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domingo, 10 de septiembre de 2017

Batllismo: republicanismo radical y liberalismo progresista.

Batllismo: republicanismo radical y  liberalismo progresista



El triunfo del batllismo en las elecciones de 1950 fue por un margen estrecho. Como siempre había ocurrido, sus políticas y proyectos habían despertado duros adversarios dentro del coloradismo conservador. Las negociaciones con el Partido Nacional para obtener mayorías parlamentarias se hicieron indispensables. Acá comienza a pensarse una estrategia para que Luis Batlle Berres no siguiera un camino, que parecía claro, a una segunda presidencia. Estas negociaciones dieron pie al fundamento de la reforma constitucional que daría orogen a la Constitución de 1952. Pero la terca realidad del elector hizo que en las elecciones nacionales de 1954 llevaran al triunfo a la lista 15 y por supuesto a Batlle Berres.



 En este momento la situación del país no era la misma, y a pesar de seguir con el modelo neobatllista de dirigismo e industrialización con un sistema de cambios múltiples los efectos de un estancamiento y crisis económica no se hizo esperar. Las manufacturas uruguayas dejaron de ser competitivas en el exterior y los esfuerzos por mantener las mejoras laborales y salarios no dan resultados. El Estado se convierte en el gran empleador dentro de un mercado muy pequeño que impedía el desarrollo industrial. La burocracia fue cada vez más fuerte y sus derivados lógicos, el clientelismo y la corrupción comienzan a predominar en la segunda mitad de la década de 1950. Comienza un gran desprestigio de los sectores políticos y allí surge una figura muy particular y de gran arraigo popular, Benito Nardone fruto de un ruralismo de matriz gremial conservadora. En realidad su actuación había comenzado en 1953 y posteriormente a través de sus audiciones en Radio Rural con el seudónimo de “chicotazo” con un perfil popular y marcadamente anticomunista a partir de 1957. Bautizó a la 15 y a sus seguidores como seguidores de un “comunismo chapa 15”.


