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domingo, 17 de abril de 2016

Hugo Batalla: un batllista sustancial.



 Hijo de inmigrantes italianos, padre calabrés y madre siciliana, se formó, al decir del Dr. Sanguinetti en la Escuela pública y en el mundo del trabajo, hombre del barrio que lo vio nacer y del cuadro de sus amores Liverpool Fútbol Club. ingresó al batllismo con un ideal de vida mucho más que partiendo de un enfoque ideológico, fue a la escuela del barrio, luego fue al Bauzá y luego al IAVA. Su desarrollo político comienza en forma paralela al crecimiento de la figura del General Oscar Gestido, que adquirió un gran prestigio durante las inundaciones de 1959, comenzaba una escisión dentro del batllismo. Gestido buscaba un acuerdo electoral, político, entre todos los sectores del Partido Colorado con el objetivo de buscar  una lista única partidaria. Visión opuesta era la de Luis Batlle Berres que golpeado duramente por la derrota electoral  reciente mantenía en todo su potencial la maquinaria electoral. En 1961 se fueron conformando dos grupos, la Unión Colorada y Batllista que llevaría la candidatura del General Gestido e incluía a la lista 14, riveristas y contaba con el apoyo del diario “El Día” que era dirigido por ese entonces por Jorge Pacheco Areco. También tenían el apoyo de “ La Mañana”. El otro grupo era la Lista 15 de Luis Batlle Berres con el apoyo del diario “Acción” y la radio “Ariel”. En 1962 se realizó en el desaparecido cine Coventry una asamblea en el que se establece una comisión “Pro Unión del Partido Colorado”. Desavenecias entre las visiones de Gestido y Batlle van a dificultar el proceso al que se le debe sumar el abandono de la lista 15 al promisorio político joven que se veía como el sucesor de Luisito, Zelmar Michelini en ese entonces de 38 años. El detonante de esta decisión fue una arenga en un mitin partidario en el Cerro cuando Michelini critica el funcionamiento de la 15  .En 1962 los oradores en ese acto eran Aquiles Lanza, Hugo Batalla y Zelmar Michelini, y Batalla señala errores del Partido Nacional que era el partido de gobierno pero señala errores del Partido Colorado también. "Nos sentimos responsables del fracaso del Partido Colorado y responsables por la incapacidad", dijo. Esto enojó muchísimo a Luis Batlle Berres. Este camino de cambios y decisiones fuertes arranca a principios del 60.y generó una dura respuesta de Batlle Berres “ No se puede atacarnos desde la propia lista 15”. Fue tan duro el encontronazo que ni siquiera se pudo utilizar la lista 515 que ya habían utilizado en 1958 y surge la lista 99 con el lema “ Por el bienestar del Pueblo” es aquí que comienza el análisis de uno de sus seguidores en aquél momento: Hugo Batalla.
  Con motivo de la presentación de un libro biografico sobre su figura el Dr Gerardo Caetano sostuvo sobre el Dr Batalla : “tuvo un coraje, nada menor, sobre todo en la política uruguaya, tuvo mucho coraje para ejercer el derecho de cambiar. Él, en el error o en el acierto, de acuerdo a sus convicciones, cambió. Cambió cuando pensaba que debía cambiar. Y eso en la política uruguaya no se perdona. Por eso yo creo que la historia política cuando de alguna manera pueda construirse más sólidamente respecto a estos últimos años le va a deparar un lugar mucho más destacado a Hugo Batalla, y creo que este libro en más de un aspecto es como un anticipo de ese lugar mayor que la historia política le reservará a esta figura.” Continúa el Dr. Caetano: “  El doctor Batalla fue factótum de decisiones políticas extraordinariamente relevantes que lo tuvieron como protagonista líder en momentos muy difíciles. Por ejemplo, pocos saben que Batalla lideró en más de un sentido la salida de la lista 99 del Partido Colorado. Batalla afirmó incluso antes que Michelini la necesidad de que la 99 no podía quedarse en aquel Partido Colorado de finales de los 60 dominado por la figura de Pacheco Areco”
 
