Diferentes visiones del primer batllismo: económica,
marxista y apologética.
Batlle y el batllismo según Henry Finch.
"Si bien los resultados económicos de la política
batllista fueron en verdad modestos, sus logros sociales y políticos fueron realmente
importantes. Las organizaciones obreras se fortalecieron a partir de 1895 y el
descontento laboral se intensificó durante la década de rápido crecimiento que
precedió a la Primera Guerra Mundial provocando alarma entre los sectores
empresarios más poderosos. Los partidos políticos tradicionales, tan mal
equipados para registrar y articular los nuevos reclamos se sintieron
igualmente amenazados por la militancia de los obreros. La respuesta de Batlle
fue elevar al Estado y con él al sistema político al plano de una benevolente
neutralidad desde la que se podía mediar en los conflictos sociales que se
convirtiese en un peligro para el orden que el Estado quería salvaguardar. Las
leyes consagraron una aspiración primaria del movimiento obrero, la jornada de
8 horas, en 1915. Posteriores actos legislativos fueron anticipando los
reclamos laborales y, de esa manera, los viejos partidos políticos se
fortalecieron a expensas del movimiento sindical y, más aún, de la eventual
temática de los partidos de izquierda. Mientras los clubes políticos cumplían
el rol de agentes para la integración de los inmigrantes montevideanos, la
aprobación de leyes sobre pensiones a la vejez, jubilaciones, descanso semanal
para los trabajadores, seguros de accidentes de trabajo y salarios mínimos
consolidaba la lealtad de los trabajadores al aparato estatal que los protegía.
La legislación era el precio que debían pagar los pequeños industriales en
ascenso por la estabilidad política y social.