jueves, 30 de junio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
martes, 28 de junio de 2011
La influencia británica en la arquitectura uruguaya. La arquitectura de hierro y vidrio: el mercado del puerto
Simposio en torno a las Invasiones Inglesas. Relaciones políticas, culturales y sociales con Gran Bretaña a lo largo de dos Siglos.
Dpto. de Historia del Uruguay y Dpto. de Letras Modernas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.
La influencia británica en la arquitectura uruguaya. La arquitectura de hierro y vidrio: el mercado
del puerto
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Didier Calvar
La influencia ejercida por el Imperio Británico trasciende lo más popularmente conocido como fue el aporte a la prensa, la importación del fútbol por los trabajadores del ferrocarril, o las razas bovinas que se cruzaron con las locales.
Diferentes empresarios británicos trajeron al Río de la Plata ideas que ya se aplicaban en su país de origen, entre las que se incluyen las tendientes a la organización del espacio, en lo urbanístico y lo arquitectónico.
Podemos mencionar la arquitectura de saladeros aplicadas por Samuel Lafone en el Cerro, más precisamente en el Rincón de la Teja - después de su arribo al Uruguay en 1825 - así como de viviendas obreras, como el llamado conventillo de Lafone, y planes de construcción más formales como el proyecto Villa Cosmópolis de 1835 que albergaría trabajadores de diferentes partes de Europa.
En Gran Bretaña soluciones como las de los factory towns o company towns, existían desde 1820, por lo cual no resulta extraño que inspiraran a los inversores ingleses emigrados a América.
Empresarios con ideas filantrópicas que en el caso de Lafone, deberíamos matizar, ya que si bien destacará por su aporte a la comunidad británica de Montevideo donando el dinero para la construcción del antiguo Templo Inglés de Montevideo en 1843 (el primer templo de la Iglesia de Inglaterra en América Latina) Por otro lado con el gobierno de la defensa, que fue su deudor, resultó implacable, cobrándole el préstamo efectuado en oro y con creces.
Esta filantropía fue acompañada de un afán de lucro y de condiciones laborales mejoradas para alcanzar una mayor productividad por parte de los trabajadores.
Lo que demuestra una visión burguesa más moderna que los distanciaba de los empresarios esclavistas.
Urbanismo y revolución industrial
Gran Bretaña había sufrido un proceso de industrialización que había traído aparejada la tugurización de las ciudades.
Pensemos en las consecuencias demográficas de estos cambios si observamos el crecimiento de las ciudades de Manchester y Londres. La población de Manchester pasará de 75000 habitantes en 1801 a 600.000 en 1901, y Londres en el mismo período de 1 millón de almas a 6 millones y medio.
La preocupación de las autoridades inglesas por el hacinamiento y las condiciones de higiene, que habían creado una situación dantesca, quedaba patente en la literatura de Dickens como se describe en la novela “Nicholas Nickleby” o incluso en otra escrita por el propio Disraeli.
Dadas las dificultades en el transporte, era muy importante para los obreros estar lo más próximo posible al centro urbano, que era donde se encontraba su lugar de trabajo.
Las viviendas precarias que habitaban tenían mala iluminación, pésima ventilación, ausencia de servicios sanitarios y flagrante acumulación de residuos.
Esta situación lamentable provocaba una gran incidencia de enfermedades como el cólera o la tuberculosis que asolaron Europa entre 1830 y 1840.
Estas epidemias diezmaban a la población más pobre, por lo cual se propondrán reformas sanitarias y legislación pertinente sobre construcción y mantenimiento.
Diferentes iniciativas promoverán los cambios en la vivienda como el Labouring Classes Lodging Houses Act, con el objetivo focalizado en la erradicación de los shanty towns o tugurios, equivalentes a nuestros cantegriles.
Tan tempranamente como 1812 se producirá el Informe Chadwick sobre las condiciones de los marginados y una cadena de sucesos hará recaer la responsabilidad de la situación en las autoridades sanitarias británicas, desembocando en la aprobación de la Ley de Salud Pública en 1848.
Dicha ley establecía el tendido de una red cloacal, la recolección de residuos, el suministro de agua, caminería adecuada, inspección de mataderos y el entierro de los muertos.
Estas medidas higienistas- acompañadas con una mejora en la nutrición - harán descender la tasa de mortalidad en todo el Reino Unido.
Más allá de lo humanitario, la vivienda digna comenzará a ser vista por muchos teóricos como una alternativa a los conflictos sociales.
Consignaba el Informe Bradford “Si las clases inferiores no tienen parques ni lugares donde practicar deportes y mantener la mente ocupada, será este hecho que los conduzca al cartismo” Recordemos que el cartismo era el movimiento organizado por obreros ingleses en 1838 para reclamar el voto universal.
Resulta elocuente para entender los planes de los capitalistas europeos del siglo XIX, la opinión del francés Chamelot “Hay que construir para atarlos a la propiedad, fuente de amor y de orden”,
Muchos pensadores británicos como William Morris realizaron críticas acérrimas a la sociedad industrial, que luego tendrán eco sobre inversores que llegaron a América y acompañaron junto a sus emprendimientos industriales viviendas obreras.
La iniciativa privada tuvo también mucha incidencia en esta corrección del capitalismo frente a los peligros revolucionarios, contando con figuras de célebres filántropos o utopistas como Owen que procuraron dignificar la vivienda obrera comunitaria.
Owen imaginaba complejos que podrían albergar de 500 a 1500 personas. Esta intención estaba cargada de preceptos morales en la medida que instalaciones de este tipo eran vistas en la época como una de las vacunas contra las tentaciones viciosas, como el alcoholismo, mal reinante en los tugurios.
Por esta misma razón las intervenciones en Uruguay procuraban regular el tiempo libre del obrero en actividades saludables como el deporte, y el baile los días de cobro.
En 1845 se constituirá en Gran Bretaña la First Society for Improving the Dwellings of the Labour Class, financiada por filántropos.
A pesar de todas las iniciativas legales será recién en Vauxhall en 1892 donde se concrete un tipo de vivienda obrera en la que cada integrante de la familia pueda contar con su propio dormitorio.
En Uruguay los ejemplos de estas iniciativas de empresarios británicos se desarrollaron en Peñarol, para los empleados del ferrocarril, en Fray Bentos para los obreros del frigorífico Liebig’s y también en Conchillas (Colonia) para la extracción minera.
Arquitectos vinculados al Instituto de Historia de la Arquitectura de la facultad, Antola, Debetolaza , Ponte y Rey investigaron los asentamientos creados por ingleses en Uruguay y piensan que aunque interesantes, fueron ejemplos aislados que no incidieron demasiado sobre la organización de la empresa nacional.
Estos arquitectos estudian la calidad de la vivienda de acuerdo a la posición dentro de la compañía, la distribución de los espacios comunitarios, y el grado de imposición de la cultura británica.
Conchillas, en el departamento de Colonia, fue el lugar que más concentró una voluntad de transmitir los valores de sus propietarios en la medida que se contó con la presencia de maestras británicas y un templo de la Iglesia de Inglaterra al que los obreros debían asistir todos los domingos.
En los demás lugares la interferencia se circunscribía a la organización del tiempo de ocio, la vivienda y valores morales generales de civilidad garantizados por la educación obligatoria para sus hijos, con la promesa de incorporarse posteriormente a la plantilla de la empresa.
John adams
Sin lugar a dudas la personalidad británica más destacada en la arquitectura nacional fue el arquitecto John Adams.
Adams llega a Sudamérica en 1890, después de haber trabajado para la Compañía Maple de Londres, y se encarga de la arquitectura interior de instituciones financieras como el Banco Inglés del Río de la Plata en Buenos Aires y Rosario de Sta. Fe, así como del Banco Británico de la América del Sur en Montevideo.
Adams, oriundo de Brighton, había cursado estudios en Bath y South Kensington revalidando el título de arquitecto en Montevideo en 1894.
Fue un destacado miembro de la comunidad británica en Uruguay, y un hombre preocupado por la modernización de nuestro país. Al extremo de viajar al Reino Unido con el director uruguayo de Correos y Telégrafos con el propósito de estudiar el correo británico e incorporar su forma de funcionamiento innovador al sistema nacional.
Su vinculación con el Uruguay no acaba con su partida a Gran Bretaña, ya que ocupará el cargo de agregado comercial del consulado uruguayo en Londres hasta su muerte en 1938.
La obra de John Adams no es el tema central de nuestro trabajo, pero es interesante señalar la cantidad de obras que dejó en el paisaje montevideano, siguiendo el estilo neoclásico en boga en la Inglaterra del momento.
El Neoclasicismo como en tantos otros lugares fue adoptado en Montevideo por la arquitectura oficial como símbolo de adustez e identidad republicana del nuevo país. Una prueba de ello la constituye los edificios señeros de la arquitectura de Estado, como el Palacio Estévez, la central del Banco República, el Palacio Legislativo, el Cabildo, o la catedral metropolitana.
Adams es autor de innumerables obras en el Uruguay, a saber: el Banco de Londres y el Río de la Plata en Zabala y Cerrito La Agencia Marítima Houlder en Solís y Cerrito, el depósito de la importadora de los Taranco, la embajada británica en Montevideo en el Parque Batlle, el hospital Británico, el Banco Inglés en 25 de Mayo, o la casa de los empleados de la Compañía del Gas en Maldonado y Durazno.
Algunas de estas obras no fueron diseñada por Adams, sino que la empresa de Adams se dedicó a construirlas siguiendo los proyectos de otros arquitectos, como es el caso del Palacio Taranco.
Construyó su propia residencia montevideana en Uruguay y Mercedes, el complejo de Casas Caubarrère en Soriano e Ibicuy, la compañía de Tranvías La Transatlántica, la usina de los tranvías en Bella Vista, las instalaciones de la Compañía de Aguas Corrientes, y el edificio del London - París que fue inicialmente una empresa de seguros: la Standard Life Assurance Company.
Una de las obras más destacadas fue el Victoria Hall, hoy teatro Victoria, contiguo a una logia masónica y a la propia casa de Adams.
El préstamo para la realización de esta obra fue concedido por la Sociedad del Cementerio Inglés, la institución que luego venderá el edificio al Banco de Seguros del Estado, su propietario actual.
El Victoria Hall fue un teatro conmemorativo de la colectividad británica, inaugurado en 1897 y dedicado a celebrar las bodas de oro en el trono de la reina Victoria.
Resulta de especial interés el depósito de la firma Taranco, exportadora e importadora de víveres en Montevideo, realizado por John Adams, por tener elementos relacionados con nuestro principal tema, la arquitectura de hierro y vidrio con fines comerciales.
Este almacén de víveres en la calle Cerrito 470 poseía un esqueleto interno de hierro con columnas de hierro fundido y vigas metálicas, que lo hacen un exponente local de la arquitectura de hierro.
Nuevos materiales para la arquitectura
La arquitectura de hierro y vidrio en el siglo XIX resultó ser una novedad fundamental derivada de la revolución industrial.
Aunque en realidad la aplicación del hierro a la arquitectura data de la Antigüedad, y fue utilizado por los romanos como asistencia a la estructura, era acompañado por mampostería de piedra o ladrillo. Se usaba como refuerzo, aunque a veces tenía como falla que solía romper la piedra, por lo cual se implementó a posteriori el recubrimiento con plomo.
Esta situación cambiará con el transcurso del tiempo con el surgimiento del hormigón armado, en la década de 1880.
Volviendo a su empleo en el pasado, en el siglo XIII se había utilizado hierro en la construcción de algunas catedrales, así como en la fachada del Louvre en 1667 , pero siempre como auxilio a la resistencia de los materiales.
Se destaca la intervención de Sir Christopher Wren , quien utilizará en 1706 columnas de hierro para sostener las galerías de la Cámara de los Comunes del Parlamento de Londres.
En el siglo XVIII se comenzarán a construir en Gran Bretaña los invernaderos, puentes y naves de almacenaje que le darán otro protagonismo a la arquitectura de hierro propiamente dicha.
La producción de hierro
Los cambios técnicos propiciados por las investigaciones provenientes de las necesidades de la revolución industrial hicieron factible la disposición del hierro como material para la arquitectura.
El hierro se obtiene por una reacción química en el óxido de hierro a través del calentamiento del mismo metal en estado casi puro, a una temperatura de 1500 grados, para luego lograr las láminas.
La fundición del hierro contó con diferentes procedimientos a través de la historia del hombre.
Las primeras fundiciones se llevaron a cabo con carbón de leña y en el siglo XVIII se iniciará la fundición por medio del carbón de coke, Será el británico Henry Cort quien patente este nuevo tipo de pudelado que revolucione a la industria del hierro antes de iniciarse el siglo XIX.
La sustitución de la leña por el carbón de coke es la que permitirá la elaboración industrial del hierro, pasándose del hierro fundido - que era demasiado frágil para la construcción - al hierro forjado o laminado, más resistente.
La resistencia del hierro forjado a los procesos de corrosión y oxidación es cuatro veces mayor, convirtiéndose en un metal con alta capacidad de tracción y fácilmente soldable, ideal para estructuras de gran tamaño.
