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lunes, 10 de febrero de 2020

Las coaliciones en Uruguay: Una aproximación.


   Una aproximación a las coaliciones políticas.


Siguiendo al historiador Carlos Demasi la formación de coaliciones que representan la participación de la oposición en un gobierno “tiene larga tradición en nuestro país. Sin embargo se desdibuja mucho, sobre todo a partir de 1958-60, a medida que se profundiza la crisis de los años 60 y van a reaparecer cuando termina la dictadura y se retorna a la democracia. Fue una iniciativa muy innovadora la del Dr. Julio María Sanguinetti en 1985, cuando intentó formar un gabinete ministerial con integrantes del Partido Nacional, de la Unión Cívica y del Frente Amplio.
El presidente colorado obtuvo una respuesta afirmativa de nacionalistas y cívicos, y una negativa de la coalición de izquierda.” “las coaliciones se forman pero es difícil mantenerlas, porque “cuando vienen las crisis” tienden “a desarmarse”. Además, subrayó que “borrar” la imagen histórica de que un acuerdo para cogobernar es un reparto de cargos y “poner adelante la imagen de un acuerdo programático es una tarea política compleja en el Uruguay”

Desde el retorno a la democracia el  Uruguay no ha conocido   grandes crisis políticas o casos de fuerte inestabilidad. Tampoco  han surgido outsiders carismáticos con visión antisistema  incluyendo al Gral. Manini Ríos o a los empresarios  Juan Sartori o Novick. La prueba de fuego fue la crisis del año 2002 y que tuvo como consecuencia el triunfo de la izquierda dentro  del sistema partidario democrático que caracteriza a nuestro país.
Resulta bastante claro en el caso uruguayo que su fortaleza se centra  en una larga historia política,  y resultó evidente en el rol que jugaron las tradiciones políticas encarnadas en la figura del Dr. Enrique Tarigo cuando los militares quisieron legitimimarse por referendo en  a una nueva constitución 1980, la cual preveía  leyes de amnistía y un calendario de retroceso progresivo del poder. Fue rechazada  la propuesta  y obligó a los militares a volver a hacer concesiones hasta el encuentro en el Club Naval donde algunos de los  partidos políticos Colorado, Frente Amplio y la Unión Civica negociaron las condiciones del retorno a la democracia (Yaffé, 2005). La cultura política uruguaya, tradicionalmente consensual y moderada, pesó en el desarrollo de las negociaciones (Lanzaro 2001b; Chasquetti y Buquet 2004).  Nuestra tradición política siempre tuvo  una atomización del poder  y una negociación sistemática tanto dentro de los partidos como entres ellos. Fue la garantía de desarrollar el pluralismo político. Los  diferentes partidos políticos uruguayos tiene varias corrientes internas lo que hace que exista siempre competencia política efectiva, también, dentro de cada partido.



 Asimismo, la gobernabilidad uruguaya consta de varias experiencias de coaliciones de gobierno, en donde facciones de uno de los dos partidos tradicionales se aliaron con el otro partido .Cuando luego de un proceso complejo  de unidad de la izquierda surgió  una “coalición de partidos” de izquierda (Lanzaro 2001b): el Frente Amplio. El retorno a la democracia supuso además el retorno a la constitución de 1967, y ahora los tres partidos obtuvieron casi los mismos resultados que durante las elecciones presidenciales de 1971. Esto permitió la consolidación del Frente Amplio que pasó de ser una coalición de partido a “un partido de coalición” (Lanzaro, 2000). El equilibrio de las fuerzas desde 1989 condujo a los dos partidos tradicionales a formar una coalición durante la presidencia del Dr. Lacalle 1989-1994, para enfrenta  el crecimiento del Frente Amplio.  Siguiendo esta línea el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN) promueven en 1996 una nueva ley electoral  con la introducción del ballotage (segunda vuelta) e imponiendo un sistema de primarias. La primera gran victoria de la izquierda fue la conquista de la intendencia de Montevideo en 1989, y alcanzar un “empate” de 1994, en donde los tres partidos obtuvieron un tercio de los votos del electorado. Finalmente fue el Dr. Julio María Sanguinetti  quien salió elegido con el 24.68%. 


