El batllismo
después de señalar la existencia de una gama infinita de posturas económicas
entre los sectores empresariales y el universo laboral, apoyó su acción más en
el sentido moral de los hombres que en su posición económica. No hace, por lo
tanto ninguna exclusión a determinado grupo o clase social. El batllismo
convoca a todos aquellos ciudadanos que amen y valoren la libertad y la
justicia para alcanzar una justa distribución social. Por lo tanto el marco de
acción del batllismo es la democracia. Sostenía don Pepe: “ Los procedimientos
revolucionarios están buenos para los gobiernos absolutos que niegan todas las
libertades. En las repúblicas los obreros tiene el voto que es la fuerza que
fácilmente puede realizar sin una gota de sangre sus más altas aspiraciones. El
batllismo es reformista, una reforma prepara la siguiente de una manera gradual
para lograr transformaciones sin causar un desequilibrio social. El objetivo
final es el traslado hacia la sociedad de los medios de riqueza, respetando la
libertad de trabajo y el derecho de propiedad privada producto del esfuerzo y
el trabajo- El Estado para el batllismo no es otra cosa que la sociedad
organizada. El batllismo fue perdiendo sobre fines de los años 50 su capacidad
de propuesta de modernización, sumado al proceso nacionalista de
desbatllistizar la política mediante la economía en un proceso muy caótico. Se
debe sumar además el radicalismo de izquierda y el inicio de la guerrilla. El
problema del batllismo actual y que podemos rastrearlo desde fines de los años
50 son los bloqueos, las trancas, las divisiones y la soberbia de algunos
referentes. A comienzos del siglo XX el batllismo fue integrador, a comienzos del siglo XXI fue retórico, alejado de la
gente, soberbio y cercano a posturas de derecha conservadora. No es de
extrañar, entonces, que su caudal electoral este en los guarismos actuales.
La ideología que primaba a comienzos del siglo XX
era naturalmente la que traían los italianos o gallegos, o los hombres de
tantas nacionalidades , que conformaban la mayoría de los operarios de los
pequeños y medianos talleres novecentistas, motor de los avances hechos hasta
el momento en ese campo en los centros industriales de la vieja Europa: el
anarquismo. “Sostenía Batlle que su verdadera vocación no había sido la
política. Lo que ansiaba cuando empezó a sentirse hombre era una gran
ilustración: hacerse en lo posible un sabio. Si no se hubiese entregado a la
filosofía, se habría engolfado en el estudio de los astros”(Domingo Arena, 1926).
En 1886 funda El Día, siempre como opositor, lo que le significa cárcel,
asilo en una embajada, emigra una vez más a Buenos Aires. En 1889 funda por
segunda vez El Día, ahora para apoyar la candidatura de Julio Herrera y Obes.
En 1891 fue diputado por el departamento de Salto y en 1898 alcanza el Senado,
ahora por Montevideo. Este cuerpo lo designa su presidente y en ese carácter
actúa como presidente interino de la República en 1899.
Durante los años posteriores a la revolución de Aparicio Saravia en
1897, en que el país estaba gobernado desde Montevideo y desde la estancia El
Cordobés, donde vivía el caudillo blanco, José Batlle propugnó la unidad del
partido y defendió la tesis del gobierno partidario. El manifiesto del Partido
Colorado de 1901 es de su redacción, y será reelecto presidente del Senado.
Las ideas de Batlle habían sido incorporadas al programa de su partido,
“hasta ser la orientación primordial y característica del batllismo” (Guidici y
Gonzalez Conzi). Una generación de hombres salidos de las filas de las clases
medias, intelectuales, profesionales e industriales, creen en sus ideas. El
inmediato éxito de los monopolios de la electricidad, portuario y bancario
prestigia la política de nacionalizaciones.
