La forja del batllismo. Una aproximación. Apuntes de clase.
La evolución política del Uruguay en el siglo XX es un tema muy interesante y complejo, que se puede dividir en cuatro etapas principales:
- La
primera etapa fue la consolidación de la democracia política, la
reforma social y la prosperidad económica (1903-1930), bajo el
liderazgo del presidente José Batlle y Ordóñez, quien impulsó
medidas como el sufragio universal, el laicismo, el voto femenino, el
divorcio por voluntad de la mujer, el seguro social y la nacionalización
de algunos sectores económicos.
- La
segunda etapa fue la crisis económica y política y la restauración
democrática (1930-1958), marcada por el impacto de la Gran Depresión,
el golpe de estado de Gabriel Terra en 1933, la resistencia de los
partidos tradicionales y las fuerzas sociales, y el retorno al orden
constitucional en 1942 con la elección de Juan José Amézaga.
- La
tercera etapa fue el estancamiento económico, la atomización de
los partidos políticos tradicionales, el crecimiento de la izquierda y la
dictadura militar (1959-1985), caracterizada por el aumento del
desempleo, la inflación, el endeudamiento externo y la conflictividad
social, el surgimiento del movimiento guerrillero Tupamaros, el golpe de
estado de Juan María Bordaberry en 1973 y la represión y violación de los
derechos humanos por parte del régimen militar.
- La
cuarta y última etapa fue la restauración democrática y la entrada
del Uruguay al Mercosur (1985-2000), en la que se restableció el
sistema democrático con la elección de Julio María Sanguinetti en 1984, se
aprobó una nueva constitución en 1996, se creó el bloque regional del
Mercosur junto con Argentina, Brasil y Paraguay en 1991, y se alternaron
en el poder los partidos tradicionales hasta el triunfo del Frente Amplio
en 2004.
Avancemos sobre el primer aspecto desde la perspectiva
batllista.
Si vamos a los inicios del Uruguay batllista tenemos que
incursionar en los ferméntales debates del siglo XIX.
La tradición política y republicana del Uruguay actual no se
inicia durante el período civilista a partir del gobierno de Julio Herrera y
Obes, ni se consolida luego de finalizada la Guerra Civil de 1904, sino que
tiene raíces más antiguas y profundas. La tradición política y republicana del
Uruguay se refiere al conjunto de principios, valores e instituciones que
caracterizan al sistema democrático uruguayo, basado en el respeto a la
soberanía popular, la división de poderes, el pluralismo político, el Estado de
derecho y los derechos humanos. Esta tradición no surge de forma repentina ni
lineal, sino que es el resultado de un proceso histórico complejo y
conflictivo, que se remonta a la época colonial y que atraviesa diferentes
etapas, como:
- La lucha por la independencia y la participación en las
revoluciones rioplatenses, que expresaron las aspiraciones de autonomía y
libertad de los criollos frente al dominio español.
- La elaboración de la primera Constitución en 1830, que
estableció la forma de gobierno republicana y representativa, aunque
restringida por el sufragio muy limitado por la definición de ciudadanía y sus
requisitos y el poder de los “doctores”.
- Las guerras civiles entre blancos y colorados, que
enfrentaron dos proyectos políticos y sociales antagónicos, pero que también
generaron pactos y acuerdos para preservar la unidad nacional.
- La reforma constitucional de 1918, impulsada por el
batllismo, que introdujo el sufragio universal, el voto secreto, la
representación proporcional y el colegiado ejecutivo, entre otras innovaciones.
- La resistencia a las dictaduras militares de 1933 y 1973,
que implicó la movilización social y política en defensa de las libertades
públicas y los derechos humanos.
- La restauración democrática en 1985, que significó el
retorno al orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones
democráticas.
Por lo tanto, se puede afirmar que la tradición política y
republicana del Uruguay actual tiene una larga trayectoria histórica, que se ha
ido construyendo y consolidando a través de diversos acontecimientos y actores.
No obstante, esto no implica que sea una tradición estática o inmutable, sino
que está sujeta a cambios y desafíos que, entre otros mecanismos la concepción
laica del Estado contribuye a defenderla en forma sustancial...
El rol del primer batllismo
Siguiendo a Gerardo Caetano la política del modelo batllista
de desarrollo se escapa de la visión republicana para devenir en un proyecto
con perfiles uniformadores casi con un perfil disciplinante que se promovía a
través del Estado que demandaba, e incluso imponía su visión de las “ideas de
bien” sobre el conjunto de la población. Había en la construcción ideológica
del batllismo en el desarrollo del denominado Uruguay del 900, fuertes
tensiones entre la visión liberal y el rol jurisdiccional del Estado a través
de la ley. Es cierto que existía una fuerte presencia de inmigración anarquista
que luchaba por defender la intimidad del ciudadano frente al intento “disciplinar”
del Estado o cualquier institución con esas visiones regulatorias caso concreto
de la Iglesia Católica. En esta línea hubo un fuerte debate en el parlamento
entre dos legisladores batllistas: José Espalter y Domingo Arena discutiendo
sobre el proyecto de ley sobre el divorcio llevado adelante por Ricardo Areco:
-
Espalter- Los mismos que están dispuestos a
sancionar leyes para corregir la conducta de los hombres en todas las
circunstancias de la vida, aún en el orden de las cosas más íntimas, aún en el
orden mismo de los derechos individuales, esos mismos declaran la quiebra y la
bancarrota de la ley en el orden del matrimonio (…) Considero un sueño, una utopía,
el deseo de constituir la familia sobre nuevas bases….
