El largo camino de la hegemonía cultural gramsciana.
Al morir Karl Marx en 1883 el marxismo comenzaba a cobrar un
rol casi hegemónico como doctrina política y como visión general del mundo y la
sociedad en el marco de los movimientos socialistas europeos y en especial los
de origen alemán. A finales del siglo XX se podía afirmar que siguiendo a Sartre(1905-1980) era un sistema de
coordenadas que permitía colocar y definir el pensamiento en cualquier terreno,
ya sea desde la economía política a la física y a la historia del mundo. Esta
opinión
mostró que hasta la implosión del imperio soviético el alcance del
marxismo fue muy grande. El occidente nunca llegó a ser marxista, aunque si
llegó a ser cristiano. Mientras tanto la lucha por mejores salarios, libertades
sindicales, representación política eran en realidad los temas importantes. En
todo caso bajo las condiciones represivas de la Alemania de Bismarck, la mera
petición de libertad política alcanzaba niveles revolucionarios y subversivos.
En ese campo Kautsky fue el que forjó la síntesis entre socialismo y democracia
parlamentaria que tomaría un gran cuerpo durante la Segunda Internacional
(1889-1914).
Kautsky trabajó mucho en la sistematización de la doctrina dirigiendo
durante 35 años la publicación “Tiempo Nuevo” (Neue Zeit). En donde publicó los
principales manuscritos económicos de Marx, también escribió sobre la teoría de
la crisis, educación, sobre el origen del cristianismo, ética y una de sus
mejores obras fue “cuestión agraria”. Fue atacado por Rosa Luxemburg y por
Lenin. La realidad es que abre una serie de debates entre teóricos marxistas radicados
en Viena. En 1904 aparece la revista “Estudios Marxianos” (Marx Studien) cuyos artículos
estaban firmados por Rudolf Hilfering (1877-1941) cuyo principal aporte fue
influir en la visión de Lenin de que el Imperialismo es la fase superior del
capitalismo, Otto Bauer (1881-1938) que publica en 1906 “La cuestión nacional y
los problemas de la socialdemocracia” con el objetivo de llenar el vacío de la
doctrina marxista en relación a los nacionalismos fundamentándolo como fruto del imperialismo capitalista. Un taórico
marxista posterior Max Adler estudió los problemas filosóficos de causalidad y
teleología buscando una solución kantiana. Luego Karl Renner (1870-1950) se enfrenta al nálisis de la sociedad moderna,
de la estructura de los servicios, o sea la burocracia desarrollada por los
Estados modernos. La economía marxista se movió hasta los años previos a la
caída del muro de Berlin en tres campos. El de dialogo con la economía liberal
o neoliberal, en el de la crítica a capitalismo y en la elaboración de de la
teoría económica del socialismo. En la lucha contra la sociedad burguesa la
Revolución Bolchevique los encuentra por
sorpresa, el partido soviético se vio forzado a improvisar permanentemente
originando un aparato gerencial tecnocrática. La realidad es que el italiano
Enrico Barone, discípulo de Vilfredo Pareto había lanzado ya ataque contra la
visión marxista de la economía.
El célebre “dictum” de Marx, en su última tesis
obre Feuerbach, de que los filósofos no han hecho sino interpretar el mundo y
que la tarea será transformarlo. Esta visión inspiró una visión especulativa en
la que debatieron filósofos como Bolch, Lukkas y Korsch que buscaban un entorno
filosófico anticapitalista y la creación del “hombre total” que estuviera libre
de las escisiones y explotaciones inherentes a la sociedad burguesa. Bloch
elaboró un proyecto teórico marxista de la esperanza como pasión suprema que
engloba a todas la aspiraciones humanas. Huye de la Alemania Nazi debido a su
simpatías comunistas y se establece en Filadelfia . Durante su período
norteamericano entre 1838-1947 escribe “La esperanza como principio”. En esta
visión el hombre es fruto de su posición dentro de una estructura de producción
y dominación pero con la condición de que quiere ser absolutamente libre. Es el
sentido más profundo de la construcción del socialismo, la creación y la realización
de un mundo nuevo. Lukacs se unió al Partido Comunista y nombrado comisario
político del Ejército Rojo magyar en 1919. Posteriormente se exilia en Austria
donde escribió “Historia y conciencia de clase que era un conjunto de ensayos
cuya fundamentación dialéctica era que la visión planteada por Marx y por
Engels era correcta en cuanto a método y forma de observar la realidad y
también de transformarla. Afirmaba que la postura de tomar la esencia del
método que Marx tomo de Hegel era el concepto de totalidad concreta, en efecto
el marxismo hereda de Hegel el ser una filosofía general del mundo que se
entiende como un todo comprensible y transformable. Para Hegel la verdad es el
todo. A partir del trabajo de Lenin Materialismo y empiriocriticismo Lukacs
pasa a estudiar el problema de la conciencia proletaria. Para él el proletario no
solo posee conciencia de los objetos, sino que que por su condición de
explotado tiene una conciencia practica que exige la transformación.