Hugo Batalla se inició en la vieja Lista 15 de Luis Batlle Berres, donde obtuvo su primer cargo electivo, como presidente de la Junta Electoral de Montevideo en el período 1955 - 1959 .  Existe la anécdota muy manejada de su vinculación al batllismo y está citada en varias publicaciones: “Le llega una carta a Matilde Ibañez, de la parte de mujeres de los obreros sindicalizados en Ferrosmalt, que estaban ocupando. Ahí llega Luis Batlle Berres y manda a su hijo Jorge Batlle Ibañez a hablar con los sindicalistas que estaban ocupando. El presidente mandando a su hijo a hablar con los ocupantes de una fábrica tomada. Ahí se encuentra con Hugo Batalla. Jorge Batlle, luego presidente, era un poco menor que Hugo Batalla pero habían coincidido en el Bauzá primero y en la Facultad de Derecho después. "Hugo, ¿qué estás haciendo acá?". Hugo estaba lleno de polvo, muy sucio luego de tres días de ocupación. "Jorge, yo acá laburo". "Vení vos y dos o tres más, vamos al Palacio Estévez y vamos a arreglar con papá, que se soluciona". Los mete a todos en el Ford y ahí lo va hablando y cuando Jorge Batlle los presenta a su padre pone especial énfasis en Hugo Batalla. "Acá está especialmente el amigo Hugo, que tiene las cosas muy claras", y se ve que las tenía realmente claras porque tanto lo impresionó a Luis Batlle Berres que lo incorporó a sus filas del batllismo”.
 Luego fue miembro del Consejo Nacional de Subsistencias, pero además funcionario municipal.  Fue, además,  dirigente sindical municipal. Ocupaba un cargo alto en la Intendencia, al frente del Departamento de Organización y Métodos, y hubo una huelga contra la única administración municipal blanca del departamento de Montevideo . Al fin de esa huelga quedaron siete funcionarios destituidos, entre otros Hugo Batalla. Ese fue un tema de gran enfrentamiento entre el oficialismo municipal blanco y la oposición batllista, que frenó muchos acuerdos, hasta que la administración municipal dio marcha atrás. El nombre de Batalla quedó ahí muy ligado a lo municipal finalmente en 1966 fue el candidato a la Intendencia por la Lista 99.
Cuando se fundó la 99 él fue de los primeros en acompañar a Zelmar Michelini. La lista 99 fue una confluencia de las listas 15 y 14. Desde la 14 detrás de Renán Rodríguez se alineaban Carlos Cassina y Yamandú Fau; y desde la lista 15 Batalla fue de los pocos que siguieron a Zelmar Michelini.
En este primer período la 99,  tenía  dos senadores y siete diputados, Batalla marca una de sus actitudes independientes. La 99 se embarca en el proceso de la reforma constitucional presidencialista que da lugar a la carta de 1967. Esa reforma ( papeleta "naranja" con que se diferenció de los otros tres proyectos) Batalla fue el único legislador de la 99 que no la votó en el Parlamento. Y aquí hay que anotar uno de sus rasgos: Batalla  fue caricaturizado como un hombre un hombre dubitativo, que no sabía para dónde iba. La vida de Batalla marca exactamente lo opuesto: tomó decisiones muy difíciles el abandono del Partido Colorado junto a Michelini, luego el abandono del Frente Amplio para construir un espacio propio, y luego de hacerlo dar el paso de acordar con el Partido Colorado y por último volver a ese Partido.
Hay  etapas en su vida como dirigente político: La primera  detrás del liderazgo de Michelini en la lista 99 co-liderada en principio por Zelmar Michelini y Renán Rodríguez, Michelini deviene en líder único después del retiro de Renan Rodríguez como consecuencia de la reforma constitucional del 66, y Batalla se convierte en la segunda figura, que no significó ser segundón. No llamó la atención  que tanto Zelmar Michelini y Hugo  Batalla fuesen los dos firmantes por la 99 del acta de constitución del Frente Amplio.
Las Palabras del Presidente de la República, Julio María Sanguinetti, en el Sepelio del Vicepresidente de la República, Dr. Hugo Batalla en el Panteón Nacional del Cementerio Central, octubre 4 de 1998,  resumen mejor que cualquier análisis la figura del Dr. Batalla y tomo un breve fragmento de las mismas:    
“Por eso en la vida política —y hoy lo comenzamos recién a mirar en perspectiva— podemos decir que fue un constante innovador. Nunca aceptó el convencionalismo, nunca lo ataron las reglas triviales de la vida política, nunca se dejó llevar ni por el grito airado ni por el aplauso fácil, y así siempre estuvo en una corriente que era innovación, que era cambio, que era novedad. Así lo fue en los viejos tiempos de la antigua 15 de Luis Batlle, en la cual nos formamos los de nuestra generación. Así lo fue cuando dentro del Partido Colorado fundan la 99, así lo es cuando da el paso de poner ese conglomerado batllista en la estructura naciente del Frente Amplio, así es cuando se retira de él y busca la definición de un espacio nuevo y distinto. Así lo es cuando logramos hacer un nuevo acuerdo político y una propuesta de cambio político que sintetizamos en aquella fórmula que hicimos juntos y en la cual puso todo su cariño, todo su empeño y toda su convicción.
Esa inquietud, constante de él, lo llevaba siempre a la búsqueda del proyecto político nuevo, de mantener al país siempre en la vanguardia. Era en ese sentido, un batllista sustancial que sentía de Don Pepe el mandato de estar en todo momento adelante de los acontecimientos sociales para tratar de encauzarlos —a veces— las más quizás, enfrentando la incomprensión con un singular coraje cívico. Ayer en el Parlamento, cuando de él se hablaba, comenzó a advertirse esto en toda su dimensión. Fue en esta hora de balance, cuando se empiezan a recordar aquellos episodios en los cuales él enfrenta la corriente.
Recuerdo aquel día en el Palacio Peñarol en que él, que venía envuelto en toda la lucha contra la dictadura, sale a apoyar la designación que estábamos haciendo del Teniente General Medina en el Ministerio. Porque sentía que había allí prenda de paz, porque sentía que allí estaba la búsqueda de paz. Hugo sí sentía entrañablemente que sólo en la paz florecen los derechos, que sólo en la paz se pueden garantizar las libertades de todos, que sólo en la paz podemos decir que los derechos humanos no son sólo una propuesta, sino una realidad que se vive en la jornada tranquila de cada familia.
Siempre asumió actitudes que por ello aparecieron envueltas en la polémica, muchas veces incomprendidas y para muchos de sus compañeros incomprensibles. El tiempo, sin embargo, muestra una línea vertical y permanente. Siempre el cambio, siempre la inquietud de la novedad y siempre la búsqueda de instrumentos para luchar con un profundo compromiso social por los que más lo necesitaban.”

El propio Hugo Batalla aclaró una y mil veces su búsqueda constante de instrumentos donde poder desarrollar sus ideas: “ Cuando nos dicen en sentido ofensivo que somos un grupo de nómades, yo digo que somos nómadas en la medida en que hemos estado buscando permanentemente un instrumento. Nunca hemos sido nómades en las ideas.” (Sanguinetti, 171)

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