 De tanto machacar sobre el fin del Partido Colorado como el Partido de Gobierno, la agitación de los sindicatos y las disputadas en la calle por la Reforma Universitaria marcaron final duro para el gobierno batllista. La sanción casi al final del período de leyes muy importantes reclamadas por los sectores sociales no revirtieron el resultado electoral que daría el triunfo a los nacionalistas como mayoría en el gobierno colegiado. En el segundo semestre de 1958 la situación que precedió a la sanción de la Ley Orgánica de la Universidad era considerada por los sectores conservadores como una experiencia, como una praxis comunista. Argumentaban que el reclamo estudiantil era justo en su origen pero que había sido asumido por la agitación comunista. Esta visión se generaliza en determinados grupos anticomunistas como sectores conservadores católicos. Otro de los factores de temor era la acción del movimiento sindical que a juicio de las derechas sus numerosas movilizaciones y medidas de lucha con paros, huelgas y ocupaciones eran acciones del comunismo soviético. Como en el resto de América Latina la crisis mundial de 1929 había desencadenado un fuerte proceso de industrialización. El Partido Colorado lideró el esfuerzo de capear el temporal económico y que se va a intensificar durante la segunda mitad de los años 50 con el liderazgo de Luis Batlle. Paralelamente en la CEPAL, Raul Prebitsch comienza a difundir sus ideas desarrollistas. El desarrollismo neobatllista alcanzó su punto alto antes de que las ideas y las estructuras del desarrollismo hubiesen encarnado en nuestro país. Fue el Cr. Luis Faroppa en la Facultad de Ciencias Económicas el que empieza a difundir las ideas cepalinas en nuestro país.  Estamos enfrascados en la década del 60, en la época del fin del batllismo para algunos y en el despegue de un Partido Colorado moderno, post dictadura para otros. El resultado demuestra lo primero, aunque lo segundo, excepto por la soberbia de algunos fue trascendente.
El 30 de noviembre de 1958 con una mezcla de sorpresa y expectativa los blancos alcanzan el poder gracias al sistema colegiado de gobierno. Su anterior experiencia había sido en el lejano 1868 cuando Atanasio Aguirre había comandado el Poder Ejecutivo. Llegaron al gobierno de la mano de un gran deterioro económico y el sentir de la gente, más allá de los números que lo aseguraban, era que cada vez se exportaba menos y nuestros productos perdían constantemente valor en los mercados. El proyecto industrializador que había creado un excelente stado de bienestar bajo el denominado Neobatllismo tenía ahora la gran contra del despegue de los precios de los insumos industriales. Había un gran desequlibrio en el comercio exterior y que se solucionaba con la pérdida de reservas y con el fantasma por entonces corporizado, de la inflación que había subido un 20% entre los años 1957 y 1958. La política de Industrialización por Sustitución de Importaciones estaba llegando a su fin debido a que el instrumento del control de cambios a través del Sistema de Cambios Múltiples  no podía seguir transfiriendo el capital del  agro a la industria.
A comienzos de los 60 el Uruguay tenía como características predominantes en materia social ser rutinario, pacífico y con unos sectores medios conformistas y mayoritariamente urbanos. La efervescencia estaba en el movimiento estudiantil que reclamaba la Reforma de la Carta Orgánica de la Universidad de la República. es el momento de los primeros enfrentamientos de la Policía y los estudiantes en las calles de Montevideo. Desde el punto de vista político la novedad era la trascendencia del ruralismo que se había aliado con los blancos para alcanzar el poder. Luis Alberto de Herrera luego de logrado el objetivo y con la frase de que se había infiltrado  dentro del Partido Nacional una “ comadreja colorada” rompe con la alianza con Benito Nardone y se fractura el sector mayoritario que había logrado la mayoría en el gobierno. En tanto el sector minoritario que era la UBD ( Unión Blanca Democrática) había sido relegada por alrededor de 10.000 votos. Lo primero que deciden enfrentar con una doble aspiración era la crisis económica y desballistizar la política nacional. La campaña electoral fue en base a la crisis económica y el eje era limitar el poder del Estado. Por lo tanto entra en escena el Fondo Monetario Internacional que desde 1947 el Uruguay estaba afiliado pero nunca , hasta ese momento, había aceptado sus recetas. Lo que proponía el FMI por ese  entonces era el librecambismo y una apertura comercial que explicaba la inflación como exceso de demanda de los asalariados. Era la referencia permanente en el debate político y económico del momento. Surge el instrumento económico y político del gobierno colegiado blanco que fue la Reforma Cambiaria y Monetaria llevada adelante por el Cr. Juan Eduardo Azzini que incluía un conjunto de normas que incluían la fijación de normas monetarias, la liberalización de importaciones y  exportaciones. En definitiva le daba al Poder Ejecutivo la facultad de hacer reformas económicas sin consultar al parlamento.
Esta política tuvo muchos problemas a las que se debe sumar  una serie de fenómenos naturales como las grandes inundaciones de 1959, la sequía profunda de 1960 que trajo como consecuencia pérdidas agropecuarias muy grandes y el colapso de la producción de energía hidroeléctrica. Nada es gratis y estas penurias inician la reacción de diversos sectores sociales a los cuales la Suiza de América se  alegaba en forma inexorable de sus bolsillos y del estado de bienestar superior generado durante el neobatllismo. La respuesta fue el inicio de la búsqueda de la unidad sindical por un lado y tendencias conservadoras extremistas de perfil macartista por otro que incluía ambos fenómenos a sectores de los Partidos Tradicionales que comulgaban con una u otra opción. En los sectores populares y de la izquierda tradicional el problema mayor era la existencia de dirigencias y visiones diferentes, los anarquistas, los socialistas y los comunistas formaron y desarrollaron sus propios sindicatos y hasta este momento todos los intentos de unidad había fracasado. Había también subgrupos derivados de cada postura..


 Evidentemente la solidaridad se había complicado por el desarrollo radicalizado de la Guerra Fria. La temperatura política sube cuando nos visita  Fidel Castro en 1959 y siguiendo el juego de ajedrez ideológico en 1960 el presidente norteamericano Dwight Eisenhower. Hubo incidentes con estudiantes de la Facultad de Agronomía y frente a la Universidad cuando pasa la comitiva por 18 de Julio. En este momento podemos ver el fin de la Suiza de América, la fragmentación del Partido Colorado y el fin , además de la unidad ideológica del batllismo.  Los partidos políticos sintieron la crisis económica y para las elecciones de 1962 los cambian: EL Partido Comunista, el Partido Socialista y la Unión Cívica  desaparecen siendo sustituídos por diferentes alianzas entre las que se destacan la Unión Popular, el FIDEL y el Partido Demócrata Cristiano comienzan a jugar un partido que posteriormente conformaran el Frente Amplio. También el Herrerismo se dividió en sectores comandados por Martín Echegoyen del eje ruralista y Eduardo Víctor Haedo representado al Herrerismo ortodoxo. Comienzan, además, lentamente los movimientos guerrilleros. La tormenta con forma de pérdida de los valores democráticos se estaba formando lentamente sobre la otrora Suiza de América.


