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sábado, 11 de septiembre de 2010

Aproximación a los libros Imperio y El Gran Tablero Mundial.



        Imperio, Hegemonía y  Fundamentación de la Supremacía              

                               Geopolítica Estadounidense.                         
                                                                                                                           
                                                                                                                           
Aproximación a los libros Imperio y El Gran Tablero Mundial
El objetivo de este trabajo es ubicar al lector en el entorno post Guerra Fría, desarrollar brevemente algunas consideraciones sobre la fuerza, el poder, la hegemonía y las ideologías predominantes en ese período- Luego ubicar cada libro en ese marco y desarrollar sus principales líneas.. Finalmente, presentar una bibliografía de aproximación a los temas tratados.

Consideraciones previas.                                                                       
                                           The Cold War Is Over
                          (Encabezado de un editorial del New York Times, abril 2.1989)
A partir de 1970 se estudian más profundamente, con diferentes objetivos y metodologías, los distintos ejemplos  de hegemonías que a lo largo de los siglos XIX y XX han predominado mundialmente. Es evidente que hay que manejar y a su vez reformular el concepto de poder que se comienza a manejar con Maquiavello que lo esbozaba como un ejercicio de Aceptación y Coerción. Hay que reconocer además que , por lo menos, existen dos tipos de capacidades enfrentadas, fuerza y poder, como Hobbes determinara posteriormente, el “poder natural” y  los “poderes instrumentales”. Mucho más cercano en el tiempo, Hannah Arendt[1] es la que introduce las diferencias entre fuerza y poder: la fuerza es una propiedad individual que es independiente, sin embargo el poder nunca se alcanza aisladamente.” Fuerza es lo que toda persona posee en una cierta medida en virtud de la naturaleza misma y realmente puede decir que le pertenece, pero, en realidad, nadie posee poder, éste surge de las personas, es un poder social, cuando actúan conjuntamente y desaparece en cuanto estas se dispersan” La fuerza es también la capacidad de disponer inmediatamente de instrumentos que la consoliden,. El poder es la capacidad de influir socialmente, de realizar estrategias de equilibrios, con el respaldo de la fuerza, con una base ética superior. El ejemplo típico fue el equlibrio del terror, realizado por los Estados Unidos y la URSS durante la Guerra Fría.[2]. El Presidente Reagan tuvo la sensación de haber encontrado un interlocutor amigable en Gorbachev cuando se encuentran en 1988, su Vicepresidente, George Bush no pensaba lo mismo, sospechaba que buscaba ganar tiempo para potenciar la economía soviética.
De hecho había muchos problemas en las relaciones este-oeste: Europa continuaba dividida, a pesar de que la política de Gorbachev había comenzado a desmantelar la “Cortina de Hierro”. Las tropas soviéticas no habían abandonado totalmente Afganistán y la URSS continuaba enviando  suministros de armas y asesores políticos a los movimientos de insurgencia en Africa y América Latina. Sin embargo, a lo largo de 1989 las reformas en la Unión Soviética se aceleran: Los disidentes comienzan a actuar, los medios de comunicación muestran independencia, se denuncian atrocidades  del pasado y se critican las excentricidades del sistema militar ruso. En estos tiempos las tropas del Pacto de Varsovia ya no se movilizan para restaurar el socialismo. En noviembre el Muro de Berlin es desmantelado por la multitud.
 En realidad la Guerra Fría la ganaron las dos potencias: La URSS se benefició porque se transforma en un estado plural y democrático con un gobierno controlado por un parlamento,  con división de poderes, y con economía de mercado. Si hubiera continuado la Guerra Fría no hubiera podido transformarse. En definitiva Reagan y Gorbachev cooperaron para que finalizara la Guerra Fría. Reagan coopero con Gorbachev para legitimar ante el mundo el proceso democrático iniciado con el pueblo soviético. Pero fue Mikhail Gorbachev, no Ronald Reagan o George Bush, quien puso fin al comunismo en la Unión Soviética.[3] A partir de este momento, los intelectuales y teóricos políticos, de izquierda y derecha comienzan a delinear el mundo post Guerra Fría: El tablero mundial o el concepto de Imperio son los temas que nos van a ocupar a continuación buscando entender las nuevas formas hegemónicas. Pero sobretodo tratar de explicar la necesidad de los historiadores de leer este tipo de obras.
Hegemonía Mundial.
