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sábado, 18 de septiembre de 2010

Editorial de La Nación de Buenos Aires en homenaje a Joaquín Suárez. 18 de agosto de 1881.

"El Centenario de un gran patriota
1781 - 18 de agosto - 1881

Hoy cumple un siglo que nació en la entonces colonia de España y hoy República del Uruguay, un gran patriota y un hombre de bien, que se ha hecho acreedor a la veneración de la posteridad por sus servicios y sus virtudes cívicas, vinculando su nombre a una época memorable y dándole su significado moral. Hoy es el centenario de don Joaquín Suárez, Presidente de La Nueva Troya del Plata, que como magistrado civil, estuvo al frente de su heroica resistencia desde el priemr al último día, hasta hacer triunfar la causa de la libertad contra la tiranía, que representó con abnegación y fortlaeza.
Su patria va a celebrar este aniversario honrándole como a uno de los padres de su nacionalidad y como uno de sus mejores hijos.
Su estatua votada por la gratitud pública, será la primera que se levante en la tierra a que consagró su vida y sus afanes, y para gloria de ella y de él, esa estatua será la de un hombre civil, que representó siempre el derecho, la justicia y la libertad, y que siendo en todos los tiempos un gran patriota, fue grande en toda la extensión de la palabra, un gran hombre de bien.
Pero el nombre de don Joaquín Suárez, no es una gloria puramente local, que tenga por límites insalvables las fronteras del suelo en que nació; es un hombre que merece y debe ser honrado en ambas márgenes del Plata y a lo largo de sus ríos superiores, por que el simboliza el triunfo de los  principios en todos los pueblos que bañan sus grandes aguas, teatro donde se dilataron las grandes ideas de uan generación y una época, de que Suárez fue vehículo consciente.
Don Joaquín Suárez, como Presidente de la República Oriental del Uruguay, encerrado en una estrecha península dentro de lso muros de Montevideo, levantó en aquél recinto sagrado, la última bandera de la causa de la libertad de los pueblos del Plata que flameara aún en medio de desgraciados combates, sostenida a la vez por argentinos y orientales.
Sin él, sin el principio de nacionalidad y de legalidad que representaba, y su consagración a la causa de la libertad en el Plata, la defensa de Montevideo habría sido imposible; él le dio cohesión, le dio nervio, le dio un núcleo indisoluble y le imprimió el sello de su carácter modestamente austero y templado por la fibra del patriotismo, aunando todos los elementos heterogéneos que concurrieron a la resistencia y al triufo definitivo contra la tiranía de Rosas.
De allí, de aquellos muros donde se encerraba un principio virilmente mantenido por un magistrado civil que presidía la guerra en nombre del derecho, resurgieron los levantamientos de Entre Ríos y Corrientes contra Rosas de allí surgió la alianza del Brasil que precipitó la caída del tirano; de allí vino Caseros, y de allí en fin, viene la situación que han alcanzado las Repúblicas del Plata, combatiendo y trabajando para labrarse su destino.
En cuanto a Joaquín Suárez, héroe modesto y sin ostentación en estos largos y fecundos trabajos, se retiró del gran escenario para acabar sus días en la obscuridad y la pobreza, amado y respetado por todos, con la conciencia de haber cumplido con su deber como hombre, como ciudadadano y como gobernante, después de haber entregado a la causa pública una gran fortuna.
He allí al hombre cuya memoria va a honrar ante la posteridad agradecida la República del Uruguay, en el día de su Centenario, y a cuya conmemoración deben concurrir igualmente argentinos y orientales, miembros en el pasado de una misma familia, y campeones de uan misma causa bajo la presidencia histórica de Joaquín Suárez.
Asociándonos por nuestra parte a las festividades del centenario que su aptria le ha decretado, insertamos en nuestras columnas el principio de un notable trabajo, escrito especialmente para nuestro diario por un compatriota suyo, que fue también uno de sus compañeros de trabajo en el glorioso sitio de Montevideo cuyos inmortales recuerdos evoca, a la vez de trazar a grandes rasgos su noble figura, dentro del cuadro historico en que su nombre ha sido inscripto como un lema sintetico y que leeran los venideros en cada una de las páginas conmemorativas de la Nueva Troya.
¡ Gloria por siempre a los grandes hombres de bien que com Joaquín Suárez, legan a la posteridad, con la herencia de sus beneficios, sin pedir el premio en vida, el ejemplo de sus virtudes y llegan a merecer la gratitud de los buenos en los tiempos! "

Joaquín Suárez no fue, quizás, la personalidad más cautivante de nuestra Historia pero por sus virtudes , sus talentos políticos y militares y su austeridad republicana debe ser un punto de referencia permanente.
Ver:
González Albistur, Dr. J.Joaquín Suárez. El Gran Ciudadano. Pp. 273 y Ss.
La Nación. El Centenario de un gran patriota. Editorial. 18 de agosto de 1881.

        
       

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