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viernes, 29 de marzo de 2013

Discurso de John F. Kennedy en Berlín (1963)

Discurso de John F. Kennedy en Berlín (1963)

Henry George y la desigual distribución de la riqueza.



De los múltiples escritos de diferentes teóricos que propusieron soluciones para la injusta distribución de la riqueza encontramos  como más populares los titulados "Progreso y miseria de Henry George" 1879, el "El Año 2000: una visión retrospectiva de Edward Bellamy" 1888. Fueron los escritos más vendidos a fines del siglo XIX y por supuesto que el primero influyó claramente en la política económica del primer batllismo. El punto de partida del análisis de estos escritores fue, según George "una conciencia muy extendida de que algo está muy mal en la organización social actual" Ambos buscaban restablecer una época dorada imaginaria de libertad y armonía social. Sus ideas se dirigieron a destinos opuestos: Henry George se dirige a una sociedad en la que unos individuos manejarían su destino dentro de un mercado liberalizado; Edward Bellamy, se dirige hacia un futuro colectivista en el cual la autonomía personal queda subordinada a un bien común determinado socialmente. la idea de George era que un impuesto sobre la tierra alcanzaría para hacer realidad el futuro igualitario que aspiraba. En el centro del análisis de Henry George encontramos el concepto de libertad. La libertad política ,escribe George, no tenía sentido si no se acompañaba de la libertad económica. George rechazaba la equiparación tradicional entre libertad y propiedad de la tierra, en la practica el propone el impuesto único que convertiría la tierra en propiedad común de toda la sociedad. George creía fervientemente en la justicia del libre mercado, el problema era que el monopolio sobre la tierra posibilitó que los que no eran productores se enriquecieran a costa de los agricultores y los trabajadores industriales. Su posición era la de una intervención única pública en la economía, y considraba que el Estado era un poder represor cuyas funciones en el futuro debería ser cooperativas mejorando la calidad de vida, o sea construyendo museos, bibliotecas, plazas, Para George, entonces el impuesto sobre la propiedad de la tierra debería conducir a la eliminación de la injusticia social: "Libertad es sinónimo de igualdad". Por lo tanto su ideal de libertad se sostenía en el individuo soberano.
El Batllismo y la Propiedad de la Tierra.
"La propiedad territorial es una de las pocas bases del impuesto que el Comité Ejecutivo propone que sea aceptada por la Convención. La propiedad privada es una gran injusticia. El mundo puede decirse sin equivocarse, es de todos. El que viene al mundo viene con el derecho de poner los pies, por lo menos en él. Y, tal como está organizada la sociedad, hay muchos que nacen sin tener donde asentar sus pies. La propiedad, en realidad, no debe ser de nadie, o más bien dicho, debe ser de todos; y la entidad que representa a todos es la sociedad.(...)El propietario no es el único responsable del mal existente, lo somos todos. Y es por medio de las leyes que debe llegarse al resultado..."Algunas manifestaciones del Georgismo en José Batlle y Ordóñez, el 20 de junio de 1925 El Día publicaba su discurso en la Convención del Partido Colorado. En esa ocasión Batlle sostenía la necesidad de tomar como de tributación la propiedad territorial, que era para Batlle un hecho consumado. De modo que la propiedad aparece como el resultado de un consenso social que no debe ser vulnerado por el Estado, ahora siguiendo a Ahrens. Por lo tanto la única solución para el batllismo en su primera época era el impuesto progresivo para detener el interés de posesión de grandes extensiones, esto se complementaría con otras medidas proteccionistas."El impuesto progresivo sobre la tierra, es decir, un impuesto que va siendo cada vez mayor, a medida que el valor de la tierra aumenta, hace que el interés de tener grandes propiedades disminuya si no se las emplea en forma que produzcan utilidades extraordinarias(...)Si las grandes propiedades pagaran fuertes impuestos y las pequeñas no, estos agricultores no serian expulsados de las tierras que cultivan; habrían quedado en ellas con muy poco esfuerzo y sacarían de ellas todo el fruto de su trabajo" Batlle pensaba que la tierra no debía ser propiedad de nadie. La asemejaba al aire o al mar, algo sin dueño. Lo que sí aceptaba era la propiedad sobre el fruto del trabajo, es decir que no estaba en contra de la propiedad privada sino de la propiedad privada improductiva. Intentó aplicar impuestos al latifundio y aumentar el impuesto a la herencia, pensando que esto desanimaría a los propietarios de grandes extensiones improductivas. A la vez estimuló a los pequeños y medianos propietarios, y promovió planes de colonización.Estas medidas no tuvieron éxito; de hecho, los estancieros se opusieron fuertemente a su política.
Al hablar de libertad debemos de definir la cuestión de cuales son las variables necesarias para que florezca, George sostenía que un impuesto universal sobre la tierra lo permitiría, el batllismo con la justa redistribución de la riqueza a través del Estado. En definitiva la tensión permanente entre libertad e igualdad moviliza permanentemente la búsqueda de una sociedad mejor.