-
Arena- (…) las leyes fracasan siempre cuando
quieren penetrar dentro del dominio de la ley moral (…) porque la ley moral –
diga lo que quiera el doctor Espalter, y lo diga con la brillantez que lo diga-
escapa a la ley escrita (..) el Código Penal no se atreve un solo minuto a
penetrar en el fondo moral de las personas…
Krause y Ahrens en la forja del Estado batllista.
Krause es uno de los teóricos más influyentes en nuestro
país y sus ideas tienden a armonizar los fines individuales, siendo el Estado
el que lo debe llevar adelante. Siendo el Estado una forma exterior de justicia
su función es: "(...) asegurar a los ciudadanos las condiciones
para cumplir libremente la totalidad de su destino; pero las condiciones
exteriores de libertad y de mérito moral, las intimidades de ánimo y las potencias
superiores del entendimiento y la voluntad están fuera de su esfera y sobre sus
medios. Bajo estos respectos el Estado puede solo dar las condiciones
exteriores, puede concurrir a su modo, prestando derecho a la actividad de las
otras instituciones relativas al destino humano; pero el Estado no puede fundar
ni dirigir la vida interior de estas instituciones. Hasta aquí no alcanzan las
leyes ni los medios políticos; éstos pueden impedir y hasta destruir fuerzas
materiales; pero no tocan el espíritu, ni al ánimo. El Estado cuida de que no
impida a los ciudadanos la prosecución y cumplimiento de su destino individual
y social, sino más bien que todo preste condición favorable para este fin, y
con esta idea aspira a convertir las relaciones sociales en un sistema de
recíproca condicionalidad humana. Pero lo que el hombre interior puede y debe
realizar en sí, su cultura en ciencia y arte, en moral y religión, debe al
Estado dejarlo a la libertad y a las influencias espontáneas, las sociales y
exteriores, como las individuales e interiores sobre el hombre"
Este pensamiento es mejorado y complementado por Ahrens, al
denunciar una sucesión de problemas en la definición de la doctrina liberal
clásica que va a ser solucionada por la intervención del Estado. Para Ahrens el
Estado es una institución que debe buscar el desarrollo social por lo que en
una visión extrema el Estado puede ser empresario, agricultor, industrial, etc...
Por lo que, siguiendo a Ahrens, el Estado podrá proporcionar los instrumentos
legales que fomenten el desarrollo de la sociedad civil, ya sean estas civiles,
industriales o educativas. Pero su intervención deberá ser limitado por la
propias iniciativas que las asociaciones determinen: "El Estado(...) no
es una institución de simple policía, de seguridad y de protección; sin
extralimitarse de su propio objeto, puede y debe ayudar al desarrollo social,
puede y debe facilitar por medidas legales la constitución y la acción de todo
género de asociaciones(...) Para Krause y para Ahrens la justificación
del intervencionismo estatal en distintos campos de la realidad social, tiene
su fundamento en la unidad y organicidad de la vida, o sea fundamentando la
importancia del Estado asistencialista o benefactor y finalmente en la
legitimación de las empresas públicas. El propio Ahrens sostenía: " El
Estado ya no es una institución de simple policía, seguridad y de
protección(...) puede y debe ayudar al desarrollo social, puede y debe facilitar
por medidas legales la constitución y la acción de todos los géneros de
asociaciones(...) por los objetos de consumo y por la producción común" El
fin último de la institución Estado debería ser, entonces, la realización moral
de los fines del ser humano. La tutoría del Estado está fundada en la
naturaleza del hombre, entendido este como individuo y como humanidad la
protección de aquello a que debe su ser. El proteccionismo que el Estado deberá
desarrollar, a diferencia de la visión liberal abstencionista e indiferente, la
reconstitución del equilibrio social. El liberalismo como sostenía Ardao llegó
a constituirse como una conciencia nacional en el Uruguay del 900. La
denominada construcción de la fe en el Estado se la debemos a Karl Krause,
filósofo postkantiano y fueron difundidas por obras de Heinrich Ahrens y
Guillaume Tiberghien que representaban la corriente belga del krausismo.
Las primeras alusiones de esta filosofía fueron realizadas
por Carlos María Ramírez en el curso de Derecho Constitucional a partir de 1871
en la Facultad de Derecho. A partir de 1878 fue la filosofía oficial de la
cátedra de Derecho Natural y la figura más representativa fue Prudencio Vázquez
y Vega. También Domingo Arena fue influido por Krause, aunque se definía como
"socialista importado y sin programa".
La política actual debate otros temas con otros enfoques, siempre es útil volver a las raíces.
Ver. Delio, Luis M. Nuevo enfoque sobre los orígenes
intelectuales del Batllismo. FCU. 2007
Ahrens, E. Curso de Derecho Natural. Pag.320
Krause, K. El Ideal de la
humanidad para la vida.
Berisso, Lia/Bernardo, H.
Introducción al pensamiento uruguayo.
Lagrotta, M. Domingo Arena,
realidades y utopías. Arca.2009
Caetano,
G. La novedad de lo histórico. Planeta/Clacso Montevideo 2023. Pp.122-126
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.