Estos nuevos materiales que revolucionaron la arquitectura poseían múltiples ventajas sobre la arquitectura tradicional de mampostería.
La revolución industrial permitirá la producción en grandes cantidades y a bajo costo de las barras de hierro necesarias para armar las estructuras.
Gran Bretaña tendrá una imperiosa necesidad de contar con este tipo de barras, esenciales para la construcción de rieles ferroviarios.
Abraham Darby en 1767 se consagrará como el precursor de la producción en serie de estos elementos, que convertirán a Gran Bretaña en la pionera de la comunicación ferroviaria decimonónica: completando16000 km de vías férreas en 1860.
Entre 1810 y 1830 se logrará duplicar la producción de hierro en barras llegando a constituir la mitad de la producción mundial entre 1830 y 1850.
Sólo descenderá por razones circunstanciales, como sucedió durante la guerra de Crimea, debido a la necesidad de consumo de hierro en la industria bélica.
Una segunda razón de peso fue la posibilidad de prefabricar los elementos fácilmente, transportarlos, venderlos por catálogo y luego exportarlos en forma de kits prefabricados que podían ser armados en destino. Esta novedad convertirá a esta industria en el buque insignia de la estandarización.
Por otra parte, las cualidades intrínsecas de este metal como material de soporte permitirán cubrir amplios espacios techados, con un ínfimo estorbo de puntos de apoyo, redundando en un mejor aprovechamiento del espacio interior.
La economía en tiempo y costo de construcción hacía del hierro un material imbatible frente a la mampostería. Sólo restaba decidir cuál sería su uso estético aceptable para la arquitectura.
Resultaba además una buena opción frente a la madera que con frecuencia provocaba incendios accidentales.
Las estructuras creadas ofrecían también la posibilidad de ser desmontadas y montadas en otros lugares con otras funciones diferentes para las que habían sido fabricadas.
En lo que a la estética se refiere, veremos que revalorizará el desarrollo dimensional de la arquitectura, al liberar a la geometría volumétrica del peso de la masa.
La arquitectura de los grandes edificios había tenido que contar con el muro como delimitador del espacio interior y exterior, mientras que ahora con el hierro y el vidrio se eliminará esta distinción, al contar con una volumetría transparente que priorizará el vacío frente a la masa.
La iluminación interior es apenas menor que la exterior, algo que no podía suceder jamás con la predominancia del muro.
Como ya hemos señalado, el liderazgo técnico lo ejercerá Gran Bretaña, destacándose por las fundiciones que exportaban estructuras a todo el mundo, tanto podía ser un faro a las Islas Bermudas o llegar a la extravagancia de la empresa londinense John Walter que construirá un palacio entero prefabricado para enviarlo a un rey africano en 1843.
Todo resulta un círculo virtuoso ya que estos singulares envíos intercontinentales eran a su vez posibles en menor tiempo gracias a la invención y difusión del barco a vapor, que tendrá su auge en la década de1860. Se fletarán con celeridad de entrega estaciones de trenes, mercados, faros y estructuras que se dirigían tanto a EE.UU., Australia o a Sudamérica.
Los fundidores ingleses y escoceses se convertirían de esta forma en los impulsores del progreso industrial.
La última etapa del hierro la constituirá el avance hacia el proceso de fundido que convierta al hierro en acero.
Ya en 1850 los ingenieros y arquitectos habían notado que el hierro forjado no era tan resistente al fuego como se creía, por lo cual se vieron en la obligación de imaginar otro procedimiento para la fundición del hierro que lo hiciese más consistente.
En 1855 Henry Bessemer inventará un nuevo método para producir acero que fortalecerá las grandes estructuras. Thomas y Gilricht lo aplicarán posteriormente de forma sistemática en la década de 1880.
Otro pilar que coadyuvó fue el progreso científico, que significó una contribución fundamental para la arquitectura de hierro y vidrio, al facilitar los cálculos de cargas y tensiones en la construcción.
Durante el siglo XIX proliferarán las escuelas especializadas en la formación de ingenieros actuando como receptoras de todo los avances.
En París, se iniciará la polémica entre la Escuela Politécnica, fundada en 1795 por la tecnocracia de ingenieros, y los arquitectos que se formaban en la Escuela de Bellas Artes
La colisión de intereses se producirá justamente a partir de la arquitectura de hierro y vidrio debido a que ambas profesiones competirán por el mismo mercado: la construcción.
Los pioneros
La primera construcción que empleó el hierro como elemento estructural fue la iglesia de St. Anne construida en 1770 en Liverpool, cinco años antes que el famoso puente de Coalbrookdale construido por Thomas Farnolls Pritchard sobre el río Severn.
Farnolls era arquitecto y trabajará en un momento donde estas obras podían ser sólo emprendidas por ingenieros, quienes conocían mejor los cálculos de la resistencia de los materiales.
Este puente de Coalbrookdale será el pionero de otras series de puentes que se desplegarán por diferentes puntos de las Islas Británicas y el mundo.
En el caso de la arquitectura de puentes la obsesión de los técnicos era conseguir un material que permitiera la mayor luz posible, ensamblando estructuras para unir dos orillas. El hierro resultaba el material ideal para cumplir con este propósito.
Cubiertas y costillares
En lo que a cubiertas se refiere, se comenzará con algunas claraboyas pequeñas antes que el arquitecto británico Soane, utilice el hierro exitosamente en el Banco de Inglaterra para cubrir el óculo central de 7 metros con hierro y vidrio, eliminando totalmente la madera en las bóvedas .
Posteriormente se realizará la Bolsa del Carbón de Londres, de 1846 conformando una gran jaula de elementos de hierro que se elevaban hasta la cúpula acristalada que la cubría.
Recién en el Mercado del Trigo de París, obra de los ingenieros Belanger y Brunet, se utilizará el costillar de hierro, adquiriendo un carácter protagónico dentro del conjunto arquitectónico.
Esparcimiento
En lo que a edificios destinados al esparcimiento se refiere, la arquitectura de hierro y vidrio se va a hacer efectiva por primera vez en el teatro Smirke’s Covent de Londres en 1808. Para erigirlo se utilizaron como sostén columnas de hierro en forma de tubo, que resultaban más resistentes que las barras, y hasta permitían incluir detalles decorativos con reminiscencias historicistas.
Templos
En la ciudad de Liverpool se difundirán soluciones en hierro que se aplicarán a los templos como fueron los casos de las iglesias de St George y la de St Michael en 1813 y 1816 respectivamente.
El hierro verá también incrementada su utilización en la construcción de templos promovida por una ley británica que dotaba una cantidad astronómica para la construcción de iglesias en el siglo XIX. La ventaja de este procedimiento era acelerar el tiempo de construcción y aprovechar esta dotación excepcional para construir en poco tiempo.
Algunas de las estructuras utilizadas experimentaron la influencia del neogótico o Gothic Revival que floreció en las Islas Británicas en el siglo XIX, en edificios de todo tipo, desde el Museo de la Ciencia de Oxford en hierro y vidrio con arcos ojivales, hasta obras en mampostería para edificios públicos, templos, mansiones y casas de campo de la aristocracia.
Ferrocarriles
Las soluciones brindadas por los nuevos materiales encontrarán una perfecta aplicación en el epítome de la arquitectura con fines prácticos y vanguardistas: las estaciones ferroviarias. Estaciones como la de Euston, hoy desaparecida, St Pancras, King’s Cross, y Paddington en Londres, o la Midlands en Oxford, funcionaron como ejemplos vivos de la más avanzada modernidad, exhibiendo las maravillas de la arquitectura de hierro y vidrio al servicio de la nueva sociedad industrial que miraba con orgullo hacia el futuro.
En Uruguay el tren se inaugurará recién en 1869 con la línea que unía Bella Vista con Las Piedras, a partir de la década del 70 se irán multiplicando las necesidades de hierro para el tendido de vías férreas o estaciones de trenes y tranvías, que tendrán estrechas vinculaciones con los capitales británicos.
Locales comerciales
Otro de los usos frecuentes del hierro fue su utilización para cubrir fachadas de locales comerciales, llegando incluso a asociarse con la arquitectura de los grandes almacenes, que se iniciaban como novedosos puntos de venta, revolucionarios del mercado minorista mundial.
Esta solución para fachadas se dejó de emplear al poco tiempo, debido a que cuando se producían incendios, la alta temperatura fundía el metal provocando derrumbamientos fatales.
Con el transcurso de los años la arquitectura de hierro y vidrio se incorporará al paisaje urbano en estructuras comerciales, a veces en forma de galerías con esta finalidad, como la de Víctor Manuel en Milán.
Exotismo
Como una curiosidad de la época, como curiosidad exótica, sin una función definida se destaca el Pavilion de Brighton, del arquitecto John Nash , coronado con cúpulas de cebolla de estilo oriental, pero en hierro forjado.
América
Las estructuras innovadoras también se aplicarán en América en diferentes construcciones, un ejemplo sobresaliente fue la cúpula del Capitolio de Washington de 1855. La eclosión en el otro lado del Atlántico se produjo a finales del siglo XIX en los rascacielos de Chicago y Nueva York, una originalidad del nuevo continente que lo distanciará de Europa en el desarrollo de estas altas torres que se elevarán en el paisaje americano.
Rechazo como solución estética
En general la estructura de hierro y vidrio se solía enmascarar con mampostería, usándose sólo como montante, debido a que aún no se consideraba una solución estética valedera para que quedase al desnudo.
Poco a poco se irá dejando el hierro al descubierto y se difundirá la aceptación de este nuevo material para la arquitectura de prestigio.
El rechazo que concitó en un principio este tipo de arquitectura lo podemos entender a través de un ejemplo. Cuando en Inglaterra se alzó una iglesia en hierro y vidrio, el obispo local se negó a consagrarla por no considerarla una arquitectura digna para un templo de Dios.
Otro ejemplo lo constituye el actual Museo de la Ciencia de Londres en South Kensigton, , que en su momento fue motivo de burla entre los arquitectos y el público en general, por su estructura de hierro al desnudo, lo llamaban la caldera de Brompton.
Un gran espaldarazo oficial a estas estructuras, lo constituyó el encargo de una sala de baile prefabricada en hierro y vidrio para el Castillo de Balmoral , Escocia, adquirido en 1852 por el Príncipe Alberto, esposo de la Reina Victoria.
Recién en la exposición de París de 1878 se puede decir que el hierro queda a la vista sin complejos.
Las primeras estructuras de hierro y vidrio, generaban tanta admiración como inseguridad, mucha gente temía que aquellas moles se viniesen abajo como un castillo de naipes y se rehusaban a entrar dentro del recinto.
Existía también el factor estético, el rechazo a la vista, se consideraba un material un poco vasto para poseer una cualidad estética intrínseca, por eso debía revestirse con mampostería.
Las críticas frente a la fealdad del hierro llevará a Batteaux a opinar que “la arquitectura no es un espectáculo, sino un servicio” Muchos arquitectos como el norteamericano Sullivan compararán a las obras con un barco en el que la belleza es sinónimo del buen navegar, y no por su ornamentación o los materiales empleados..
La aceptación de los nuevos materiales al desnudo abonará el camino hacia la arquitectura contemporánea funcionalista que se desarrollará en los inicios del siglo XX.
En diferentes momentos de la historia de la arquitectura la función se ha inclinado frente a la decoración Uno de los estilos que se originarán en las postrimerías del siglo XIX, la arquitectura Art Nouveau, contará con el hierro maleable para sus decoraciones alambicadas, con volutas, curvas y motivos florales. Esto equivalió a darle la bienvenida a los materiales que permitían estos detalles decorativos.
El punto álgido de los estructuralistas en hierro será la Torre Eiffel construida para la exposición universal que conmemoraba el centenario de la revolución francesa, en 1889. Se erige así el edificio más alto del mundo, y esta vez será Francia la que se lleve los laureles.
En la concepción del progreso propia del siglo XIX el papel jugado por la industria constituirá la base del poderío imperial británico. Y será frecuentemente utilizado como signo de la superioridad intelectual que justificaba el colonialismo practicado desde Londres.
Paxton y el palacio de cristal
Este carácter de “bofetada cultural” se hará presente en las exposiciones universales. Estas exposiciones se distinguían por ser acontecimientos especialísimos y fungían de espacio de competencia entre las potencias industriales, las cuales podían luego presumir de poseer las últimas invenciones tecnológicas que demostraban su “superioridad”.
Con motivo de una de estas exposiciones universales: la de Londres de 1851 se presentará la obra cumbre de la arquitectura en hierro y vidrio: el Palacio de Cristal de Paxton. Joseph Paxton era jardinero del Duque de Devonshire. Según cuenta la tradición a este hombre de Bedfordshire se le ocurre la idea de la construcción de un costillar de hierro a partir de los camalotes.
Su hija por accidente se cayó en un estanque encima de una Victoria Regia, y Paxton al ver que la niña no se hundía y flotaba, comprendió la resistencia de las nervaduras.
El jardinero aplicará luego la fórmula a los costillares de hierro para la construcción de invernaderos que sorprenderán por lo innovadores, y porque permitirán conservar vegetación tropical en un clima poco propicio como el del Reino Unido.