El concepto de hegemonía mundial hace referencia al Poder  de un Estado para realizar funciones de liderazgo y gobierno por encima de otros Estados Soberanos. Es una forma de poder que esta por encima de la dominación por la fuerza, por el contrario ejerce transformaciones. Es lo que Gramsci referenció como “liderazgo intelectual y moral” y volviendo a la relación que establecía Maquiavello entre consentimiento y coerción, hay entre ambos conceptos, una difusa línea, según interpretaciones más modernas, que estaría ocupada por la corrupción y el fraude. Dentro de estos conceptos se incluye el rol de las multitudes y las instituciones jurídicas que regulan sus relaciones. Pero del mismo modo, hay una concepción de la administración del poder hegemónico, imperial o geoestratégico que esta en la base conceptual de los dos libros elegidos para analizar.
Si entendemos por dominación, la fuerza que descansa en la coerción, la hegemonía sería un poder adicional que detenta la potencia dominante debido a su poder de colocar su dominio universalmente[4].
Pero, según otras líneas de análisis, el poder del Estado-Nación obliga a seguir la evolución de su conceptualización, la identidad nacional es primitiva, según Hobsbawn “precede a la Historia”, pero a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial la construcción del mundo bipolar se basó en la construcción de dos megaestados supranacionales, uno que tomó el soporte de la ideología liberal occidental y otro las corrientes socialistas del siglo XIX .
Luego de la implosión de la URSS, Estados Unidos domina en el mundo como ningún otro poder lo realizó antes. Su poder se sostiene en  el manejo del poder político, económico, tecnológico y militar: “En cierto modo, Estados Unidos es el primer Estado protomundial. Tiene la capacidad de liderar una versión moderna del imperio universal, un imperio espontáneo, cuyos miembros se someten voluntariamente a su autoridad”[5] Su liderazgo esta por encima de la soberanía de otros Estados, e incluso del principal organismo supranacional. La ONU ha demostrado incapacidad de manejar su poder, o de adaptarse al mundo unipolar.
La Globalización
La globalización, determinó un incremento de la apertura comercial y financiera entre los distintos países del mundo, que tienen en común el sistema económico capitalista. Al aumentar el intercambio económico, la evolución de los mercados, hace que aumente la interdependencia económica. A su vez esto determina la configuración de un único mercado mundial[6]
Imperio
Hay una relación entre el concepto de globalización y el nuevo concepto de imperio tal como lo reformulan Hardt y Negri en su libro, editado por Harvard University Press en el año 2000. Según estos autores al concepto moderno de soberanía nacional, con sus expansiones imperialistas a lo largo de los siglos, se presenta un nuevo tipo de soberanía que no se puede vincular al Estado-nación, sino que se extiende  por toda la tierra como una soberanía imperial. Recorren para fundamentar esta postura el constitucionalismo estadounidense, pero también a teóricos sobre el poder como Spinoza, Maquiavello y el propio Marx. Determinan en su análisis que el capitalismo borra los límites que existen entre economía, trabajo y cultura y que se constituye en el soporte del Poder Imperial que controla todo, la vida misma. Diferencian el imperialismo británico, caracterizado por el dominio territorial mediante la fuerza y la explotación por la nueva versión en la cual el control se maneja por la integración cultural, económica y política y con un control flexible de las áreas estratégicas. La posición del libro se radicaliza cuando sostienen que la única forma de resistir al desarrollo del Imperio, no son las autonomías, o las luchas locales, sino la construcción de un contra-imperio global. Con una postura similar a la resistencia de Gandhi al Imperio Británico, Hardt y Negri profetizan que las masas(multitud) tienen el poder de la creatividad que hace viable al Imperio, pero que también pueden construir un contra-imperio, una fuerza igualmente global que permita concretar una organización política alternativa.
Sin embargo, partiendo de la base que el Imperio no es Estados Unidos, estos autores  tratan la concepción historico /cultural estadounidense de la excepcionalidad. Estados Unidos no fue en su evolución similar al Imperio británico. Los colonos Ingleses que tocan América no hicieron lo que Inglaterra hizo en otros lados del mundo, Africa o la India por ejemplo. Definitivamente no utilizaron a la población indígena para crear instrumentos para gobernar. Combatieron a los indígenas, los sustituyeron y se reconvirtieron en un Estado de poblamiento y no en una dependencia colonial. Uno de los primeros episodios de expansión fue México y luego era Cuba, tanto Jefferson como Quince Adams la consideraban el paso siguiente , cosa que recién alcanzarían en 1898. Esta concepción choca con la visión norteamericana, que si creen en lo excepcional, pero no que su desarrollo tenga formulación imperialista.
                                                                                               