El Partido Colorado dividido entre la 15 dirigida primero por Luis Batlle y luego por Jorge Batlle. La 14 dirigida por César Batlle Pacheco que va a fallecer en 1966 y la 99 ahora escindida de la 15 dirigida por Zelmar Michelini. Por otro lado  de la 15 tambíen se fue Amilcar Vasconcellos que funda su propio sector y un grupo de senadores entre ellos, Carrere Sapriza, Alba Roballo, Glauco Segovia que pasan a apoyar a Oscar Gestido en la Unión Colorada y Batllista. El panorama para el batllismo era oscuro. Y de hecho quizás allí fue su último accionar. En 1966, el batllismo como tal deja de existir para iniciarse, al decir de Yamandú Fau una batllidad. O sea seguidores de diferentes  parcialidades  e interpretaciones sobre el ser batllista que inexorablemente llevaran a la descomposición del Partido Colorado devenido en sectores ultraconservadores y otras apreciaciones de sectores nostálgicos del Uruguay que había sido un laboratorio social.
En realidad la confusión sobre ser o no batllistas, cual es el rol del mismo, donde se lo ubica es un debate nacional. Incluso a nivel de politólogos.


 En relación a eso me permito tomar textualmente el final de una aclaración que le realizara el Cr. Ricardo Lombardo al Politólogo Oscar Botinelli  que realizar en el diario El Observador: “A tres meses de instalado el gobierno de Gestido en 1967, Jorge Batlle desde su radio Ariel emitió fuertes críticas porque estimó que no se estaban encarando las reformas económicas necesarias, que él pensaba debían orientarse hacia liberalizar los mercados sumamente cerrados por esos tiempos. Eso significó un rompimiento de la 15 con Gestido a tal punto que renunciaron los ministros que ocupaban cargos en su nombre. Y significó una profunda división en el Batllismo que tendría fuertes repercusiones electorales en el futuro.
El gobierno en su primeros meses, había justamente buscado instrumentar medidas desarrollistas y fundamentalmente procuró alcanzar entendimientos sociales, acordando con sindicatos y empresarios en una sociedad que estaba fuertemente convulsionada.
Jorge Batlle reaccionó contra eso y propuso un fuerte cambio de timón hacia políticas más liberales que sacaran a la economía de su encierro.
Esta confusión de Botinelli, extraña en un hombre serio y conocedor como él, sin embargo demuestra las dificultades que tiene mucha gente, incluidos muchos dirigentes políticos, en interpretar lo que es el batllismo.
Creen que su esencia se limita en identificar las políticas económicas que se utilicen en tal o cual momento según las circunstancias determinantes. No entienden que cualesquiera que sean los instrumentos que se empleen, hay una raigambre común a todos los batllistas a lo largo de la historia: el republicanismo radical y el liberalismo progresista.”



viernes, 25 de agosto de 2017

La evolución de la política económica del batllismo.