Gran Bretaña será pionera en este tipo de arquitectura, y afortunadamente algunos de ellos aún se mantienen en pie como testigos de esos avances, como el Palm Stove en Kew Gardens.
El Palacio de Cristal de Londres significó la culminación de las investigaciones de Paxton abriendo el camino para la construcción de otros palacios de cristal que se difundirán por todo el mundo, Madrid, Munich, Dublín y Nueva York. Y si bien la razón principal para este tipo de arquitectura fue evitar incendios, la mayoría de ellos, salvo el de Madrid acabaron incendiándose.
El mismo Palacio de Paxton, corrió esa suerte luego de ser trasladado de Londres a Sydenham en los años treinta de siglo XX.
La mole del Palacio de Cristal de Londres sorprendió a propios y extraños, desde el inicio, ya que se alzó en el tiempo record de seis meses. Llevó tres meses la construcción de la estructura y tres meses el armado. Constaba de una estructura de 93000 metros cuadrados, de 560m x 137m, con casi 300 mil paneles de vidrio.
Tenía además de hierro, vigas de madera ahuecadas, que actuaban de caños de desagüe.
La operación consistía en el ensamblado de módulos de unos 7,5 m.
Causó sensación en el mundo de la ciencia y la técnica colocando a Inglaterra a la vanguardia de la arquitectura experimental.
La arquitectura de mercados
Dentro de la tipología creada por la arquitectura de hierro y vidrio destacan también los mercados, nuestro tema principal.
Entre 1857 y 1900 se construyen más de treinta mercados sólo en París con esta estructura novedosa.
Los antecedentes de la construcción de mercados se remontan a los “halles” de los Países Bajos en el siglo XIII, y luego aparecerán las Loggias Italianas del Renacimiento, ya que antes este tipo de comercio desarrollaba al aire libre. Como ocurrirá en la ciudad de Montevideo inmediatamente después de su fundación.
Alfredo Castellanos recoge información de los lugares donde se llevaba a cabo esta actividad de intercambio comercial.
Para el comercio de la carne se contaba con la Recova, detrás del Cabildo, y para las frutas, verduras y aves el lado sur de la Plaza Matriz; mientras que los pescados se vendían por el lado de la calle Treinta y Tres.
El Mercado Viejo era el más antiguo, existía desde 1836 dentro de la Ciudadela.. Cuando se procede a demoler el recinto amurallado se lo trasladará detrás del Teatro Solís, en el predio donde hoy se ubica el Mercado Central. A este edificio se le llamará Mercado Nuevo y será construido por otro arquitecto inglés Thomas Havers en 1869. El primer día de su inauguración sucedió un episodio muy folclórico que registra la prensa del momento: Se había inunda el novel mercado por una copiosa lluvia y los verduleros indignados reciben a su autor a tomatazos y papazos en señal de protesta.
Havers será también el arquitecto de la antigua sede del correo en la calle Sarandi.
En lo que a mercados se refiere la ciudad contará con dos mercados más : el Mercado Chico o del Oeste, también conocido como Mercado Sostoa en Pérez Castellano y Sarandí, inaugurado en 1839, además del Mercado del Este, inaugurado en 1859, donde hoy se encuentra el Mercado de la Abundancia, en San José y Yaguarón. Todos poseían estructuras de madera. El Mercado del Puerto será el primero en hierro y vidrio del Uruguay. Luego vendrá el Mercado Agrícola, que aprovechará una estructura de pabellón de exposiciones en Bélgica cuyas partes en hierro fueron fabricadas en Londres por Edward Wood en 1908.
Mercado del puerto
Para la actualización arquitectónica en los nuevos materiales el Uruguay se encontraba en desventaja respecto a otros países americanos, debido a la inexistencia de yacimientos de hierro en su territorio.
Durante la colonización española el hierro era importado de fundiciones vascas, de Vizcaya, y luego provendrá de Inglaterra y Bélgica.
Poco a poco el hierro se irá incorporando a la arquitectura residencial, a la comercial, a las oficinas, barracas, y a la arquitectura del ocio, para la construcción de teatros como el Solís e hipódromos como el de Maroñas.
La construcción del Mercado del Puerto se producirá en la época de oro de las construcciones en hierro y vidrio, cuando ya se contaba con antecedentes exitosos, como el Mercado del Pescado de Londres, o Les Halles de París.
Aún no se había superado totalmente la visión de que el ensamblado de módulos producidos en serie era un demérito, como el que hace trampa en arquitectura y arma un mecano, de allí la inclusión de la mayor cantidad posible de partes de mampostería para jerarquizar la obra. Aunque la propia función de un edificio netamente para fines prácticos como podía ser un mercado mitigaba bastante el prejuicio que pesaba sobre la construcción en hierro y vidrio.
El Mercado del Puerto arrastra una leyenda, que aseguraba que su estructura había venido de Inglaterra en un barco con destino a Chile, y que al haber zozobrado, y encallado en Montevideo, sus partes metálicas, luego de ser adquiridas por empresarios montevideanos, se habían utilizado para la construcción del Mercado del Puerto.
La verdad es que fue un proyecto aprobado durante el gobierno provisorio de Venancio Flores, que en 1865 consideraba pertinente la construcción de un mercado moderno, con las mejores técnicas empleadas en este tipo de obras en Europa. La construcción de éste mercado está ligada a la del Mercado Nuevo, ya que es una decisión de la Junta Económico Administrativa de que una ciudad como Montevideo, de 50000 habitantes debía contar con dos mercados nuevos.
El emprendimiento del Mercado del Puerto en concreto, revistaba tal interés público, que fue modificado en dos instancias por el gobierno.
El contrato incluso fue homologado por una ley del 30 de abril de 1868.
Se constituye una sociedad con el fin de erigir el mercado, la cual se inicia con un capital de 309000 pesos oro distribuidos en 618 acciones de 500 pesos cada una. La iniciativa fue presentada a una sociedad de inversores por Juan Francisco de la Serna, propietario del terreno que poseía una superficie de 3500 metros cuadrados, y estaba ubicado en el lugar conocido como Baño de los Padres, frente a la Aduana, lindero con el del Sr. Pablo Duplessis,
A los tres años de constituida la sociedad del Mercado del Puerto, presidida por el Sr. Pedro Sáenz de Zumarán, se inaugurará el edificio por todo lo alto, el 10 de octubre de 1868, con la presencia del entonces presidente de la República, Don Lorenzo Batlle y la asistencia de legisladores y miembros de la junta municipal se celebrará con un lunch el bautismo del cuarto y más moderno mercado de la ciudad.
El frente principal de la construcción se ubica hacia la calle Pérez Castellano con una fachada de 80 metros, el lado Norte da a 25 de Agosto, y el sur hacia la calle Piedras.
Los planos para la construcción del edificio se encargarán directamente a Gran Bretaña, y los trazará el ingeniero R.H. Mesures. La fundición correrá a cargo de los talleres de la Union Foundry de K y T Parkin de Liverpool.
El ingeniero Mesures viajará especialmente de Inglaterra a Montevideo con un grupo de oficiales herreros británicos para dirigir el montaje de la obra in situ.
La parte de albañilería fue realizada por técnicos locales, y estuvo a cargo del arquitecto Eugenio Perot.
Perot buscó la sencillez sin abundar en detalles decorativos superfluos, que simplemente fuese un edificio que cumpliese cabalmente con su función.
El frente contaba originalmente con portones de cuatro hojas que se abrían a un espacio interior cubierto de estructura metálica. . Sus tres fachadas con vanos de arco de medio punto albergaban locales comerciales en mampostería abiertos al exterior en todo el perímetro
La planta es basilical, con cinco naves coronadas con una cúpula central.
El espacio en el centro de la construcción no tiene apoyos y cuenta con varios muros ciegos en obra de albañilería.
Las naves se apoyan en columnas de hierro con claraboyas que actúan como lucernarios que se verán complementados con celosías para facilitar tanto la ventilación como la iluminación.
La estructura se despliega en costillas de hierro con tensores de cordones de hierro que conforman unas cerchas curvas apoyadas sobre vigas de hierro forjado.
La estructura de hierro se intenta ocultar por las razones que hemos expuesto, y actúa primordialmente como sustento del edificio.
La cubierta se remata en crucería con forma de techo a cuatro aguas.
Las columnas de hierro que se encuentran dentro del mercado guardan cierta similitud con las utilizadas en estaciones de trenes británicas, como la Victoria Station de Londres. Son columnas divididas en dos tramos separados por un capitel, desde el que se desprenden dos ménsulas de hierro fundido con ornamentación.
Debajo de la cúpula se ubicó una fuente también de hierro, que permitía refrescarse constantemente. Según parece ésta se diseñó en Inglaterra pensando en Uruguay como un país tropical.
En 1897 esta fuente será sustituida por un puesto central dividido en cuatro secciones.
En el centro del puesto se colocó el reloj que vemos en la actualidad, instalado el 25 de agosto de 1897 por la casa Paganini, que sustituía a la fuente.
La fuente removida fue ofrecida por la sociedad administradora del mercado a la Intendencia Municipal de Montevideo, más concretamente a la Dirección de Parques y Jardines. En vista que éste organismo no muestra demasiado interés por retirarla, se decide finalmente subastarla.
Será adquirida en la suma de 120 pesos por un particular, el Sr. Errandonea, en la casa de remates de Gomensoro.
El mercado pasó a ser una institución fundamental en la vida de Montevideo desde su propio inicio, la importancia que se le otorgó la apreciamos en su imagen estampada en un billete de 200 pesos del Banco Nacional en 1887 así como la declaración de
monumento histórico nacional en 1975 y su posterior remodelación en 1986, que han hecho de él un paseo obligado para todo turista que llegue a la capital.
No podemos decir que la visita del ingeniero Mesures tuviera gran repercusión sobre el medio arquitectónico local, porque no se conocen contactos establecidos con arquitectos uruguayos, pero significó un puntapié inicial para este tipo de estructuras en el paisaje montevideano.
La mayor importancia que reviste su construcción se puede analizar en el marco de un Uruguay pujante que pretende enmarcarse en los países avanzados que apostaban a los progresos de la tecnología mirando hacia Europa como modelo, y teniendo como norte la industrialización. Es producto de los planes modernizadores y civilizatorios que los gobiernos se van a trazar para colocar al Uruguay entre los países avanzados que apostaban al progreso industrial.
Un país que veía la presencia de influencias europeas como ideales para imitar, que recibió a Adams, a Mesures y a otros tantos técnicos con las esperanzas de un país joven que a la vez que tenía mucho para aprender también tenía mucho para ofrecer.
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13) Reynolds, Donald. "The Nineteenth Century", Cambridge University Press, Cambridge, 1985.
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Dpto. de Historia del Uruguay y Dpto. de Letras Modernas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.
La influencia británica en la arquitectura uruguaya. La arquitectura de hierro y vidrio: el mercado
del puerto
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Didier Calvar
La influencia ejercida por el Imperio Británico trasciende lo más popularmente conocido como fue el aporte a la prensa, la importación del fútbol por los trabajadores del ferrocarril, o las razas bovinas que se cruzaron con las locales.
Diferentes empresarios británicos trajeron al Río de la Plata ideas que ya se aplicaban en su país de origen, entre las que se incluyen las tendientes a la organización del espacio, en lo urbanístico y lo arquitectónico.
Podemos mencionar la arquitectura de saladeros aplicadas por Samuel Lafone en el Cerro, más precisamente en el Rincón de la Teja - después de su arribo al Uruguay en 1825 - así como de viviendas obreras, como el llamado conventillo de Lafone, y planes de construcción más formales como el proyecto Villa Cosmópolis de 1835 que albergaría trabajadores de diferentes partes de Europa.
En Gran Bretaña soluciones como las de los factory towns o company towns, existían desde 1820, por lo cual no resulta extraño que inspiraran a los inversores ingleses emigrados a América.
Empresarios con ideas filantrópicas que en el caso de Lafone, deberíamos matizar, ya que si bien destacará por su aporte a la comunidad británica de Montevideo donando el dinero para la construcción del antiguo Templo Inglés de Montevideo en 1843 (el primer templo de la Iglesia de Inglaterra en América Latina) Por otro lado con el gobierno de la defensa, que fue su deudor, resultó implacable, cobrándole el préstamo efectuado en oro y con creces.
Esta filantropía fue acompañada de un afán de lucro y de condiciones laborales mejoradas para alcanzar una mayor productividad por parte de los trabajadores.
Lo que demuestra una visión burguesa más moderna que los distanciaba de los empresarios esclavistas.
Urbanismo y revolución industrial
Gran Bretaña había sufrido un proceso de industrialización que había traído aparejada la tugurización de las ciudades.
Pensemos en las consecuencias demográficas de estos cambios si observamos el crecimiento de las ciudades de Manchester y Londres. La población de Manchester pasará de 75000 habitantes en 1801 a 600.000 en 1901, y Londres en el mismo período de 1 millón de almas a 6 millones y medio.
La preocupación de las autoridades inglesas por el hacinamiento y las condiciones de higiene, que habían creado una situación dantesca, quedaba patente en la literatura de Dickens como se describe en la novela “Nicholas Nickleby” o incluso en otra escrita por el propio Disraeli.