"Imperio" es un libro interesante: plantea una revisión de varias ideas claves  tanto políticas, filosóficas, históricas y culturales. Es una obra escrita  por autores que han militado activamente en la izquierda, por lo tanto recurren a autores clásicos de esas corrientes, incluido por supuesto Marx.
El libro propone la existencia de un nuevo orden mundial: un imperio que no tiene un centro geográfico de poder,  supraterritorial y descentralizado, y que ejerce un dominio a escala global. Es más un entramado de conceptos, ideas, jerarquías y sensibilidades culturales que una imposición coercitiva rígida. En lugar de colonias, afirman la existencia de un mercado global.
Hardt y Negri consideran que la idea clásica de imperialismo  no se puede aplicar en la actualidad. Afirman que esos imperialismos se basaban en una expansión de la soberanía de los Estados-nación más allá de sus fronteras, imponiéndose sobre otros Estados, y contaban con un poder geográficamente centralizado. La idea del imperialismo se remonta primero a casos europeos, como el de Inglaterra con sus colonias en Asia, Africa y América, y más recientemente a los Estados Unidos. Pero Hardt y Negri, en una de las tesis más discutibles del libro, sostienen que "Estados Unidos no constituye –y, en realidad, ningún Estado-nación puede hoy constituir- el centro de un proyecto imperialista. El imperialismo ha terminado. Ninguna nación será un líder mundial como lo fueron las naciones europeas modernas."[7]
El nuevo poder político se sostiene no solo en el marco  del nuevo orden mundial, como  el FMI, las Naciones Unidas o la Organización Mundial de Comercio, sino en las grandes corporaciones trasnacionales y empresas multinacionales, las que han pasado a estructurar y articular los territorios y sus poblaciones. Los autores sostienen que esas empresas organizan jerárquicamente los diversos sectores de la producción mundial. También sostienen que producen "no solo mercancías, sino también subjetividades", "producen necesidades, relaciones sociales, cuerpos y mentes, lo que equivale a decir que producen productores."
También se apoyan en Michel Foucault, argumentando que su obra permite recorrer una transición histórica, desde la sociedad educada a la sociedad de control. En general Foucoult “se refiere a la sociedad disciplinaria como aquella sociedad en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de dispositivos o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, asegurando la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y / o exclusión, es lograda por medio de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, la escuela, etc.) que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la "razón" de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y / o desviados. Foucault se refiere habitualmente al Ancien Régime y la era clásica de la civilización francesa para ilustrar la emergencia de la disciplinariedad, y sostener que toda la primera fase de acumulación capitalista (en Europa y en cualquier otro lado) fue conducida bajo este paradigma del poder. Por otra parte, debemos entender a la sociedad del control como aquella , que se desarrolla en el extremo más lejano de la
modernidad, abriéndose a lo posmoderno,  en la cual los mecanismos de comando se
tornan aún más "democráticos", aún más inmanentes al campo social, distribuidos a través de los cuerpos y las mentes de los ciudadanos.
 El poder es ahora ejercido por medio de máquinas. La sociedad de control, por lo tanto, puede ser caracterizada por una intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del disciplinamiento, que animan internamente nuestras prácticas comunes y cotidianas, pero, en contraste con la disciplina, este control se extiende muy por fuera de los sitios estructurados de las instituciones sociales, por medio de redes flexibles y fluctuantes.
En segundo lugar, la obra de Foucault nos permite reconocer la naturaleza biopolítica
de este nuevo paradigma de poder  El biopoder es una forma de poder que regula la
vida social desde su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola y
rearticulándola.”[8] Este concepto despertó polémicas en los sectores intelectuales puesto que la visión de la sociedad policial de Foucault no fue pensada para alcanzar niveles globales en materia política, sino para configurar la sociedad panóptica que todo lo controla.

