La Primera Guerra Mundial puso un punto de quiebre en el funcionamiento económico tanto en lo nacional como en lo internacional. El funcionamiento de la economía se había articulado mediante el patrón oro. Era el paradigma que se basaba en la convertibilidad a oro de las principales monedas. Al mismo tiempo aseguraba el libre flujo de oro entre las naciones. Este sistema era respetado rigurosamente y articulaba las transacciones económicas mundiales casi sin intervenciones estatales.
Tenía la facultad de ajuste automático y de regularse cuando existiese un desequilibrio en los flujos internacionales. Su funcionamiento suponía que el equilibrio en el Balance de Pagos que mantenía el equilibrio externo era más importante que el equilibrio interno. O sea que si una nación exportaba más bienes o servicios que los que importaba esto determinaba en el ingreso de oro al país. Si el aumento de las divisas provocaba un aumento de las importaciones originando un desequilibrio en el Balance de Pagos, esto se resolvía exportando oro. Con este mecanismo queda claro que el comercio internacional se regulaba automáticamente sin ninguna acción estatal. El problema se inicia porque la emisión de papel moneda o sea los medios de pagos circulantes estaba definido por la disponibilidad de oro que cada país tenía para respaldar la emisión y que a su vez dependía del comercio exterior. El circulante, o sea el papel moneda define el nivel de actividad de las plazas nacionales. Si el papel moneda no se podía llevar adelante las inversiones necesarias para la producción que el propio modelo necesita. Cuando existía un desajuste externo se produce un desequilibrio interno porque la exportación de oro para equilibrar el Balance de Pagos origina una reducción de los medios de pago, o sea faltan billetes. El mayor problema del Patrón Oro era que no tenía elasticidad porque hacía depender de la afluencia de oro a los diferentes países, la expansión económica y las fuerzas productivas. Es claro que los países que seguían el patrón oro determinaban su desarrollo interno a la evolución del comercio internacional. Cuando se inicia la Primera Guerra Mundial en 1914 las grandes potencias involucradas en el conflicto suspenden los dos pilares del modelo de patrón oro: la convertibilidad de las monedas y la libre exportación de oro.. Esto dio origen al dinero fiduciario y por consiguiente a los tipos de cambio fluctuantes. Al finalizar el conflicto se vuelve al modelo porque se percibió que monedas sin respaldo sería nefastas para la estabilidad y que mayores gastos y grandes déficits gubernamentales llevaría a una pérdida de confianza y cierre de emprendimientos privados. El triunfo de esta visión conservadora en materia económica llevó a un irregular funcionamiento económico y que lentamente llevara alo mundo a la gran crisis de 1929. En el caso de Uruguay mantener las condiciones imprescindibles para retornar al patrón oro se convirtió casi en una obsesión. Ahora el precio de la moneda nacional, o sea el tipo de cambio, vendría de la mano del desempeño del Balance de pagos internacional del país que es el instrumento contable que registra las transacciones internacionales, pagos y cobros, realizados por el país en un período de tiempo determinado. Si presenta un saldo superavitario significaba que ingresaron más divisas que las necesarias para saldar las compras en el exterior y definía una apreciación del valor de la moneda nacional. En el caso inverso, el país necesitó más divisas de las disponibles para pagar las compras en el extranjero, la moneda nacional se depreciaba. En la década de 1920 el balance de pagos de nuestro país fue deficitario y comenzó a desvalorizarse el peso. Nuestro peso fluctuando libremente tuvo un fuerte crecimiento hasta 1919, una fuerte depreciación entre 1920 y 1923 y una recuperación entre 1924 y 1929. El Banco República llevó adelante políticas crediticias expansivas para desarrollar el mercado interno, esta acción contribuye a la depreciación de la moneda. per aumentaba el consumo. Esta actividad contradictoria del BROU generó dos líneas de la política económica que resultaban irreconciliables, financiar la expansión de la actividad interna y el desarrollo de la producción a través del crédito y el gasto público. En consecuencia mantener el valor de la moneda nacional solo era posible con endeudamiento externo.Ver:
Nahum, B. (Coordinador) y otros. Política financiera, moneda y deuda pública...1920-1939 Udelar 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.