Dadas las dificultades en el transporte, era muy importante para los obreros estar lo más próximo posible al centro urbano, que era donde se encontraba su lugar de trabajo.
Las viviendas precarias que habitaban tenían mala iluminación, pésima ventilación, ausencia de servicios sanitarios y flagrante acumulación de residuos.
Esta situación lamentable provocaba una gran incidencia de enfermedades como el cólera o la tuberculosis que asolaron Europa entre 1830 y 1840.
Estas epidemias diezmaban a la población más pobre, por lo cual se propondrán reformas sanitarias y legislación pertinente sobre construcción y mantenimiento.
Diferentes iniciativas promoverán los cambios en la vivienda como el Labouring Classes Lodging Houses Act, con el objetivo focalizado en la erradicación de los shanty towns o tugurios, equivalentes a nuestros cantegriles.
Tan tempranamente como 1812 se producirá el Informe Chadwick sobre las condiciones de los marginados y una cadena de sucesos hará recaer la responsabilidad de la situación en las autoridades sanitarias británicas, desembocando en la aprobación de la Ley de Salud Pública en 1848.
Dicha ley establecía el tendido de una red cloacal, la recolección de residuos, el suministro de agua, caminería adecuada, inspección de mataderos y el entierro de los muertos.
Estas medidas higienistas- acompañadas con una mejora en la nutrición - harán descender la tasa de mortalidad en todo el Reino Unido.
Más allá de lo humanitario, la vivienda digna comenzará a ser vista por muchos teóricos como una alternativa a los conflictos sociales.
Consignaba el Informe Bradford “Si las clases inferiores no tienen parques ni lugares donde practicar deportes y mantener la mente ocupada, será este hecho que los conduzca al cartismo” Recordemos que el cartismo era el movimiento organizado por obreros ingleses en 1838 para reclamar el voto universal.
Resulta elocuente para entender los planes de los capitalistas europeos del siglo XIX, la opinión del francés Chamelot “Hay que construir para atarlos a la propiedad, fuente de amor y de orden”,
Muchos pensadores británicos como William Morris realizaron críticas acérrimas a la sociedad industrial, que luego tendrán eco sobre inversores que llegaron a América y acompañaron junto a sus emprendimientos industriales viviendas obreras.
La iniciativa privada tuvo también mucha incidencia en esta corrección del capitalismo frente a los peligros revolucionarios, contando con figuras de célebres filántropos o utopistas como Owen que procuraron dignificar la vivienda obrera comunitaria.
Owen imaginaba complejos que podrían albergar de 500 a 1500 personas. Esta intención estaba cargada de preceptos morales en la medida que instalaciones de este tipo eran vistas en la época como una de las vacunas contra las tentaciones viciosas, como el alcoholismo, mal reinante en los tugurios.
Por esta misma razón las intervenciones en Uruguay procuraban regular el tiempo libre del obrero en actividades saludables como el deporte, y el baile los días de cobro.
En 1845 se constituirá en Gran Bretaña la First Society for Improving the Dwellings of the Labour Class, financiada por filántropos.
A pesar de todas las iniciativas legales será recién en Vauxhall en 1892 donde se concrete un tipo de vivienda obrera en la que cada integrante de la familia pueda contar con su propio dormitorio.
En Uruguay los ejemplos de estas iniciativas de empresarios británicos se desarrollaron en Peñarol, para los empleados del ferrocarril, en Fray Bentos para los obreros del frigorífico Liebig’s y también en Conchillas (Colonia) para la extracción minera.
Arquitectos vinculados al Instituto de Historia de la Arquitectura de la facultad, Antola, Debetolaza , Ponte y Rey investigaron los asentamientos creados por ingleses en Uruguay y piensan que aunque interesantes, fueron ejemplos aislados que no incidieron demasiado sobre la organización de la empresa nacional.
Estos arquitectos estudian la calidad de la vivienda de acuerdo a la posición dentro de la compañía, la distribución de los espacios comunitarios, y el grado de imposición de la cultura británica.
Conchillas, en el departamento de Colonia, fue el lugar que más concentró una voluntad de transmitir los valores de sus propietarios en la medida que se contó con la presencia de maestras británicas y un templo de la Iglesia de Inglaterra al que los obreros debían asistir todos los domingos.
En los demás lugares la interferencia se circunscribía a la organización del tiempo de ocio, la vivienda y valores morales generales de civilidad garantizados por la educación obligatoria para sus hijos, con la promesa de incorporarse posteriormente a la plantilla de la empresa.
John adams
Sin lugar a dudas la personalidad británica más destacada en la arquitectura nacional fue el arquitecto John Adams.
Adams llega a Sudamérica en 1890, después de haber trabajado para la Compañía Maple de Londres, y se encarga de la arquitectura interior de instituciones financieras como el Banco Inglés del Río de la Plata en Buenos Aires y Rosario de Sta. Fe, así como del Banco Británico de la América del Sur en Montevideo.
Adams, oriundo de Brighton, había cursado estudios en Bath y South Kensington revalidando el título de arquitecto en Montevideo en 1894.
Fue un destacado miembro de la comunidad británica en Uruguay, y un hombre preocupado por la modernización de nuestro país. Al extremo de viajar al Reino Unido con el director uruguayo de Correos y Telégrafos con el propósito de estudiar el correo británico e incorporar su forma de funcionamiento innovador al sistema nacional.
Su vinculación con el Uruguay no acaba con su partida a Gran Bretaña, ya que ocupará el cargo de agregado comercial del consulado uruguayo en Londres hasta su muerte en 1938.
La obra de John Adams no es el tema central de nuestro trabajo, pero es interesante señalar la cantidad de obras que dejó en el paisaje montevideano, siguiendo el estilo neoclásico en boga en la Inglaterra del momento.
El Neoclasicismo como en tantos otros lugares fue adoptado en Montevideo por la arquitectura oficial como símbolo de adustez e identidad republicana del nuevo país. Una prueba de ello la constituye los edificios señeros de la arquitectura de Estado, como el Palacio Estévez, la central del Banco República, el Palacio Legislativo, el Cabildo, o la catedral metropolitana.
Adams es autor de innumerables obras en el Uruguay, a saber: el Banco de Londres y el Río de la Plata en Zabala y Cerrito La Agencia Marítima Houlder en Solís y Cerrito, el depósito de la importadora de los Taranco, la embajada británica en Montevideo en el Parque Batlle, el hospital Británico, el Banco Inglés en 25 de Mayo, o la casa de los empleados de la Compañía del Gas en Maldonado y Durazno.
Algunas de estas obras no fueron diseñada por Adams, sino que la empresa de Adams se dedicó a construirlas siguiendo los proyectos de otros arquitectos, como es el caso del Palacio Taranco.
Construyó su propia residencia montevideana en Uruguay y Mercedes, el complejo de Casas Caubarrère en Soriano e Ibicuy, la compañía de Tranvías La Transatlántica, la usina de los tranvías en Bella Vista, las instalaciones de la Compañía de Aguas Corrientes, y el edificio del London - París que fue inicialmente una empresa de seguros: la Standard Life Assurance Company.
Una de las obras más destacadas fue el Victoria Hall, hoy teatro Victoria, contiguo a una logia masónica y a la propia casa de Adams.
El préstamo para la realización de esta obra fue concedido por la Sociedad del Cementerio Inglés, la institución que luego venderá el edificio al Banco de Seguros del Estado, su propietario actual.
El Victoria Hall fue un teatro conmemorativo de la colectividad británica, inaugurado en 1897 y dedicado a celebrar las bodas de oro en el trono de la reina Victoria.
Resulta de especial interés el depósito de la firma Taranco, exportadora e importadora de víveres en Montevideo, realizado por John Adams, por tener elementos relacionados con nuestro principal tema, la arquitectura de hierro y vidrio con fines comerciales.
Este almacén de víveres en la calle Cerrito 470 poseía un esqueleto interno de hierro con columnas de hierro fundido y vigas metálicas, que lo hacen un exponente local de la arquitectura de hierro.
Nuevos materiales para la arquitectura
La arquitectura de hierro y vidrio en el siglo XIX resultó ser una novedad fundamental derivada de la revolución industrial.
Aunque en realidad la aplicación del hierro a la arquitectura data de la Antigüedad, y fue utilizado por los romanos como asistencia a la estructura, era acompañado por mampostería de piedra o ladrillo. Se usaba como refuerzo, aunque a veces tenía como falla que solía romper la piedra, por lo cual se implementó a posteriori el recubrimiento con plomo.
Esta situación cambiará con el transcurso del tiempo con el surgimiento del hormigón armado, en la década de 1880.
Volviendo a su empleo en el pasado, en el siglo XIII se había utilizado hierro en la construcción de algunas catedrales, así como en la fachada del Louvre en 1667 , pero siempre como auxilio a la resistencia de los materiales.
Se destaca la intervención de Sir Christopher Wren , quien utilizará en 1706 columnas de hierro para sostener las galerías de la Cámara de los Comunes del Parlamento de Londres.
En el siglo XVIII se comenzarán a construir en Gran Bretaña los invernaderos, puentes y naves de almacenaje que le darán otro protagonismo a la arquitectura de hierro propiamente dicha.
La producción de hierro
Los cambios técnicos propiciados por las investigaciones provenientes de las necesidades de la revolución industrial hicieron factible la disposición del hierro como material para la arquitectura.
El hierro se obtiene por una reacción química en el óxido de hierro a través del calentamiento del mismo metal en estado casi puro, a una temperatura de 1500 grados, para luego lograr las láminas.
La fundición del hierro contó con diferentes procedimientos a través de la historia del hombre.
Las primeras fundiciones se llevaron a cabo con carbón de leña y en el siglo XVIII se iniciará la fundición por medio del carbón de coke, Será el británico Henry Cort quien patente este nuevo tipo de pudelado que revolucione a la industria del hierro antes de iniciarse el siglo XIX.
La sustitución de la leña por el carbón de coke es la que permitirá la elaboración industrial del hierro, pasándose del hierro fundido - que era demasiado frágil para la construcción - al hierro forjado o laminado, más resistente.
La resistencia del hierro forjado a los procesos de corrosión y oxidación es cuatro veces mayor, convirtiéndose en un metal con alta capacidad de tracción y fácilmente soldable, ideal para estructuras de gran tamaño.
Estos nuevos materiales que revolucionaron la arquitectura poseían múltiples ventajas sobre la arquitectura tradicional de mampostería.
La revolución industrial permitirá la producción en grandes cantidades y a bajo costo de las barras de hierro necesarias para armar las estructuras.
Gran Bretaña tendrá una imperiosa necesidad de contar con este tipo de barras, esenciales para la construcción de rieles ferroviarios.
Abraham Darby en 1767 se consagrará como el precursor de la producción en serie de estos elementos, que convertirán a Gran Bretaña en la pionera de la comunicación ferroviaria decimonónica: completando16000 km de vías férreas en 1860.
Entre 1810 y 1830 se logrará duplicar la producción de hierro en barras llegando a constituir la mitad de la producción mundial entre 1830 y 1850.
Sólo descenderá por razones circunstanciales, como sucedió durante la guerra de Crimea, debido a la necesidad de consumo de hierro en la industria bélica.
Una segunda razón de peso fue la posibilidad de prefabricar los elementos fácilmente, transportarlos, venderlos por catálogo y luego exportarlos en forma de kits prefabricados que podían ser armados en destino. Esta novedad convertirá a esta industria en el buque insignia de la estandarización.
Por otra parte, las cualidades intrínsecas de este metal como material de soporte permitirán cubrir amplios espacios techados, con un ínfimo estorbo de puntos de apoyo, redundando en un mejor aprovechamiento del espacio interior.
La economía en tiempo y costo de construcción hacía del hierro un material imbatible frente a la mampostería. Sólo restaba decidir cuál sería su uso estético aceptable para la arquitectura.
Resultaba además una buena opción frente a la madera que con frecuencia provocaba incendios accidentales.
Las estructuras creadas ofrecían también la posibilidad de ser desmontadas y montadas en otros lugares con otras funciones diferentes para las que habían sido fabricadas.
En lo que a la estética se refiere, veremos que revalorizará el desarrollo dimensional de la arquitectura, al liberar a la geometría volumétrica del peso de la masa.
La arquitectura de los grandes edificios había tenido que contar con el muro como delimitador del espacio interior y exterior, mientras que ahora con el hierro y el vidrio se eliminará esta distinción, al contar con una volumetría transparente que priorizará el vacío frente a la masa.
La iluminación interior es apenas menor que la exterior, algo que no podía suceder jamás con la predominancia del muro.
Como ya hemos señalado, el liderazgo técnico lo ejercerá Gran Bretaña, destacándose por las fundiciones que exportaban estructuras a todo el mundo, tanto podía ser un faro a las Islas Bermudas o llegar a la extravagancia de la empresa londinense John Walter que construirá un palacio entero prefabricado para enviarlo a un rey africano en 1843.