Nuestro país asume tempranamente conciencia sobre la matriz productiva y desde a comienzos del siglo XX el Estado asume diferentes iniciativas con el objetivo de atacar las bases económicas, sociales y políticas de la misma diseñando diversos instrumentos para transformar la producción agraria e industrial. La crisis de 1929 y la consiguiente gran depresión fueron fuertes estímulos para encarar la revalorización de algunos instrumentos y para diseñar nuevos. La segunda guerra mundial generó las rupturas indispensables para desarrollar en sector secundario de la economía. La guerra y la inmediata posguerra generaron una protección natural sobre el sector manufacturero, incluso con las dificultades para obtener los insumos y las materias primas necesarias en los merados internacionales. En los años cincuenta esta bonanza cambia y pone a nuestro país en una situación difícil. Los responsables del desarrollo del modelo industrialista motivados por las necesidades de la posguerra que fueron creando grandes desequilibrios en la balanza comercial y por el propio modelo desarrollado por el denominado neo batllismo no se buscó salidas al modelo de Industrialización pos sustitución de importaciones. Por el contrario el modelo económico evolucionó ampliando diversos estímulos para continuar con la evolución del modelo. La ley 10000 de “contralor de importaciones y exportaciones”  y el complejo sistema de cambios múltiples se constituyeron el el paradigma del modelo. Estas políticas por su propia filosofía dependían en exceso de recursos externos que no eran en definitiva resultado de las políticas internas de generación de valor, por el contrario dependiente de rentas originadas en el extranjero. La baja del comercio internacional llevó al deterioro de los términos de intercambio y el modelo entra en una etapa de estancamiento.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, la transición política, las transformaciones económicas promovieron un sentimiento de restauración del modelo batllista. En realidad este proceso había comenzado durante las administraciones de Baldomir (Paysandú, 27 de agosto de 1884 - Montevideo, 24 de febrero de 1948) militar,arquitecto y político uruguayo. Presidente entre 1938 y 1942, fue el autor del golpe de estado de 1942 que restableció derechos suprimidos en la Dictadura de Terra)y de Amézaga (Montevideo, 28 de enero de 1881 - Montevideo, 20 de agosto de 1956). Presidente Constitucional de Uruguay desde el 1 de marzo de 1943 al 1 de marzo de 1947. Incluso con grandes influencias del batllismo durante la gestión de Amézaga. La prosperidad económica, el sentimiento triunfante de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, un creciente sentimiento pro norteamericano, la fe en la matriz liberal, el Estado fortalecido con su rol componedor y arbitro social, sumado al crecimiento de la producción industrial que se destacaba sobre el estancamiento de la ganadería, y en definitiva la evolución social urbana fueron estímulos al renacer batllista y reconstrucción de un nuevo Partido Colorado con un sentimiento general de optimismo.
El Imperio británico en retirada con un ocaso sostenido marcaba el fin de su hegemonía dentro del sistema capitalista nos encontraba como acreedores de la metrópoli y con la cual seríamos profundamente generosos en momentos de negociar los pagos de la duda aceptando el criterio inglés que era de canjearla por vetustas y obsoletas empresas británicas de ferrocarriles, tranvías y aguas corrientes.


El avance de la industrialización fue el motor del nuevo reformismo batllista, denominado también Neobatllismo. Ciertamente las condiciones internacionales van a favorecer el desarrollo del nuevo proceso reformista dentro de un década muy importante llamada gloriosa entre 1945 y 1955. En ese período la economía uruguaya creció en el eje del 8% unos trs puntos sobre el promedio mundial. El problema más serio era la ganadería que muestra en este período un fuerte estancamiento derivado de una inexistente inversión tecnológica que generaba por consiguiente baja rentabilidad y muy poco eficiencia. Esta será la causa del fracaso del modelo puesto que todo el desarrollo industrial descansa en las divisas generadas por las exportaciones agropecuarias.
El desarrollo más importante de la restauración batllista se dio con la Presidencia de Luis Batlle Berres(Montevideo, 26 de noviembre de 1897 - Montevideo, 15 de julio de 1964  político y periodista uruguayo. Presidente en ejercicio del Poder Ejecutivo entre el 2 de agosto de 1947 y el 1 de marzo de 1951. Es conocido por ser el líder del denominado por algunos historiadores, Neobatllismo), vicepresidente de la fórmula victoriosa  en las elecciones de 1946, que llevó a la presidencia de la república a don Tomás Berreta, que al fallecer lo catapulta a la presidencia. la simbología era muy fuerte, un Batlle de nuevo en el poder y al mando del viejo partido del Estado .
En la década de 1950 se habían reconfigurado las hegemonías mundiales del mundo capitalista y la inserción mundial del Uruguay no será la misma que la que se llevó adelante durante el período del primer batllismo liderado por Don Pepe. Sin embargo las semejanzas del discurso son múltiples: la afirmación liberal con proyección social y socializante, un Estado reformista, que no sustituyera la iniciativa privada pero que permitiera articular los intereses del capital y del trabajo; las políticas públicas anticipatorias de las necesidades sociales y que cortaran de raíz cualquier trasnochada revolucionaria y por sobretodas las cosas la promoción del desarrollo industrial como factor estratégico de desarrollo económico para lograr el ideal batllista de la justa redistribución de la riqueza.

