La muerte de Batlle coincide con el fin del periodo de prosperidad debido al gran sacudon de la crisis de 1929. La caída de los precios y de las barreras aduanera pusieron un gran freno al comercio de exportación, en tanto que los habitualmente compradores deciden incentivar y proteger la producción local de artículos primarios. Inglaterra comienza a dejar de lado su liberalismo económico estableciendo tarifas y cuotas preferenciales para la Commonwealth. Esto destruyó el engranaje económico de los países latinoamericanos dependientes de la agroexportación, especialmente Uruguay y Argentina. En realidad nuestro país estaba en una condición muy vulnerable con exceso de importaciones y consumo, estancamiento productivo y extremada liberalidad en los gastos del Estado. Por otro lado teníamos un gran desequilibrio por el exceso de créditos externos que se manifestaba en obras públicas y en el proceso de industrialización del Estado que en definitiva eran los pilar de la política económica del batllismo. En 1931 la depreciación del peso uruguayo alcanzó un 65%( Oddone, 1985). El receso comercial se visualizó en un descenso de las exportaciones y con la consecuencia del descenso en las importaciones. El círculo se extiende a los ingresos de los comerciantes y sobretodo al sector agroexportador muy castigado por la baja de precios internacionales y por una crisis de mortandad de ganado. Esto lleva a que los pequeños productores caigan en manos de los más poderosos consolidándose el latifundio.
El proyecto social del batllismo se ve afectado por todas estas variables dándose una clara baja del nivel de vida de la sociedad: desempleo, malestar y huelgas generales muy frecuentes entre 1929 y 1933. Las medidas, dentro del marco de la Constitución de 1917, las toma el Consejo Nacional de Administración que era un organismo colegiado que compartía el Poder Ejecutivo con el Presidente de la República y se dirigieron a: trabas aduaneras a los productos suntuarios, contralor de cambios y el bloque parcial de los fondos de las empresas extranjeras. El aspecto más complejo fue la protección ganadera debido a que Inglaterra busca privilegiar a Australia y a Nueva Zelanda como proveedores de estos productos. Paralelamente Francia, Italia y Bélgica aplican altos aranceles contra el ingreso de carnes extranjeras. En realidad las dos vertientes del Poder Ejecutivo impidió realizar en forma correcta el control de las importaciones. El Consejo Nacional de Administración planea realizar una moratoria general para el pago de la deuda externa, pero el Golpe de Estado va a impedir esta medida en marzo de 1933.
El Dr. Gabriel Terra asume la presidencia en 1931, iniciándose inmediatamente una serie de escisiones políticas, sobretodo en el batllismo entre conservadores y aperturistas progresistas radicales. La ineficacia del gobierno colegiado será la excusa y la justificación del golpe de Estado con el que va a canalizar el descontento de los sectores dominantes, de los ganaderos y de la banca privada nacional y extranjera. Por lo tanto el golpe de Estado de 1933 fue la resultante de una doble crisis política y social: la ruptura del equilibrio instalado por la Constitución de 1917 y la división de sectores dentro del propio batllismo. Este golpe puso fin a una hegemonía del batllismo que se extendió por casi tres décadas, podemos resumir diciendo que la Crisis Económica mundial y la desaparición de Batlle, la figura de Luis Alberto de Herrera y la presión de los sectores dominantes lograron cerrar el denominado "primer batllismo".
El vacío de poder generado por la muerte de Don Pepe va poner a prueba la estabilidad de la instituciones que venían desarrollándose desde 1903. La falta de un lider de recambio debido en parte a la resistencia que Batlle tenía sobre el personalismo de Terra y la lucha por heredar el poder agudizaron las pugnas internas del batllismo. Queda muy claro durante las elecciones de 1930 el nivel de control que tenía Batlle en la interna batllista. La lucha por la candidatura fue muy dura. En el Partido Colorado la ortodoxia sostenía la fórmula del Dr. Federico Fleurquin, una candidato neutro buscando la unidad. Frente a esta opción tenemos al Dr. Gabriel Terra, figura del batllismo, temperamental y con claras aspiraciones de ser el heredero de Don Pepe. También estaba como candidato Pedro Manini Ríos, que representaba las discrepancias del riverismo y los intereses del sector rural, histórico sector enemigo de las políticas económicas y sociales del batllismo. Había, además. dos sectores minoritarios que presentarían candidaturas propias el Partido Colorado radical y el Partido Colorado por la tradición dirigidos respectivamente por Viera y Sosa.
El batllismo debía acordar con las minorías para asegurar su presencia dentro del lema, en 1922 y en 1926 este mecanismo había permitido llegar a la presidencia a candidatos ajenos al sector triunfante y en 1930 favoreció a un tercer candidato. Este pacto pasó a la historia con el nombre de "pacto del handicap" que consistía en que las tendencias coloradas irreconciliables acordaban que si una de ellas, la minoría riverista, alcanzaba el 17,5% de los votos, la otra, la mayoría riverista "cedería" la presidencia a quienes había perdido. Esto aseguró el triunfo del Partido Colorado pero complicó más la institucionalidad y las quejas del perjudicado Partido Nacional contribuyó al escenario golpista y a otros acuerdos posteriores.
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