Posteriormente Karl Korsch (1889-1961) critica a todo un conjunto de teóricos
sosteniendo que el marxismo es el fin de toda filosofía revolucionaria del proletariado
y una visión alternativa del mundo que va a influir en la denominada Nueva
Izquierda de las décadas de 1970 y 1980 cuyo objetivo era elaborar una teoría
netamente marxista que fue detenida abruptamente con la caída de la URSS.
Antonio Gramsci.
Los esfuerzos de
Bloch, Lukacs y Korsch se dirgieron más hacia una fundamentación sólida del
marxismo que a su reelaboración atendiendo
lo nuevos cambios de la política, la economía y la cultura. Gramsci se enfrentó
a estos conceptos, y es para muchos el teórico marxista más importante después
de Lenin. Nace en Cerdeña en 1891, en un hogar pobre. Muy aplicado en los
estudios le dio una educación sólida. Inicia su vida revolucionara en el
movimiento separatista sardo. La brutal represión de los campesinos por parte
de las tropas enviadas desde la Península Italiana le despertó un profundo
interés en estudiar la cuestión agraria. Luego vería en Turin la represión de
los obreros por parte de las tropas lo
que lo motiva a reflexionar sobre la violencia de l Estado. Al iniciar sus
estudios universitarios era muy fuerte la influencia de Labriola, Rodolfl Mondolfo en la denominada filosofía de la
praxis, expresión que va a ser muy utilizada por Gramsci para referirse al
marxismo para alejarse de la visión idealista llevada adelante por Benedetto
Croce (1866-1952) filósofo liberal muy influyente. La realidad es que entre
1912 y 1920 la ciudad industrial de Turin fue escenario de una serie de leadas
revolucionarias proletarias, encabezadas por obreros no integrados en los
sindicatos, los cuales había optado por una política de paz industrial pactada
con el gobierno.
En 1917 funda “L´Ordine Nuovo” publicación revolucionaria en
la cual se postulaba que la toma bolchevique del poder por medio de la
revolución era posible. Como no consiguen el apoyo dl Partido Socialista
italiano funda el Partido Comunista en 1921. En sus fases iniciales el Partido
Comunista Italiano fue profundamente influenciado por los “consejos de fábricas”
que se había formado con anterioridad en Turin. Con la asunción de fascismo
Gramsci cambió la ingenua idea de que la caída futura del fascismo traería de la
mano la revolución proletaria y con ella la noción que lo único que había que
hace era lucha contra el fascismo. Gramsci fue detenido en 1926 y condenado a
20 años de prisión. Es en la cárcel donde escribe sus “Quaderni dal carcere”
hasta que muere en 1935. Su aislamiento le permitió una gran libertad crítica.
Gramsci produce su teoría de la “egemonia”. La hegemonía es la cultura que
permea toda la sociedad, en especial la sociedad civil, no la política estatal
y que fundamenta el dominio clasista d ela burguesía. La hegemonía debe
distinguirse del dominio directo ejercido por el Estado. Por otro lado la
hegemonía no es solo el conjunto general de creencias, una ideología
pasivamente sostenida por una población es también producto de la actividad de
los intelectuales presentes en cada sociedad cuya práctica fundamental es la
producción de la hegemonía a través de la inserción en la actividad cultural.