Todo resulta un círculo virtuoso ya que estos singulares envíos intercontinentales eran a su vez posibles en menor tiempo gracias a la invención y difusión del barco a vapor, que tendrá su auge en la década de1860. Se fletarán con celeridad de entrega estaciones de trenes, mercados, faros y estructuras que se dirigían tanto a EE.UU., Australia o a Sudamérica.
Los fundidores ingleses y escoceses se convertirían de esta forma en los impulsores del progreso industrial.
La última etapa del hierro la constituirá el avance hacia el proceso de fundido que convierta al hierro en acero.
Ya en 1850 los ingenieros y arquitectos habían notado que el hierro forjado no era tan resistente al fuego como se creía, por lo cual se vieron en la obligación de imaginar otro procedimiento para la fundición del hierro que lo hiciese más consistente.
En 1855 Henry Bessemer inventará un nuevo método para producir acero que fortalecerá las grandes estructuras. Thomas y Gilricht lo aplicarán posteriormente de forma sistemática en la década de 1880.
Otro pilar que coadyuvó fue el progreso científico, que significó una contribución fundamental para la arquitectura de hierro y vidrio, al facilitar los cálculos de cargas y tensiones en la construcción.
Durante el siglo XIX proliferarán las escuelas especializadas en la formación de ingenieros actuando como receptoras de todo los avances.
En París, se iniciará la polémica entre la Escuela Politécnica, fundada en 1795 por la tecnocracia de ingenieros, y los arquitectos que se formaban en la Escuela de Bellas Artes
La colisión de intereses se producirá justamente a partir de la arquitectura de hierro y vidrio debido a que ambas profesiones competirán por el mismo mercado: la construcción.
Los pioneros
La primera construcción que empleó el hierro como elemento estructural fue la iglesia de St. Anne construida en 1770 en Liverpool, cinco años antes que el famoso puente de Coalbrookdale construido por Thomas Farnolls Pritchard sobre el río Severn.
Farnolls era arquitecto y trabajará en un momento donde estas obras podían ser sólo emprendidas por ingenieros, quienes conocían mejor los cálculos de la resistencia de los materiales.
Este puente de Coalbrookdale será el pionero de otras series de puentes que se desplegarán por diferentes puntos de las Islas Británicas y el mundo.
En el caso de la arquitectura de puentes la obsesión de los técnicos era conseguir un material que permitiera la mayor luz posible, ensamblando estructuras para unir dos orillas. El hierro resultaba el material ideal para cumplir con este propósito.
Cubiertas y costillares
En lo que a cubiertas se refiere, se comenzará con algunas claraboyas pequeñas antes que el arquitecto británico Soane, utilice el hierro exitosamente en el Banco de Inglaterra para cubrir el óculo central de 7 metros con hierro y vidrio, eliminando totalmente la madera en las bóvedas .
Posteriormente se realizará la Bolsa del Carbón de Londres, de 1846 conformando una gran jaula de elementos de hierro que se elevaban hasta la cúpula acristalada que la cubría.
Recién en el Mercado del Trigo de París, obra de los ingenieros Belanger y Brunet, se utilizará el costillar de hierro, adquiriendo un carácter protagónico dentro del conjunto arquitectónico.
Esparcimiento
En lo que a edificios destinados al esparcimiento se refiere, la arquitectura de hierro y vidrio se va a hacer efectiva por primera vez en el teatro Smirke’s Covent de Londres en 1808. Para erigirlo se utilizaron como sostén columnas de hierro en forma de tubo, que resultaban más resistentes que las barras, y hasta permitían incluir detalles decorativos con reminiscencias historicistas.
Templos
En la ciudad de Liverpool se difundirán soluciones en hierro que se aplicarán a los templos como fueron los casos de las iglesias de St George y la de St Michael en 1813 y 1816 respectivamente.
El hierro verá también incrementada su utilización en la construcción de templos promovida por una ley británica que dotaba una cantidad astronómica para la construcción de iglesias en el siglo XIX. La ventaja de este procedimiento era acelerar el tiempo de construcción y aprovechar esta dotación excepcional para construir en poco tiempo.
Algunas de las estructuras utilizadas experimentaron la influencia del neogótico o Gothic Revival que floreció en las Islas Británicas en el siglo XIX, en edificios de todo tipo, desde el Museo de la Ciencia de Oxford en hierro y vidrio con arcos ojivales, hasta obras en mampostería para edificios públicos, templos, mansiones y casas de campo de la aristocracia.
Ferrocarriles
Las soluciones brindadas por los nuevos materiales encontrarán una perfecta aplicación en el epítome de la arquitectura con fines prácticos y vanguardistas: las estaciones ferroviarias. Estaciones como la de Euston, hoy desaparecida, St Pancras, King’s Cross, y Paddington en Londres, o la Midlands en Oxford, funcionaron como ejemplos vivos de la más avanzada modernidad, exhibiendo las maravillas de la arquitectura de hierro y vidrio al servicio de la nueva sociedad industrial que miraba con orgullo hacia el futuro.
En Uruguay el tren se inaugurará recién en 1869 con la línea que unía Bella Vista con Las Piedras, a partir de la década del 70 se irán multiplicando las necesidades de hierro para el tendido de vías férreas o estaciones de trenes y tranvías, que tendrán estrechas vinculaciones con los capitales británicos.
Locales comerciales
Otro de los usos frecuentes del hierro fue su utilización para cubrir fachadas de locales comerciales, llegando incluso a asociarse con la arquitectura de los grandes almacenes, que se iniciaban como novedosos puntos de venta, revolucionarios del mercado minorista mundial.
Esta solución para fachadas se dejó de emplear al poco tiempo, debido a que cuando se producían incendios, la alta temperatura fundía el metal provocando derrumbamientos fatales.
Con el transcurso de los años la arquitectura de hierro y vidrio se incorporará al paisaje urbano en estructuras comerciales, a veces en forma de galerías con esta finalidad, como la de Víctor Manuel en Milán.
Exotismo
Como una curiosidad de la época, como curiosidad exótica, sin una función definida se destaca el Pavilion de Brighton, del arquitecto John Nash , coronado con cúpulas de cebolla de estilo oriental, pero en hierro forjado.
América
Las estructuras innovadoras también se aplicarán en América en diferentes construcciones, un ejemplo sobresaliente fue la cúpula del Capitolio de Washington de 1855. La eclosión en el otro lado del Atlántico se produjo a finales del siglo XIX en los rascacielos de Chicago y Nueva York, una originalidad del nuevo continente que lo distanciará de Europa en el desarrollo de estas altas torres que se elevarán en el paisaje americano.
Rechazo como solución estética
En general la estructura de hierro y vidrio se solía enmascarar con mampostería, usándose sólo como montante, debido a que aún no se consideraba una solución estética valedera para que quedase al desnudo.
Poco a poco se irá dejando el hierro al descubierto y se difundirá la aceptación de este nuevo material para la arquitectura de prestigio.
El rechazo que concitó en un principio este tipo de arquitectura lo podemos entender a través de un ejemplo. Cuando en Inglaterra se alzó una iglesia en hierro y vidrio, el obispo local se negó a consagrarla por no considerarla una arquitectura digna para un templo de Dios.
Otro ejemplo lo constituye el actual Museo de la Ciencia de Londres en South Kensigton, , que en su momento fue motivo de burla entre los arquitectos y el público en general, por su estructura de hierro al desnudo, lo llamaban la caldera de Brompton.
Un gran espaldarazo oficial a estas estructuras, lo constituyó el encargo de una sala de baile prefabricada en hierro y vidrio para el Castillo de Balmoral , Escocia, adquirido en 1852 por el Príncipe Alberto, esposo de la Reina Victoria.
Recién en la exposición de París de 1878 se puede decir que el hierro queda a la vista sin complejos.
Las primeras estructuras de hierro y vidrio, generaban tanta admiración como inseguridad, mucha gente temía que aquellas moles se viniesen abajo como un castillo de naipes y se rehusaban a entrar dentro del recinto.
Existía también el factor estético, el rechazo a la vista, se consideraba un material un poco vasto para poseer una cualidad estética intrínseca, por eso debía revestirse con mampostería.
Las críticas frente a la fealdad del hierro llevará a Batteaux a opinar que “la arquitectura no es un espectáculo, sino un servicio” Muchos arquitectos como el norteamericano Sullivan compararán a las obras con un barco en el que la belleza es sinónimo del buen navegar, y no por su ornamentación o los materiales empleados..
La aceptación de los nuevos materiales al desnudo abonará el camino hacia la arquitectura contemporánea funcionalista que se desarrollará en los inicios del siglo XX.
En diferentes momentos de la historia de la arquitectura la función se ha inclinado frente a la decoración Uno de los estilos que se originarán en las postrimerías del siglo XIX, la arquitectura Art Nouveau, contará con el hierro maleable para sus decoraciones alambicadas, con volutas, curvas y motivos florales. Esto equivalió a darle la bienvenida a los materiales que permitían estos detalles decorativos.
El punto álgido de los estructuralistas en hierro será la Torre Eiffel construida para la exposición universal que conmemoraba el centenario de la revolución francesa, en 1889. Se erige así el edificio más alto del mundo, y esta vez será Francia la que se lleve los laureles.
En la concepción del progreso propia del siglo XIX el papel jugado por la industria constituirá la base del poderío imperial británico. Y será frecuentemente utilizado como signo de la superioridad intelectual que justificaba el colonialismo practicado desde Londres.
Paxton y el palacio de cristal
Este carácter de “bofetada cultural” se hará presente en las exposiciones universales. Estas exposiciones se distinguían por ser acontecimientos especialísimos y fungían de espacio de competencia entre las potencias industriales, las cuales podían luego presumir de poseer las últimas invenciones tecnológicas que demostraban su “superioridad”.
Con motivo de una de estas exposiciones universales: la de Londres de 1851 se presentará la obra cumbre de la arquitectura en hierro y vidrio: el Palacio de Cristal de Paxton. Joseph Paxton era jardinero del Duque de Devonshire. Según cuenta la tradición a este hombre de Bedfordshire se le ocurre la idea de la construcción de un costillar de hierro a partir de los camalotes.
Su hija por accidente se cayó en un estanque encima de una Victoria Regia, y Paxton al ver que la niña no se hundía y flotaba, comprendió la resistencia de las nervaduras.
El jardinero aplicará luego la fórmula a los costillares de hierro para la construcción de invernaderos que sorprenderán por lo innovadores, y porque permitirán conservar vegetación tropical en un clima poco propicio como el del Reino Unido.
Gran Bretaña será pionera en este tipo de arquitectura, y afortunadamente algunos de ellos aún se mantienen en pie como testigos de esos avances, como el Palm Stove en Kew Gardens.
El Palacio de Cristal de Londres significó la culminación de las investigaciones de Paxton abriendo el camino para la construcción de otros palacios de cristal que se difundirán por todo el mundo, Madrid, Munich, Dublín y Nueva York. Y si bien la razón principal para este tipo de arquitectura fue evitar incendios, la mayoría de ellos, salvo el de Madrid acabaron incendiándose.
El mismo Palacio de Paxton, corrió esa suerte luego de ser trasladado de Londres a Sydenham en los años treinta de siglo XX.
La mole del Palacio de Cristal de Londres sorprendió a propios y extraños, desde el inicio, ya que se alzó en el tiempo record de seis meses. Llevó tres meses la construcción de la estructura y tres meses el armado. Constaba de una estructura de 93000 metros cuadrados, de 560m x 137m, con casi 300 mil paneles de vidrio.
Tenía además de hierro, vigas de madera ahuecadas, que actuaban de caños de desagüe.
La operación consistía en el ensamblado de módulos de unos 7,5 m.
Causó sensación en el mundo de la ciencia y la técnica colocando a Inglaterra a la vanguardia de la arquitectura experimental.
La arquitectura de mercados
Dentro de la tipología creada por la arquitectura de hierro y vidrio destacan también los mercados, nuestro tema principal.
Entre 1857 y 1900 se construyen más de treinta mercados sólo en París con esta estructura novedosa.
Los antecedentes de la construcción de mercados se remontan a los “halles” de los Países Bajos en el siglo XIII, y luego aparecerán las Loggias Italianas del Renacimiento, ya que antes este tipo de comercio desarrollaba al aire libre. Como ocurrirá en la ciudad de Montevideo inmediatamente después de su fundación.
Alfredo Castellanos recoge información de los lugares donde se llevaba a cabo esta actividad de intercambio comercial.
Para el comercio de la carne se contaba con la Recova, detrás del Cabildo, y para las frutas, verduras y aves el lado sur de la Plaza Matriz; mientras que los pescados se vendían por el lado de la calle Treinta y Tres.
El Mercado Viejo era el más antiguo, existía desde 1836 dentro de la Ciudadela.. Cuando se procede a demoler el recinto amurallado se lo trasladará detrás del Teatro Solís, en el predio donde hoy se ubica el Mercado Central. A este edificio se le llamará Mercado Nuevo y será construido por otro arquitecto inglés Thomas Havers en 1869. El primer día de su inauguración sucedió un episodio muy folclórico que registra la prensa del momento: Se había inunda el novel mercado por una copiosa lluvia y los verduleros indignados reciben a su autor a tomatazos y papazos en señal de protesta.
Havers será también el arquitecto de la antigua sede del correo en la calle Sarandi.
