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viernes, 25 de agosto de 2017

La evolución de la política económica del batllismo.





Nuestro país asume tempranamente conciencia sobre la matriz productiva y desde a comienzos del siglo XX el Estado asume diferentes iniciativas con el objetivo de atacar las bases económicas, sociales y políticas de la misma diseñando diversos instrumentos para transformar la producción agraria e industrial. La crisis de 1929 y la consiguiente gran depresión fueron fuertes estímulos para encarar la revalorización de algunos instrumentos y para diseñar nuevos. La segunda guerra mundial generó las rupturas indispensables para desarrollar en sector secundario de la economía. La guerra y la inmediata posguerra generaron una protección natural sobre el sector manufacturero, incluso con las dificultades para obtener los insumos y las materias primas necesarias en los merados internacionales. En los años cincuenta esta bonanza cambia y pone a nuestro país en una situación difícil. Los responsables del desarrollo del modelo industrialista motivados por las necesidades de la posguerra que fueron creando grandes desequilibrios en la balanza comercial y por el propio modelo desarrollado por el denominado neo batllismo no se buscó salidas al modelo de Industrialización pos sustitución de importaciones. Por el contrario el modelo económico evolucionó ampliando diversos estímulos para continuar con la evolución del modelo. La ley 10000 de “contralor de importaciones y exportaciones”  y el complejo sistema de cambios múltiples se constituyeron el el paradigma del modelo. Estas políticas por su propia filosofía dependían en exceso de recursos externos que no eran en definitiva resultado de las políticas internas de generación de valor, por el contrario dependiente de rentas originadas en el extranjero. La baja del comercio internacional llevó al deterioro de los términos de intercambio y el modelo entra en una etapa de estancamiento.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, la transición política, las transformaciones económicas promovieron un sentimiento de restauración del modelo batllista. En realidad este proceso había comenzado durante las administraciones de Baldomir (Paysandú, 27 de agosto de 1884 - Montevideo, 24 de febrero de 1948) militar,arquitecto y político uruguayo. Presidente entre 1938 y 1942, fue el autor del golpe de estado de 1942 que restableció derechos suprimidos en la Dictadura de Terra)y de Amézaga (Montevideo, 28 de enero de 1881 - Montevideo, 20 de agosto de 1956). Presidente Constitucional de Uruguay desde el 1 de marzo de 1943 al 1 de marzo de 1947. Incluso con grandes influencias del batllismo durante la gestión de Amézaga. La prosperidad económica, el sentimiento triunfante de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, un creciente sentimiento pro norteamericano, la fe en la matriz liberal, el Estado fortalecido con su rol componedor y arbitro social, sumado al crecimiento de la producción industrial que se destacaba sobre el estancamiento de la ganadería, y en definitiva la evolución social urbana fueron estímulos al renacer batllista y reconstrucción de un nuevo Partido Colorado con un sentimiento general de optimismo.
El Imperio británico en retirada con un ocaso sostenido marcaba el fin de su hegemonía dentro del sistema capitalista nos encontraba como acreedores de la metrópoli y con la cual seríamos profundamente generosos en momentos de negociar los pagos de la duda aceptando el criterio inglés que era de canjearla por vetustas y obsoletas empresas británicas de ferrocarriles, tranvías y aguas corrientes.


El avance de la industrialización fue el motor del nuevo reformismo batllista, denominado también Neobatllismo. Ciertamente las condiciones internacionales van a favorecer el desarrollo del nuevo proceso reformista dentro de un década muy importante llamada gloriosa entre 1945 y 1955. En ese período la economía uruguaya creció en el eje del 8% unos trs puntos sobre el promedio mundial. El problema más serio era la ganadería que muestra en este período un fuerte estancamiento derivado de una inexistente inversión tecnológica que generaba por consiguiente baja rentabilidad y muy poco eficiencia. Esta será la causa del fracaso del modelo puesto que todo el desarrollo industrial descansa en las divisas generadas por las exportaciones agropecuarias.
El desarrollo más importante de la restauración batllista se dio con la Presidencia de Luis Batlle Berres(Montevideo, 26 de noviembre de 1897 - Montevideo, 15 de julio de 1964  político y periodista uruguayo. Presidente en ejercicio del Poder Ejecutivo entre el 2 de agosto de 1947 y el 1 de marzo de 1951. Es conocido por ser el líder del denominado por algunos historiadores, Neobatllismo), vicepresidente de la fórmula victoriosa  en las elecciones de 1946, que llevó a la presidencia de la república a don Tomás Berreta, que al fallecer lo catapulta a la presidencia. la simbología era muy fuerte, un Batlle de nuevo en el poder y al mando del viejo partido del Estado .
En la década de 1950 se habían reconfigurado las hegemonías mundiales del mundo capitalista y la inserción mundial del Uruguay no será la misma que la que se llevó adelante durante el período del primer batllismo liderado por Don Pepe. Sin embargo las semejanzas del discurso son múltiples: la afirmación liberal con proyección social y socializante, un Estado reformista, que no sustituyera la iniciativa privada pero que permitiera articular los intereses del capital y del trabajo; las políticas públicas anticipatorias de las necesidades sociales y que cortaran de raíz cualquier trasnochada revolucionaria y por sobretodas las cosas la promoción del desarrollo industrial como factor estratégico de desarrollo económico para lograr el ideal batllista de la justa redistribución de la riqueza.

