Al asumir la presidencia el Dr. Julio María Sanguinetti y pero con un gran apoyo político tanto nacional
como regional. Ocho jefes de Gobierno, varios vicepresidentes y dignatarios
de 72 países, entre los que se contaban
Cuba y Angola con los que Uruguay no mantenía relaciones, así como
representantes de unos veinte organismos internacionales. Sanguinetti y Tarigo
juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución en el Palacio Legislativo ante
la Asamblea General. En el acto también estuvieron presente dirigentes
destacados de todas las fuerzas políticas entre ellos Wilson Ferreira Aldunate
y Juan Pivel Devoto por el Partido Nacional, Liber Seregni y Juan José
Crottogini por el Frente Amplio y Humberto Ciganda por la Unión Civica. Frente
a la mesa de la Asamblea General se encontraba Washington Beltran, Jorge
Pacheco Areco y los Presidentes Raúl Alfonsín de Argentina, Hernán Siles Suazo
de Bolivia, Belisario Bentancur de Colombia, Luis Alberto Monge de Costa Rica,
Oscar Mejía de Guatemala, Daniel Ortega de Nicaragua, Felipe González de España
y Bettino Craxi de Italia. El Presidente Sanguinetti había dicho en su discurso
de toma de posesión; “ Mi mayor ambición es la de estar el 1 de marzo de 1990
entregándole el mando al nuevo Presidente constitucionalmente electoñ Sólo ese
día podremos decir que hemos cumplido. Habré cumplido yo con mi misión y habremos
cumplido todos nuestro deber” Las primeras medidas del Poder Ejecutivo fueron:
1)
Proyecto de Ley por el cual se suprime el
Ministerio de Justicia conjuntamente con
otro proyecto que le otorga al Ministerio de Educación y Cultura las
competencias hasta que sea eliminado.
2)
Rehabilitación de las organizaciones
ilegalizadas por el gobierno de facto: Convención Nacional de Trabajadores
(CNT), Partido Comunista, Partido Socialista, Unión Popular, Movimiento 26 de
Marzo, Movimiento Revolucionario Oriental. Partido Comunista Revolucionario.
Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU). Resistencia Obrero
Estudiantil (ROE), Federación de Estudiantes Revolucionarios(FER) Grupos de
Acción Unificadora(GAU), Grupos de Autodefensa Plenario Intersindical de
Trabajadores, Asociación de Magistrados del Uruguay, diarios El Popular y
Crónica, Grupo de Teatro El Galpón y Servicio de Paz y Justicia(SERPAJ)
3)
Proyecto de regulación del Servicio de Ampara}
4)
Proyecto de
modificación de integración de los Entes Autónomos
5)
Proyecto de creación de la Oficina del Registro
Civil
6)
Rehabilitación de los medios de prensa
clausurados en los últimos 11 años.
7)
Supresión de la DINARP y creación de la
Secretaría de Información de la Presidencia.
8)
Derogación de las disposiciones que trababan el
ejercicio de la actividad periodística.
