La época de Emilio Reus y la Crisis de 1890.
Este ciclo económico corresponde a los años 1887-1892. El año 1887 ve los inicios de un brillante pero efímero auge económico que coincide con una etapa de tranquilidad en la República. La población de la República ascendía a unos 650.000 habitantes, de los cuales 200000 vivían en Montevideo. Nuestras fuentes de riquezas seguían siendo esencialmente agrícolas y ganaderas con siete millones de cabezas vacunas y dieciocho de ovinos según el anuario estadístico de 1890. La exportación de carnes, en pie o conservadas, y de lanas y derivados como el cuero manufacturado, grasas, etc. Eran nuestras principales fuentes de recursos económicos. Inglaterra por si sola absorbía el 27% de nuestra producción de carnes, seguida de Francia que nos compraba el 17%. “ Cada año los 25 saladeros y fábricas de conservas matan de 600 a 650 mil cabezas de ganado, destinados a la consumición de la población y al aprovisionamiento de naves, y dieron más de 19 millones de kilos de carnes en el año 1887”
En el año 1883 se fundaba en Buenos Aires la Compañía Inglesa de Carnes Congeladas del Río de la Plata, que un año después se establecía en Colonia, comenzando a exportar este tipo de carne a Inglaterra.
Según un informe de la embajada italiana del año 1887, la exportación de nuestros productos a Italia, había consistido, en carnes elaboradas en diversas formas(seca, salada, conservada), aguardiente, astas, cerdas, cueros, harina, grasa, sebo, trigo, cebada, tabaco, pezuñas, lanas, maíz y hierros viejos.
Durante el año 1887, el comercio exterior de la República tuvo 18 millones de pesos de exportación contra 29 de importación.
La Influencia Europea
El siglo XIX vivió bajo el signo de la Revolución Industrial, una de las causas que la impulsó fue la necesidad de abastece los nuevos mercados que se habían abrieron al comercio y a la industria. América Latina, especialmente a partir de la independencia necesitaba para su desarrollo de capitales y de los productos de fabricación europea.
La industrialización a la que se lanza el país era fruto del esfuerzo la inmigración europea. Algunos proyectos como el del francés Dupuy, para la instalación de una fábrica de papel: “...Tenemos materia prima abundante y barata, fuerza motriz adecuada y gratuita, en nuestros abundantes cursos de agua...No se requiere para ello grandes capitales...creemos que corresponde a nuestros poderes públicos el despertar el espíritu de empresa..”.
Entre los millares de inmigrantes llega Emilio Reus al Uruguay. Fue un verdadero pionero del progreso. Reus como antes Mauá, significó un momento extraordinario y de auge en nuestra evolución económica. No hubo proyecto de magnitud en el Uruguay del cual él no participara directa o indirectamente. Participa en el proyecto de construir el Hotel en la Playa Ramírez. Accionista del Banco Español; y cuando en medio del auge del juego de Bolsa, su prestigio lo convierte en director del Club Español y de la Cámara de Comercio Española. Un cronista argentino relata la participación de Reus en la concreción de un Banco Nacional en Uruguay: “Al formalizarse el pensamiento de crear el banco, los miembros del sindicato, señores Casey, Bunge, Arreyagaray y Duggan, pensaron que el Dr. Reus era el hombre indicado para llevarla a cabo. Reus entonces convencido de la solidez de bases en que descansaba el proyecto lo acogió con entusiasmo.(...) La discusión del proyecto y su ejecución lo ha realizado el Dr. Reus en un plazo que no excede los dos meses; hasta lograr que el 24 del corriente se publicase la ley en cuya virtud se crea el Banco Nacional”
El Banco Nacional era uno de los tantos bancos nacionales que se fundaron en nuestro país. Nació con la necesidad de que existiera un instrumento de crédito, que actuando bajo el control del gobierno, permitiera a este encauzar, centralizar y facilitar los capitales necesarios para sus finanzas.
Una vez aprobado el proyecto del Banco Nacional, se lanza la primera suscripción de sus acciones por dos millones de pesos, la cual fue cubierta ocho veces. El banco se fue organizando en sus diferentes secciones: Caja de Ahorros, luego sección de pequeños Prestamos y Descuentos, organizó sucursales en los departamentos de Paysandú, Florida, San José, Colonia. Abrió una cuenta especial a nombre del gobierno, se encargó de recaudar los fondos de la Dirección General de Impuestos y de Aduana. Luego se encargaría de recibir y controlar todo lo referente al empréstito de 20 millones que el Gobierno gestionaba en Londres.
El Banco estaba autorizado a emitir billetes de 10$, mayores hasta el duplo de su capital realizado, y tenía el monopolio de la emisión menor, de billetes y monedas de 5$, 2$, 1$, 0,50$ hasta el cuarenta de su capital.
El Banco se dedicó a la especulación, convirtiéndose en el barómetro de la economía.