Hay, para Gramsci, dos tipos de intelectuales: el tradicional ligado a
formación clasista histórica y el orgánico ligado a aspectos claves de clase
social ascendente o dominante. Son los intelectuales orgánicos los que orientan
las aspiraciones e ideas de la clase a la que pertenecen, así el intelectual
orgánico de la burguesía es el pensamiento del liberalismo. Los nuevos
intelectuales orgánicos son los que han uncido sus esfuerzos a los del
movimiento obrero revolucionario. La lucha social por la hegemonía civil,
teorizada por Gramsci refiere a una
caracterización de la sociedad civil como ámbito de relaciones sociales
modernas que están bajo el dominio del
capital y que son, ellas mismas, un espacio social que ha conquistado derechos,
libertades y valores; a partir de esa situación se hace posible para los
movimientos sociales realizar una disputa ideológico política de proyectos e
influencias en la sociedad civil. La noción de catarsis ofrece la perspectiva
de autoreconocimiento crítico de y entre los grupos populares de la sociedad
civil, en tanto mayorías. La categoría aporta también un método político
cultural para una elevación ético política de la actual resistencia, de la
defensa de los derechos particulares y generales, de la organización autónoma
del movimiento popular y de la exigencia politizada del conjunto de la sociedad
de que el Estado se constituya en una expresión pública de las iniciativas de
la sociedad y en sus órganos se apliquen políticas alternativas. La lucha por
la hegemonía conlleva una propuesta de transformación radical de las formas
socioculturales y políticas de la misma sociedad civil. Interesa que se
constituya una sociedad diferente, distinta de lo que hoy en general se
reconoce como tal en América Latina: una amalgama de grupos y relaciones
sociales e ideológicas de la modernidad articuladas por intereses empresariales
y asociaciones conservadoras de diversas minorías. Las agrupaciones y organizaciones
populares progresistas que luchan por derechos y la noción de catarsis
histórica. Su actualidad para América Latina valores y por reformas puntuales
no harían parte de la sociedad civil en esa estrecha concepción. La noción de
sociedad civil y la propuesta de su reforma nos plantea, en cambio, el reto de
una creación cultural de elevación de la conciencia colectiva. Si bien es
cierto que la sociedad civil se constituye a partir de la existencia de
relaciones de interdependencia entre los individuos modernos que se
interrelacionan en el mercado, su existencia expresa la dependencia universal
del trabajo y las necesidades de todos, patrimonio común fundamental que
obviamente se contrapone al dominio unilateral del dinero, la propiedad y el
capital. Pero esas relaciones sociales civiles basadas en los derechos y
libertades de la modernidad están articuladas también por lo comunitario: son
una expresión opuesta, contradictoria e incompleta del patrimonio común. La
transformación de las relaciones sociales contemporáneas en relaciones de
comunidad y cooperación social conlleva una reforma apremiante del Estado y la
sociedad civil para crear un nuevo bloque histórico que abarque la disputa
crítica por un nuevo proyecto social y político nacional; una influencia
decisiva de la propia sociedad en lo colectivo solidario y popular, que la
libere de las ataduras del capitalismo y el Estado actuales y de la influencia
de las concepciones y presiones de las organizaciones e intelectuales comprometidos
con la acumulación de capital. La máxima
“gramsciana” había gestado, durante décadas y con paciente activismo, un
monopolio tan férreo que condujo al predecible triunfo electoral de la
izquierda del año 2005.
El efecto dominó del aplastante triunfo político de los partidos de
izquierda en toda la América hispana corroboró la sentencia de Alain de Benoist
quien había anunciado ya hace décadas, que: “No hay revolución ni cambio
posible en el orden del poder si las transformaciones que se trata de provocar
en el terreno político no han tenido lugar ya en las mentes”.
La estrategia gramsciana ha sido la catapulta de un panorama político
concreto. De hecho en estos últimos
tiempos, ha sido la misma izquierda la que, detentando una hegemonía cultural
jamás lograda en su historia, genera las tesis y ella misma les plantea
objeciones, manteniendo así el círculo vicioso de la prédica ideológico-cultural
en el ámbito público.
Ver.
Giner, S. Historia del Pensamiento Social. Ariel Historia 1994. 9
edición. Pp. 652 y Ss.
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