Imperio y desarrollo capitalista.

Los períodos de fuerte competencia, que traen aparejada la expansión financiera e inestabilidad estructural se consideran la última fase que sigue a un importante desarrollo capitalista. Es el tiempo en el que el líder de la expansión anterior del comercio mundial cosecha los frutos de su liderazgo en virtud de su posición de mando sobre los procesos de acumulación de capital a escala mundial. Pero es también el tiempo en el que el mismo líder es desplazado gradualmente de las alturas del mando del capitalismo mundial por un emergente nuevo liderazgo.
  Según Giovanni Arrighi, la evolución que ha tenido Estados Unidos contradice la posición de Hardt y Negri, fundamentando que esta ha sido la experiencia de Gran Bretaña entre el final del siglo diecinueve y el comienzo del veinte; de Holanda en el siglo dieciocho, y de la diáspora capitalista genovesa en la segunda mitad del siglo dieciséis. Chomsky se pregunta ¿Puede ser esta, también, la experiencia de los Estados Unidos hoy? Hasta el momento, la tendencia más destacada para Estados Unidos sigue siendo cosechar los frutos de su liderazgo del capitalismo mundial en la era de la Guerra Fría. Parece claro que diversos aspectos del aparente triunfo global de Estados Unidos  resultó de la desaparición de la URSS, más que ser señales de la globalización, tienen entidad propia . Las señales más ampliamente reconocidas son la hegemonía global de cultura popular de los Estados Unidos y la importancia creciente de las agencias mundiales de gobierno influidas, desproporcionadamente, por los Estados Unidos y sus aliados más cercanos, tales como el Consejo de Seguridad de la ONU, la OTAN, el Grupo de los Siete (G-7), el FMI, el BIRF y la OMC. Menos ampliamente reconocido pero también importante es la ascendencia de un nuevo régimen legal en transacciones comerciales internacionales. [9] Estos conceptos de Arrighi, pueden ayudar a polemizar sobre la posición de los autores de Imperio, pero la realidad latinoamericana, por ejemplo, abrirían aún más este debate.
Pero, continuando el razonamiento de Arrighi, hay igualmente buenas razones para esperar que el presente liderazgo de EEUU de la fase de expansión financiera sea un fenómeno temporal, como la análoga fase de liderazgo británico de hace un siglo. [10]
La premisa principal del libro de Hardt y Negri, es que la era del imperialismo está superada y que ahora vivimos en la era del llamado Imperio.
Conceptos claves
En el libro se afirma que  Ley del Valor ha desaparecido, que la clase obrera ha sido reemplazada por la multitud y que el concepto de activista político ha cambiado.
La izquierda radical, que cree en el piquete y no en la vía electoral, rechaza de plano estas afirmaciones, en tanto que los intelectuales liberales no aceptan la terminología de estos activistas políticos, porque se convierte  en un integrante más de los agitadores. Estos agitadores conjugan los reclamos obreros y sociales en una suerte de aceptación de la lógica de los piquetes ciudadanos para imponer su visión de la justicia, donde el Estado no tiene una función clara.
Imperio e Imperialismo
 “El Imperio sólo puede ser visto como una república universal, una red de estructuras de poder y contrapesos, estructurada en una arquitectura inclusiva e ilimitada. La expansión del Imperio no tiene nada en común con la expansión imperialista, no se basa en estados nacionales inclinados a la conquista, el saqueo, la masacre o la colonización de pueblos en la esclavitud”. [11]
Conclusión
 El fundamento de los autores es la “red global de distribución de poder”,  es una estructura horizontal de dominio capitalista con la completa eliminación del centro, que ha creado una nueva forma de explotación.
. El concepto de imperio no sólo cambia la visión de las actuales estructuras económicas, también cambia profundamente el concepto de intervención militar.
Sin embargo, en la obra,  no resultan tan claros, los roles de los Estados Nación con referencia a la hegemonía como derivada de la nueva visión y  rol de la economía en su proyección dentro del Imperio.
Las críticas desde la izquierda y la derecha han hecho de este libro un referente de debates en los últimos años.