La crisis que surge en julio de 1890 se debió a la fiebre especulativa: El diarios El Siglo editorializaba “ Estamos en las preliminares de una crisis que es posible conjurar, pero que también se puede hacer temible, según sea la actitud que a su respecto asuman los capitalistas y el gobierno. El dinero se retira o se va a afuera para el pago de deudas y consumos, la plaza esta abarrotada de papeles y acciones de todo género, la desconfianza cunde por todas partes. Es un hecho que las acciones del Crédito Real Uruguayo y de cinco o seis sociedades no tienen más compradores sino por la mitad de su valor nominal”
En tanto la crisis se producía el Banco Nacional resolvía la inconversión de sus billetes y 48 horas después la Asamblea General aprobaba una Ley de Curso Forzoso por seis meses “durante la cual se procederá a la revisión de la carta fundacional del Banco Nacional y a su reorganización por los poderes públicos”
La declaración de inconversión había obligado al directorio del Banco Nacional a presentar su renuncia, nombrándose en su lugar uno nuevo que quedó integrado por José María Muñoz, Duncan Stewart, Federico Vidiella, Manuel Artagaveytia, Alfredo Harley, Etc. Este directorio fue nombrado en parte por el Poder Ejecutivo y en parte por la asamblea de accionistas. Al mismo tiempo se encargaba una comisión fiscal con la función de controlar sus balances.. Se separa la sección hipotecaria creándose el Banco Hipotecario del Uruguay, se prohíbe al Banco Nacional especular en la Bolsa. Sin embargo quedaba sin resolver el problema de la cuenta especial del gobierno y la cuenta del Ferrocarril del Norte. El Banco había especulado con la administración del empréstito de 20 millones y con los dineros del Ferrocarril del Norte que era una línea ficticia que a pretexto de unir el norte con la capital, había conseguido que se entregara a sus concesionarios, la suma de un millón y medio de pesos, que en vez de iniciar las obras se utilizó en especulaciones de Bolsa. Esto estaba en el terreno de la moralidad y la revelación pública de estos negociados genera la desconfianza en el país.
La crisis de Baring, 1890- 1891
La crisis de Baring se originó en Argentina, pero se sintió en el resto del mundo, comenzando por Londres. El crédito desde Gran Bretaña había dominado el boom de ingreso de capitales en la década de 1880. Entonces, cuando la contracción comenzó, su impacto fue sentido por los principales acreedores. La Baring Brothers & Co. conocida como la casa Baring era el Banco Mercantil más grande del mundo, había intervenido profundamente en la emisión de títulos de Argentina. Al iniciarse allí una crisis macroeconómica se afectó su operativa. Un aspecto impactante es la diferencia entre la base monetaria(efectivo de los bancos y del público) y la cantidad de dinero(en sentido amplio, incluyendo depósitos). En 1890, la base monetaria se incrementó el 40%, pero el dinero en sentido amplio creció un 10%. La primera corrida en el sistema financiero argentino ocurrió en el primer trimestre de 1890 y se centró en los bancos lideres: El Banco Nacional y el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Se produce como consecuencia de un año de continua caída en las reservas de metálico en todos los bancos de emisión, lo que se agravó por las noticias de que Baring había fracasado en la colocación de un bono de 25 millones de pesos oro. Los depósitos en el Banco de la Provincia de Buenos Aires caen en 11,7 millones de pesos, un monto que no pudo ser atendido con las disponibilidades de dinero de dicho banco.
La crisis de Baring tenía todos los rasgos distintivos de una crisis de mercados emergentes. Comenzó con un aparente compromiso con un esquema de tipo de cambio fijo. Los mercados estaban muy integrados en 1890 y el Río de la Plata abierto a ellos. A nivel macro, como fuente de ingreso masivo de capitales. En el nivel micro, el interés de los bancos de tomar créditos externos en oro(moneda fuerte) y prestar a corto plazo domésticamente(en pesos papel)
Por otro lado, como consecuencia de la crisis argentina, quiebra el Banco Inglés del Río de la Plata que tenía una serie de letras emitidas por el Banco Nacional para el pago del servicio de la deuda externa.
Definitivamente el Banco Nacional cierra sus puerta , dando origen al Banco República, y culminando la Crisis de 1890.
Liquidación del Banco Nacional
Los esfuerzos gubernativos para rehacer el Banco Nacional fueron intensas. A fines de Octubre del 90, el Poder Ejecutivo remitió a la Asamblea tres proyectos que tenían como objetivo capitalizar y reorganizar la institución. Aprobada por la legislatura del 19 de septiembre estas iniciativas fracasan:
La reconstrucción del Banco Nacional tenía como base:
1- La emisión de una nueva serie de cien mil acciones que podrían enajenarse o entregarse al gobierno en garantía de un empréstito de $ 10.000.000.
2- La autorización al Gobierno para contratar un empréstito de $10.000.000 oro –efectivos-, mediante la emisión de títulos por un valor nominal de $ 14.500.000 en caso de venta y $ 16.000.000 en caso de garantía.