El Estado vio consolidada su participación directa en la economía monopolizando casi todos los servicios públicos. En 1948 se crea el Instituto Nacional de Colonización con una fuerte oposición de los ganaderos. En resumen generó una prosperidad económica con una visión del "sueño uruguayo" con un fuerte incremento del Estado que se convierte en el gran empleador y con políticas sociales muy audaces para su tiempo. Es claro que se acusa al crecimiento estatal de clientelismo, sin embargo la reflexión debería ser que al pasar a controlar las viejas empresas británicas, todos esos funcionarios privados a partir de ese instantes serían funcionarios públicos. Es innegable que luego de este período la sociedad uruguaya no fue más optimista.

El batllismo, ya como proyecto a largo plazo, se convirtió en una síntesis política de diversos sectores sociales. La legislación laboral fue determinante para conciliar las diferentes clases sociales, desde el proletariado industrial naciente, el desplazamiento de la mano de obra rural y  además se sumaba el interés del capitalista industrial que necesitaba orden, estabilidad y legalidad. El proyecto reformista incluyó un fuerte dirigismo que durante el neobatllismo logró un gran impulso al nivel de vida. El rol estratégico de las empresas públicas era y es para el batllismo la búsqueda de nivelación destinada a favorecer una distribución más igualitaria de los ingresos: “apresurarse a ser justos es luchar por el orden y asegurar el orden”.



 No es nuevo y sin ánimo de aburrir podemos analizar algunos puntos de la evolución histórica sobre el rol del Estado como regulador social ya en la visión de  San  Agustin observamos un cambio radical: el Estado como un medio  y  no  un  fin  en  si  mismo;  para  él  el  hombre  trasciende  al  Estado.  En esta línea de pensamiento  afirmamos  que  el  Estado  existe  para  el  hombre.  Complementado  con  Tomás  de  Aquino,  quien  reconoce  que  el  fin  del  Estado  es  el  bien  común  podemos concluir que en la Edad Media se logra combinar el Estado como medio  pero también con objeto social.. Para Locke el poder debía estar limitado, dividido. Él apreciaba derechos  naturales que anteceden al Estado y que ni en el estado de naturaleza se podían  negar. El  gran  teórico  de  la  división  de  poderes  es  Montesquieu,  que  en  una  clasificación tripartita aportó la idea del poder judicial encargado de resolver las  controversias y también la idea de un bicameralismo en el poder legislativo.  No sería hasta Rousseau que se aclararía que el titular de la soberanía no  puede ser otro que el pueblo, el defendería la soberanía popular  y  resaltaría la  realización de la voluntad general como el fin último del Estado. Para  Hegel  y  su  método  dialéctico  lo  importante  sería  el  Estado  y  el  individuo tendría un papel insignificante, poco de lo que dijo es justificable hoy;  su principal aportación se encuentra en que fue ayudaría a otros a percibir que el  Estado  ha  cambiado  con  el  tiempo.  Marx  apoyado  en  esto  sostendría  que  el  Estado ni siquiera ha existido siempre y que eventualmente deberá desaparecer  pues es sólo producto de la lucha de clases, instrumento de opresión de una clase  por otra. De Lenin podemos destacar su intento por utilizar la  fuerza de grupos  sociales  que  no  estaban  concientizados  políticamente  y  de  cierta  manera  involucrarlos en el Estado.


 Para Weber  el  Estado  es  una  relación  de  dominación de la burocracia.  El Estado es el gran protagonista del batllismo como agente económico y como regulador. Las políticas sectoriales tuvieron un rol trascendente. Se puso el eje en las políticas sociales y en los derechos de los trabajadores promoviendo el intervencionismo cuyo ejemplo más concreto fue la política de nacionalizaciones y estatizaciones. Para el siglo XXI el desafío del batllismo es ser fiel a sus principios  de que una idea genera otra  y una reforma antecede a otra buscando adelantarse a los requerimientos de la sociedad y del progreso.



Hoy tenemos como el principal adversario del batllismo y también de otros sectores progresistas que creen en Estado como regulador de las diferencias al liberalismo descarnado.

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