Ver: Eric Foner, La Historia de la Libertad, introducción Pág.12 a 34. Península, Barcelona, 2010
       Delio, Luis María. Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del batllismo. FCU, 2007, Pag.46 ySs.
       Lagrotta, Miguel. Domingo Arena, realidades y Utopías. Pág 13, 17-21. ARCA 2da.edición. Montevideo 2009.

jueves, 28 de marzo de 2013

Breve análisis del desarrollo de los Consejos de Salarios.


Consejos de Salarios.
Fueron tres las propuestas presentadas en Diputados sobre Consejos de Salarios en 1941. El socialista Emilio Frugoni (Maronna-Trochon,1986) propuso el 18 de marzo la creación de los Consejos de acuerdo a un proyecto por él presentado en 1912. Este mecanismo sostenía Emilio Frugoni, sirve para “que en cada industria los trabajadores vayan poniendo a tono de las exigencias y del crecimiento de los precios, sus propias remuneraciones y sirvan también como elementos de conciliación y arbitraje ”. Lo novedoso que introduce el segundo proyecto del presidente Alfredo Baldomir, era en extender la intervención del organismo conciliador a los servicios del Estado. El proyecto de la Comisión investigadora de la Cámara elaborado sobre la base de los dos mencionados anteriormente, preveía, además, regular la situación de los peones rurales, el servicio doméstico y las asignaciones familiares. El proyecto dormirá en el Senado por espacio de dos años. En 1943, con el agregado sobre el salario base propuesto en la  cámara de Diputados, el ministro de Industrias Javier Mendivil, que era a su vez asesor letrado de la Cámara de Industrias, sostenía:” los obreros y los empleados no han tenido necesidad para vivir que una ley fijara un salario tan rígido como base”. La realidad era que existía una gran interpenetración entre los elencos políticos y los sectores altos tan evidentes que hacían difícil al Estado actuar de un modo neutral como tercer miembro. El primer laudo de los Consejos de salarios se firma en 1944 con los trabajadores de la empresa CUTCSA. Los Consejos eran competentes en relación al trabajo, categorías laborales y conciliaciones, convirtiéndose en una pieza clave corporativa que sin embargo mantuvo la independencia sindical.
Ver: Ana Frega, Mónica Maronna, Yvette Trochon “Los Consejos de salarios como experiencia de concertación” Cuadernos del Claeh nro 33,Montevideo 1985.

