El 22 de noviembre de 1911, Batlle y el ministro de Hacienda don José Serrato, elevan al parlamento un proyecto de ley por el " que se crea la Administración General de las Usinas Eléctricas del Estado que monopolizará la producción y la distribución de energía, a terceros, para alumbrados, fuerza motriz, calefacción y demás aplicaciones, en toda la República.".
Si la ley de 8 horas, si el plan de Ferrocarriles del Estado, si el trazado de carreteras paralelas a los ferrocarriles extranjeros, significaron una alta expresión emancipadora, el monopolio por el Estado de los suministros de luz y energía eléctrica tiene ya el carácter concreto de la nacionalización de las industrias y de la expropiación por el estado de los servicios públicos de interés social.
Justamente ese problema de la energía eléctrica comenzó a ser planteado por Batlle en su primer gobierno. En mayo de 1905, es decir apenas seis meses después de apagados los fuegos de Masoller, Batlle decreta ante la caducidad de las antiguas concesiones la administración directa y por el Estado de la Usina Eléctrica de Montevideo. En 1912 quedó sancionado por Ley el monopolio de los servicios de luz y energía eléctrica a cargo del Estado. Organizado el Instituto industrial como un Ente Autónomo, que a su propio desenvolvimiento aplica sus utilidades, y libres de las antiguas usuras de las concesiones privadas las ganancias para el Estado crecieron en gran forma:
Años 1910-11 $ 556.000
1911-12 $ 725.000
1913-14 $ 971.905
1919-20 $ 1.268.453
1929-30 $ 3.367.222
Luz, energía y transportes fueron las antiguas concesiones captadas por el Estado, y definen con verdadera claridad la visión de un país tributario como mecanismo de organización económica.
Tanto en materia económica y financiera como política la República venía dando saltos mortales desde la Independencia. El 4 de agosto de 1896 se creaba por Ley el Banco de la República. Era en realidad un banco mixto. El interés privado desvirtuará su función, se necesita un banco estatal y las Leyes de 17 de julio de 1907 y del 16 de noviembre de 1908, asegurando la primera la autonomía del Banco de la República y determinando la segunda que sus utilidades se destinarían a aumentar el capital de la institución, fueron facilitando el camino par la nacionalización total que Batlle propuso por su mensaje del 13 de mayo de 1911 cuyo articulado se convierte el ley el 17 de julio del mismo año.
El 26 de abril de 1911 Batlle propone la creación del Banco de Seguros del Estado. Significaba esta reforma, fundamentalmente, abolir el monopolio privado en materia de seguros entregando esta forma de previsión social a la gestión de una entidad absolutamente nacional. El negocio del seguro era muy particular, bastaba un pequeño capital, una empresa de mayor o menor volumen, un escritorio en Montevideo. Los capitales asegurados, así en seguros contra incendios, marítimos, de vida, sumaban millones. Los premios pagados por los asegurados daban sumas cuantiosas. Las indemnizaciones repartidas por daños eran mínimas.
Había en el Uruguay hasta 1911 compañías nacionales de seguros, pero eran las menos. Las de mayor volumen eran extranjeras. En 1912 el Banco de Seguros del Estado estuvo en funciones.
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