El Estado vio consolidada su participación directa en la economía monopolizando casi todos los servicios públicos. En 1948 se crea el Instituto Nacional de Colonización con una fuerte oposición de los ganaderos. En resumen generó una prosperidad económica con una visión del "sueño uruguayo" con un fuerte incremento del Estado que se convierte en el gran empleador y con políticas sociales muy audaces para su tiempo. Es claro que se acusa al crecimiento estatal de clientelismo, sin embargo la reflexión debería ser que al pasar a controlar las viejas empresas británicas, todos esos funcionarios privados a partir de ese instantes serían funcionarios públicos. Es innegable que luego de este período la sociedad uruguaya no fue más optimista.

El batllismo, ya como proyecto a largo plazo, se convirtió en una síntesis política de diversos sectores sociales. La legislación laboral fue determinante para conciliar las diferentes clases sociales, desde el proletariado industrial naciente, el desplazamiento de la mano de obra rural y  además se sumaba el interés del capitalista industrial que necesitaba orden, estabilidad y legalidad. El proyecto reformista incluyó un fuerte dirigismo que durante el neobatllismo logró un gran impulso al nivel de vida. El rol estratégico de las empresas públicas era y es para el batllismo la búsqueda de nivelación destinada a favorecer una distribución más igualitaria de los ingresos: “apresurarse a ser justos es luchar por el orden y asegurar el orden”.



 No es nuevo y sin ánimo de aburrir podemos analizar algunos puntos de la evolución histórica sobre el rol del Estado como regulador social ya en la visión de  San  Agustin observamos un cambio radical: el Estado como un medio  y  no  un  fin  en  si  mismo;  para  él  el  hombre  trasciende  al  Estado.  En esta línea de pensamiento  afirmamos  que  el  Estado  existe  para  el  hombre.  Complementado  con  Tomás  de  Aquino,  quien  reconoce  que  el  fin  del  Estado  es  el  bien  común  podemos concluir que en la Edad Media se logra combinar el Estado como medio  pero también con objeto social.. Para Locke el poder debía estar limitado, dividido. Él apreciaba derechos  naturales que anteceden al Estado y que ni en el estado de naturaleza se podían  negar. El  gran  teórico  de  la  división  de  poderes  es  Montesquieu,  que  en  una  clasificación tripartita aportó la idea del poder judicial encargado de resolver las  controversias y también la idea de un bicameralismo en el poder legislativo.  No sería hasta Rousseau que se aclararía que el titular de la soberanía no  puede ser otro que el pueblo, el defendería la soberanía popular  y  resaltaría la  realización de la voluntad general como el fin último del Estado. Para  Hegel  y  su  método  dialéctico  lo  importante  sería  el  Estado  y  el  individuo tendría un papel insignificante, poco de lo que dijo es justificable hoy;  su principal aportación se encuentra en que fue ayudaría a otros a percibir que el  Estado  ha  cambiado  con  el  tiempo.  Marx  apoyado  en  esto  sostendría  que  el  Estado ni siquiera ha existido siempre y que eventualmente deberá desaparecer  pues es sólo producto de la lucha de clases, instrumento de opresión de una clase  por otra. De Lenin podemos destacar su intento por utilizar la  fuerza de grupos  sociales  que  no  estaban  concientizados  políticamente  y  de  cierta  manera  involucrarlos en el Estado.


 Para Weber  el  Estado  es  una  relación  de  dominación de la burocracia.  El Estado es el gran protagonista del batllismo como agente económico y como regulador. Las políticas sectoriales tuvieron un rol trascendente. Se puso el eje en las políticas sociales y en los derechos de los trabajadores promoviendo el intervencionismo cuyo ejemplo más concreto fue la política de nacionalizaciones y estatizaciones. Para el siglo XXI el desafío del batllismo es ser fiel a sus principios  de que una idea genera otra  y una reforma antecede a otra buscando adelantarse a los requerimientos de la sociedad y del progreso.



Hoy tenemos como el principal adversario del batllismo y también de otros sectores progresistas que creen en Estado como regulador de las diferencias al liberalismo descarnado.