El empréstito no pudo realizarse: “ la situación financiera del país era mala y lo que es en Londres estaba lejos de se tranquilizadora”
El presidente Herrera y Obes escribe en el Mensaje del Poder Ejecutivo:
“ Entre otras causas- de la gran crisis comercial- la primera y principal fue la considerable extracción de oro amonedado que desde 1881 viene sufriendo el país y que en los últimos tres años de 1887 a 1890 fue de $8.300.000(...) suma enorme para un país cuyo stock metálico es de 13 o 14 millones de pesos y cuya circulación se hace casi toda en especies por efecto de la repulsión a la moneda fiduciaria(papel).(...)Estas extracciones de oro reflejadas en la disminución del encaje metálico de los Bancos de Emisión, produjo la primera manifestación sintomática de la crisis, representada en la disminución de los descuentos y del crédito personal, y sintetizada en la paralización comercial.(...)Al mismo tiempo los capitales venidos de Buenos Aires, llevándose el oro que representaban sus papeles y dejándonos en cambio una cantidad proporcional de valores de todas clases que desbordaron la plaza produciendo su depreciación consiguiente”
“La base de esta combinación era que la casa Baring, interesada directamente en sostener al Banco Nacional – del que era fuerte accionista y acreedora- renovase los créditos y cauciones que tenía a su favor por valor de 7 millones de pesos; pero aquella casa bancaria inglesa ya tenía problemas y llegado el momento lejos de otorgar prestamos exigió perentoriamente el pago de cuanto el Banco le adeudaba. La crisis se hizo desde entonces agudas y violento...”
Como dijimos en otoño de 1890, la Baring Brothers & Co., entró en cesación de pagos; parea salvarla el Banco de Inglaterra, el Banco de Francia y el Banco Nacional de Rusia, acuden en su ayuda.
A partir de 1891 el Banco Nacional reabrió la conversión, pero resultó insuficiente, si le sumamos la caída del Banco de Londres y el Río de la Plata, la decisión del gobierno fue realizar un feriado bancario de cuatro días. Esto fue postergado varias veces y da como resultado mejores controles del Estado y la creación del Banco Hipotecario y del Banco República.
Conclusiones.
"En 1890 estalló una crisis de naturaleza económica de tal gravedad que a muchos hizo añorar el tiempo en que aquellas parecían ser simples traspies políticos. La caída de los precios de lanas y cueros y el derrumbe del Banco Nacional financiado desde el exterior, en el marco de la depresión internacional d ese año, mostraron a la nación otros puntos vulnerables: una ganadería que había llegado al tope de su capacidad productiva y nuestra dependencia de un mercado internacional de bienes y capitales sobre los que no se tenía ningún control. Las reflexiones que hicieron los dirigentes políticos civilistas del 90 sobre el exclusivismo pastoril al que el Uruguay estaba todavía atado forman parte de la puesta en tela de juicio de todos los presupuestos que la vieja ideología liberal predominante hasta 1880 en nuestros círculos dirigentes había construido bebiendo siempre conceptos europeos. El noventa esta caracterizado por un nuevo signo: la nacionalización del país. Y se comenzó por nacionalizar esquemas culturales que hasta ese instante predominaban. Estos dirigentes civilistas comprendieron que el modelo autoritario militar no había alejado la crisis. La guerra civil había desaparecido y sin embargo la República enfrentaba la más violenta conmoción económica y social de su historia. La crisis dentro del orden revelaba que por debajo de las enfermedades políticas existían otros obstáculos para el porvenir nacional.
El diagnóstico de esta generación dominada por las figuras de Julio Herrera y Obes, Carlos María Ramírez, Francisco Bauzá y un joven José Batlle y Ordóñez, fue que dos elementos singularmente conectados impedían el normal desenvolvimiento del país soberano: su condición de monoproductor ganadero y su extrema dependencia del exterior. Refiriéndose al primero, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes señaló cual era la salida: "...
mientras no tengamos más que materias primas como producción nacional para adquirir con ellas los productos manufacturados que se nos traigan, seremos, por el hecho, una especie de factoría extranjera. La constitución de una nacionalidad y de una dependencia económica están en el poder industrial propio..." José Batlle y Ordóñez se refirió a la dependencia externa en 1891:
"Tenemos un país en que la luz es extranjera y privilegiada en forma de Compañía del Gas; en que el agua se halla en las mismas condiciones(...) en que la locomoción representada por tranvías y ferrocarriles, vapores, es también extranjera. Y de esa manera, si en el régimen político hemos destruid el sistema colonial, no lo hemos destruido en la industria, en el comercio... El hecho es que una inmensa parte de las riquezas del país se van" Toda esta generación coincidió en la solución: solo el Estado podía detener esa hemorragia ambientando la independencia económica."
Ver:
Barran, José P., Nahum, B, Historia Política/Historia Económica. EBO Montevideo,2002, Pp.56-60.