 LOS GOBIERNOS DE COALICIÓN
Esta nueva ley, además de poner fin al  sistema de doble voto simultáneo , vigente desde 1908, y que había conducido al fraccionamiento de los partidos en sublemas  los condujo a una forma casi de pacto político y formación de coaliciones.  El P.Colorado y el P.Nacional  ya mostraban  un acercamiento ideológico desde el regreso de la democracia con ña excepción de los sectores batllistas,  llegan a formar coaliciones  desde 1989;Durante la segunda presidencia de Sanguinetti (1994-1999) y Batlle (1999-2004), el acercamiento se hizo aún más evidente y sólido.  La coalición gubernamental de Lacalle (PN, 1989-1994) se desagregó después de dos años de gobierno, víctima de los cálculos electoralistas de sus miembros provenientes del Partido Colorado, las coaliciones de Sanguinetti II (PC, 1994-1999) y Batlle (PC, 1999-2004) consiguieron la cohesión hasta el final del mandato. La cohesión interna de cada bloque se estableció en el eje intervención del Estado/recursos al mercado .
La coalición entre blancos y colorados que duró más al finalizar el siglo XX la lideró Sanguinetti
Durante ese período alrededor de dos años y siete meses se  dedicó a grandes negociaciones para aprobar un ajuste fiscal, penas más duras, la creación de las AFAP y una medida muy polémica que suprimía decisiones estratégicas que provenían de la época y directivas que tomó José Batlle y Ordóñez: o sea retirar el monopolio de Ancap a los alcoholes. Con esa hoja de ruta, el gobierno de Julio María Sanguinetti conformó un gobierno de coalición que funcionó de forma aceitada entre marzo de 1995 hasta finales de 1998.  También se intentó un gobierno de unidad nacional durante la presidencia de Luis Alberto Lacalle. En ambos procesos coincidía la necesidad de reformar el Estado, la cantidad de funcionarios, y atacar empresas públicas deficitarias.
La coalición llevada adelante por  Lacalle Herrera se basó en realizar un fuerte  ajuste fiscal, reformular  la forma de otorgar los cargos en los entes descentralizados y el gobierno de la educación, privatizaciones, reformas en la seguridad social y la creación del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
Esa coalición duró un año, porque se retiró el Foro Batllista. Además después de la derrota electoral en el plebiscito por la Ley de Empresas Públicas, se retiraron en 1992 dos sectores blancos: Renovación y Victoria de Gonzalo Aguirre, el actual vicepresidente, y el Movimiento Nacional de Rocha, encabezado por Carlos Julio Pereyra.
“El fracaso del proyecto de coalición en dicho gobierno tiene una doble causalidad: 1) la fragmentación de los liderazgos partidarios y la falta de unicidad de mando y 2) la celeridad ejecutiva y el estilo de mando que impuso Lacalle”, (…) “En un contexto de fuerte fragmentación interna de los partidos socios, la celeridad, la urgencia y el fuerte contenido ejecutivo que le impregnó Lacalle a las acciones de gobierno no hizo más  que minar  toda posibilidad  de materializar su proyecto de ‘coalición a la europea’”.
1995: Los acuerdos de Sanguinetti con Volonté que el Herrerismo apoyó con reservas.

El presidente desde 1995, Julio María Sanguinetti, articuló la coalición entre partidos tradicionales con 30 meses de duración sin inconvenientes y que realmente se mantuvo durante todo el período. La coalición se sostuvo en realizar un ajuste fiscal, una ley que  endurecía las penas a determinados delitos, la reforma de la seguridad social, la desmonopolización del sector del alcohol y la aprobación de las rendiciones de cuentas de 1996 y 1997, entre otras medidas. La más importante fue la reforma electoral que instaló el balotaje, medida acompañada también por el Frente Amplio.
En una entrevista el Dr.Sanguinetti sostuvo que “en ese momento funcionó una real coalición, en la cual el presidente del Directorio del Partido Nacional formalmente actuó como un socio sustantivo”, que incluyó la conformación de acuerdos parlamentarios, la integración en el gabinete de ministros, el diseño de políticas y la consulta constante al presidente del directorio blanco, Alberto Volonté.
Para los  herreristas  en palabras de Luis Lacalle Herrera, “Volonté no fue lo suficientemente exigente para con el gobierno. No hizo valer el peso el peso en cosas trascendentes”. Sin embargo, ubicó a Juan Chiruchi, caudillo herrerista del departamento de San José, como Ministro de Vivienda en los dos primeros años de ese gobierno.
El sector blanco de Volonté, “Manos a la Obra”, primera fuerza del partido tras las elecciones de 1994, pagó el desgaste político y desapareció del mapa político luego de las internas de 1999, que ganó Luis Alberto Lacalle, quien representó a todos los blancos en las elecciones que ganó Jorge Batlle.

Durante la presidencia del Dr. Batlle el 21 de junio de 2000 la Cámara de Representantes aprobó, con los votos a favor del PC y el PN, una ley de "urgencia" que contenía una serie de medidas para aliviar los efectos de la recesión generada por la devaluación del real brasileño. La ley estableció rebajas tributarias para el sector agropecuario, pilar de las exportaciones, así como medidas de fomento de la inversión y el empleo en el sector industrial no primario, consistentes principalmente en la reducción de los impuestos a las actividades económicas. También, se autorizó al capital privado la adquisición de tierras y establecimientos comerciales de titularidad pública con acciones al portador y a través de sociedades anónimas.  Un año después se  flexibilizó la legislación  laboral y nuevas medidas fiscales para reestructurar la deuda de los productores agrícolas y disminuir las cargas de los empresarios. Cuando la inflación alcanzaba el 26%, Batlle recibió un fuerte golpe político con la declaración del Dr.Lacalle que sostenía el error de que el PN hubiera apoyado al Partido Colorado en la segunda vuelta de las presidenciales de 1999, anuncio al que siguió la retirada del Ejecutivo de los cinco ministros blancos. Era el final de la coalición.
Ver:
Reniu, J y Otros. Los gobiernos de coalición y su incidencia en los partidos políticos latinoamericanos.

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