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martes, 7 de marzo de 2017

La Crisis Económica de 1868.



Antecedentes.
Los Bancos.
El problema se puede abordar en dos perspectivas, la primera hasta 1865 periodo en el cual las licencias bancarias son otorgadas por el Poder Legislativo. La segunda que se denomina de Banca Libre que comienza en la Ley de Bancos sancionada en ese mismo año.
La Constitución de 1830 había establecido en el artículo 17  que se atribuía a la Asamblea General el derecho de: “Aprobar o reprobar la creación y reglamentos de cualesquiera de los Bancos que hubieran de establecerse” El fundamento de crear una ley de Bancos era:
 1) Gran dificultad para que el Parlamento autorizara la creación de los Bancos. De hecho en los primeros años de vida independiente el país funcionó sin bancos.
 2) Otro problema era el papel moneda, en la época se identifica a los bancos con la emisión de billetes.
3) Existía una gran inestabilidad política que alejaban a potenciales inversores en el sistema bancario.
A partir de 1853 comienza a plantearse las necesidades de creación de bancos . El primero fue el denominado en el proyecto de creación “Banco Oriental”, y otro propuesto por el empresario  Fernando Menck, el objetivo de ambos proyectos era tener privilegios que era en definitiva tener el monopolio de la emisión de papel moneda y por lo tanto banqueros del gobierno. El modelo tomado era el Banco de Inglaterra que se había fundado en 1694.
Estas iniciativas llegaron a la prensa el periódico montevideano “El Comercio del Plata” sostenía: “ el país ganaría mucho con el establecimiento de un banco pero es preciso precaver a la República de los resultados  de unos certificados transferibles que no tuvieran otra garantía que el sello que llevasen…”
El ministro de Hacienda de la época convocó a una Comisión Parlamentaria que se expidió en contra a aceptar el monopolio de la emisión del papel moneda. La propuesta de Menck tuvo un desarrollo favorable, luego de fuertes debates y discusiones pero a pesar de obtener la licencia por Ley para funcionar el banco propuesto no llega a instalarse al no conseguir obtener al capital inicial de unos 40 millones de U$S en valores actuales.
Los bancos que finalmente se van instalar serán el Banco Mauá y el Banco Comercial.
El Banco Mauá.
Está vinculado directamente a la figura de Irineo Evangelista de Sousa que será nombrado Barón de Mauá por el Emperador del Brasil. En 1850 ya maneja cifras importantes y un trato muy deferente del Gobierno de la Defensa durante la Guerra Grande, y que al retirarse Francia e Inglaterra del apoyo al gobierno uruguayo de la Defensa, el emperador le encomienda asumir la protección económica del Uruguay.
En 1856 Mauá abre  un establecimiento comercial en Montevideo y comienza a funcionar como banco emitiendo billetes sin la autorización parlamentaria correspondiente. Se producen desavenencias con el Presidente de la República don Gabriel Pereira. El Parlamento al final en julio de 1857 concede la creación del Banco con las siguientes características:
1)    Capital inicial de $1,2 millones
2)    Podía emitir billetes convertibles siendo el más pequeño equivalente a una onza de oro.
3)    Los billetes sería convertibles a oro sellado, con un mínimo al equivalente a una onza. La falta de conversión sería equivalente a la liquidación del banco.
En 1860 el Gobierno nacional abre una cuenta corriente convirtiéndose de hecho en la Tesorería del Estado.
El Banco Comercial.
La Sociedad de Cambios solicita al Parlamento la creación de un Banco. La ley es aprobada en 1858 y presentó algunas diferencias con la creación del Banco Mauá. La primera es que no puede emitir más que el doble del encaje en lugar que el triple del Banco Mauá. Los directivos del Banco Denominado “Banco Comercial” van a declinar otorgarle cuentas al Estado marcando un perfil y futuro muy diferente del Banco Mauá.
El estado no acuñaba ni emitía; los bancos podían dar crédito en billetes, que no tenían ningún costo. Eso era más extremo en el caso de la emisión menor, que por el mínimo que se exigía para su conversión era prácticamente inconvertible.