 El Gran Tablero Mundial                                                         
                                        
Zbigniew Brzezinski desempeñó el cargo de consejero para la seguridad nacional de la Presidencia de Estados Unidos desde 1977 hasta 1981. Integra actualmente el Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad Johns Hopkins de Washington D.C.
“La hegemonía es algo tan viejo como la humanidad. Pero la actual supremacía global estadounidense se destaca por la rapidez con la que ha surgido, por su alcance global y por la manera en que se ejerce. En el transcurso de solo un siglo, los Estados Unidos se han transformado a sí mismos – y han sido también transformados por las dinámicas internacionales- de tal manera que un país que estaba relativamente aislado en el continente americano se ha convertido en una potencia con unas capacidades de acceso y de control mundiales sin precedentes.”[12] De esta forma comienza su análisis Brzezinski, en la cual, pensamos, el concepto de Hegemonía se va a sobreponer al de Imperio, incluso al de Imperialismo.
La tesis fundamental de Brzezinski sostiene que el continente euroasiático concentra la atención geopolítica y geoestratégica por la supremacía mundial. Tal afirmación se basa en las siguientes observaciones:
• Todas las potencias nucleares, excepto una, y todas las encubiertas, excepto una, están ubicadas en Eurasia.
• Los dos aspirantes a la hegemonía mundial más poblados del mundo se encuentran en Eurasia (China e India).
• Los países que podrían confrontar desde el punto de vista político o económico a EEUU, son euroasiáticos.
• EEUU se vería superado  por el poder euroasiático acumulado.
En su libro, Brzezinski hace propia la tesis de Mackinder que expresa que el dominio del mundo estará en manos de quien tenga el dominio de Europa Central, aclarando que algunas consideraciones territorialistas han sido superadas y que la perspectiva de la geopolítica se ha desplazado de lo regional a lo global. La obra de Brzezinski es fundamental para entender la política exterior de EEUU hacia los Balcanes, especialmente en Chechenia, China, India, Irán, Irak, Siria y otros países asiáticos.
Incluso Samuel Huntington, autor de El choque de las civilizaciones y la reconversión del orden mundial, entre otros títulos, obras en las que se elabora la teoría del complot islámico y el choque de las civilizaciones, que permite justificar, de forma no siempre racional, la lucha estadounidense por el petróleo, califica la obra de Brzezinski como síntesis de análisis geográfico, político e histórico y  reflexión geoestratégica.
Para Huntington, con un análisis de larga duración, la nueva era en la política mundial muestra un mundo multipolar y multicivilizacional: con el comienzo de la era moderna, hacia el 1500 d.c. la política global adopto dos dimensiones, durante más de cuatrocientos años, los Estados – nación de occidente constituyeron un sistema internacional multipolar dentro de la civilización occidental. Durante la Guerra Fría, la política global se convirtió en bipolar surgiendo la división del mundo en tres partes si consideramos el tercer mundo. Al final de la Guerra Fría, en la posguerra fría, las distinciones entre los pueblos no son ideológicas, políticas ni económicas; son culturales.[13] El eje más importante para justificar la política exterior de los Estados Unidos se sostuvo a mediados de la década del 90 del Siglo XX con la tesis de estos dos autores.
Esta posición se vio reforzada por el ensayo de Peter Schwartz "¿La tercera Guerra Mundial?”, en el que destaca la existencia de diez estados fracasados, todos ellos, islámicos, que agrupa en tres niveles de gravedad. Importa destacar que no menciona a otros estados africanos y latinoamericanos los cuales no representan en absoluto un arquetipo de desarrollo económico. Es innegable que América Latina está fuera de los circuitos decisorios internacionales.
Volviendo al análisis de El Tablero Mundial, la estrategia geopolítica de EE.UU. está sostenida por tres objetivos:  militares,  políticos y  económicos. En lo militar pretende reforzar la seguridad interna con un ejército listo para el combate o el establecimiento de fuerzas en la zona de interés geoestratégico. En lo político busca generar alianzas con democracias en el exterior, localizando su atención en Rusia y Europa Central. En el aspecto económico pretende reactivar la economía interna con la promoción de mecanismos para lograr la apertura de los mercados.
El terrorismo reemplazó, ideológicamente y practicamente, la guerra contra los  soviéticos y esta nueva visión del mundo fue impulsada a altos niveles en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, siendo tres los elementos que componen la estrategia internacional de los Estados Unidos luego de la Guerra Fría:
1. unilateralismo, justificado por el derecho de autodefensa;
2. el derecho a prevenir una invasión , interviniendo,  riesgo que supone  sospechas no reconocidas internacionalmente y que motivó acciones impulsivas, la mayoría de las veces.
3. confiar en coaliciones.
La aportación de Brzezinski a la nueva estrategia geopolítica de EEUU se basa en la necesidad de analizar lo que él llama el despertar político global el cual compara con el despertar social desarrollado durante la Revolución Francesa de 1789, el cual generó un activismo popular , estimulado por la literatura panfletaria y la retórica  desarrollada en plazas públicas y ciudades. Ese despertar no estuvo exento de situaciones de terror, tribunales revolucionarios, nacionalismos y  enfrentamiento de clases, dónde el idealismo y la pasión se convirtieron en el dinamizador. En este sentido, el autor propone numerosos ejemplos históricos de como el maniqueísmo, la revolución bolchevique, la Italia fascista, la Alemania nazi, China, el sentimiento anticolonial de la India y el desarrollo político mexicano a partir 1860 que va a dar lugar a la Revolución Mexicana del siglo XX.
Tomar conciencia de las características del entorno internacional determinan la necesidad de reformar o reformular la misión de EEUU en el entorno global. Según la visión de Brzezinski, el marco nación-estado ha sido débil para generar soluciones políticas y económicas. Por lo tanto, EEUU requerirá de la cooperación activa supranacional para compensar la debilidad de su soberanía mundial.
EEUU requiere de socios para lograr la cooperación activa supranacional. Europa ha sido su aliada histórica y Japón es esencial para lograr un equilibrio en el medio asiático. Pero el logro de alianzas demanda la necesidad de que EEUU exponga aspectos de interés común con estos socios, así como el desarrollo de una política genuina dejando de lado la fórmula publicitaria referida al terrorismo y a la democracia, las cuales no son bien aceptadas particularmente por los círculos intelectuales europeos, con gran influencia política.
En el capítulo titulado “La cabeza de puente democrática” Z. Brzezinsky concluye :
“…desaparecida la Europa de Yalta, es esencial que no se produzca una regresión a la Europa de Versalles. El fin de la división de Europa no debería llevar a que se diera un paso atrás hacia una Europa de Estados-naciones beligerantes sino que debería ser el punto de partida de la construcción de una Europa más extensa y cada vez más integrada, reforzad con una OTAN ampliada y aún más segura gracias a una relación de seguridad constructiva con Rusia. Por lo tanto, la principal meta geoestratégica de los Estados Unidos en Europa se puede resumir en pocas palabras: consiste en consolidar, a través de una asociación transatlántica más genuina, la cabeza de puente estadounidense en el continente euroasiático para que una Europa en expansión se pueda convertir en un trampolín más viable para proyectar hacia Eurasia el orden internacional democrático y cooperativo”[14]
La propuesta de Brzezinski se basa en la formación de una Cumbre Global de Seguridad, que permita contribuir a la seguridad internacional ante el peligro de la proliferación de armas nucleares y violencia étnica y religiosa. Esta cumbre debería estar constituida por EEUU, Rusia –país con poder militar significativo-, tres países europeo (Francia, Alemania y Gran Bretaña), cinco países asiáticos (China, India -por su población-, Pakistán -país musulmán con mayor poderío nuclear-, Indonesia -país musulmán más poblado- y Japón -por su poderío económico; dos países africanos (Nigeria y Sudáfrica -por el papel que jugaron en la pacificación africana- y dos países latinoamericanos (Brasil -por su papel en la pacificación de Haití y México -como mayor fuerza en América Central y el Caribe-.
En la concepción geopolítica en la que se apoya  la política exterior de los EEUU, esta obra  es el quinto libro a lo largo de un siglo que trata el tema, siglo que comenzó con la publicación de“La influencia del poder marítimo en la historia” (1890) del Almirante Alfred T. Mahan , y  “Estados Unidos frente al mundo” (1942) de Nicholas J. Spykman.