En lo que a mercados se refiere la ciudad contará con dos mercados más : el Mercado Chico o del Oeste, también conocido como Mercado Sostoa en Pérez Castellano y Sarandí, inaugurado en 1839, además del Mercado del Este, inaugurado en 1859, donde hoy se encuentra el Mercado de la Abundancia, en San José y Yaguarón. Todos poseían estructuras de madera. El Mercado del Puerto será el primero en hierro y vidrio del Uruguay. Luego vendrá el Mercado Agrícola, que aprovechará una estructura de pabellón de exposiciones en Bélgica cuyas partes en hierro fueron fabricadas en Londres por Edward Wood en 1908.
Mercado del puerto
Para la actualización arquitectónica en los nuevos materiales el Uruguay se encontraba en desventaja respecto a otros países americanos, debido a la inexistencia de yacimientos de hierro en su territorio.
Durante la colonización española el hierro era importado de fundiciones vascas, de Vizcaya, y luego provendrá de Inglaterra y Bélgica.
Poco a poco el hierro se irá incorporando a la arquitectura residencial, a la comercial, a las oficinas, barracas, y a la arquitectura del ocio, para la construcción de teatros como el Solís e hipódromos como el de Maroñas.
La construcción del Mercado del Puerto se producirá en la época de oro de las construcciones en hierro y vidrio, cuando ya se contaba con antecedentes exitosos, como el Mercado del Pescado de Londres, o Les Halles de París.
Aún no se había superado totalmente la visión de que el ensamblado de módulos producidos en serie era un demérito, como el que hace trampa en arquitectura y arma un mecano, de allí la inclusión de la mayor cantidad posible de partes de mampostería para jerarquizar la obra. Aunque la propia función de un edificio netamente para fines prácticos como podía ser un mercado mitigaba bastante el prejuicio que pesaba sobre la construcción en hierro y vidrio.
El Mercado del Puerto arrastra una leyenda, que aseguraba que su estructura había venido de Inglaterra en un barco con destino a Chile, y que al haber zozobrado, y encallado en Montevideo, sus partes metálicas, luego de ser adquiridas por empresarios montevideanos, se habían utilizado para la construcción del Mercado del Puerto.
La verdad es que fue un proyecto aprobado durante el gobierno provisorio de Venancio Flores, que en 1865 consideraba pertinente la construcción de un mercado moderno, con las mejores técnicas empleadas en este tipo de obras en Europa. La construcción de éste mercado está ligada a la del Mercado Nuevo, ya que es una decisión de la Junta Económico Administrativa de que una ciudad como Montevideo, de 50000 habitantes debía contar con dos mercados nuevos.
El emprendimiento del Mercado del Puerto en concreto, revistaba tal interés público, que fue modificado en dos instancias por el gobierno.
El contrato incluso fue homologado por una ley del 30 de abril de 1868.
Se constituye una sociedad con el fin de erigir el mercado, la cual se inicia con un capital de 309000 pesos oro distribuidos en 618 acciones de 500 pesos cada una. La iniciativa fue presentada a una sociedad de inversores por Juan Francisco de la Serna, propietario del terreno que poseía una superficie de 3500 metros cuadrados, y estaba ubicado en el lugar conocido como Baño de los Padres, frente a la Aduana, lindero con el del Sr. Pablo Duplessis,
A los tres años de constituida la sociedad del Mercado del Puerto, presidida por el Sr. Pedro Sáenz de Zumarán, se inaugurará el edificio por todo lo alto, el 10 de octubre de 1868, con la presencia del entonces presidente de la República, Don Lorenzo Batlle y la asistencia de legisladores y miembros de la junta municipal se celebrará con un lunch el bautismo del cuarto y más moderno mercado de la ciudad.
El frente principal de la construcción se ubica hacia la calle Pérez Castellano con una fachada de 80 metros, el lado Norte da a 25 de Agosto, y el sur hacia la calle Piedras.
Los planos para la construcción del edificio se encargarán directamente a Gran Bretaña, y los trazará el ingeniero R.H. Mesures. La fundición correrá a cargo de los talleres de la Union Foundry de K y T Parkin de Liverpool.
El ingeniero Mesures viajará especialmente de Inglaterra a Montevideo con un grupo de oficiales herreros británicos para dirigir el montaje de la obra in situ.
La parte de albañilería fue realizada por técnicos locales, y estuvo a cargo del arquitecto Eugenio Perot.
Perot buscó la sencillez sin abundar en detalles decorativos superfluos, que simplemente fuese un edificio que cumpliese cabalmente con su función.
El frente contaba originalmente con portones de cuatro hojas que se abrían a un espacio interior cubierto de estructura metálica. . Sus tres fachadas con vanos de arco de medio punto albergaban locales comerciales en mampostería abiertos al exterior en todo el perímetro
La planta es basilical, con cinco naves coronadas con una cúpula central.
El espacio en el centro de la construcción no tiene apoyos y cuenta con varios muros ciegos en obra de albañilería.
Las naves se apoyan en columnas de hierro con claraboyas que actúan como lucernarios que se verán complementados con celosías para facilitar tanto la ventilación como la iluminación.
La estructura se despliega en costillas de hierro con tensores de cordones de hierro que conforman unas cerchas curvas apoyadas sobre vigas de hierro forjado.
La estructura de hierro se intenta ocultar por las razones que hemos expuesto, y actúa primordialmente como sustento del edificio.
La cubierta se remata en crucería con forma de techo a cuatro aguas.
Las columnas de hierro que se encuentran dentro del mercado guardan cierta similitud con las utilizadas en estaciones de trenes británicas, como la Victoria Station de Londres. Son columnas divididas en dos tramos separados por un capitel, desde el que se desprenden dos ménsulas de hierro fundido con ornamentación.
Debajo de la cúpula se ubicó una fuente también de hierro, que permitía refrescarse constantemente. Según parece ésta se diseñó en Inglaterra pensando en Uruguay como un país tropical.
En 1897 esta fuente será sustituida por un puesto central dividido en cuatro secciones.
En el centro del puesto se colocó el reloj que vemos en la actualidad, instalado el 25 de agosto de 1897 por la casa Paganini, que sustituía a la fuente.
La fuente removida fue ofrecida por la sociedad administradora del mercado a la Intendencia Municipal de Montevideo, más concretamente a la Dirección de Parques y Jardines. En vista que éste organismo no muestra demasiado interés por retirarla, se decide finalmente subastarla.
Será adquirida en la suma de 120 pesos por un particular, el Sr. Errandonea, en la casa de remates de Gomensoro.
El mercado pasó a ser una institución fundamental en la vida de Montevideo desde su propio inicio, la importancia que se le otorgó la apreciamos en su imagen estampada en un billete de 200 pesos del Banco Nacional en 1887 así como la declaración de
monumento histórico nacional en 1975 y su posterior remodelación en 1986, que han hecho de él un paseo obligado para todo turista que llegue a la capital.
No podemos decir que la visita del ingeniero Mesures tuviera gran repercusión sobre el medio arquitectónico local, porque no se conocen contactos establecidos con arquitectos uruguayos, pero significó un puntapié inicial para este tipo de estructuras en el paisaje montevideano.
La mayor importancia que reviste su construcción se puede analizar en el marco de un Uruguay pujante que pretende enmarcarse en los países avanzados que apostaban a los progresos de la tecnología mirando hacia Europa como modelo, y teniendo como norte la industrialización. Es producto de los planes modernizadores y civilizatorios que los gobiernos se van a trazar para colocar al Uruguay entre los países avanzados que apostaban al progreso industrial.
Un país que veía la presencia de influencias europeas como ideales para imitar, que recibió a Adams, a Mesures y a otros tantos técnicos con las esperanzas de un país joven que a la vez que tenía mucho para aprender también tenía mucho para ofrecer.
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Bibliografía
1) Alvarez Lenzi, Ricardo “El Mercado Central”
2) Antola.S, Debetolaza A, Ponte.C, Rey W. “Arquitectura y Ciudad Generada a partir de la industria de capital británico en Uruguay”, Revista Arquitectura Nº 264, SAU, MVD, diciembre 1994.
3) Baldoira, Carlos “La arquitectura de hierro en el Uruguay”, Fac. Arquitectura, UdelaR, MVD, 2001.
4) Suplemento cultural de El País. Artículo de Maria Emilia Pérez Santarcieri sobre John Adams. 1990
5) Fernández Saldaña “El Mercado del Puerto”, Revista de Arquitectura, MVD, Mayo 1928.
6) Francastel, Pierre,"Arte y técnica en los siglos XIX y XX", Madrid, Debate, 1990.
7) Hitchcock, Henry- Russell, Arquitectura de los siglos XIX y XX", Madrid, Cátedra, 1989
8) Hobsbawm, Eric. “La Era de la Revolución”, “La Era del Capital” y “La Era del Imperio”, Crítica, Bs. As. 1998
9) Illustrated Supplement of the Uruguay Weekly News, Montevideo, 1910.
10) Kligender, J. "Arte y Revolución Industrial", Cátedra, Madrid, 1983.
11) Marchán, Simón “Las vanguardias en las artes y en la arquitectura (1900-1930), Historia General del Arte, Espasa, Madrid, 2000.
12) Mignot, Claude. "Architecture of the 19th Century", Evergreen, Colonia, 1983.
13) Reynolds, Donald. "The Nineteenth Century", Cambridge University Press, Cambridge, 1985.
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domingo, 26 de junio de 2011
BPP Color
BPP Color
DOCUMENTOS DE UN VALIENTE DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS
LAS VALIENTES DENUNCIAS DEL SENADOR A. VASCONCELLOS UNO DE LOS ORIGENES DEL GOLPE DE ESTADO
LAS ACTAS DE LA JUSTICIA, CONSTATANDO TORTURAS EN MAYO DE 1973, QUE PRESENTO VASCONCELLOS Y QUE JUNTO AL NO VOTO DEL DESAFUERO DE ERRO FUERON "EXCUSAS" PARA EL GOLPE.
sábado, 25 de junio de 2011
Semblanza de Don Frutos. Miguel Lagrotta
Fructuoso Rivera
El respetado y querido profesor Lincoln Maiztegui inicia su análisis sobre Rivera con las descripción que realizara del caudillo Manuel Herrera y Obes en tiempos de la Guerra Grande : “ Id y preguntad, desde Canelones a Tacuarembó, quién es el mejor jinete de la República , quién es el mejor baqueano, quién es el más sangre fría en la pelea, quién el más generoso de todos, quién, en fin, el mejor patriota, a su modo de entender la patria, y os responderán todos: el general Rivera”
Rivera ha generado que las pasiones partidistas realicen una real desfiguración de su figura hasta límites de caricatura, ya sean posturas favorables o denigratorias.
Infiel, descuidado, dilapidador de las finanzas públicas sostienen los primeros. Patriota . hábil combatiente, tolerante, carismatico, con generosidad y probidad, sostienen los segundos.. Es uno de los personajes más interesantes de nuestra historia y nadie puede discutir que fue el forjador, entre otros, de nuestra nación.
La primera interrogante que podemos plantearnos es como una sociedad estaba dispuesta a considerar a sus líderes de forma decisiva para su futura salvación o consideración posterior. La forma más académica y honesta , creo, debe ser recurrir al concepto de autoridad carismática desarrollado por el sociólogo alemán Max Weber.
Esta carisma como lo explica Weber no se basaba principalmente en las cualidades extraordinarias y demostrables de un individuo. Más bien dependía de la percepción que tenían dichas cualidades sus seguidores en situaciones límite que proyectaban en su lider atributos heroicos y apreciaban y exageraban su grandeza personal.
Una de nuestras personalidades históricas más grandes, la primera, sin dudas, después del precursor de la nacionalidad oriental, fue la del fundador del Partido Colorado, la del brigadier general Rivera. Su figura fue discutida, alabada y calumniada más que ninguna otra pero a su vez con la característica de caudillo esencial para comprender nuestra Historia.
Rivera había nacido para la lucha y para la Patria , aunque su padre había querido darle una educación superior en Europa para completar los modestos estudios que se reciben en el territorio oriental de la mano del genial maestro José Bonilla.
Su inclinación no era otra que la de ser soldado, quería abrazar la carrera de las armas, soportar las duras faenas del cuartel. Los hechos del año 1811 van a vincularlo de cuerpo y alma a su destino.
Don José Durán tenía todo listo para que Fructuoso fuera al viejo continente conjuntamente con Luis Eduardo Pérez, que posteriormente sería el primer senador al constituirse la Cámara de Senadores en 1830. Una tristeza profunda para no desairar la autoridad paterna y su vocación, enferma al futuro caudillo lo que lleva al padre a desistir de obligarlo a un destino distinto al deseado.
Se hermano Félix se vincula conjuntamente con Fructuoso al movimiento que se estaba desarrollando para luchar por la patria.
Artigas aprecia inmediatamente sus aptitudes para la guerra y le otorga el grado de capitán comandante y lo puso al frente de un escuadrón a cuyo mando asiste al primer sitio de Montevideo.
Semblanzas.