En Diciembre de 1860 la emisión del Banco Comercial y del Mauá, era solo de 1.350.000 pesos. No se conoce el monto de metal que pudo haber circulado. En la memoria de Hacienda de 1861 se anotaba la insuficiencia del cambio menor “que afecta a las clases pobres, sintiéndose con más fuerza en la campaña”(...) “en la que la moneda feble boliviana iba reemplazando fácilmente a la amonedada  plata de otros cuños.”

Los comerciantes daban crédito, lo que les permitía el control de las transacciones, incluso en hipoteca a altos intereses (18% por adelantado más comisión), a particulares y al Estado. El crédito al Estado había sido desde la década de 1830 un mecanismo importante de acumulación especulativa. Pulperos y comerciantes de pueblos prestaban a peones, estancieros y que los grandes estancieros acudían a los barraqueros y los bancos de forma que éstos y los importadores y mayoristas controlaban el abastecimiento de la campaña y la comercialización de su producción con escaso movimientos de fondos.
El sistema monetarios y bancario  funcionó normalmente hasta 1867, cuando s establecen los bancos: Montevideano, Italiano, Oriental y Navia y el Banco de Londres y América del Sur de capital inglés que comienza a emitir en 1865. El sistema bancario se transformó en la principal fuente de crédito a corto plazo.

La invasión de Flores en 1863 vuelve a poner en el centro de la problemática económica las finanzas estatales. El gobierno de Berro había establecido estrechos lazos con el Banco Mauá que le proporcionaba fondos. El 7 de enero de enero de 1865 se decretó la inconversión para proteger al Banco Mauá, no tanto porque tuviera exceso de emisión, sino por lo pesado de sus colocaciones en especial en crédito al Estado y deuda pública. Había caído Paysandú. Según los informes diplomáticos los Bancos habían sido protegidos por la marinería extranjera. El Banco Comercial mantuvo la convertibilidad. Los Bancos Comercial y de Londres acumulaban fuertes cantidades de billetes del Banco Mauá para convertirlos y provocar su caída. El metal era depositado en los barcos extranjeros; incluso los bancos trasladaron el metal a Buenos Aires, tanto por razones de seguridad como por la alta tasa de interés de esa plaza.

Los billetes inconvertibles del Banco Mauá sólo sufrieron una depreciación del 6% y el nivel de precios se mantuvo. Los billetes no se depreciaron porque eran necesarios a la circulación y los bancos oristas los aceptaban. En Un informe del año 1865 se aconseja dejar la inconversión a partir del 16 de junio. El 30 de abril de  1868 se establece una verdadera Ley General de Bancos. Los estatutos y reglamentos de los bancos serían aprobados por el Poder Ejecutivo. Establecía la libre convertibilidad a oro y con ello el patrón oro. Los bancos tenían libre emisión de billetes de 10 pesos como mínimo, hasta el triple del capital. Se les concedía la emisión menos en forma transitoria, hasta el 20% de la emisión mayor en épocas de escasez de circulante.

Es necesario tener en cuenta que los bancos recibían depósitos en metal que según el contrato que los regulaba podían constituir dinero. Los bancos daban crédito que podía reflejarse no en aumento de circulante sino en aumento de depósitos, es decir aumento de dinero bancario. Los bancos prestaban al gobierno, utilizando los fondos de los depositantes o lo creaban emitiendo billetes o crédito.

Los comerciantes y los bancos hasta 1863 mantenían un restringido monto de dinero en poder del público, lo cual les aseguraba el equilibrio del balance de pagos y un cierto control de la economía.

Este equilibrio fue roto por el auge en los años sesenta, la entrada del oro y el mayor desarrollo de relaciones de producción capitalista y de la relación social dinero. El aumento del ingreso y la modernización de las costumbres determino un incremento del consumo suntuario que así como las inversiones en infraestructura urbana hicieron más vulnerables las cuentas con el exterior.

Los comerciantes tuvieron que enfrentar a Mauá y a lo que significaba: un hombre vinculado al gobierno de Brasil, capaz de mover oro en forma autónoma respecto de las operaciones comerciales de Uruguay, con amplias vinculaciones con el exterior, capaz de negociar un empréstito en Londres, con una concepción del negocio bancario muy distinta a la del Banco Comercial y además muy vinculada a las finanzas del Estado.

