El batllismo los obreros y el Estado.
“La propiedad, en realidad, no debe ser de nadie, o más bien
dicho debe ser de todos: y la entidad que representa a todos es la sociedad.
Hay un escaso número de personas que son dueñas de tierras, y hay una multitud
infinita que no posee un metro cuadrado de ella. ¿ Podría la sociedad decirles:
-bueno, ahora pienso de otra manera y les quito a ustedes la tierra?- No se
podría hacer eso, no sería justo, la que tiene que responder de eso es la
sociedad misma. Todos tienen que contribuir con su pequeño sacrificio a que la
tierra no sea un privilegio. Yo no sostengo que lo que digo debe aplicarse de
inmediato, sino que debe ir aplicándose paulatinamente para no producir el
hambre, la guerra y toda clase de calamidades….” En este discurso que realiza
Don Pepe ante la Convención batllista en 1925 comienza a aclarar lo que
confunden absolutamente los que se dicen batllistas. El Estado será el
instrumento nivelador que se encargaría de alcanzar una igualdad natural entre los ciudadanos. El Estado debe ser el
representante de la totalidad de la sociedad, la línea de fuego contra la
injusticia y dejar de lado su papel de juez y gendarme que los liberales
actuales quieren volver a desarrollar con el concepto de que la libertad del
individuo está por encima del grupo social, por supuesto dejando abandonados a
muchos compatriotas que por diversas razones no pueden integrar el desarrollo
individual en forma justa. La lucha de clases la elimina conceptualmente sin
tocar la propiedad privada de los medios de producción, anticipándose siempre a
las necesidades de los trabajadores o postergados por la legislación social del
Estado.
Domingo Arena sostuvo en 1905 que “ El Estado de bienestar es aquel en
que todos ayudamos para lograr el mismo fin, el capital y el trabajo unido se
dedicará al aumento de la producción, cuanto mayor sea el capital, mayor será
el salario…”.
Luego de la revolución saravista la ideología del Batlle muy
influenciado por Arena se dedican a incluir en el programa el tema de las demandas
obreras, el resultado fue el Estado social uruguayo anticipatorio de muchos
modelos europeos que tenía el mismo objetivo. Historiadores socialistas como
Barran y Nahum en distintos trabajos analizan esta postura. Batlle había visto
directamente en Europa las luchas por los derechos sociales y no quería ese
mismo escenario en nuestro país propone entonces “ que había que anticiparse al
estallido social mediante la intervención del Estado, arbitro y componedor de
las disputas sociales. Pero enfocado hacia los más débiles: el obrero plateando
una jornada laboral de 8 horas, el anciano proponiendo y logrando las pensiones
a la vejez, los niños con la extención educativa, los enfermos con el
desarrollo de la salud pública que sería universal, laica y gratuita y la mujer
otorgándole el divorcio por su sola voluntad. Del mismo modo desarrollar la
industria para disminuir la dependencia del comercio exterior y poder
estabilizar la economía.” En las vísperas de otro primero de mayo vale la pena
recordar nuevamente la postura de Don Domingo Arena en relación a la lucha de
clases en un artículo publicado en El Día el 16 de junio de 1905: “ Se alega
que las huelgas son el fruto de la presión de los menos sobre los más, que son
el fruto de la propaganda de los obreros exaltados sobre los obreros tímidos,
etc, etc. Pues no hay nada de eso. Las huelgas son, sencillamente, el fruto de
lo mal que se paga el trabajo del obrero y los esfuerzos que realiza aquél para
conseguir que se pague un mejor precio por su sudor y sus afanes. Conviene
hacer notar que en esta lucha entre obreros y patrones no debe verse una
verdadera lucha de clases, como algunos parecen entenderlo, examinando
superficialmente las cosas. No es raro que un obrero, por su esfuerzo constante
y ayudado por la fortuna se transforme en patrón y tenga que seguir la
corriente de todos los patrones, ni es imposible que un patrón o alguno de sus
hijos, concluya en ser obrero. De manera que, en el fondo, no hay razón alguna
para que patrones y obreros se traten como adversarios y mucho menos como
adversarios irreconciliables. Todos deberían esforzarse por arreglar un mal que
viene de muy lejos, en el cual no sería muy fácil descubrir al culpable”. El
sociólogo Filgueira resumió en cuatro grandes líneas el desarrollo del Estado
Social batllista y lo encara tomado como base el año 1919 cuando se crea la
asistencia pública que apuntala todo el proceso de desarrollo de la educación
reformulando la educación universitaria y la instalación de liceos en todo el territorio
nacional: “ la educación buscaba integrar la sociedad y sobre todo a los
inmigrantes que del mismo modo era un mecanismo de control social” El punto más
fuerte son las leyes obreras y el desarrollo de la seguridad social, ya en 1904
se crea la Caja Civil para los funcionarios públicos y en 1919 la La Caja de
Industria y Comercio. El desarrollo cultural era el pilar fundamental para la
realización de todo el proyecto. Nahum lo define claramente sosteniendo que
todo este proceso es “ un postura filosófica sobre la sociedad y el hombre, que
pudo llamarse solidarismo social o socialismo de Estado en Europa y que en el
Uruguay se llamó batllismo incluyendo en su ideología muchos no colorados,
blancos, socialistas, anarquistas y católicos”.
Terminando esta breve
aproximación dos días antes del 1 de mayo de 2018 lo cierro con un frase de un
editorial del Diario El Día del 3 de enero de 1896: “…he ahí los débiles que se
hacen fuertes y que, después de haber implorado justicia, la exigen”
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