“ Era alto y fornido, como para aguantar fatigas, todo afeitado, como se usaba entonces. Tenía la mirada mansa y viva, pero en el peligro le ardía como una llamara. Tenía el pelo plateado por prematuras canas. Su rostro estaba quemado por el sol de Misiones”
Hemos pensado que si nos recordáramos la memoria de Rivera seríamos muy ingratos con los héroes que forjaron la grandeza nacional. Rivera es el oriental que más se parece a su país. Cuando el nace, la patria nada tiene. Ni siquiera libertad. Por eso, quizás su vida fue brindar a esta tierra lo que no poseía.
Rivera la inundó de gloria desde el Cuareim al Plata, trazando con su espada los límites nacionales y dando movimiento a una nación que comienza a vivir.
Sostuvo “ Donde fueron las lanzas orientales es porque allí faltaba la libertad. El general Rivera nunca montó a caballo para llevar la tiranía a lo muerte. Téngalo presente V. Exa.” Sostuvo, además:
“Acción e inteligencia, brazo y cabeza, debían realizar el alto fin de ese abrazamiento inmortal del Pueblo Americano; la espada hizo su deber. Un trono y otro trono se hundieron al golpe de nuestras lanzas y fueron llamados a legislar los que han sabido vencer”
Poseía Rivera un don de simpatía que cautivaba a cuantos hablaban con él. No fue perfecto y jamás pretendió serlo. El dinero, su propio patrimonio, lo dio a montones por la noche aunque al día siguiente se viera en el trance de pedir un peso para poder comer. La mujer y la guitarra fueron sus máximas adhesiones.
No fue, asimismo, un libertador del que después tienen que liberarse los pueblos. No quiso ser providencial y se apartó sabiamente de la cosa pública cando vio el peligro de su patria. No lo cegaron ni la ambición, ni la riqueza, ni el mando por el mando mismo. Lo entusiasmaban más los ojos negros de una dulce criolla que los entorchados de un uniforme
“ Mi conducta y mi lenguaje no pueden ser otros; cuando dispongo de los brazos y de los recursos todos de un pueblo que me hizo el honor de confiármelos para reivindicar sus pérdidas libertades, sería mengua afrentosa ocurrir al lenguaje de la mentira y disfrazar intenciones dañadas con lisonjeras esperanzas”
Respetó siempre las instituciones y rechazó todo aquello que tuviese sabor a poderío exagerado o chocase con la sencillez de su carácter: rechazó el título de Mariscal que en pleno sitio grande le impuso la asamblea de notables a proposición de Francisco Acuña de Figueroa, también rechaza el título de Barón de Tacuarembó. Como soldado encaró la guerra con humanidad, no se le conoce un solo acto cruel. Entre nosotros han existido dignísimos militares que fueron también austeros gobernantes y que se les consagró por ello como vigorosos próceres civiles. Junto a Rivera que encabeza la lista encontramos a Venancio Flores, Lorenzo Batlle y Máximo Tajes.
A punta de lanza lograba y retenía un palmo más de tierra para su república naciente, en el breve lapso de un día; y al día siguiente le decía a un Imperio que sus laureles de general valían más que todas las distinciones nobiliarias juntas..
Rivera recibió de sus padres una regular fortuna, poniéndola a disposición de la república, y pasó con la serenidad de los grandes de la riqueza a la pobreza, de la omnipotencia a la llanura con toda naturalidad; sin salir luego reclamando honores o pensiones que paliaran su situación. Dudas y solo deuda constituyeron su relación de bienes al morir.
Fue amigo de todos aquellos que llegaron a nuestro país perseguidos por gobiernos arbitrarios. En especial por los exiliados durante el régimen rosista. Abrió su casa a todos “ que no les falte nada ocúpate de todo, dime si es necesario enviar algo” le escribe a Bernardina.
Hubo un momento en que la vida montevideana en el que los argentinos eran número obligado de todas las tertulias, fiestas y reuniones literarias. Era, entonces, frecuente era Echeverría proclamando la virtud de la rivadaviana o exaltando el dogma de mayo. A mitre recitando Horacio, a Salvador María del Carril comentando los hechos diarios y en medio de todo a Acuña de Figueroa denostando al régimen porteño. Rivera alentaba a todos y a ninguno desamparó.
Por otra ironía del destino la última etapa de su vida transcurre en el exilio. Luego de firmada la Paz del 8 de octubre de 1851, se le permite volver a la República y, sin embargo continuó confiando en la Fortaleza de Santa Cruz a pesar de sus reclamos y protestas, hasta el año 1852, después de la caída de Rosas y de haberse procedido a la elección del Presidente de la República. Estaba enfermo y pobre “los más de los días no tengo con que comprar cigarros” Con fecha 23 de marzo de 1852 se le extiende un pasaporte para él y sus acompañantes. El Gobierno imperial lo dejaba salir del Brasil; residió un tiempo en Río de Janeiro reconciliándose con Pacheco y Obes y emprendió su viaje a fines del año aludido.
Los sucesos del 18 de julio de 1853 que tuvieron como corolario la caída de Giró y la formación del triunvirato, lo sorprenden en la fronteriza ciudad de Yaguarón a pocos metros de nuestro territorio.
El hombre que luchó todas las batallas que forjaron nuestra nación fallece el 13 de enero de 1854, a las 6 y 10 de la mañana en el rancho de Bartola Silva rodeado de lanceros y del recuerdo de sus batallas. Toda la síntesis de su vida heroica debe de haberse volcado en aquella pieza húmeda, hecha a terrón y paja brava que tuvo el privilegio de ser el último refugio del General Rivera.
Final
Al producirse el funesto suceso, le lloró un país que el había contribuido a formar como ninguno. Le rindió honores un ejército que el había forjado y comando las tropas César Díaz, héroe templado en sus filas. Lo honró un gobierno cuyo prestigio se acrecentó al integrarlo a el y por un decreto se dispuso la inscripción de las siguientes palabras en las losas de su tumba en la iglesia matriz: “ El Pueblo Oriental a su perpetuo defensor- sirvió a la Patria , ganó diferentes batallas, consagró toda su vida a la Patria y murió sin dejar fortuna- Desempeño la primera presidencia Constitucional desde el año de 1830; la tercera desde el año 1839. Mandó siempre en jefe los ejércitos de la República y falleció siendo miembro del Gobierno Provisorio”
Bibliografía.
Enrique Rodriguez Fabregat (h). Rivera: El primer Oriental. 1954
Setembrino Pereda. El General Rivera y la Independencia Nacional. Discurso realizado el 13 de enero de 1903 en el Club Vida Nueva. Montevideo: Dornaleche y Reyes, 1903
Lincoln R. Maiztegui Casas. Caudillos. Montevideo. Planeta. Abril. 2011.
viernes, 24 de junio de 2011
jueves, 23 de junio de 2011
miércoles, 22 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
lunes, 20 de junio de 2011
Días finales de Manuel Belgrano de Felipe Pigna (Página Oficial)
Días finales de Manuel Belgrano
El 20 de junio de 1820 moría Manuel Belgrano en la pobreza extrema, en una Buenos Aires asolada por la guerra civil. Fue uno de los más notables economistas argentinos, precursor del periodismo nacional, impulsor de la educación popular, la industria nacional y la justicia social. Se destacó durante las invasiones inglesas, cuando se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad, y fue uno de los pocos que se negaron a prestar juramento al invasor. Cumplió un rol protagónico durante la Revolución de Mayo y fue nombrado vocal de la Primera Junta. Encabezó la expedición al Paraguay; y el 27 de febrero de 1812 creó la bandera, algo que le valió la reprimenda del Primer Triunvirato. En el Norte encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán y Salta. Tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, sin embargo, se retiró del Ejército del Norte. En 1816, participó activamente en el Congreso de Tucumán que el 9 de julio declararía la Independencia. Reproducimos a continuación, un capítulo de un libro de Bernardo González Arrilli, donde hace referencia a los últimos días en la vida de Manuel Belgrano.
Fuente: González Arrilli, Bernardo, Belgrano, Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 1948.
Días enteros permaneció en su lecho, en la misma habitación donde naciera, atendido por sus hermanos, entre ellos el canónigo don Domingo Estanislao, y la dulce Juana, que le hizo de madre.
Iban a verlo muchos amigos de la juventud y casi todos los vecinos; uno, Juan Súllivan, que era médico, tocaba el clavicordio, para distraerlo.
Lleváronle unos días a San Isidro, frente al río, pero fue necesario volver pronto a la ciudad. A medida que los signos de su hidropesía aumentaban, se le descarnaba el semblante. Su hermosa cara “así como es lindo, debe ser su corazón”, había dicho Cumbay-, su color sonrosado, su nariz fina y recta, con la lumbre mansa de sus ojos claros y el rizado de los cabellos rubios –“el alemán”, como lo llamaba Balbín-, habíase transformado por completo. Sólo los ojos eran los mismos, aunque más mansos, velados a veces por una cortina de lágrimas sutiles.
En vigilia casi continua –dormía dos o tres horas, no más, cada día- algunas tardes pasábalas en su sillón poltrona, mirando el patio, un retazo del cielo de su Buenos Aires bien amada. Allí supo una vez que se anunciaba una invasión de santafesinos de López; como si el alma le empujara, quiso ponerse en pie, y acaso pensó ordenar que le ensillaran un caballo para concurrir a la defensa, pero el dolor le recordó que era un vencido, y dejándose caer en su asiento, llevóse las manos a la cara y lloró, el pecho partido de angustia.
Fue a verlo Lamadrid y lo encontró “bastante agobiado”. Le devolvió los “apuntes de mis campañas, que había escrito yo en Fraile Muerto, el año 1818, por orden suya, y me los alcanzó diciendo: Estos apuntes los hizo usted muy a la ligera; es menester que usted los recorra y detalle más prolijamente y me los traiga”.
Tenía momentos en que rogaba que le dejaran solo. Su amigo el ex gobernador de Córdoba, doctor Castro, que le preguntó el porqué de su voluntaria soledad, obtuvo esta respuesta:
-Pienso en la eternidad, adonde voy, y en la tierra querida que dejo…
La indigencia le amargaba sus días finales. El gobernador interino, Ramos Mejía, le socorrió con unos pesos. Para poder pagar sus deudas, solicitó Belgrano que se le diera otra cantidad mayor a cuenta de sus haberes. El gobernador pasó su solicitud a la Junta de Representantes. Los hombres que la formaban tenían entonces preocupaciones de mucho interés y no disponían de mucho tiempo para gastarlo en atender al hombre de Mayo, que moría lentamente en la pobreza. Hicieron a un lado la solicitud.
Llegó Balbín, su bueno amigo, de Tucumán, unos días antes de que expirara.
-Amigo –le dijo Belgrano-, mi situación es cruel. Me hallo muy malo. Duraré muy pocos días. Espero la muerte sin temor, pero me llevo al sepulcro un sentimiento…
-Dígamelo usted, si puede saberse…
-El de que muero tan pobre que no tengo con qué pagarle el dinero que usted me prestó, aunque no lo perderá. El gobierno me debe algunos miles de pesos, y luego que el país se tranquilice, se los pagarán de mi albacea, quien queda encargado de satisfacer la deuda.
Balbín estaba ya casi tan pobre como su amigo. La intranquilidad del país, que era el nombre que se le daba a la anarquía naciente, le dejaba sin blanca. En septiembre, el día 26, publicaba un aviso en La Estrella del Sud, de Buenos Aires, ofreciéndose para “enseñar a la perfección y en poco tiempo los idiomas francés, español y latín, por sólo cuatro pesos al mes”…
Belgrano dictó y firmó su testamento veinticinco días antes de morir, el mismo en que se cumplía la primera década de la Revolución. En él encargaba a su hermano, el canónigo, del cuidado de “sus escuelas”. En secreto, encomendó al mismo que, una vez pagadas todas sus deudas, aplicara el sobrante al cuidado y educación de la hija que dejaba en Tucumán, Manuela Mónica, que fue luego “dechado de virtud y amabilidad, tan semejante a su padre en la fisonomía como en la dulzura de su carácter”, según los Apuntes del general Ignacio Álvarez Thomas, escritos en 1846.
Regaló su reloj de oro al doctor Redhead: “Es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso”.
El 19 de junio dio un beso a su hermana Juana, para pagarle sus amorosos desvelos, y en la mañana del otro día, a las siete, expiró suspirando:
-¡Ay, Patria mía!...
Hecha la autopsia de su cadáver, se comprobó con asombro que “el corazón era más grande que el del común de los mortales”, lo que debía ser uno de los efectos de su enfermedad.
Se le amortajó con un hábito de Santo Domingo, pues así lo dejó pedido, y en un féretro de madera de pino, recubierto de tela negra, lleváronlo sus hermanos y algunos pocos amigos la media cuadra que distaba su casa del convento dominico, y allí, a la entrada de la iglesia, al pie de la pilastra derecha del arco central, le cavaron la fosa. Una losa de mármol blanco, trozo de la cubierta de una cómoda que había pertenecido a la madre, lo cubrió con la leyenda: “Aquí yace el general Belgrano”.
