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lunes, 30 de abril de 2018

Batllismo y Estado: Debate impostergable.






Gran parte de la economía depende de las diferentes acciones del Estado o del gobierno. Sin embargo hay una amplia gama de opiniones sobre el papel que le corresponde desempeñar al Estado. Desde el extremo liberal y librecambista que propone un Estado mínimo que solo se preocupe de la defensa militar, los derechos de la propiedad y las obras de infraestructura hasta la visión marxista que sostiene que los mercado deben ser secundarios o eliminados directamente y que la economía debe ser manejada en su conjunto mediante la estricta planificación estatal. Si avanzamos en el análisis histórico la visión contractualista sostenía que el Estado no puede estar por encima del individuo. Hoy la mayoría de los economistas creen en la postura de que puede ni debe existir una autoridad que sea superior a los individuos. Por lo tanto esto se inicia con la teoría del “contrato social” entre los individuos actuando soberanamente, o sea el Estado puede actuar cuando el individuo le da su consentimiento.

 Es el pensamiento del filósofo político inglés del siglo XVII Thomas Hobbes que en su libro “El Leviatan” de 1651 en el cual presupone un estado natural en el que los individuos terminan enfrentándose todos contra todos y para solucionar este problema los individuos voluntariamente aceptan algunas restricciones a su libertad transfiriendolas a un gobierno para poder alcanzar la paz social. Hobbes justificaba así el Estado Absolutista, muchos siglos después el economista ganador del Premio Nobel de Economía en 1986 interpreta las ideas de Hobbes para fundamentar la presencia de un estado mínimo. Es más para él, y varios antibatllistas me atrevo a decir, el Estado es como un gran monstruo que debe domar y mantener controlado. Cosa que Hobbes no pretendía. Eran tiempos de Ronald Reagan que resume esta postura con un comentario citado permanentemente: “ El gobierno existe para protegernos los unos de los otros. El gobierno ha ideo más allá de sus límites al decidir protegernos de nosotros mismos”. Siguiendo con esta línea de pensamiento las únicas acciones que se podrían justificar del gobierno serían el mantenimiento de la Ley y el Orden, la defensa nacional y las obras públicas. Cualquier cosa que excediera estas posturas como ser un estado de bienestar o de proteccionismo arancelario se consideraría una violación de la soberanía de los individuos y el primer paso al “camino de la servidumbre” como sostiene Friedrich von Hayek en 1944. Sin embargo debemos tener precaución al pensar que el Esyado esta por encima de los individuos, el mundo tiene muchos ejemplos de patologías de este pensamiento, desde la izquierda como el caso Pol Pot o Stalin y por la derecha Hitler o Pinochet. El debate entre economistas sobre la soberanía del individuo y las fallas de los mercados cuando se producen monopolios u oligopolios recién fue bautizada en el período neoclásico con el nombre de competencia imperfecta. La creciente desconfianza hacia la política a favorecido algunas posturas de economistas que proclaman el libre mercado sosteniendo que cuanto menos haga el gobierno en intervención económica mejor le irá al país. Es innegable que el Estado es la mejor tecnología organizativa y a su vez la más poderosa que ha desarrollado la humanidad, es claro que es imposible alcanzar grandes cambios económicos sin el Estado.


 Batlle y Ordóñez sostenía al asumir su segunda presidencia en 1911 con respecto al rol de las empresas del Estado que: “ La gran ventaja de las empresas del Estado y lo que debe asegurar su marcha triunfal es que no tienen que entregar sus utilidades a los capitalistas, como las empresas particulares, y como pueden aplicar cuanto producen a su perfeccionamiento, baratura de sus servicios y mejor retribución de quienes les sirven; pero si el Estado se sustituyen al capitalista para aplicar a otros fines las utilidades, apropiándoselas con tanta avidez como este, y con un interés menos vivo y previsor que el que asegura a las empresas particulares su marchar regular, esa ventaja desaparece y quedan solo para aquellas empresas los peligros que llevan consigo las conductas más altruistas, de ser arrastradas a la ruina en su oposición con los intereses amorales” El Día setiembre de 1919.


Posteriormente Luis Batlle en otro entorno económico pero con la misma visión del Estado como motor del desarrollo y la justicia social sostenía: “ en dos discursos Luis Batlle define la política económica y redefine los mecanismos para hacer frente al déficit fiscal que se agrandaba día a día: “ El capitalista tiene el derecho  a los beneficios de su capital invertido, pero el obrero tiene el derecho de su capital-trabajo, que es igualmente o más respetable que el capital-dinero, porque al fin capital-trabajo es sudor, es desgaste, es esfuerzo personal y permanente y es lo único que tiene los hombres para poder ir atendiendo y resolviendo sus problemas diarios...” Pero luego agregaba Luis Batlle: “ En materia de seguridad social también nos encontramos con el déficit y con la crisis, perturbando y poniendo en peligro servicios de interés general que afectan de manera profunda y directa a la sociedad y especialmente a sus clases laboriosas(...) nos embarcaremos en el desarrollo y en la ampliación de nuevos beneficios en el orden de la pasividad hasta que(...) los patrimonios y las rentas han recuperados los niveles adecuados” En realidad nunca más recuperaron sus niveles adecuados y  60 años después podemos decir que el batllismo en ese rubro finalizo en aquél período”



Hoy el debate sobre las empresas públicas, el rol del Estado, y la postura económica del batllismo no es tema de agenda. Quizás por eso mismo nunca estuvo el batllismo tan lejos de tener presencia contundente en las urnas.

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