Las Empresas públicas uruguayas. Origen y gestión. Por Benjamin Nahum

"En la historia de la sociedad uruguaya, el Estado ha jugado un papel peculiar antes de nuestra constitución como nación independiente. Hemos sostenido en "El problema nacional y el Estado, un marco histórico" que si en la Banda Oriental, si el ganado precedió al colono también lo hizo el Estado. Región desprovista de riquezas minerales, poblada por mucho ganado y escasísimos hombres, la incidencia del Estado colonizador español fue decisiva para otorgar tierra, defender la frontera, fundar pueblos, permitir o no el comercio, educar, crear las primeras formas de gestión administrativa de la sociedad, que fueran públicas y no privados como las colonias inglesas de América del Norte.
Las guerras revolucionarias que independizaron al país conmovieron sin duda la fortaleza del estado. Pero ante la fragilidad de una sociedad muy debilmente estructurada y que padeció de la violencia  crónica de las guerras de la independencia primero y de las partidistas después, el Estado siguió siendo un pequeño centro de poder, una voluntad de orden y autoridad que tenía más peso cunado el Presidente coincidía con el Caudillo(Rivera) y por lo tanto se superponía el país legal al país real. Cada tanto aparecía también el deseo de imponer una administración eficiente, un marco legal que contuviera y modelara a la sociedad inorgánica y en ebullición(Oribe, Berro)Cuando esa desorganización llegó a su colmo y el Estado se partió en dos(gobierno de la Defensa, gobierno del Cerrito) peligró la propia existencia del país independiente(Guerra Grande).
Una década y media después, la conjunción de crisis económica y política creó un vacío de poder que fue llenado por representantes del ejército. Ese primer militarismo(1876-1886) fue a su vez la primera de las tres etapas en que se desarrolló definitivamente el poder del Estado y se amplió su área de acción.
Ahora sí, el Estado pudo imponerle a la sociedad una serie de reglas y limites que la contuvieran y orientaran hacia un proceso de modernización global(económica, jurídica, educativa) que significó el ingreso del país al estadio de desarrollo económico capitalista. Basándose en un poder coactivo(fusil, ferrocarril, telégrafo) superior a su aparato jurídico la resistencia que podían oponerle la sociedad rural y los caudillos(caballo y lanza), modernizó su aparato jurídico y administrativo(códigos, jueces,, correo). Con ambos  instrumentos(poder militar y jurídico) implantó la paz interna y protegió el desarrollo de las fuerzas productivas del campo(difusión del ovino y el alambrado), así como apoyo a la burguesía comercial de la ciudad-puerto(paz, patrón oro, austeridad fiscal) y tranquilizó al inversor extranjero(reanudación del servicio de la deuda pública)El resultado fue un Estado fuerte y moderno que encarriló al país hacia el lugar que el mercado mundial le había asignado.
El periodo del civilismo 1886-1903 segunda etapa, marcó la recuperación de los civiles de la conducción del Estado. La década militarista en que estuvieron fuera del poder, les enseñó a muchos de esos civiles ilustrados(los doctores) que perder la palanca del Estado conducía a la anulación política y a la marginación económica. Su adhesión a los principios puros del liberalismo, que veía al Estado solo como "juez y Gendarme·, sufrió una transformación y, vueltos al poder, procuraron fortalecer al Estado, ampliar su esfera de acción para mantener fijo el rumbo hacia la modernización que implicaba la paz interna y su propia consolidación como élite profesional de gobierno. Algunos de los hombres que en 1873, con el principismo, quisieron limitar el Estado casi hasta la inacción, en 1884 y 1888 aprobaron leyes ferroviarias que le abrieron a este el más amplio intervencionismo: control de la empresa inglesa, derecho a vigilar la fijación de tarifas y hasta autorización para construir ferrocarriles propios. En 1901, impulsado por una burguesía mercantil urbana poco emprendedora, el Estado hizo construir el Puerto de Montevideo. Costeado por impuestos que pagó toda la Nación, su manejo por el Estado aumentó la fuerza de este y amplió su área de acción. Poco después se hizo cargo de la producción de energía eléctrica. Esta  estuvo primero en manos de una empresa privada 1887 a 1897, pasó luego a la administración provisoria del Estado, 1897 a 1906, a la directa y definitiva por el mismo Estado, 1906 a 1912 y a ser un monopolio estatal a partir de 1912.
El primer batllismo 1903-1916, constituye la tercera etapa en el desarrollo del poder del Estado. Con él culmina la tendencia a ampliar su esfera de acción, pero ahora de manera deliberada, buscando que su incidencia en la sociedad fuera portadora de la filosofía política del grupo gobernante. A la vez que crecía el poder estatal, se consolidaba también la élite de políticos profesionales que veía en el poder público su instrumento y su medio de vida.
Impulsado también por la falta de iniciativa y de fuerza del capital nacional, el Estado fue cada vez más empresario y árbitro social. Así, se estatizaron los Bancos República e Hipotecario, se nacionalizaron actividades en manos extranjera como los Seguros, se monopolizó la producción de energía eléctrica y los servicios portuarios y se legisló en favor del obrero con la ley de 8 horas, se legisló a favor de la mujer con el divorcio por su sola voluntad,  del anciano con pensiones a la vejez, del niño educación secundaria gratuita, del enfermo con los hospitales laicos, en un intento por inclinar el poder del Estado hacia los más débiles y a la vez buscar el apoyo electoral de quienes podían votar.
Tal potencia fue adquiriendo el Estado por esas ampliaciones sucesivas en los planos económicos de su actuación en los planos económicos, financiero, industrial, educacional, sanitario, de la vida nacional, que el diputado socialista Emilio Frugoni lo encontró dotado de una vida propia" convertido en una nueva potencia social, casi autónoma, que nos es ya(...)el mero receptáculo(...)de todos los intereses(...)de la clase capitalista(...)sino que se vive, se desarrolla y se agita al costado de esta clase"

Ver Benjamin Nahum, Empresas Públicas uruguayas, Orígen y gestión, Montevideo, EBO, 1994 Pág, 9.12