 
La propuesta multipolar.
Esta vez la Eurasia no es el continente decisivo por alguna razón surgida de la misma geografía, como si lo geográfico fuera el instrumento principal del poder. La Eurasia es continente decisivo sencillamente porque en ella están los países más poderosos (Europa, Rusia, China, India, Japón) y además, porque allí se encuentran los más grandes yacimientos energéticos y porque en ultramar, America del Norte, ha surgido la potencia hegemónica del mundo, extraeuroasiana, que influye sobre Eurasia.
El planteo  es semejante al de Henry A. Kissinger: un mundo multipolar dirigido por las potencias más poderosas y dinámicas, para reemplazar al peligroso mundo bipolar.  Debe recordarse que en agosto de 1945, el mundo era ‘unipolar’ dirigido desde Washington, porque EEUU era la potencia militar que decidió el resultado de la guerra, su territorio continental estaba intacto, sus aliados y enemigos estaban destruidos, en bancarrota y eran sus deudores, de manera que el dólar era la divisa obligatoria impuesta por el único vencedor mundial.
La guerra fría inicia una carrera armamentista, provocando infinidad de conferencias y libros que proponían recetas sobre la paz, la guerra y el futuro.  Y cuando el enfrentamiento incluía a un bloque contra el otro, y las armas ya  no eran políticamente útiles para la guerra porque podían destruir el mundo entero, las obras de Henry Kissinger plantean teoricamente  la solución:  un mundo multipolar presidido por los socios más poderosos, cuya autonomía quedaría reducida por interdependencias, pero compensada por beneficios distribuidos en la asociación.
El pensamiento que se maneja en este libro no es otro que el que aplicó Gran Bretaña sobre el continente europeo durante el segundo imperio británico, actualizado con la Europa postnapoleónica de 1815.
El análisis interpretativo sobre la evolución de la política exterior de Estados Unidos,podría ser semejante a la evolución del Imperio británico en el Siglo XIX, que manejaba el equilibrio europeo  desde más allá del Canal de la Mancha, comprometiéndose lo indispensable para impedir que surja un  país rival del Imperio o una coalición de rivales poderosos.  El gran enemigo, Napoleón, fue derrotado por una coalición que Londres armó contra él, aunque se oculta todavía que Napoleon fue traicionado por los franceses que respondían a los intereses británicos.  Así, Gran Bretaña apoyaba en Europa al débil contra el fuerte, y cuando el débil vencía y se convertía en poderoso, transfería su apoyo al derrotado.  Inglaterra no tiene amigos ni enemigos permanentes: sólo tiene intereses permanentes. Estados Unidos también.
Por similitud, EEUU actúa sobre Eurasia desde afuera de ella para lograr que en este continente no surja un gran país hostil o grupo de países hostiles, contra los intereses de EEUU, tal cual aparece en los documentos de la Casa Blanca sobre seguridad estratégica. En suma, el orden mundial que se busca, no es de carácter imperial sino el del equilibrio entre los que están en condiciones de regular la marcha del mundo.  Debe saberse que si los imperios fueron pasajeros en la Historia, más transitorios son los equilibrios:  en algún momento se van a desequilibrar por su misma característica fluctuante.  Su visión cronológica comprende tres fases:
  En la primera, en el corto plazo, debe lograrse en Eurasia la consolidación de un sistema multipolar, sin coaliciones contra EEUU, un sistema multipolar eurasiano.
La segunda, de mediano plazo, debe ser el resultado gradual de la primera, donde los países euroasianos más fuertes, orientados por EEUU, aceptan asociarse y cooperar. 
Y la última fase, largo plazo, consistirá ya en una asociación que colectivamente asuma responsabilidades concretas para ordenar y dirigir el mundo, con los EEUU dentro de esa asociación.
El concepto básico que se maneja en este ensayo es que Washington no debe herir las nacionalidades,  se las debe llamar hacia la cooperación;  deben reconocer la vulnerabilidad de un aislamiento nacional, y EEUU tiene que aparecer como un conciliador y protector, sin dejarse atrapar por las diferencias internas, tratando con habilidad las relaciones con Francia  y Alemania, que, para el autor, son los dinamizadores de la asociación, y aceptar a Europa como un socio al máximo nivel político y estratégico, para los temas mundiales, absorbiendo la competencia económica.
Esa Europa unida debe ser estimulada por EEUU para su ampliación hacia el Este y aquí surgen los temas sobre Europa Central y Rusia.  Desaparecido el Pacto de Varsovia, Polonia, Hungría, Rumania, Eslovaquia, los checos, los búlgaros, los bálticos, tienen derecho a integrarse a Europa, simplemente porque son Estados europeos.
En Asia se debe integrar n primer término el Japón.  Simultáneo con la rivalidad económica, financiera y tecnológica, Japón continúa aceptando la seguridad militar de EEUU.  En verdad EEUU sostiene todavía un protectorado militar sobre un país como el Japón, rodeado de enemigos Corea del Norte y China y también por Rusia.  Políticamente se encuentra aislado, aunque el cerco ha comenzado a ser cruzado con inversiones y comercio.  Se agrega aun algo mucho más serio que es China, de crecimiento espectacular y regionalmente temida.  La relación entre Washington y Pekín se desarrolla con precaución.  Posee el atractivo de los grandes logros comerciales a la altura del máximo nivel, pero simultáneamente, implica el peligro de la caída por el tema  Taiwán.

