En este periodo se logran dos grandes conquistas: las garantías
civiles y la igualdad electoral. El periodo civil se impuso con cierta
facilidad, iniciado durante el período del Gral. Máximo Tajes y con un espíritu
amplio y tolerante del nuevo presidente Dr. Julio Herrera y Obes. En lo referente
al sistema de búsqueda de la equidad electoral que significaba la igualdad
política costó mucho más. Se necesitó una revolución y el asesinato de un
presidente en ejercicio para lograrla.
El 1 de marzo de 1890 fue electo Julio Herrera y Obes, con
una actividad política muy profunda desde tiempo antes. Era Principista y
opositor al latorrismo, fue uno de los desterrados en la barca Puig. Su visión
política desde la presidencia era absolutamente partidista, aunque en el gabinete
dio participación a un Constitucionalista como Blas de Pena y a Carlos Berro
nacionalista. Solo dio tres jefaturas a
los nacionalistas que quedaron muy desconformes debido a lo acordado de palabra
en la paz de 1872.
Dentro del Partido Colorado tuvo una gran oposición desde el
sector popular liderada por José Batlle y Ordóñez que desde su periódico “El
Día” lo atacaba permanentemente. En realidad el Presidente Julio Herrera y Obes
quería imponer una forma de participación política selectiva, convencido de que
el pueblo no tenía aun aptitudes de elector. La influencia del gobierno en los
comicios era para Herrera y Obes fundamental. En su mensaje del 15 de febrero de
1893 y la ley de elecciones expuso su teoría de la influencia directriz:
“Es indudable que el gobierno tiene y tendrá siempre, y es necesario y
conveniente que la tenga una poderosa y legítima influencia de los candidatos
del partido gobernante, y entonces de lo que puede acusársele es del bueno o
mal uso que haga de esa influencia directriz, pero no de que la ejerza, y mucho
menos podrá decirse racionalmente que el ejercicio de esa facultad importa el
despojo del derecho electoral de los ciudadanos”
En lo referente a la ley de reforma electoral no le dio
participación a la oposición que a su vez le pedía cada vez más participación y
representación de las minorías, como condición de la paz social y política. En
1892 envía un proyecto de ley de Registro Cívico Permanente del cual dos puntos
originaron airados debates: 1) la prohibición de vota a los guardias civiles y
2) la conformación y las atribuciones de las Juntas electorales.
El gobierno de Herrera y Obes fue difícil, era un momento de
crisis económica con las perturbaciones de la caída del Banco Nacional y se le
debe sumar sequías, plaga de langostas y epidemias sanitarias. Sin embargo más
allá de las críticas el gobierno alcanzó varios aspectos importantes: Régimen
de garantías civiles, respecto a los derechos individuales, amplia libertad de
prensa e integrando en el gobierno a varios críticos de su gestión como Manuel
Herrera y Espinosa, Francisco Bauzá y Carlos María Ramírez. Su relación con la
opinión pública fue difícil.
Al finalizar su mandato su grupo partidario manifestó no
aceptar ningún candidato que un fuera de la “ colectividad”. Esta postura
complicó la situación política, por más de 20 días ninguno de los candidatos
presidenciales lograba las mayorías necesarias. El ejército que pudo sacar
partido de esta situación de inestabilidad esperó estoicamente que se elegiera
el nuevo presidente para rendirle honores, este fue uno de los mayores éxitos
de la administración de Julio Herrera y Obes, imponer el principio de que el Poder
Político está por encima de la fuerza.
Finalmente fue electo Juan Idiarte Borda. Integrante del
Colectivismo, pero no era un gran político ni un estadista de vuelo. En nuestro
país ocurría que un gobierno bien intencionado, recto, electoral pero incapaz
de comprender los nuevas visiones políticas y sociales que se estaban dando.
Era un momento en que los partidos políticos habían alcanzado un gran empuje y
organización lo que determinada que la participación social masiva fuese un
hecho.
El Partido Nacional en pleno estaba decidió a romper el
exclusivismo del oficialismo que en realida lo mantenía en un proceso de
abstención casi permanente. En abril de 1896 el Partido Nacional proclamó la abstención. Y en un manifiesto sostuvo:
“ El Presidente anterior declaraba que debía existir y que
era necesario que existiese, la influencia directriz oficial. El presidente
actual, lejos de reaccionar contra semejantes prácticas demuestra por el
contrario sus tendencias a permanecer dentro del atentado y de abuso, y sin
ninguna de las consideraciones de reparo, de vergüenza y de decoro propio…”
En aquél momento la abstención significaba la revolución. El
2 de setiembre de 1896, se constituyó en
Buenos Aires la Junta de Guerra del Partido Nacional, las elecciones de 1896
fueron de gran apatía. No votaron ni un fuerte sector del Partido Nacional, ni
el sector popular liderado por José Batlle y Ordóñez del Partido Colorado.