Secuestros y asesinatos - Diario EL PAIS - Montevideo - Uruguay
El Movimiento de Liberación Nacional "Tupamaros"¿ Historias olvidadas?
jueves, 16 de junio de 2011
miércoles, 15 de junio de 2011
Comparing Independence Movements in the Americas Webcast (Library of Congress)
Panel sobre los movimientos independentistas
martes, 14 de junio de 2011
lunes, 13 de junio de 2011
miércoles, 8 de junio de 2011
martes, 7 de junio de 2011
lunes, 6 de junio de 2011
domingo, 5 de junio de 2011
El Imperialismo y el expansionismo norteamericano. Fragmento del documento de apoyo docente:Historia Universal 2 Esta publicación se terminó de imprimir durante el mes de junio de 2008. Diseñada en Dirección Académica del Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora Blvd. Agustín de Vildósola; Sector Sur. Hermosillo, Sonora, México La edición consta de 9,230 ejemplares.
EL IMPERIALISMO
Tradicionalmente, el imperialismo es la dominación política, económica y cultural
de una nación poderosa sobre otra para establecer su dominio. A través de la
historia se han destacado varios imperios, como lo fueron el imperio romano,
que dominó Europa central y el mar Mediterráneo; el imperio azteca, en toda
mesoamérica; el imperio inca, que controló el centro de América; el imperio
español (en el siglo XVI y parte del siglo XVII), que constituía la primer potencia
mundial, dueña en Europa de Alemania, los países bajos (Holanda y Bélgica), en
Asia de las Filipinas y en América de toda Hispanoamérica; entre muchos otros
imperios.
El desarrollo de la revolución industrial en Inglaterra determinó el avance
imperialista, sobre todo por la búsqueda de materias primas y de mercados, y es
Gran Bretaña el prototipo de imperialismo capitalista al dominar una cuarta parte
de la población mundial: Gran parte de África, su colonia en la India (que
comprendía los actuales territorios de India, Pakistán y Bangladesh) y
protectorados en China, iniciados con la guerra del opio.
Después de la Segunda Guerra Mundial, son los Estados Unidos de
Norteamérica quienes toman el liderazgo del imperialismo, con una cierta
competencia de los otros polos de la tríada: Europa y Japón.
Hoy en día, imperialismo significa la articulación de todas las partes del mundo
en un sistema mundial único, caracterizado por las desigualdades de desarrollo,
no en función de lo que algunos llaman el retraso de ciertas naciones frente a la
prosperidad económica de otras, sino el dominio de las grandes empresas
trasnacionales con capital en varias partes del mundo.
Características del Imperialismo.
Para Lenin, el imperialismo se caracteriza por la creación de monopolios que
dominan la economía, y por la importancia cada vez mayor del capital financiero
frente al capitalismo industrial de la etapa anterior, hasta el punto que se
sustituye la exportación de productos por la exportación de capitales. Como
consecuencia de este proceso, se procede al reparto del mundo entre los trust o
cárteles financieros.
El imperialismo como sistema económico apareció en la segunda mitad del siglo
XIX debido al gran desarrollo industrial de los países europeos que los impulsa a
buscar nuevos mercados para sus productos, además de buscar materias
primas baratas y condiciones económicas aceptables para la inversión de sus
capitales, y estos requisitos se encontraban en América, África y Asia.
El imperialismo del siglo XIX y principios del siglo XX se distinguía por dos
características:
a) La quiebra de la hegemonía británica.
b) El crecimiento del capitalismo monopólico; es decir, del capitalismo
dominado por las grandes firmas resultantes de la concentración y de la
centralización de la producción.
Crisis de los Estados Modernos
Es a finales del siglo XIX que se descubre el petróleo como energético, lo que
permitió quintuplicar la producción energética, disminuir el tiempo para
producirla y a un costo mucho menor.
Así, el imperialismo toma la forma de un capitalismo monopólico donde la
potencia imperialista no es la que tenga el control de los abastecimientos, sino la
que es capaz de producir mayor cantidad en menor tiempo, con lo que se
apoderaría del primer lugar como potencia del mundo.
En general, las características que debe cumplir el capitalismo monopólico son:
a) El capitalismo es un sistema cuyo objetivo es acumular riquezas.
b) El capitalismo es una economía en expansión caracterizada por un proceso
que ahora llamamos globalización.
c) El capital de cada Estado-nación es arrastrado por la necesidad de controlar
el acceso a materias primas y del trabajo a la periferia.
d) Los Estados nacionales y sus corporaciones luchan por mantener abierta la
economía mundial a sus inversiones, pero no así a la de sus competidores.
Capitalismo monopólico de Europa y América.
La evolución de los países europeos durante el siglo XIX estuvo marcada por el
interés constante de las diferentes naciones de convertirse en una gigantesca
fábrica que necesitara abrir sus puertas a los productos primarios provenientes
de todo el mundo. La gran actividad industrial generada por la revolución inglesa
creció paulatinamente, profundizando la división del trabajo por la utilización de
máquinas cada vez más complejas que llevan al aumento de la productividad.
Así, los países industrializados se fueron perfilando como grandes potencias
frente a aquellos con industria incipiente o sin ella, provocando situaciones de
absoluta dependencia económica a nivel internacional, como Inglaterra, que
obtuvo, con las importaciones, los productos agrícolas y materias primas
necesarios a menor costo que si las produjera internamente y saldándolos con
manufacturas industriales. Inglaterra pudo así romper todas las barreras
comerciales en condiciones mucho más favorables que el resto de los países.
Para mediados del siglo XIX, el 75% de los productos manufacturados que se
vendían en el comercio internacional eran de origen inglés.
Francia, los Países Bajos y Alemania emprendieron la gran tarea de
industrializarse, adecuar sus sistemas de comunicación y transporte a las
necesidades creadas por los nuevos modelos de desarrollo industrial.
En equipo de tres personas y una vez analizado el tema determinen:
EJERCICIO 1
Tres características que cumplen los países imperialistas.
¿Qué determinó que los países se convirtieran en imperios?
Anoten los nombres de tres países imperialistas y expliquen por qué los
consideran como tal.
2. En la actualidad, ¿qué país consideran que cumple con las características de
un país capitalista monopólico
Historia Universal
A partir de 1870 inicia la concentración industrial, y los monopolios y las
asociaciones capitalistas crecen vertiginosamente. Se reparten los mercados o
las áreas de influencia donde colocan sus productos; fijan las cantidades de
esos productos, establecen los precios y distribuyen las ganancias entre sus
respectivas empresas. Los truts y cárteles son base fundamental de esta nueva
etapa. Grandes sectores de la vida económica, por efecto de estas asociaciones
de capitalistas, son sustraídos a la libre competencia.
En economía se denomina cartel o cártel a un acuerdo formal entre empresas
del mismo sector, cuyo fin es reducir o eliminar la competencia en un
determinado mercado. Controlan la producción y la distribución obteniendo un
poder sobre el mercado en el cual obtienen los mayores beneficios posibles en
perjuicio de los consumidores. Sus principales actividades se centran en fijar los
precios, limitar la oferta disponible, dividir el mercado y compartir los beneficios.
Un ejemplo claro es la OPEP.
Cuando el futuro económico de la industria británica se vio amenazado por la
competencia de Francia y Alemania, Inglaterra comenzó la colonización en
África, lo que le permitió obtener jugosas ganancias para el incremento salarial
de sus obreros propiciando el consumo, con lo que se potenciaba cada vez más
el crecimiento económico de Europa.
Con ello podemos concluir que la riqueza europea a principios del siglo XX tuvo
sus orígenes en la explotación de los recursos y de la clase trabajadora de sus
colonias.
La industrialización de Rusia y Japón aparecen de forma tardía
Los imperios coloniales más importantes de Europa antes de la Primera Guerra
Mundial son:
a) El imperio Británico: Controla rutas comerciales del mar Mediterráneo, Malta
y Gibraltar, y hacia América del Sur, la India y China. Controla enclaves
comerciales y militares en Singapur y Hong-Kong. En África tiene dominios
en Gambia, Sierra Leona, Ghana, El Cabo, Kenia, Uganda, Zimbabwe,
Nigeria y Somalia. Adquirieron las acciones egipcias del canal de Suez
(1875) y todo Egipto (1882) y Sudán. La India fue durante mucho tiempo el
núcleo fundamental del imperio británico.
b) El imperio Francés: Sus dominios van desde Indochina (Vietnam, Laos y
Camboya), hasta Argelia, Túnez, Senegal, Marruecos y Tailandia.
c) El imperio Alemán: Establece protectorados en África: En Namibia, Camerún,
Togo, Tanzania. En el Pacífico: Islas Marianas, Las Carolinas y Palau; ocupa
por la fuerza Tsingtao, China.
d) Imperio Ruso: Sus fronteras van desde Europa del Este (el Mar Caspio), todo
el norte de Asia hasta el Pacífico y Alaska en América.
En el reparto colonial hay otros países europeos que intentan consolidar sus
posiciones o hacerse también de algunas colonias.
Crisis de los Estados Modernos
EXPANSIONISMO NORTEAMERICANO:
En EEUU el militarismo norteamericano va ligado a su papel imperialista, tiene
raíces en su necesidad de apoderarse de la hegemonía mundial capitalista.
Inician sus ansias imperialistas una vez concluida su independencia de
Inglaterra, pero a diferencia de su madre patria, ellos comenzaron la explotación
económica de los países políticamente independientes a través de grandes
compañías, combinando las presiones económicas y el uso de la fuerza por
medio de intervenciones armadas cuando era necesario, dominando así a toda
América Latina, proveedora de materia prima para su naciente industria.
Durante la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos fue el proveedor principal de
armamentos, bienes, servicios y créditos a los países europeos. Posteriormente
a la guerra, este comportamiento siguió prevaleciendo, por lo cual resulta
victoriosa económicamente hablando, Aun cuando participa de lado de los
aliados, en su territorio no hubo ningún enfrentamiento militar, su infraestructura
y medios de comunicación permanecieron intactos. Por más de 20 años, las
empresas norteamericanas tuvieron un crecimiento positivo hasta la llegada de
la gran depresión, en 1929
A mediados del S. XIX sus ansias de dominio se cristalizan en la guerra contra
México (1846-1848), donde se apodera de más de la mitad del territorio
mexicano (2 millones 500 mil km2, a cambio de los cuales se comprometió a
pagar 15 millones de dólares), y a finales del siglo XIX, después del apoyo al
movimiento de independencia de Cuba contra el dominio español, donde
cambió definitivamente el rumbo hacia una política claramente expansionista. Es
en este país antillano que logró una enmienda dentro de su Constitución: La
“Enmienda Platt”
En 1920, ante el Congreso de su país, Thomas W. Wilson da su versión del
destino manifiesto y establece que la misión de EUA es ser líder mundial para la
causa de la democracia. Esta visión crece más después de la II Guerra Mundial.
Es en 1923 que se establecen las bases del dominio estadounidense al crearse
la “Doctrina Monroe”, cuando el presidente James Monroe interpreta como
peligrosa para la paz y seguridad toda tentativa europea de recuperar o extender
su dominio sobre el continente americano y se sintetiza como
“AMÉRICA PARA
LOS AMERICANOS”.
La doctrina Monroe, junto con el DESTINO MANIFIESTO, publicado en 1845,
será el eje de la política imperialista norteamericana.
Como ya te habrás dado cuenta, las intervenciones de EEUU son numerosas a
través de su participación militar directa (guerras, envío de fuerzas armadas) e
indirecta (sostén logístico de gobiernos o de movimientos, actividades del
servicio de espionaje), entre las que se pueden citar:
EL DESTINO MANIFIESTO
JOHN SULLIVAN (1845)
Afirma que el cumplimiento del destino de los estadounidenses es
“extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la
providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y
autogobierno”.
ENMIENDA PLATT
Ley del Congreso de EEUU
impuesta a la Constitución
Cubana por el apoyo militar
en contra del dominio
español, bajo la amenaza
de que de no aceptarse, la
isla permanecería ocupada
militarmente. Ésta
enmienda concedía a los
estadounidenses:
*Intervenir militarmente en
la isla en caso necesario.
*La isla cedería una
porción del suelo cubano
para la ubicación de bases
navales y carboneras.
Hasta la fecha existe la
base militar de
Guantánamo, al sur de la
isla.
Algunas intervenciones
La enmienda Platt en Cuba (1901).
El apoyo a la construcción del Canal de Panamá, con lo que logra
soberanía a 8 Km en cada lado de la franja del canal (1914-1999).
Guerra en Corea (1953)
Apoyo a Israel en la Guerra de los Seis Días contra países árabes
(1967).
Guerra contra Vietnam (1965-1975).
Guerra fría (1945-1991)
Guerra en Kuwait (guerra del Golfo Pérsico, 1991)
Golpe de Estado de Chile (1973)
Guerra en Afganistán (2001)
Guerra en Irak (2003).
Al término de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo monopólico presentó
sus propias características específicas. La más importante fue el reemplazo de la
hegemonía británica por la de Estados Unidos de Norteamérica sobre el
conjunto de la economía capitalista mundial; otra más fue la existencia de la
Unión Soviética, que creó espacios para los movimientos revolucionarios del
Tercer Mundo (Asia, África y América Latina).
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