El batllismo siempre tuvo una especial relación con la sociedad uruguaya. Se vio en estos tiempos duros cuando ciudadanos de otras tiendas aceptan el ser batllista, pero de ninguna manera el ser colorado. Evidentemente la salida de la dictadura, el cambio en paz y la ingeniería construida por la racionalidad y la ética responsable de los doctores Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo parece exigirnos otras lecturas. La amnistía por un lado y la pasión blanca por otro cargaron las tintas al Partido Colorodo vinculándolo con visiones militaristas los unos y de impunidad los otros. Evidentemente la lógica histórica de que los liderazgos colorados se construyen desde el Estado y desde el ejercicio del gobierno ha derivado en una suerte de desconcierto ideológico. La visión de liberlismo radical batllista desde el llano genera un sentimiento opuesto al buscado, soberbia y distancia de los sectores populares con la postura tradicional sobre le rol del estado, el alcance y los límites del mercado, y la cercanía a las cámaras empresariales. Desde la academia y varios sectores radicales batllistas se atacó desde adentro del propio partido a la dirigencia y el modelo propuesto de ballistización de la izquierda y en particular desde el Frente Amplio. La memoria social es fragil, fragmentaria y por momentos interesada ha mostrado un Batlle, don Pepe, liberal, socialista o reformista, lo que implicó una suerte de frivolidad de la interpretación del verdadero batllismo hasta llevarlo a la categoría de etiqueta, en términos modernos de redes sociales, vacío de contenido. La vieja tesis batllista de creador de su tiempo al decir de Milton Vanger o de fundador de la democracia uruguaya según Lindhal, ha sido mbien manejada por la izquierda diluyendo el progresismo reformista del batllismo en la prpuesta política que llevó al Dr. Tabaré Vazquez a la presidencia. El último trabajo del Dr. Sanguinetti sobre Luis Batlle marcó con claridad el Uruguay del optimismo, e n una forma de retorno a las fuentes clásicas del batllsimo, aquello de como el Uruguay no hay. En realidad supo interpretar claramente los fenómenos sociales y los cambios vertiginosos del mundo post Guerra Fría y los intereses hemisféricos de los Estados Unidos y el crecimiento acelerado que le pedía a América Latina en forma de contener al comunismo. Una interpretación liberal-democratica del mundo, una revolución ordenada. Enfrentado a la gran derrota electoral de 1958, desde el llano, el batllismo se enfrentó al desafío de una sociedad en un proceso d cambio virulento, radical y con episodios de violencia creciente. La muerte d eLuis agregó divisiones al Partido que recieén del proceso dictatorial Sanguinetti y Tarigo llegaron a formalizar nuevamente la centralidad ideológica, mesurada, racional y responsable del batllismo en tiempos muy duros. El propio Dr. Sanguinetti en una entrevista realizada por Eduardo Alonso sostuvo: " Obviamente en aquel momento, cuando hablamos ya del 69 y el 70, estaba subordinado a un clima muy violento del país. Esto era el Estad contra la guerrilla, todo lo demás no existía. Esa era la verdad de la historia. Era un clima de tensión permanente, de huelgas cosntantes, de conflictos liceales permanentes. La gente no estaba preocupada por los partidos, la gente vivía el conflicto(...)para nostros lo fundamental era lograr la supervivencia de los partidos como tales"(Alonso, E. Clandestinos. EBO 2012, pag.106-108) En una situación muy dificil, Sanguinetti demostró capacidad para manejar los reclamos militarees que se oponían a los juicios por violaciones a los derechos humanos y la economía en una fase crítica. La priorida fundamental del Partido Colorado era asegurar la democracia, la del Frente Amplio su crecimiento electoral. La ética de la responsabilidad y los costos electorales que todavía paga el batllismo lo puede resumir con la pluma del historiador nacionalista Lincoln Maiztegui que en el final de capítulo referente al gobierno del Dr. Jorge Batlle, sostuvo: " El 1 de marzo de 2005 el presidente que terminaba su mandato, el Dr. Jorge Batlle Ibañez, pasó la banda presidencial a su sucesor democraticametne lecto, el Dr. Tabaré Vazquez. La fiesta cívica fue lamentablemente manchada por un puñado de individuos con mentalidad fascista que se dedicaron a insultar en los terminos más soeces a Batlle, en cabal demostración que no tenían la menor idea de lo que significa el libre juego del sistema democrático. Batlle se marchó para su casa luego de cinco años particularmente intensos y dramáticos, en los cuales tuvo grandes aciertos y grandes errores, pero a pesar del cúmulo de factores adversos que condicionaron su mandato e impidieron de hecho la concreción de su programa, dejaba un país organizado y en pleno crecimiento, lo que algún día la historia terminará por reconocerle y agradecerle(...)"Maiztegui, L. Orientales 5. Planeta, 2010. Pag. 661.
El Partido Colorado esta vivo en su historia y en su accionar. La responsabilidad en tiempos duros permite augurar un retorno vigoroso al panorama político nacional.
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