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martes, 29 de diciembre de 2020

 

Los Clubes políticos en el último tercio del Siglo XIX uruguayo: La fundación del Partido Constitucional.



La Historia política nacional del siglo XIX tenía como característica el predominio absoluto de actores partidarios, las colectividades que conforman los partidos tradicionales, la disputa entre el gobierno y el poder desde 1830 hasta finales del siglo, llamada simplemente lucha entre caudillos y doctores. Según Barrán y Nahum "en el último tercio del siglo XIX la vida política uruguaya había cristalizado en torno a ciertos rasgos: a) bipartidismo, es decir, el primado absoluto de los dos bandos tradicionales blanco y colorado, sobre cualquier formación política; b) la tradición histórica como fundamento de esos bandos, divisas o partidos; c) la centralización de la disputa política en torno a la cuota de poder que correspondía a la oposición, rol que se hallaba cristalizado desde 1865, cuando comenzó el monopolio colorado del gobierno y los blancos tuvieron que identificarse con la revolución; y d) el policlasismo en ambos bandos"

A partir de la década de 1950 y con la influencia de Duverger, se comienza a investigar la relación que existía entre esta conformación política y el sistema electoral. Recordemos que para Maurice Duverger "los sistemas de partidos son el resultado de numerosos y complejos factores que son algunos propios a cada país y otras corresponden a la generalidad política como lo son la tradición y la Historia, las estructuras económicas y sociales, las creencias religiosas, la composición étnica, los nacionalismos, etc." Varios politólogos han llegado a la conclusión de que el bipartidismo se encontraba instalado como una tendencia en el sistema político nacional en el siglo XIX y va a influir hasta fines del siglo XX. La Constitución de 1830 estuvo vigente hasta 1919,y llama la atención el silencio que generó respecto a los partidos políticos. La Constitución de 1830 no muestra mención alguna a los partidos políticos, sin embargo cinco años después o poco más surgen las divisas partidarias tradicionales. Luego de concluida la primera presidencia constitucional bajo la conducción del Gral. Fructuoso Rivera(1830-1834) los bandos organizados continúan gravitando bajo la órbita de sus jefes militares, sin ningún lazo al poder político legal. Durante el Gobierno de Manuel Oribe se produce el nacimiento de las divisas, etapa fundacional que tenía más contenido épico-militar que ideológico, programático o político. A partir de allí se van a producir una serie de enfrentamientos o confrontaciones de agrupamientos partidario como resultado de una falta absoluta de coparticipación según los lineamientos constitucionales de 1830. Un poco antes de finalizar la Guerra Grande, Andrés Lamas, fundaba "La Nueva Era" donde reclamaba la renovación de la política nacional al margen de los partidos políticos existentes. Poco después de lograda la paz del 8 de octubre con la que concluye la Guerra Grande, Joaquín Suárez decretaba la prohibición de las divisas y distintivos partidarios. Los sectores universitarios se pliegan al rechazo de las divisas. Esta situación va a estimular emprendimientos intelectuales de jóvenes universitarios que van a conformar el movimiento de clubes de espíritu principista.

Esta juventud principista adhiere a los principios de un liberalismo clásico y legalista. Uno de los ejemplos será el Club Libertad, fundado el 20 de mayo de 1872, que va a nuclear a miembros de anterior filiación colorada como José Cándido Bustamante, José Pedro Ramírez y Julio Herrera y Obes. No todos los colorados se incorporan al Club Libertad; no se integran el sector católico que terminan fundando el Club Colorado.

El más crítico fue el Club Radical, también liberal y estaba dirigido por el Dr. Carlos María Ramírez y José Pedro Varela, los cuales provenían del partido colorado conservador. Ambos dirigentes tenían su publicación: La Bandera Radical y La Paz, desde cuyas páginas propugnan la pacificación de la campaña y la conmistión de los partidos. Pero cuando ve la luz el programa del Club Radical, su desvinculación de los partidos tradicionales es ya un hecho consumado. El Club Radical es una asociación nueva, independiente que no reconoce solidaridad con ninguno de los partidos del pasado. Esto es debido a la capacidad y densidad doctrinaria del Dr. Carlos María Ramírez, que era, a su vez, catedrático de Derecho Constitucional. Este proyecto lo venía desarrollando desde la Revolución de las Lanzas. En efecto en 1871, desde las páginas de La Bandera Radical, se realiza un profundo análisis de la realidad nacional, de la guerra y de sus consecuencias. La guerra frenaba el desarrollo industrial y productivo violando el "sagrado derecho de la propiedad" tan arraigado en el liberalismo de 1870, para luego exigir la extinción de los Partidos Tradicionales argumentando: "Fuera de su tiempo, de los sucesos que les dieron vida, de los errores que los hicieron necesarios, los partidos actuales son inconciliables con los primordiales elementos de la sociedad y del Estado. Inconciliables con el espíritu de las instituciones democráticas. Inconciliables con las formas cultas de la sociabilidad. Inconciliables con la estabilidad del orden público. Inconciliables con el principio de la nacionalidad.(...) es necesario fundar un partido nuevo, porque en el presente o el porvenir la bandera del Partido Nuevo, será la única que puede dar a la República organización, libertad y progreso".