Hizo más, transformó al Uruguay, aumentando las posibilidades de las
clases medias, protegiendo a los trabajadores y evitando parcialmente el
drenaje al extranjero de sus riquezas.( Carlos m. Rama. Batlle: la conciencia social. En Enciclopedia Uruguaya Número 34, Arca, junio
1968)
En tiempos de derrota y luego de la
destrucción del Partido Colorado como consecuencia de la Crisis económica del
año 2002 y con el advenimiento como mayorías partidarias de un sector
neoconservador de base tecnocrática y lejano del batllismo, esta ideología no
ha podido trascender ni en las ideas ni en la acción. En realidad desde el año
2005 (…)” Las políticas
económicas implementadas desde 2005 en Uruguay no modificaron, sino más bien
continuaron y profundizaron, el régimen de acumulación forjado durante el
período neoliberal, orientado a dinamizar el crecimiento económico en base a la
inversión extranjera directa (IED). En particular no se modificó la orientación
general de las políticas macroeconómicas ni se sustituyó el andamiaje legislativo
neoliberal. Las principales diferencias con respecto a gestiones anteriores se
han relacionado con el énfasis en la reducción del desempleo y con una gestión
del endeudamiento externo que buscó su reducción con respecto al PBI y su
reestructuración en el mediano y largo plazo. En el andamiaje jurídico
utilizado para la promoción de este modelo de desarrollo encontramos otra de
las continuidades: en este período no se eliminó ninguna de las leyes señeras
del período neoliberal sino que incluso se han promovido nuevas leyes que
sostienen el régimen de acumulación. Algunas de las principales leyes que
provienen del período anterior son la Ley Forestal (1987), la Ley de Zonas
Francas (1987), la Ley de Puertos (1992), la Ley de Promoción y
Protección de Inversiones (1998), La Ley de Marco Regulatorio de la Energía
(1997) y La Ley de Seguridad Social (AFAPS) (1995). Por otra parte, las nuevas
leyes que se han introducido en este período son: la ley que redujo el impuesto
a las ganancias (con la reforma tributaria de 2007), la Ley de Participación
Público Privada, la Ley de Puerto de Aguas Profundas para Rocha y la ley de minería. La ruptura más significativa con el
neoliberalismo la encontramos en el modo de regulación social: derechos
sociales y políticas públicas compensatorias. En este plano podemos encontrar
la reinstalación de los consejos de salario –con un nuevo marco para la
negociación colectiva- y leyes como la de trabajo doméstico, la ley de ocho
horas del trabajo rural y la reciente Ley de Responsabilidad Penal Empresarial (http://www.zur.org.uy).
El batllismo surge desde el
Estado, esto porque nace desde el Partido Colorado, siendo éste un partido que
gobernaba hacía más de cuatro décadas y siguió haciéndolo durante el periodo
denominado batllista, “(. . . ) el batllismo (. . . ) nació “en la cuna de oro”
del Estado, (...)” (CAETANO, 2011, p. 24), Ya el FA, surge de la conformación
de otros partidos políticos que se agruparon bajo un lema común. Al momento de
su fundación el Frente Amplio reunió a distintas fuerzas políticas, tanto
fueran partidos preexistentes (Socialista, Comunista, Demócrata Cristiano,
POR), como sectores progresistas provenientes de los partidos Colorado y Blanco
(tal es el caso de los movimientos liderados por los entonces Senadores y ex
Ministros Zelmar Michelini y Alba Roballo del Partido Colorado y Francisco
Rodríguez Camusso del Partido Blanco) y ciudadanos no sectorizados (entre ellos
el Gral. Líber Seregni, quien luego sería su primer Presidente y candidato
presidencial). (Disponible en:
http://www.frenteamplio.org.uy/frenteamplio/historia, acceso en 10/11/2014). El
rol estratégico de las empresas públicas se manejó con la misma preocupación
por parte de los modelos batllista y frentista. No entro acá en los errores de
gestión y de sospechas de corrupción en la justicia. (...) la modernización
batllista supuso una notable alteración de la pauta liberal predominante en la
modernización del siglo XIX. El intervencionismo se expandió bajo la modalidad
estatista: el Estado montó un conjunto de empresas públicas que controlaron
sectores clave de la economía nacional (transportes, crédito, seguros,
electricidad, agua y gas). (YAFFÉ, 2001, p. 6) Pues bien, el FA propone en sus
programas de gobierno la continuidad de las empresas estatales, incluso ataca a
los anteriores gobiernos por el intento de privatización de las empresas
públicas. “(...) necesitamos recuperar para el Estado el control de las áreas
estratégicas, de modo de transformarlo en una herramienta a favor de los
intereses nacionales.” (Grandes lineamientos programáticos para el gobierno
2005-2009, 2003, p. 1) También atacan el intento de desarticular a los
trabajadores y la pérdida de los derechos que estos conquistaron
históricamente, proponiendo volver a cumplir con ellos, proponiendo, incluso la
restauración de los Consejos de Salarios. Con este aspecto, el FA avanzó en la
discusión un poco más que el batllismo, ya que regula el mercado salarial. Este
ítem es en el único que tanto el batllismo como el FA desobedecen al sistema
liberal o neoliberal. Es el único en el cual la modernidad no penetra, pero de
todas formas, el Estado es puesto al servicio del “progreso” o del
“desarrollo”, dependiendo de la época la palabra utilizada. En fin, el
batllismo solo puede estar en el Partido Colorado. Los principios batllistas y
sus utopías el electorado lo busca en varias tiendas. El retorno del batllismo
pasa por hacer batllismo. Ni más ni menos.
Ver:
LA IDEOLOGÍA BATLLISTA EN EL FRENTE AMPLIO
Mariana Elizabeth Fernández Presa.
Reflexiones
del Batllismo. Artículo de Manuel Flores Silva.
Estudios de
Historia Conceptual. Raquel García Bouzas.
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