El 30 de enero de 1897 frente a la inminente revolución
blanca la oposición colorada reunida en el Teatro Cibils luego de varios
oradores José Batlle y Ordóñez condenó a la revolución y al gobierno de Borda y
sostuvo:
“Dice el Partido Blanco que viene a restablecer las
garantías individuales y las libertades públicas…pero no le creamos! Viene ante
todo a derrocar al Partido Colorado! Y en ese ataque, que un seños Idiarte
Borda en su vanidad delirante, cree que va dirigido contra su persona, y
pretende repelerlo con el concurso de sus amigos particulares solamente, ese
ataque es uno de los más formidables que se han preparado contra nuestro
partido-y si se produce- tendremos que repelerlo nosotros mismos con nuestros
propios brazos, bajo las ordenes de nuestros mejores Jefes”
En marzo de 1897 estalló la revolución dirigida por un
militar de escuela Diego Lamas y por un prestigioso caudillo Aparicio Saravia.
La Revolución era popular y el 17 de marzo Diego Lamas obtuvo la victoria de
Tres Arboles. Aparicio Saravia aparece
en escena en esta Revolución, había nacido en el 16 de agosto de 1856 en Cerro
Largo, criado y educado en el campo. Su padre Ciriaco Saravia tenia bienes de
fortuna y lo envía a estudiar a Montevideo, se escapa y vuelve al medio rural,
participa con su hermano Gumersindo en la revolución federal de Río Grande de
1893. No escucho la órdenes del Honorable Directorio del Partido Nacional y se
levantó en armas con Borda en noviembre de 1896, luego en 1897 participa en la
revolución. Luego de la victoria de Tres Arboles son derrotado por el ejército nacional al
mando de Justino Muniz, caudillo rival de Saravia. El 16 de julio de 1897 se
pactó en Aceguá una tregua de 20 días y se concreta una paz bajo las siguientes
condiciones: El ejército renunciaría a la lucha armada. El cuerpo legislativo
contrae el compromiso de elegir Presidente de la República a José Pedro Ramirez
y se darían jefaturas políticas al Partido Nacional en los siguientes
departamentos: San José, Florida, Minas,
Flores, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo y Artigas.
Las gestiones fracasaron el 25 de Agosto el gobierno solo
estaba dispuesto a conceder cuatro jefaturas y comienzan desde la prensa ataque contra el
gobierno de Borda. Esa tarde Idiarte Borda que acababa de asistir al Te Deum
celebrado en la catedral, es asesinado por
Avelino Arredondo mediante un disparo de pistola.
“En un nuevo aniversario de la Declaratoria de la Independencia.
Idiarte Borda asistiió pasado el mediodía a un tedéum en la Iglesia Matriz,
cuyo oficio será impartido por el arzobispo Mariano Soler. La actividades de
ese día para el primer mandatario incluirán el traslado de la iglesia hasta la
Casa de Gobierno, bajo salva de cohetes y los acordes del Himno Nacional, para
luego ver desfilar el ejército por la Plaza Independencia desde los balcones de
la sede presidencial. Luego, se serviría un lunch para el cuerpo diplomático y
por la noche habría una función de gala en el Teatro Solis.
Pero no pudo ser. Al retirarse de la Catedral, la comitiva de
Idiarte Borda empezó su recorrido a pie hasta la Casa de Gobierno. Al llegar
frente al Club Uruguay, un joven veinteañero, de nombre Avelino Arredondo,
estudiante universitario, según unos medios de prensa, y empleado de comercio,
afirmado por algunos historiadores, se abrió camino a través de la fila de
soldados escalonados en la calle Sarandí frente a la Plaza Constitución, y le
disparó un balazo a quemarropa, que le interesó la aorta. A su lado se
encontraba el arzobispo Mariano Soler, que lo acompañaba dentro de la comitiva,
y le dio al Presidente la absolución. Arredondo fue detenido en el mismo lugar
del crimen y posteriormente declaró a la Policía que su plan tenía una semana
de preparación, aunque lo venía madurando desde hacía meses, que no contaba con
cómplices y que había matado al Presidente por considerarlo culpable de la
situación de guerra que vivía el país. “ (http://www.lr21.com.uy/politica/53865-un-crimen-politico-a-fines-del-siglo-xix)
Ver:
Pivel Devoto, J. Ranieri de Pivel Devoto,A. Historia de la
República Oriental del Uruguay.
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