Datos personales

jueves, 20 de enero de 2022

La visión económica del batllismo: el rol del gobierno y la redistribución de la riqueza. Aproximación

 


Adam Smith sostenía que el bienestar de todos se alcanzaría cuando el interés propio se alcanzara mediante el accionar de una mano invisible que regularía los mercados. Hoy podemos discutirlo un poco más, viendo en perspectiva las diferentes crisis financieras en las cuales ningún interés propio llevó al bienestar de todos. Siempre algún sector tuvo que cargar con el peso de los costos de la salida de la crisis. Cuando los mercados funcionan bien, siguiendo a Smith, es porque la rentabilidad privada y los beneficios sociales están alineados. Lo que implicaría que la contribución social de cada trabajador debería ser igual a su remuneración privada. Acá comienza el análisis clave que según Adam Smith:" Las personas de un mismo oficio raramente se reúnen, aunque sea para celebrar o divertirse, sin que la conversación acabe en una conspiración para subir los precios". Todo este análisis lo realizo para


introducir uno de los aspectos económicos del batllismo obrerista de comienzos del siglo XX. Cuando aquella frase de Don Pepe a Domingo Arena de " que nos estamos dejando robar la plata como a unos bobos" trasladada a una interpretación contemporánea era que para Don Pepe los mercados en sí mismos no producen resultados eficientes ni deseables y es el gobierno el que tiene que corregir los fallos de ese mercado delineando políticas ya sea mediante leyes, aspectos normativos, impuestos que tienda a alinear los incentivos privados y las responsabilidades sociales. La visión, entonces, era qué si el gobierno hace bien su trabajo, la rentabilidad que reciben los trabajadores o los inversores debe ser igual a los beneficios que esas acciones aportan a la sociedad. Entonces " dejarnos robar la plata..." se produce cuando una parte tiene grandes resultados cuyos efectos son negativos para otra parte. El ejemplo típico era el de los seguros que las empresas, esencialmente extranjeras solo cubrían los riesgos menores que garantizaban una permanente ganancia. En aquella época y por el incipiente batllismo era menester que el gobierno actuara con un enorme peso para corregir ese mercado, ya sea el granizo u otras circunstancias más riesgosas para el negocio del seguro. La mayoría de los economistas clásicos creían en la denominada ley de Say que postula que la oferta crea su propia demanda. Por lo tanto toda actividad económica genera ingresos ya sean salarios, beneficios, etc. que serían equivalentes a su producción. Y esto determinaría que no podría existir recesión originada por escasez de demanda. Esta postura se alejaba de la visión del primer batllismo, el gobierno debía actuar para mantener el equilibrio de la riqueza. La historia muestra que ningún gobierno corrige perfectamente las fallas del mercado. Pero si llegamos al caso extremo que fue la salida a la gran crisis mundial de 1929 cunado una potente y exigente normativa financiera ayudó a los Estados Unidos y al mundo una extensión de la grave crisis generada por la Gran Depresión. Es el momento de John Maynard Keynes, que rechazando la opinión de Adam Smith sostuvo que era posible la existencia de desempleados, fabricas con capacidad ociosa y miles de productos sin vender aunque exista un equilibrio en los mercados. Keynes sostenía que una economía no consume todo lo que produce, por lo tanto se debe incluir los ahorros para que pueda consumirse todo lo producido. Esto origina mayor demanda y por extensión mayor empleo, el pleno empleo necesario para que el flujo circular de la economía funcione. Tenemos el primer problema teórico para el desarrollo económico capitalista que ya marcaba Marx, cuando planteaba la contradicción entre los salarios y los gastos públicos como costos de producción que eran necesario reducir para aumentar la tasa de ganancia y los salarios y gastos públicos como demanda que era necesario aumentar para garantizar la realización y venta de los productos de las propias empresas capitalistas.

En los últimos 30 años, (a diferencia del largo período de crecimiento capitalista entre 1945 y 1970 de exitoso predominio keynesiano) han predominado las políticas liberales, cuyo objetivo ha sido el de recuperar la competitividad por medio de la competencia entre empresas en un mercado mundializado y abierto y donde el instrumento fundamental ha sido reducciones de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos en especial de orden social.

 En función de lo anterior es necesario relanzar al debate las ideas keynesianas que permitieron una distribución de la riqueza diferente durante los años de la segunda posguerra. La política económica batllista sostenía como  idea central  que era posible conciliar la reducción de costos con el aumento de los mercados, en la medida en que se actúe sobre la distribución de las ganancias de productividad.  Y allí el rol del Estado y de las organizaciones sindicales y sociales es fundamental dentro de la visión batllista histórica para negociar estas ganancias. Tema de debate que hoy la baja rentabilidad que tienen la gran cantidad de pequeños productores rurales nos demanda en las principales rutas de nuestro país.

Ver:

http://profelagrotta.blogspot.com/2018/01/keynes-el-rol-del-estado-y-el-batllismo.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.