Librecambistas y proteccionistas: el dirigismo estatal.
Desde mediados del siglo XIX se desarrolló un gran debate
entre librecambistas y proteccionistas tanto a nivel político como económico en
nuestro país. Existían grupos políticos y económicos que respondían a la
concepción liberal que vinculaba el desarrollo económico con el desarrollo de
las actividades agropecuarias, mercantiles e industriales asociadas al sector
primario de la economía. Esta corriente tenía representantes en los sectores
intelectuales en lo político y en el periodismo. El desarrollo de la producción
artesanal y de las industrias no tradicionales, que solo podrían desarrollarse
con la protección del Estado, no era considerado por este grupo. El otro sector
de la opinión pensaba diferente en la forma de consolidar el desarrollo del
Uruguay: ponían énfasis en el desarrollo del mercado interno y el desarrollo de
actividades industriales vinculadas. Para ello era imprescindible el accionar
del Estado creando los estímulos indispensables para el desarrollo de las manufacturas y mediante su
accionar distribuir la riqueza. A partir
de 1870 era una urgencia derivada de la
situación económica internacional con una baja en los precios de las materias
primas. En 1892 Batlle y Ordóñez expresaba que el proteccionismo “ es uno
de los medios más poderosos que pueden
ponerse en práctica para combatir radicalmente el mal económico de la República,
el de combatir de una manera eficacísima, por medio de exenciones y recargos en
los derechos de aduana a todas las industrias que con posibilidades de éxito
puedan implantarse en la República. Se daría así a la población del país el
trabajo que le falta para subsistir dignamente y mejorar de posición pecuniaria
y se limitaría el consumo de artículos producidos o elaborados en el
extranjero, que importan a veces fortísimas erogaciones anuales”.
En 1903 fue sancionada la ley de protección a los vinos
nacionales, en 1904 Don Pepe decreta que la “Unión Industrial” sea asesora del
gobierno en materia industrial. En 1906 se aprobó las primas al cultivo de
remolacha azucarera por un periodo de 5 años, en 1908 se protegía la producción
del lino, en 1909 se quitan los derechos d aduna por un periodo de 25 años a
todos los insumos necesarios para el desarrollo de la industria de astilleros y
1911 fue aprobada la ley que disponía la ampliación de la Usina Eléctrica
Calcagno. La Ley más importante del periodo se realiza el 20 de octubre de 1912
mediante la cual de facultaba al Poder Ejecutivo a conceder franquicias
aduaneras a ciertos productos
específicos y variedades de materias primas. El batllismo no fue otra
cosa que el continuador de una política fiscal con leyes que se pueden rastrear
desde los años de 1875, 1886 y 1888. Sin embargo no se previó en ninguna de
ellas el montar una industria nacional sustitutiva de importaciones. La
filosofía del batllismo tenía como soporte una serie de principios que
proclamaban la necesidad de que el Estado asuma a su cargo los servicios
públicos, incluso con riesgo de pérdidas, con el objetivo de que la sociedad
fuera satisfecha en sus necesidades. El Estado debía monopoliza los servicios
públicos y para don Pepe estos sería parte de un proceso en el cual el Estado
suprimiera todos los impuestos excepto los aduaneros y los aplicados a la
herencia y los latifundios. En definitiva para el batllismo el Estado es el
organismo representativo de la sociedad y que debía intervenir donde el capital
privado fuera tímido por miedo a perder su capital. Es clara la ideología del
batllismo en el mensaje de creación del Banco de Seguros que en su parte final
sostenía: “ Las condiciones de existencia de la sociedad moderna han ampliado
el número y el campo de acción de los servicios públicos y de los de utilidad
general. El interés colectivo, cada día más variable, al mismo tiempo que más
poderoso y dominador, ha impuesto al Estado la intervención directa sobre todos
esos servicios, ejercida por medio de régimen del contralor o por el de
monopolio. Los términos concurrencia y monopolio han perdido su significado
antiguo. Ni la competencia es siempre benéfica ni los monopolios son siempre
condenables. El Estado como organización económica que es, asume ahora sin
vacilaciones, la producción de determinados servicios, buscando el desarrollo y
una repartición más justa de la riqueza nacional”
Para el batllismo la función del Estado no solo es la de
promover la riqueza, sino intervenir con el afán de justicia para una mejor
distribución de la misma en la comunidad. El propio Don Pepe escribe en El Día
en 1923: “ Las actividades del Estado no deben ser fuente de oro sino de
abaratamiento, de bienestar. A aquellas actividades que tiendan a combatir causas
de desmejoramiento humano como las que se desarrollan con el alcohol y el
tabaco se le pueden pedir rendimientos monetarios más no así a los servicios
públicos de créditos, previsión, consumo transporte, cuyo mayor rendimiento
consiste en la bondad y en la baratura de los servicios que es un bien general.
Encarézcase en buena hora el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco que el encarecimiento significa
reducción del consumo, y por tanto, mayo salud, pero procuremos abaratar y
facilitar los otros servicios públicos en lugar de cercenar sus actividades
restringiendo su acción. Los enemigos del industrialismo del Estado saben bien
que esos recursos que pretenden de extraer de los Entes autónomos están
destinados a la consolidación y al progreso, al rápido crecimiento de las
instituciones que los poseen. La tendencia al desarrollo de las Empresas
Industriales del Estado es una característica de la época actual. Ello obedece fundamentalmente a
tres causas. En primer término, una causa fiscal, que radica en la necesidad de
hallar nuevos recursos para proveer a los gastos cada vez más crecientes que reclama
el progreso de la nación. En segundo lugar una causa social que tiende a poner
freno a las ganancias sin tasas del capitalismo cuyos dividendos y beneficios
se obtiene a base del dinero del pueblo. Por último, una causa política que
consiste en la necesidad ineludible en las organizaciones democráticas al
vincular lo más estrechamente posible en todos los aspectos de la actividad
social al Estado con la masa de la nación de que es aquél expresión jurídica”
El batllismo tiene aspectos medulares. Espero que el debate
tenga en cuenta el punto de partida ideológico para honrar sus aspectos
básicos.
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