 Resumiendo, el ensayo propuesto por Brzezinsky establece:
1)      Eurasia, escenario obligatorio para la primacía mundial; 
2)      Mundo pluralista presidido por EEUU;
3)      Reconciliación de los más poderosos en una asociación multipolar.
4)       Este equilibrio exige que la condición de árbitro para EEUU, quede a salvo de choques regionales.
5)       Una condición indispensable será, primero, no lesionar los intereses vitales de cada integrante, no aislarlo, permitirle una actuación  cooperativa.
6)       EEUU mantenga su liderazgo militar, científico, técnico, económico y financiero, ejerciendo entonces una hegemonía indirecta
La obra El Tablero Mundial fundamenta que las políticas de las grandes potencias determinan la exclusividad para decidir la dinámica mundial,  en la rivalidad, en la competencia, y en la cooperación, como factores de poder indiscutidos.  El ensayo analizado considera, además en forma ambigua,  que todo poder económico-financiero, por si solo, es incapaz de alterar las voluntades políticas de los países más poderosos, comenzando por la de EEUU. y sus grandes sectores de opinión ; también considera que el planteamiento puede ser distinto: que los grandes centros económico-financieros dominan la dinámica del mundo, usando a las grandes potencias como instrumentos. Es aquí aunque desde bases y proyecciones muy distintas podemos encontrar puntos de contacto entre los dos libros analizados.

