El batllismo y la educación. El éxito de un modelo.
Desde los últimos 25 años del siglo XIX venía dándose un
importante cambio en la concepción de los fines de la acción estatal. Se
abandona definitivamente el concepto de “ Estado Juez y Gendarme” y el nuevo
paradigma permite evolucionar hacia ideas que tendían a pensar entre los fines
del Estado la atención de necesidades básicas de la población y tender hacia
una mejor calidad de vida. Los servicios sociales irremediablemente, sean
públicos o privados, necesitan del protagonismo del Estado para que realmente
incidan en mejorar la calidad de vida de la población y por extensión en un un
estrado de bienestar. Los ejemplos típicos son la educación, la salud y la
situación de las persona al llegar al final de su vida laboral, a su
jubilación.
La educación era el principal objetivo, partiendo desde la función de alfabetización y
socialización y logrando desarrollar capacidades habilidades y destrezas hasta
llegar a un individuo apto para desempeñarse en oficios o en rol profesional era
y es el vehículo de progreso colectivo e individual.
En las tres primeras
décadas del siglo XX la educación primaria había crecido de un 30% a comienzos
del siglo hasta un 45% al final del primer batllismo. La enseñanza secundaria
cuatriplicó la matricula en 1930, en tanto que la Universitaria se ubicaba en
un magro 1% de la población. Estos números nos ponían conjuntamente con
Argentina en la vanguardia de la Educación en América Latina. Pero ya estábamos
un 50% atrasados en el promedio con el mundo desarrollado. Entre 1900 y 1930 el
número de escuelas creció de 912 a 1541 según datos del anuario estadístico de
la DGE, los maestros de 2055 a 4800 y los alumnos de 73605 a 178264. La
inversión en educación vino del sector público y partía de la visión que el
Modelo Batllista de Desarrollo le daba a la formación de la población para
lograr las metas planteadas por el Reformismo. El batllismo multiplicó por 5 la
inversión en educación entre 1901 y 1930. Hubo un perído de retroces como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial ente 1913 y 1918 que no afecto el
promedio de crecimiento general en el período. Uruguay mejoró su tasa de
alfabetización, por ejemplo en 1930 Argentina tenía un 75%, Brasil 39% y
Uruguay 76%.
La Enseñanza
Secundaria fue el aspecto más destacable del primer batllismo y tuvo al Estado
como el protagonista principal. La creación de los Liceos Departamentales en
1912, la puesta en funcionamiento de la sección femenina en 1913, la
eliminación del pago de matrícula y de exámenes en 1914 y la apertura de varios
liceos en Montevideo marcaron con claridad esa política. La Enseñanza
secundaria funcionó bajo las directicas de la Universidad de la República hasta
1935. Hubo una verdadera explosión en la matrícula de la educación secundaria
entre 1910 y 1930 y en el interior del país marcó los porcentajes mayores derivados
de los liceos que se instalaron. La Sección Femenina en Montevideo respondió a
las necesidades de ofrecer opciones exclusivas para las niñas de las familias
más conservadoras para que no les impidiera continuar sus estudios. El Mensaje
del poder ejecutivo justificaba la creación de esta sección por la escasa
concurrencia de niñas a los centros de estudios de nivel secundario debido más
que nada a prejuicios que “ deben combatirse mediante la fundación de una
Sección especial que abra a la mujer nuevos horizontes”. Hasta 1915 la
enseñanza técnica en el área pública se limitaba a la Escuela de Artes y
Oficios que tenía más forma de “reformatorio” que de instituto de enseñanza.
Se
crean entonces las Escuelas Industriales organizada en la Dirección de Enseñanza
Industrial. El proyecto de Ley de creación de la enseñanza industrial lo eleva
el Poder Ejecutivo al Parlamento en febrero de 1916 en el cual Batlle y Ordóñez
destacaba: “ la carencia de instituciones adecuadas para la formación de
personal técnicamente capaz, con la instrucción científica que la
explotación industrial moderna exige”
Sin embargo en 1930 la matricula en estas especialidades solo alcanzaba un 25%
del total de la matricula.
La Enseñanza Universitaria estaba marcada en el imaginario
popular como “Mi hijo el Doctor”, y en ese perfil fue totalmente conducida por
el Estado. Entre 1900 y 1930 la matricula se multiplicó por cinco- Llegando a
tener 120 estudiantes universitarios por cada 100 mil habitantes uno de los
mejores guarismos en latinoamérica. En 1911 la Universidad de la República
tenía tres facultades: Derecho con las carreras de abogacía y notariado,
Medicina con las carreras de Medicina, Odontología y Obstetricia y Matemática
con las carreras de Ingeniería, Agrimensura y Arquitectura. Durante la
presidencia de Claudio Williman, entre ambas presidencias de Don Pepe se
reorganizó la Universidad tomándose el modelo francés.
Entre 1911 y 1920 los cambios institucionales fueron la
creación de las facultades de Arquitectura en 1915, Agronomía en 1925 y
Odotología, Química y Farmacia en 1929. Las carreras universitarias fueron el
indicador de la mentalidad dominante en los sectores altos y medio alto de la
sociedad.
El éxito de un modelo de país, austero, trabajador y con
niveles superiores en educción fue planificado y desarrollado durante el prime
batllismo. Muchos de esos éxitos aun los seguimos disfrutando.
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