Las Sociedades Literarias, Prudencio Vázquez y Vega y el jóven Batlle en 1875. Por Luis Victor Anastasía.
En la primera conferencia que se conoce de Prudencio Vázquez y Vega, "Las Sociedades Literarias", publicada en el periódico fundado por Teófilo Daniel Gil, "La voz de la Juventud", encontramos presentes los temas y el estilo del autor y de la generación que logró nuclear en torno a su voz. Voz de la juventud, como el nombre del periódico en que aparecen sus primeras publicaciones de una juventud que ya en 1875 se expresaba de un modo distinto a como lo hacia la generación anterior. Estas sociedades literarias son la renovación radical de un grupo juvenil: el desarrollo de la ciencia no es independiente de la libertad; no hay progreso sin pureza cívica; no hay cultura social sin justicia.
Los violentos acontecimientos de comienzos de 1875, la ruptura de las instituciones y de la paz, que ahora se veían nuevamente sustituídas por formulas de fuerza como único medio de apuntalar el orden económico y el orden social, hicieron que, de parte de algunos jóvenes, se proclamase que el progreso, se proclamase que el progreso, aislado de la libertad y de la justicia, aislado por lo tanto del derecho, era solo llanto para la patria. El comienzo del discurso de Vázquez y Vega sobre el objetivo de las sociedades literarias marca con claridad la afirmación de lo que niega al Estado se concentra en una práctica de fuerza del poder: "La Patria gime y llora y el progreso general sonríe. El pueblo oriental permanece enmudecido, en tanto que la ciencia se desarrolla y marcha. El ciudadano gime porque se le usurpan sus derechos; y el amigo de las sociedades científicas y literarias, corre a quemar incienso a sus altares; ved, pues, la antítesis que pone en revolución mi espíritu y agita sin cesar mi pensamiento"(...)"El Club Fraternidad no tiene más fin que el legítimo de la perfección del hombre, en este club están los principios más fecundos de la cultura social, por eso constituye el destello más brillante de la civilización progresiva del pueblo" Para Prudencio el progreso se legitima por la perfección del hombre. Las asociaciones de los hombres para el desarrollo de la ciencia no pueden prescindir de este objetivo, el único legitimante. Este es el saber animado por "los más puros principios de moralidad y de justicia", es el saber de unión del hombre consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza. Estas son las verdaderas tendencias progresivas de la época. Vanos serán los intentos despóticos por sofocarlasw, "porque la civilización avanza, porque las sociedades literarias han de proclamar siempre la justicia, la libertad y el derecho"(...)mi amor por esas sociedades es inmenso porque existe en mi alma una tendencia innata, una aspiración sublime, tendencia y aspiración que se encuentran realizadas en las sociedades como en el Club Fraternidad, en todo centro científico donde se aspire sin esfuerzo el ambiente purísimo de los conocimientos humanos"
Aquí está un sentimiento compartido por la minoría de los jóvenes que está organizándose de nuevo en las nuevas sociedades. Ciencia, amor al conocimiento y al semejante, el conocimiento identificado por la pureza del ideal de la humanidad, conciencia de totalidad para la libertad y para la justicia: estos son temas centrales constantes del pensamiento krausista que leen en traducciones del krausismo español de la década del setenta. Tengamos presente que en este Club Fraternidad del barrio La Aguada esta integrado por José Batlle y Ordóñez, con diez y ocho años, el que será, pocos años después el conductor de su generación.
Ver:
Anastasía, Luis Víctor en Vázquez y Vega, Prudencio. Estudios, selección de textos y discursos, Páginas 27 y 28, serie cuadernos. Fundación Hanns Seidel, Montevideo, mayo de 1988.