Conclusión

¿ Se  puede pensar que en la obra “El Tablero Mundial” se hace un planteo válido de lo que es el orden mundial actual, cuando se realiza desde los Estados Unidos y por un asesor de primer nivel como Z. Brzezinsky?. Por otro lado, su función era construir el marco teórico del Tablero Mundial, como antes lo habían hecho otros. No es la función de un historiador, ni tampoco la de la pareja de intelectuales autores del libro “Imperio”.
 ¿Quizás sea el fundamento teórico de la Hegemonía? Creemos, finalmente, que la lectura de estos libros es necesaria para el historiador, no para explicar el mundo, pero si para entender un poco más, como se mueve Estados Unidos como potencia.


Bibliografía

Arrighi, G.  El Largo Siglo XX. Akal. Madrid. 1999.
Arrighi, G. Ponencia presentada en la Universidad de California sobre “Estados y Soberanía en la Economía mundial” 1997
Buchheim. H. Política y Poder. Editorial Alfa. Barcelona. 1985
Brzezinski. Z. El Gran Tablero Mundial. Paidos.Barcelona. 1998
Cristianismo i Justicia. ¿Mundialización o conquista? Autores varios. Sal Térrea. Santander. 1999.
Hardt, M. y Negri,A. Imperio. Paidos. Buenos Aires. 2002.
Huntington, S. P. El Choque de civilizaciones. 5ta. Reimpresión. Paidos. Buenos Aires 2001
Hobsbawm, E. Naciones y nacionalismo desde 1780. Critica. Barcelona. 2000.
Matlock Jr,  J.F. Reagan and Gorbachev. How the Cold War ended. Random  House Trade Paperback. New York. 2004.
Stiglitz, J. E. El Malestar en la Globalización. Taurus. Buenos Aires. 2002
Ramonet, I. Guerras del Siglo XXI. Mondadori. Barcelona. 2002.





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