En junio de 1866 estalló una crisis en Londres produciendo una corrida en Montevideo. El Banco de Inglaterra había elevado la tasa de redescuentos y atraía capitales de la periferia. La corrida fue una movida de los bancos oristas contra el banco Mauá. El 20 de junio el Poder Ejecutivo decretó la segunda inconversión por un lapso de tres seis meses, en Razón de la crisis europea y las fuertes exportaciones de oro que realizaban los bancos. Según el decreto, tenían la obligación de retener el oro que tuviera en caja. La emisión se limitó al triple del encaje.
La inconversión fue otra vez decretada para proteger al Banco Mauá. Seguía teniendo una emisión y un volumen de negocios superior al de todos los otros bancos juntos. Prestaba a artesanos, ganaderos, agricultores y comerciantes y recibía depósitos de los mismos. Tendía  a desterrar las prácticas usureras. Había organizado la deuda pública y se había hecho cargo del manejo de los fondos públicos. En 1865 había importado 5.000.000 de pesos en metal.
Un decreto del 16 de diciembre de 1867 suspendió la tramitación de peticiones de nuevos bancos. El 21 de enero de 1869 otro decreto suspendió el trámite de aumento de capitales. A esa fecha los bancos había proliferado, 8 en Montevideo, con 9.1000.000 pesos de capital.  La importancia relativa del Banco Mauá había disminuido.

En la época se generalizó la opinión de que el aumento de la emisión era una de las causas del aumento del precio del oro. Pero la causa era que escaseaba debido a los déficit del balance de pagos. José Pedro Ramírez afirma que la crisis del 68 no se debió a la excesiva emisión sino al mal uso del crédito.

Se inicia a partir de 1868 un periodo confuso en materia monetaria y bancaria. Los Bancos oristas y el periódico “ El Siglo” incrementaron su propaganda contra la inconversión. El Ministro de Hacienda, Bustamante, rígido liberal, restableció la conversión. Con una década de expansión y de desarrollo de relaciones capitalistas, no se podía prescindir del dinero. Con la conversión cerraron los bancos Mauá, Montevideano, Italiano y Comercial de Salto. Una ley del 13 de julio de 1868 crea una Comisión fiscal de Bancos y dieron a los billetes además de la garantía de valores suficientes, la garantía de la Nación hasta 90 días de reiniciada la conversión. La emisión de los bancos se limitó al doble del capital. Desde el 1 de agosto de 1868 los Bancos debían retirar mensualmente  de la circulación un 3% del capital emitido hasta llegar a ese limite. El alto comercio aceptó los billetes, ya que eran necesarios para la circulación interna. Los bancos Comercial y de Londres no se acogieron al decreto.
Circulaban entonces tres monedas: metal, billetes bancarios convertibles ( del Banco Comercial  y de Londres) y billetes inconvertibles.
Finalmente el 7 de julio de 1869 se promulgó la ley de liquidación de los bancos. La parte relativa a la emisión debía realizarse de inmediato con los fondos públicos. Según la liquidación, el Banco Mauá tenía emitidos al 12 de febrero de 1869, 6.100.000 pesos. Tenía en su poder 3.670.700 pesos del  Empréstito Montevideano Europeo, 1.888.500 de deuda. Se desarrolla una  2da. Serie y créditos contra el gobierno por 821.200 pesos. Su activo total era de 14.700.000. Con el acuerdo de Mauá la Comisión Fiscal declaró que se encargaría de convertir a oro los billetes. El 24 de octubre el Banco Mauá fue autorizado a reiniciar operaciones.
El 8 de enero de 1870 el Poder Ejecutivo creó la Junta de Crédito Público, cuyas atribuciones consistían en recibir el producto de las rentas afectadas a la deuda pública y cumplir su servicio.

El 4 de mayo de 1870 se promulga una ley en la cual se tiende a que el estado influya en la emisión. Los bancos de emisión existentes o que se crearan podrían emitir hasta el duplo de su capital en billetes convertibles contra los billetes de la Junta de Crédito Publico o contra el oro sellado.



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