Esta fue la gran
tarea del gobierno curiosamente soslayada por la Historia reciente con cierta
interpretación segmentada. El nuevo gobierno dejó de lado lo acordado en la
Concertación Nacional Programática (CONAPRO) dando paso a lo que se llamó “
gobierno de entonación nacional” con una serie de trabajosos acuerdos,
limitados pero racionales y operativos con el Partido Nacional, cuyo líder era
en ese entonces Wilson Ferreira Aldunate. Este acuerdo se consolidó mediante la
presencia en el gabinete y en otros cargos públicos importante con figuras de
origen nacionalista a título personal pero con el respaldo del Partido, entre
ellos vale la pena recordar al Canciller Enrique Iglesias. También se le otorgó
seis cargos de dirección en Dependencias del Estado al Frente Amplio, indudable
reconocimiento del batllismo al incorporar a la izquierda en el esquema de
fiscalización del nuevo gobierno. Por lo tanto era un gobierno de partido
minoritario pero con un inteligente mecanismo de gobernabilidad sostenida con
arduas y permanentes negociaciones en los más variados asuntos. Se realizaron
con frecuencia “reuniones de cúpula” y el principal objetivo era consolidar la
transición democrática que se complica cada vez más con la denominada Ley de
caducidad de la pretensión punitiva del Estado que fue votada en el Parlamento
en diciembre de 1986. Además de las medidas y de los problemas políticos se
lograron otras como las medidas de un Plan de Complementación Alimentaria
entregándose canastas de alimentos a las familias con problemas económicos,
planes de desarrollo de la cuenca arrocera. El plan de Desarrollo de las
Ciencias Básicas en cooperación con la Universidad. Se iniciaron las obras de
reconstrucción del SODRE. Se aprobó el Código General del Proceso, se logró la
automatización de todas las estaciones telefónicas del país. Se reestructuró el
sistema de Enseñanza creándose la ANEP y los Consejos desconcentrados. El
CODICEN lo presidió el prof. Pivel
Devoto que instrumentó el Ciclo Básico. Se creó el Centro de Diseño Industrial
y muchas obras más que el Partido Colorado no sabe ni supo defender como
realizar de claro cuño batllista y que cumplió el principal objetivo. Llevamos
al país a las primeras elecciones totalmente libres desde 1971, y las primeras
sin ninguna crítica desde 1966. El batllismo cerró un paréntesis iniciado 15
años antes en una de las páginas más
oscuras de la historia política del Uruguay. El vicepresidente durante todo
este período fue el Dr. Enrique Tarigo que al preguntársele como se había
logrado la transición en un momento tan complejo sostuvo: “el Partido Colorado, no se agota en
su concepción liberal, sino que es el cimiento sobre el cual edifica sus
concepciones en materia política, social, económica. En el programa del Partido
que lo cumplimos absolutamente se sostiene que en "el siglo XX y
fundamentalmente por obra de José Batlle y Ordóñez, a los rasgos tradicionales
del coloradismo (o sea el liberalismo político) se fueron sumando otros que
define el perfil actual del Partido" y los enumeró:
1- Su
vocación democrática: en el Estado, en el Partido, en la Sociedad Civil y en
los planos cultural, económico y sindical.
2- Su
voluntad reformista: el orden social vigente conlleva injusticias y debe ser
profundamente transformado buscando una efectiva igualdad de oportunidades en
el punto de partida para que cada uno desarrolle libremente sus
capacidades sin privilegios heredados.
3- Su
jerarquización del Estado: para ejecutar un proyecto solidarista,
orientando con una propuesta deliberada los diferentes sectores de la
actividad. No para sofocar la iniciativa privada, cuyo dinamismo la hace
indispensable para el desarrollo, pero sí para informarla y orientarla
ajustando su actuación al interés general.
4- El
nacionalismo batllista: que no se confunde con la hueca exaltación de
folklorismos ni con irracional hostilidad a lo extranjero sino que propugna la
legítima y sensata defensa de lo nuestro en un mundo en el cual los demás
defienden lo suyo.
5-
Nuestro latinoamericanismo: porque nacionalismo no es aislacionismo y la
integración de los países latinoamericanos es necesaria para nuestra plena
realización como comunidad nacional.
Finalmente
el Dr. Tarigo concluye: " diría que el Partido Colorado a influjos del
batllismo, es hoy, un Partido profundamente liberal en lo político y
social-demócrata en lo económico y social. Este segundo rasgo surge claramente
de esa voluntad reformista y de esa jerarquización del Estado que no puede ser,
desde nuestro punto de vista, ni el ogro filantrópico de las dictaduras más o
menos totalitarias, ni el mero arbitro de la contienda social dedicado a marcar
los tantos de cada uno de los sectores partícipes del quehacer colectivo como
querrían los liberales en materia económica, los liberlistas como los llamaba
Benedetto Croce para marcar la diferencia conceptual entre liberalismo político
y liberalismo económico"
Y se
cumplió, se entregó el gobierno luego de elecciones absolutamente libres.
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