Esto constituye el antecedente de la fundación del Partido Constitucional, que será uno de nuestros primeros partidos de ideas, de corta vida pero de grandes aportes al decir de Real de Azúa: "su programa político consistía nada más y nada menos que en el más puntual cumplimiento de todas y cada una de las disposiciones de nuestra primera carta constitucional. Si se piensa que ello involucraba no solo el pleno funcionamiento de las instituciones que cuando accediera a la letra del texto legal mayor estaban respaldadas únicamente por una nebulosa efectividad en lo referente a los capítulos de derechos y  garantías individuales". El 16 de mayo de 1880 se presentaban las bases del Partido Constitucional como "El Gran Partido de las Instituciones libres" contando con su propio medio "El Plata" fundado por Carlos María Ramírez y José M. Carranza. En el acto de designación partidaria asistieron 683 ciudadanos. La Comisión provisoria estaba integrada por Luis Piñeyro, Constancio C. Vigil, A. Dufort y Alvarez, Carlos Barros, Daniel Muñoz, todos hombres de Derecho y vinculados al Ateneo. La Comisión Directiva la presidía Domingo Aramburú que había inaugurado los cursos de la Universidad Libre y  Facultad de Derecho establecidas por El Ateneo, encargándose de la cátedra de Derecho Civil desde 1878. La reacción no se hizo esperar y Máximo Santos calificaba al nuevo grupo como:"semipartido o circulo lírico-aristocrático"  Prudencio Vázquez y Vega adhiere pero con gran escepticismo, porque el programa de principios excluía el derecho de insurrección ante los gobiernos autoritarios. José Batlle y Ordóñez partidario del derecho de rebelión ante todo régimen autocrático se coloca decididamente en la oposición.

Ver: Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del Batllismo, Luis María Delio Machado. Pp 129-145.

La posición del joven Batlle y Ordóñez frente al surgimiento del Partido Constitucional: 1880.

 

 El periodista y estudiante Batlle y Ordóñez va a iniciar una serie de debates en distintos medios, canalizando su prédica desde el Diario El Día luego de su fundación el 16 de junio de 1886, dos meses y medio después de vencida la "Revolución del Quebracho". El propio Batlle en un artículo publicado en 1911 explica la razón de este proceso periodístico " Fundose por primea vez en 1886, con escasos recursos y con una perspectiva de vida de dos meses con un presupuesto ajustado, al mes ya andaba de mano en mano y era el diario preferido de la opinión"(...)"Un año más tarde creyó de su deber contrariar tendencias que consideraba malas(las constitucionalistas sobre todo, que con su visión sobre el olvido predicaban la abolición de los partidos tradicionales) pero que prevalecían entonces(...)" .No nace El Día como un periódico de partido pero en sus editoriales recalcaba ."Venimos a contribuir en la medida de nuestras fuerzas, a la reorganización de la colectividad política que formamos parte, recordando cotidianamente la presencia del mal en las alturas y la necesidad de unirse fuertemente para combatirlo" En realidad su postura era firme contra el constitucionalismo porque postulaba el fin de los partidos tradicionales a los que José Batlle y Ordóñez consideraba fuerzas cívicas importantes que había que orientar mejor, pero de ninguna manera destruir. Esta misma postura la tuvo con la coparticipación que con el objetivo de eliminar oposiciones confundía a los partidos con el gobierno y cuya consecuencia era la imposibilidad de que ninguno, el gobierno y los partidos pudiera llevar a cabo un programa coherente en sus ideas y su aplicación. Con referencia concreta al Partido Constitucional Batlle enfrentaba su lucha "contra las concepciones abstractas de los constitucionalistas, de los doctrinarios de la escuela liberal; hoy podría presentarse entre las corrientes que toman el contenido emocional y las particularidades de la mentalidad o de los problemas nacionales, frente a la aplicación integral de doctrinas económicas, políticas o sociales, o el deseo de resolver problemas nuestros con formulas presentadas en otros momentos y en otras circunstancias, o con la concepción de los intelectuales que tiende a la explicación racionalista universalista de la evolución histórica." Por los tanto Batlle maneja criterios de oportunidad en idea de Partido, colocando siempre ideas nuevas, soluciones originales, mecanismos de transformación vinculando las viejas mentalidades con la necesidad de mejoras. Como dice Grompone "Es la aceptación de la influencia histórica en la concepción de las ideas de organización social, desechando las utopías por más seductoras que pudieran presentarse". Sin embargo esta visión ha sido vista como exagerada por Delio Machado que sostiene que la postura firme de Batlle frente al Partido Constitucional se debió a la gravitación de su padre Lorenzo, hombre de Partido. Esa política no la abandonará jamás.

