Crítica a la Constitución de 1919.
Discurso del presidente Terra en Minas, diciembre de 1932.
“El Colegio actual es el producto de una gran campaña dirigida por el señor Batlle que tuvo que vencer enormes resistencias opuestas por sus adversarios y por sus propios amigos, transando al fin, con perjuicio del ideal que perseguía y surgiendo de esa transacción en sistema empírico, híbrido, defectuoso; un Gobierno débil, carente de energía y de acción, que pudo subsistir en épocas de bonanza, de riqueza, por la considerable valorización de los productos nacionales durante la gran guerra y continuar después usando del crédito por sumas muchas veces millonarias cuando la balanza de nuestro
comercio exterior empezó a hacerse desfavorable, cubriendo con creces el desequilibrio con esas corrientes de oro extranjero que nos permitieron construir puentes, sanear ciudades, extender carretas, vías férreas, construir ramblas y puertos y abrir avenidas y otras obras públicas que dieron trabajo a millares de obreros, provocando el bienestar general. Pero inmediatamente sobrevino la gran crisis, quedaron de relieve todos los defectos de la forma gubernativa del Consejo Nacional, porque sobreviene el derrumbe rápido de nuestra organización económica y financiera, que consideraba sólida e inconmovible, sin que adoptaran a tiempo las medidas para atenuar el mal”Luego del golpe y reformulada la Constitución, el Dr. Terra
asume su segunda presidencia ahora de acuerdo con la Constitución de 1934. El
ordenamiento político se mantuvo casi sin variantes, los opositores continuaron
absteniéndose estos eran el batllismo, la Unión Cívica, los blancos independientes,
los socialistas y los comunistas. Todos estos grupos estaban legitimados por instituciones
educativas y culturales como El Ateneo o la Universidad de la República.
Acompañaban al nuevo gobierno los terristas, los riveristas y el herrerismo. El
5 de mayo de 1934 se aprobó la “Ley de Lemas número 9538 en tano que en el área
económica se desarrolla el gran emprendimiento dirigido a la independencia en
materia energética con la construcción de una gran represa sobre el Río Negro. En
el Rincón del Bonete, lo que además regularizaría el caudal del Río haciéndolo navegable
unos 400 kilómetros todo el año y con un espejo de agua que ayudaría a la
irrigación. Se promulga una ley de cultivo obligatorio sobre unas 300.000
hectáreas, ocupando a 30.000 trabajadores. En el aspecto social el avance se
dio en la ley de licencia por maternidad, la sanción del Código del niño y la creación
del Instituto Nacional de Alimentación. El 27 de marzo de 1938 se realizaron
las elecciones nacionales donde votó pro primera vez la mujer. Nuevamente hubo
abstención batllista y los blancos independientes. El oficialismo se presentó
dividido con las candidaturas de Alfredo Baldomir (cuñado de Terra) por un lado
y por Eduardo Blanco Acevedo(consuegro de Terra). Terra dejaba el cargo habiéndolo
ejercido por dos períodos, golpe de por medio, y darle la sucesión a un
integrante de su mismo grupo.
Gobierno del General Alfredo Baldomir.
El 19 de junio de 1938 se efectuó la transición del mando.
Su política interna estuvo marcada por la reforma constitucional; la política
externa tuvo con telón de fondo la segunda guerra mundial. Y los aspectos más
importantes fue la entrada en vigor del nuevo Código Rural en 1941 y los
códigos Penal Militar y el código de Procedimiento Civil en 1943. Un año antes
se funda la Universidad del Trabajo (UTU). La Constitución de 1934, a imagen y
semejanza del terrismo/herrerismo nunca logró la simpatía general y por extensión
la normalidad en la política. Baldomir era por antecedentes familiares y políticos
el heredero del terrismo. Ya en 1940, Baldomir había designado una Junta
Consultiva para la reforma constitucional con delegados de todos los partidos,
excepto el herrerismo. Esta junta no esta prevista dentro de los mecanismos
previstos para la reforma constitucional. Las diferencias con el herrerismo se
agrandan con las posturas de neutralidad o de ser aliados contra el Eje en la segunda
Guerra Mundial. Los aportes de la Junta Consultiva eran resistidos por el
herrerismo en el senado. El terrismo había dejado de existir. Baldomir se une a
los batllistas de “El Día”, blancos independientes, cívicos, socialistas y
comunistas. El herrerismo solo y con el colorado Charlone defendiendo la
Constitución de 1934. A cinco semanas de las elecciones el presidente Baldomir
disuelve el Parlamento, lo sustituye por un Consejo de Estado, el cual serpa
presidido por José Serrato, destituyó al vicepresidente, prorrogó su mandato y
asumió plenos poderes. Este episodio pasó a la historia como el “golpe bueno”.
En realidad, se intentó justificarlo moralmente. Batllistas y baldomiristas
votaron la formula triunfadora integrada por Amézaga-Guani. El herrerismo
perdió y votó mal, aunque siguió teniendo el doble de votos los independientes.
Nomás senado del medio y medio. Es el inicio del retorno al poder del
batllismo, y se cierra un episodio de nuestra historia y se abre otro. El 15 de
febrero de 1943 entra en vigor la constitución de 1942. El vicepresidente
vuelve a presidir el Senado y la Asamblea General. Los senadores vuelven a ser
electos por el sistema de representación proporcional integral cono ya se hacía
con los diputados poniendo fin al senado del 15 y 15. En el Poder Ejecutivo se
suprimió la coparticipación obligatoria en los ministerios. El presidente designa
los ministros, sin cuotas fijas entre personas que contaran con el respaldo
parlamentario favoreciendo el parlamentarismo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Uruguay mantuvo una
postura de neutralidad durante la mayor parte del conflicto. El presidente,
Alfredo Baldomir, lideraba el Partido Colorado y apoyaba la causa de los
Aliados, pero desde una base neutral. Los herreristas querían la neutralidad
absoluta. Sin embargo, en febrero de 1945, Uruguay se unió a las Naciones
Unidas, lo que lo obligó a declarar la guerra contra Alemania y Japón2.
Este cambio marcó el fin de su neutralidad y alineó oficialmente al país con
los Aliados en los últimos meses de la guerra.
Ver:
Frega, A y otros :
Baldomir y las restauración democrática, EBO Montevideo 1987.
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