si se observa la prensa de la época no hay diferencias con los diarios opositores como “El País” o  “El Debate” y además dentro del propio Consejo Nacional de Gobierno la figura opositora de Luis Alberto de Herrera era permanente, desgastante e insoportable. Conviene recordar la definicón de Herrera, hoy que tenemos tantos romances con el herrerismo, que realizó en 1984 Manuel Flores Mora “Maneco” sobre el caudillo blanco: “ Con ochenta y pico de años de edad, Herrera, vencido 50 años por el batllismo, se sentó en el Consejo en 1955 para reparar el fiasco de su vida aniquilando en vendavales toda posibilidad de gobierno. Nombrar a un portero podía dar lugar a un escándalo. La táctica del vendaval, ensayada ya eficazmente contra el presidente Amézaga fue llevada esta vez a limites de orgía. Sintaxis, coherencia, sombrero y escrúpulos los colgaba en el perchero antes de cada sesión(...)”. En definitiva, si le sumamos el debate por la reforma Constitucional, y el abandono de lideres jovenes en en período posterior menor a 5 años, podemos decir el comienzo del final del batllismo como tal fue en esa década que va desde 1955 a 1966.