Si el partido Constitucional negaba la vigencia de los Partidos Tradicionales, esta postura era predominante en la Facultad de Derecho. Arechaga reclamaba la vigencia de la representación proporcional con el objetivo de democratizar el país. Un estudiante de derecho de apellido Arias en su tesis de grado sostenía en 1884 "Los gobiernos que excluyan a los Partidos de la Representación Nacional, no solamente estrangulan la soberanía del pueblo, sino que provocan a la guerra civil"

Una vez establecido el Partido Constitucional, su acto más comprometido fue la Revolución del Quebracho que tuvo una influencia universitaria importante. Los constitucionalistas se transforman en revolucionarios durante el gobierno del General Máximo Santos. Según Luis Melián Lafinur "El Partido Constitucional se había creado para la paz, pero tuvo que convertirse para la guerra(...) se consultó al Dr. García Lagos sobre esta situación y su reflexión  determino el futuro" Saben Ustedes que por punto general soy enemigo de los medios violentos; pero la humillación de la patria es tan grande que si hay elementos para una reacción armada debe irse inmediatamente a ella(...), y consecuente con estas ideas el Partido Constitucionalista fue el primero  en contribuir al tesoro revolucionario"

La Revolución del Quebracho fue una desigual batalla que se produjo en Uruguay entre el 30 y 31 de marzo de 1886, al enfrentarse las fuerzas revolucionarias que nucleaban a partidarios blancos y colorados, al mando de José Miguel Arredondo y Enrique Castro, con las fuerzas del gobierno de Máximo Santos

 El enfrentamiento fue llegando de manera cada vez más inevitable. Por un bando estaban Francisco Antonio Vidal, nuevo senador del artificialmente creado departamento de Flores, preparando sin pudores la continuidad de Santos. Por otro lado, la Junta Revolucionaria actuando en Buenos Aires con representantes de los tres partidos a su frente: con el colorado Lorenzo Batlle, con los blancos Juan José de Herrera y Martín Aguirre, con el constitucionalista Gonzalo Ramírez y con presencia del Coronel Gaudencio, Jefe político montevideano de Pedro Varela en los primeros años del proceso dictatorial. Entre el 30 y el 31 de marzo se llevó a cabo la batalla, por unos denominada del Quebracho, y por otros de Punta de Soto. Cuando cesó el fuego, los revolucionarios tenían más de 200 muertos y más de 600 prisioneros.

A pesar de la derrota, otros vientos comenzaban a soplar y no era ajeno a ellos el estado de opinión que se iba formando en el país y que el acto de los revolucionarios contribuyó a exaltar. Máximo Tajes, general al mando de las fuerzas de Santos, perdonó a los prisioneros, por orden de Santos, y heridos, hombres de los tres partidos, entre los que figuraba un distinguido conjunto de personalidades destinadas con el tiempo a ocupar la presidencia, como José Batlle y Ordóñez y Juan Campisteguy.

Si bien se perdió la batalla, el pueblo no se sintió vencido; todo lo contrario. Cada vez, en el ánimo popular, Santos caía en mayor desprestigio. El 17 de agosto de 1886 fue invitado a una función de gala por la artista lírica Eva Tetrazzini, que protagonizaba la ópera "La Gioconda". Cuando Santos iba a ingresar en el teatro, el teniente Gregorio Ortiz le disparó un tiro a quemarropa, destrozándole el rostro, pero salvó su vida. Ortiz intentó huir a pie pero, a las pocas cuadras, ante la evidencia de que iba a ser alcanzado, se suicidó pegándose un tiro en la cabeza. Esta muerte precipitó aún más los acontecimientos.

En el año 1886 Vidal es electo y nuevamente renuncia, volviendo Santos a ocupar la Presidencia de la República. Sin embargo duró poco tiempo en el desempeño de ese cargo porque, a fines de ese año, luego del balazo de Ortiz, con su salud quebrantada, emprende un viaje a Europa con el objeto de encontrar alivio a sus dolencias.

La participación del Constitucionalismo en la Revolución es innegable, pero no solo en la preparación y acción de la misma, también en el desenlace que tuvo el régimen santista y en la transición al civilismo. Después de la Revolución del Quebracho Santos buscó el apoyo del Partido Constitucional y según Juan Andrés Ramírez "llegaba el tiempo de la revancha principista. José Pedro Ramirez condicionó su aceptación: libertad de prensa, elecciones presidenciales el 1 de marzo de 1887, reorganización de la hacienda pública, cambios en el personal de las Jefaturas Políticas. Santos claudicó. Se formó el llamado ministerio de la conciliación integrado por José Pedro Ramírez, Juan Carlos Blanco y Aureliano Rodríguez Larreta. Asumieron el 4 de noviembre. El 18 renunció Santos. Los principistas volvían al poder.."  El debate futuro sera entre las visiones encontradas del futuro político entre el Dr. Julio Herrera y Obes y su opositor José Batlle y Ordóñez: La influencia Directriz y los clubes políticos, la cúpula o las bases. Tema que en siglo XXI y con un Partido Colorado deprimido sigue teniendo total vigencia.

 

Ver: Batlle y El Día 1886- 1903, Fundación Prudencio Vazquez y Vega

       Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del batllismo, Luis María Delio Machado.

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